(Griego Exarchos).
Título usado en varios sentidos tanto civil como eclesiásticamente.
En la administración civil del Imperio Romano el exarca era el gobernador o virrey de alguna provincia extensa e importante. El caso mejor conocido es el del exarca de Italia, quien, después de la derrota de los godos, gobernó desde Rávena (552-751) a nombre del emperador de Constantinopla. En el lenguaje eclesiástico un exarca era al principio, un metropolitano cuya jurisdicción se extendía más allá de su propia provincia (metropolítica), sobre otros metropolitanos. Así, tan tarde como en el tiempo del Concilio de Calcedonia (451), los patriarcas eran aún llamados exarcas (Canon IX). Cuando el nombre “patriarca” se convirtió en el nombre oficial para los obispos de Roma, Alejandría, Antioquía (y luego de Constantinopla y Jerusalén), el otro título fue dejado como el nombre propio de los metropolitanos que gobernaban las tres diócesis (políticas) restantes de la división de la Prefectura Oriental de Diocleciano, principalmente los exarcas de Asia (en Éfeso) de Capadocia y Ponto (en Cesarea), y de Tracia (en Heraclea). El avance de Constantinopla puso fin a estos exarcados, los cuales descendieron a la categoría de sedes metropolitanas ordinarias (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 21-25). Pero el título de exarca todavía era usado ocasionalmente por algunos metropolitanos (como en Sárdica en 343, can. VI). Puesto que el uso de estos títulos fue gradualmente precisado con significados técnicos definidos, el de exarca desapareció en Occidente, siendo sustituido por los nombres “vicario apostólico” y luego “primado”. Son raras excepciones unos pocos casos, tales como el del arzobispo de Lyons, a quien el emperador Federico I nombró exarca de Borgoña en 1157.
En la cristiandad oriental un exarca es un obispo que ocupa un lugar entre el patriarca y el de metropolitano ordinario. El principio es que, ya que no se puede hacer ninguna adición al sagrado número de cinco patriarcas, cualquier obispo que sea independiente de cualquiera de esos cinco, debe ser llamado un exarca. Así, desde que la Iglesia de Chipre fue declarada autocéfala (en Éfeso en 431), su primado recibe el título de Exarca de Chipre. Las iglesias medievales de corta vida de Ipek (por Servia), Achrida (por Bulgaria), Tirnova (por Rumania), eran gobernadas por exarcas aunque estos prelados a veces usurpaban el título de patriarca (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 305 sq. 317 sq., 328 sq.). Bajo el mismo principio el arzobispado de Monte Sinaí es un exarcado aunque en este caso como en el de Chipre, el uso ortodoxo moderno generalmente prefiere (a ellos) el título inusual, “arzobizpo” (Archiepiskopos). Cuando los búlgaros constituyeron su Iglesia nacional (1870), al no atreverse a llamar patriarca a su líder, lo llamaron exarca. El exarca búlgaro, quien reside en Constantinopla, es el más famoso de todas las personas que llevan ese título. Debido a esto sus seguidores a través de toda Macedonia son llamados exarquistas (opuestos al griego patriarquistas). Fue un uso incorrecto de este título cuando Pedro el Grande, después de abolir el patriarcado de Moscú (1702), pues veinte años antes él fundó el Santo Sínodo Directivo Ruso, nombró un vice-gerente con el título de exarca como presidente de una comisión gobernante temporal. Desde que Rusia destruyó la antigua Iglesia Georgiana independiente (1802), el primado de Georgia (siempre un ruso) se sienta en el Santo Sínodo en Petersburgo, con el título de Exarca de Georgia (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 304-305). Por último, el tercer oficial de la corte del patriarca de Constantinopla, quien examina los casos de matrimonio (nuestro defensor matrimonii), es llamado el exarca (ibid., 349).
Fuente: Fortescue, Adrian. "Exarch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05676b.htm>.
Traducido por L H M.
