De
esta Teología en imágenes exaltada por el monje benedictino ruso, la
marialogía sophiánica rusa, a pesar de ciertas conjeturas y ciertas
conclusiones que la Iglesia católica no puede adoptar, constituye un
brillante y estimulante ejemplo. Ahora bien, el tema de María Corazón de
la Iglesia, es central en ella. Soloviev, fundador de esta escuela
inspirada en el platonismo y en idealismo alemán, escribía: “El cuerpo
no debe morir sino después que sean destruidas sus dos partes
esenciales, la cabeza y el corazón. Pero la cabeza y el corazón de la
Iglesia -Cristo y María- viven en la eternidad de Dios y son
invulnerables”118.
En
el siglo XX, Paul Florenskij (nacido en 1881) escribía: “Si el Señor es
la cabeza de la Iglesia, la dulce María dispensadora de la bondad
divina es verdaderamente el corazón mediante el cual la Iglesia comunica
a sus miembros la vida, la eternidad y los dones del Espíritu, porque
es la verdadera fuente de vida (...) centro exclusivo de la vida de la
Iglesia119. Pero, es sobre todo Bulgakov el que ha insistido sobre
nuestro tema. El padre Schultze s.j., resume de esta manera el
pensamiento del teólogo ruso: “María es el corazón de la Iglesia, es de
alguna manera su personificación; en tanto personificación de la
Iglesia, la Madre de Dios fue elevada por encima de todo pecado. Es el
corazón vivo de la Iglesia y su autoridad personal; el corazón del mundo
y el centro espiritual de toda la humanidad. Mientras vivió en este
mundo, no fue ninguno de los Apóstoles -ni Pedro, ni Juan- sino María,
el corazón vivo de la Iglesia, su única autoridad personal, suprema e
irrecusable que devino más evidente después de su muerte120. Bulgakov
piensa inclusive que el Apóstol Juan, por ser llamado hijo (de María)
recibió la primacía entre los Apóstoles; una primacía distinta de la de
Pedro e igualmente divina en su origen121. Estas reflexiones tan
sugerentes suscitan los siguientes comentarios: 1. Es muy justo decir
que María personifica a la Iglesia, pero como su tipo trascendente, como
una causa no solamente ejemplar, sino también eficiente (aunque
dependiente). Precisamente porque María personifica a la Iglesia como
comunión de amor, es que puede y debe ser denominada su corazón; y el
Corazón de María, que personifica a María, puede y debe ser llamado
corazón de la Iglesia. Y como la Iglesia es la razón de ser universo,
como lo decía san Epifanio122, María también puede ser llamada el
corazón de la humanidad y del mundo. 2. Como lo muestra el padre
Schultze123, la imagen del corazón aplicada a la situación de María en
la Iglesia tiene la ventaja de subrayar su rol activo. El rol de María
en la Iglesia no es puramente pasivo, como lo quería Barth. Bulgakov, en
tanto, minimiza la pasividad de María. 3. La más grave crítica que se
le podría hacer es haber transferido inconscientemente- en beneficio de
María la esfera de la suprema autoridad jurídica en la Iglesia que niega
a Pedro. Después de haberla desconocido en el plano visible de Pedro,
la afirma gratuitamente respecto de María en la Iglesia primitiva y,
ahora, puesto que María está en cielo, reduce esta suprema autoridad a
ser puramente invisible. ¡Elimina de esta manera la visibilidad de la
Iglesia!124. En realidad, durante la vida de María después de la
Ascensión de Jesús, ya era Pedro la cabeza visible de la Iglesia, y
María le era sumisa como lo fue en otro tiempo a José. La influencia
secreta, pero muy real, de María sobre la Iglesia primitiva se ejercía
-como la del corazón en el cuerpo humano- invisiblemente mediante el
amor y la oración. María ya era el corazón invisible de la Iglesia
visible. Sin embargo esta influencia sobre todo invisible tenía
repercusiones visibles, traduciéndose en una influencia visible por la
palabra y por el ejemplo. María es hoy, no solamente el corazón
invisible, sino además invulnerable (en toda extensión de la palabra) de
la Iglesia visible; y este Corazón se vuelve en alguna manera visible
por y en la oración amante de la Iglesia, virgen y madre. Hay que
reconocerlo; Scheeben había respondido de antemano a Bulgakov: “En el
cuerpo místico de Cristo, el lugar de María se define de manera más
adecuada como la de corazón (...) María aparece así como el miembro en
el cual se refleja más perfectamente toda la vida de la cabeza, y cuyas
funciones condicionan y sostienen de múltiples formas la acción de la
cabeza sobre los otros miembros. Por otro lado, esta imagen muestra de
manera contundente el lugar personal y vivo de María en el organismo
interior del Cuerpo de Cristo, por oposición al lugar que corresponden a
los representantes oficiales de Cristo en el organismo exterior de la
Iglesia (...) María no tiene ninguna participación en el ejercicio del
poder público del magisterio o del señorío (Scheeben hace alusión al
poder de jurisdicción). Su colaboración con Cristo es, más bien, íntima y
secreta, del corazón con la cabeza, en la comunicación interior de la
vida a los miembros; actividad por la cual Cristo realiza por excelencia
su misión de Redentor125. El rol de María dentro de la Iglesia es, por
tanto, mayor que el de Pedro - ministro exterior - o de Juan. Es
profundamente diferente y complementario. La mariología católica,
precisando el rol de María como corazón de la Iglesia, se mantiene
igualmente alejada de los errores - por defecto - del protestantismo o -
por exceso - de la escuela sophiánica rusa. Pero evidentemente la
Iglesia Católica, al negar que María haya recibido de Cristo, como
Pedro, un poder de jurisdicción sobre la Iglesia, afirma el señorío de
María sobre el pueblo de Dios que es también el suyo, y su estricto
derecho a ser conocida, alabada y amada.
