Los
profetas judíos decían que conocían la voluntad de Dios y criticaban los
comportamientos del pueblo y de los gobernantes cuando consideraban que
eran incorrectos, amenazando con terribles calamidades.
Pero
en algunos casos ofrecieron una visión esperanzadora del futuro, como
las siguientes palabras que se atribuyen al famoso profeta Isaías. Es
una profecía de carácter poético y prodigioso que habla de una época
maravillosa en la que reinará la paz:
«Ocurrirá al final de los tiempos que al monte de la casa de Dios afluirán todas las naciones [...] convertirán sus espadas en arados, sus lanzas en tijeras para podar. No levantarán sus espadas las naciones entre ellas ni se prepararán nunca más para la guerra.»
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