Título usado en varios sentidos tanto civil como eclesiásticamente.
En la administración civil del Imperio Romano el exarca era el gobernador o virrey de alguna provincia extensa e importante. El caso mejor conocido es el del exarca de Italia, quien, después de la derrota de los godos, gobernó desde Rávena (552-751) a nombre del emperador de Constantinopla. En el lenguaje eclesiástico un exarca era al principio, un metropolitano cuya jurisdicción se extendía más allá de su propia provincia (metropolítica), sobre otros metropolitanos. Así, tan tarde como en el tiempo del Concilio de Calcedonia (451), los patriarcas eran aún llamados exarcas (Canon IX). Cuando el nombre “patriarca” se convirtió en el nombre oficial para los obispos de Roma, Alejandría, Antioquía (y luego de Constantinopla y Jerusalén), el otro título fue dejado como el nombre propio de los metropolitanos que gobernaban las tres diócesis (políticas) restantes de la división de la Prefectura Oriental de Diocleciano, principalmente los exarcas de Asia (en Éfeso) de Capadocia y Ponto (en Cesarea), y de Tracia (en Heraclea). El avance de Constantinopla puso fin a estos exarcados, los cuales descendieron a la categoría de sedes metropolitanas ordinarias (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 21-25). Pero el título de exarca todavía era usado ocasionalmente por algunos metropolitanos (como en Sárdica en 343, can. VI). Puesto que el uso de estos títulos fue gradualmente precisado con significados técnicos definidos, el de exarca desapareció en Occidente, siendo sustituido por los nombres “vicario apostólico” y luego “primado”. Son raras excepciones unos pocos casos, tales como el del arzobispo de Lyons, a quien el emperador Federico I nombró exarca de Borgoña en 1157.
En la cristiandad oriental un exarca es un obispo que ocupa un lugar entre el patriarca y el de metropolitano ordinario. El principio es que, ya que no se puede hacer ninguna adición al sagrado número de cinco patriarcas, cualquier obispo que sea independiente de cualquiera de esos cinco, debe ser llamado un exarca. Así, desde que la Iglesia de Chipre fue declarada autocéfala (en Éfeso en 431), su primado recibe el título de Exarca de Chipre. Las iglesias medievales de corta vida de Ipek (por Servia), Achrida (por Bulgaria), Tirnova (por Rumania), eran gobernadas por exarcas aunque estos prelados a veces usurpaban el título de patriarca (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 305 sq. 317 sq., 328 sq.). Bajo el mismo principio el arzobispado de Monte Sinaí es un exarcado aunque en este caso como en el de Chipre, el uso ortodoxo moderno generalmente prefiere (a ellos) el título inusual, “arzobizpo” (Archiepiskopos). Cuando los búlgaros constituyeron su Iglesia nacional (1870), al no atreverse a llamar patriarca a su líder, lo llamaron exarca. El exarca búlgaro, quien reside en Constantinopla, es el más famoso de todas las personas que llevan ese título. Debido a esto sus seguidores a través de toda Macedonia son llamados exarquistas (opuestos al griego patriarquistas). Fue un uso incorrecto de este título cuando Pedro el Grande, después de abolir el patriarcado de Moscú (1702), pues veinte años antes él fundó el Santo Sínodo Directivo Ruso, nombró un vice-gerente con el título de exarca como presidente de una comisión gobernante temporal. Desde que Rusia destruyó la antigua Iglesia Georgiana independiente (1802), el primado de Georgia (siempre un ruso) se sienta en el Santo Sínodo en Petersburgo, con el título de Exarca de Georgia (Fortescue, Orth. Iglesia Oriental, 304-305). Por último, el tercer oficial de la corte del patriarca de Constantinopla, quien examina los casos de matrimonio (nuestro defensor matrimonii), es llamado el exarca (ibid., 349).
Fuente: Fortescue, Adrian. "Exarch." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05676b.htm>.
Traducido por L H M.
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