NOTAS:
118. Vladimir Soloviev, Fondements spiritueles de la vie, Beauchesne, Paris, 1932, p. 174.
119. Cf. B. Scultze, S.J. “Mariologie sophianique russe”, Maria, VI, p 225. ¿El adjetivo “exclusivo” indica el rechazo a un centro visible?
120. Schultze, op. cit., pp. 234 y 233.
121. Schultze, Maria et Ecclesia, vol X. Romaæ, 1960; Maria und Kirche in der russichen Sophia-Theologie, p 94. Cita la obra de Bulgakov sobre Pedro y Juan.
122. S. Epifanio, Adv. Hær. I, 5; MG 41 181 B.
123. Scultze, Maria et Ecclesia, X, loc cit, p. 64.
124. Cf. Pío XII, Mystici Corporis Christi: Sublato enim adspectababili hoc Capite, ac diffractis conspicuis unitatis viuculis mysticum Redemptoris corpus ita obscurant ac deformant ut ab æternæ quarentibus salutis portum jam nec videri, neque inveniri queat” ; AAS 35 (1943) 211. Cf. La afirmación de Denys le Chartreux: “principi Apostolorum tamquan totius Ecclessiæ praelato (Maria) fuit humillime subdita” In cant. 8, 26.
125. Scheeben, op cit., 112-3; 168. Sobre el tema del corazón de María de alguna manera visible por y en la oración amante de la Iglesia, ver también Scheeben: “La oración que ella (María) hizo entre los Apóstoles escuhando al Espíritu Santo contiene, en particular y para todos los tiempos, el tipo de similitud en que se encuentra, con María, la Iglesia mediadora de la gracia de la Redención. Esta similitud no consiste solamente en que la oración de la Iglesia es animada y sostenida por la oración de María. Consiste especialmente en que la oración hecha por María para pedir los frutos de la Redención es animada y sostenida por la oración de María corazón de la Iglesia”(op. Cit., p. 199). Se apreciará la hermosa interpretación que nos da Scheeben de Ac. 1, 14.
Bertrand de Margerie S.J.
NOTAS:
118. Vladimir Soloviev, Fondements spiritueles de la vie, Beauchesne, Paris, 1932, p. 174.
119. Cf. B. Scultze, S.J. “Mariologie sophianique russe”, Maria, VI, p 225. ¿El adjetivo “exclusivo” indica el rechazo a un centro visible?
120. Schultze, op. cit., pp. 234 y 233.
121. Schultze, Maria et Ecclesia, vol X. Romaæ, 1960; Maria und Kirche in der russichen Sophia-Theologie, p 94. Cita la obra de Bulgakov sobre Pedro y Juan.
122. S. Epifanio, Adv. Hær. I, 5; MG 41 181 B.
123. Scultze, Maria et Ecclesia, X, loc cit, p. 64.
124. Cf. Pío XII, Mystici Corporis Christi: Sublato enim adspectababili hoc Capite, ac diffractis conspicuis unitatis viuculis mysticum Redemptoris corpus ita obscurant ac deformant ut ab æternæ quarentibus salutis portum jam nec videri, neque inveniri queat” ; AAS 35 (1943) 211. Cf. La afirmación de Denys le Chartreux: “principi Apostolorum tamquan totius Ecclessiæ praelato (Maria) fuit humillime subdita” In cant. 8, 26.
125. Scheeben, op cit., 112-3; 168. Sobre el tema del corazón de María de alguna manera visible por y en la oración amante de la Iglesia, ver también Scheeben: “La oración que ella (María) hizo entre los Apóstoles escuhando al Espíritu Santo contiene, en particular y para todos los tiempos, el tipo de similitud en que se encuentra, con María, la Iglesia mediadora de la gracia de la Redención. Esta similitud no consiste solamente en que la oración de la Iglesia es animada y sostenida por la oración de María. Consiste especialmente en que la oración hecha por María para pedir los frutos de la Redención es animada y sostenida por la oración de María corazón de la Iglesia”(op. Cit., p. 199). Se apreciará la hermosa interpretación que nos da Scheeben de Ac. 1, 14.
Bertrand de Margerie S.J.
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