Aunque hay numerosas razones que pueden llevar al exsecratio de un edificio sagrado, la mayoría tiene relación con actos profanos ocurridos en su interior. Entre los que más se han repetido a lo largo de la historia se encuentra elhomicidio o la celebración de un rito sacrílego dentro del templo. Si esto ocurre, la iglesia queda inmediatamente clausurada y desconsagrada y, antes de ser reabierta al culto, deberá ser nuevamente santificada. Una basílica también puede perder su carácter religioso de forma temporal, si un obispo así lo autoriza, permitiendo que el edificio sea utilizado para uso profano. Es el caso de la celebración de un concierto o cualquier otro tipo de evento cultural o social que la autoridad eclesial considere "decoroso". Para que una iglesia pierda su carácter sacro no hace falta ningún tipo de acto específico, sino que se trata de una mera decisión eclesiástica. Por el contrario, para consagrarla al culto divino es necesario que un obispo realice una liturgia formal que viene establecida por el Derecho Canónico.
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