(heb. shiqmâh; gr. sukomoréa y sukáminos). El sicómoro, árbol vigoroso y de ancha copa abundante en la Sefela de Judá en los tiempos bíblicos (1 R. 10:27; 2 Cr. 1:15; 9:27-1 Cr. 27:28, "sicómoros", BJ). Crecía tanto en el valle del Jordán como en Egipto (Sal. 78:47; no se lo debe confundir con el sicómoro europeo ni con el norteamericano). Este árbol siempre verde tiene sus ramas principales retorcidas, las que se extienden en todas direcciones cerca del suelo. Produce un fruto parecido a un higo común (de aquí que se lo llamara "higuera silvestre"), pero de menor tamaño y calidad inferior (sin embargo, sirve como alimento de las clases más pobres). En Palestina, los sicómoros estaban estrechamente vinculados con los ritos de los adoradores de la naturaleza, contra quienes los profetas hebreos hicieron muchas advertencias. 96. Sicómoro (cabrahígo) palestino. El profeta Amós era "picador de sicómoros" (Am. 7:14, BJ). Sin duda, su trabajo consistía en perforar los cabrahígos casi maduros para asegurar su maduración y comestibilidad. Zaqueo se trepó a las ramas inferiores de un sicómoro para ver pasar a Jesús (Lc. 19:4), y Jesús dijo que si tuviéramos fe como el grano de mostaza podríamos mover un sicómoro (Lc. 17:6). Véase Higuera.
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