Era la sala del
tesoro del templo (Jer 35,4; 36,10). Las gentes echaban monedas en el tesoro.
Jesús alaba el gesto extraordinario, lleno de generosidad, de la viuda pobre,
que echó sólo unos céntimos, pero que echó más que todos (Mc 12,41-44; Lc
21,14). Jesús predicaba en el gazofilacio (Jn 8,20).
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