La apariencia, lo
que aparece, es lo que se ve. El Espíritu Santo aparece en forma corporal y en
figura de paloma (Lc 3,22). El aspecto de Jesús se transfigura y aparece blanco,
brillante y resplandeciente (Mt 17,2; Mc 9,2; Lc 9,29). Jesús manda que no
juzguemos a nadie por las apariencias (Jn 7,24).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.