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Contexto: alteración del orden público
A lo largo del mes de agosto habían sido arrestadas varias decenas de estudiantes y otros alteradores del orden, que distribuían panfletos con ideas contrarias al peronismo. Sin embargo había sido imposible dar con las imprentas que los producían. Además, dos bombas habían estallado en la Ciudad de Buenos Aires, causando la muerte de un policía.1
Por estos motivos, el 30 de agosto el presidente Perón propuso, en una nota dirigida al partido peronista, la posibilidad de renunciar a la Presidencia como alternativa para conciliar al país dividido. La Confederación General del Trabajo, perteneciente al movimiento peronista, convocó para el día siguiente a un paro general de trabajadores y una concentración en Plaza de Mayo con el objeto de solicitar al general Perón que no renuncie.2
El discurso
El 31 de agosto fue un día frío y nublado. El acto comenzó a las 17:00 con un discurso del titular de la CGT, Hugo di Pietro, seguido de la cabeza de la Rama Femenina del partido, Delia Parodi. A las 18:30 Perón salió al balcón. Si bien todos3 esperaban que Perón se retractase de su propuesta, no previeron el tenor violento del discurso.2
He querido llegar hasta este balcón, ya para nosotros tan memorable, para dirigirles la palabra en un momento de la vida política, y de mi vida, tan trascendental y tan importante, porque quiero en viva voz llegar al corazón de cada uno de los argentinos que me escuchan. (...) Hace poco tiempo esta Plaza de Mayo ha sido testigo de una infamia más de los enemigos del pueblo. Doscientos inocentes han pagado con su vida la satisfacción de esa infamia.
Se refiere al Bombardeo de la Plaza de Mayo ocurrido hacía dos meses y medio.
Juan Domingo Perón.2
La contestación para nosotros es bien clara: ¡no quieren la pacificación que les hemos ofrecido! De esto surge una conclusión bien clara: quedan solamente dos caminos, para el gobierno una represión ajustada a los procedimientos subversivos, y para el pueblo una acción y una lucha que condigan con la violencia a que quieren llevarlo. Por eso, yo contesto a esta presencia popular con las mismas palabras del 45: ¡a la violencia le hemos de contestar con una violencia mayor!
Según el biógrafo Joseph Page, con esto «se abría la temporada de caza de opositores» que llegaría al clímax «con este trágico pronunciamiento»:5
Con nuestra tolerancia exagerada nos hemos ganado el derecho de reprimirlos violentamente. Y desde ya establecemos como una conducta permanente para nuestro Movimiento: aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades constituidas o en contra de la Ley o de la Constitución, ¡puede ser muerto por cualquier argentino!
Juan Domingo Perón.4
Esta conducta, que ha de seguir todo peronista, no solamente va dirigida contra los que ejecutan, sino también contra los que conspiran o inciten. Hemos de restablecer la tranquilidad entre el gobierno, sus instituciones y el pueblo, por la acción del gobierno, las instituciones y el pueblo mismo. La consigna para todo peronista, esté aislado o dentro de una organización ¡es contestar a una acción violenta con otra más violenta! ¡Y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos!
La memoria colectiva ha recogido estas últimas palabras en el canto popular «cinco por uno / no va a quedar ninguno». Es uno de los principales y más tempranos llamados a la violencia política, que se multiplicaría en los 60.6
Juan Domingo Perón.4
Compañeros y compañeras: Hemos dado suficientes pruebas de nuestra prudencia. Daremos ahora suficientes pruebas de nuestra energía. Que cada uno sepa que donde esté un peronista estará una trinchera que defiende los derechos de un pueblo. ¡Y que sepan también que hemos de defender los derechos y las conquistas del pueblo argentino aunque tengamos que terminar con todos ellos!
Uno de los temores más grandes de los que no adherían al peronismo era que se armara al pueblo peronista.7 El día del incendio del Jockey Club, en 1953, Perón había pedido incendiar todo el barrio de la Recoleta; y las recientes quemas de iglesias llevaron al espanto a los opositores.8
Juan Domingo Perón.4
Que cada uno de ustedes recuerde que ahora la palabra es la lucha y la lucha se la vamos a hacer en todas partes y en todo lugar. ¡Y también que sepan que esta lucha que iniciamos no ha de terminar hasta que no los hayamos aniquilado y aplastado! (...) Nuestra nación necesita paz y tranquilidad para el trabajo, porque la economía de la Nación y el trabajo argentino suponen la necesidad de la paz y de la tranquilidad. ¡Y eso lo hemos de conseguir persuadiendo, y si no, a palos! (...) Pueblo y Gobierno hemos de tomar las medidas necesarias para reprimir con la mayor energía todo intento de alteración del orden. ¡Pero yo pido al pueblo que sea él también un custodio, si cree que lo puede ser, que tome las medidas más violentas contra los alteradores del orden! Este es el último llamado y la última advertencia que hacemos a los enemigos del pueblo. ¡Después de hoy, han de venir acciones y no palabras! Compañeros: para terminar quiero recordar a cada uno de ustedes que hoy comienza para todos nosotros una nueva vigilia en armas. Cada uno de nosotros debe considerar que la causa del pueblo está sobre nuestros hombros, y ofrecer todos los días, en todos los actos, la decisión necesaria para salvar esa causa del pueblo.
Juan Domingo Perón.9Legado
En 1975 Ernesto Piantoni, miembro de la organización peronista Concentración Nacional Universitaria, fue asesinado en la ciudad de Mar del Plata. Esa noche, miembros de la CNU atacaron la casa de una familia conocida por no ser peronista, y concretaron una venganza asesinando a cinco personas que encontraron.11 12
Referencias
- Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Cuarta edición. Editorial Claridad. Buenos Aires 2013. ISBN 978-950-620-336-8, página 376
- Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Cuarta edición. Editorial Claridad. Buenos Aires 2013. ISBN 978-950-620-336-8, página 377
- Además de Ramos Mejía, ver Félix Luna en La Nación: «Para los peronistas, todo esto era apenas una rutina: sencillamente era imposible que Perón dejara la presidencia. Para los opositores, no era más que una farsa».
- Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Cuarta edición. Editorial Claridad. Buenos Aires 2013. ISBN 978-950-620-336-8, página 378
- Joseph A. Page, Perón: Una biografía, parte IV.
- Juan Carlos Torre, Los años peronistas (1943-1955): Nueva Historia Argentina, Editorial Sudamericana
- María Estela Spinelli, Los vencedores vencidos: el antiperonismo y la "revolución libertadora", página 48
- En palabras del presidente, «la historia recordará la más grande hoguera que haya encendido la humanidad», Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Página 68
- Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Cuarta edición. Editorial Claridad. Buenos Aires 2013. ISBN 978-950-620-336-8, página 379
- Cantitos de los setenta en El Ortiba
- Mora, Nazarena Belén (2009). La CNU y el caso del Cinco por Uno marplatense. V Jornadas de Jóvenes Investigadores. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
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