GUSTAVO GUTIÉRREZ.

Gustavo Gutiérrez nació en Lima (Perú) en 1928. En su juventud experimentó la discriminación por ser de origen mestizo. Se dedicó a la medicina y la psiquiatría antes de volverse hacia la teología. Sus variadísimos estudios en Lima, Santiago de Chile, Lovaina, Lyon y la Universidad Gregoriana de Roma le hicieron adquirir una vasta cultura filosófica y teológica. La conferencia que pronunció en Chimbote (Perú) en 1968, en la que usaba el término « >teología de la liberación», suele considerarse como el nacimiento de dicha teología, aunque él, por su parte, se lo atribuiría al sacerdote-liberador del siglo XVI Bartolomé de las Casas. Aquel mismo año la reunión de la conferencia episcopal en Medellín incorporó al documento sobre la paz algunas de sus intuiciones fundamentales.

A pesar de haber pronunciado conferencias por todo el mundo, Gutiérrez ha seguido siendo siempre un sacerdote dedicado a la pastoral. Su Teología de la liberación, publicada en Lima en 1971, se ha convertido en un clásico. Aunque se ha servido de Marx para analizar la situación social de América Latina, indudablemente no es marxista. Lo que a él le interesa es la respuesta cristiana a la opresión de los pobres, y lo que propone es la conversión y la lucha por la dignidad humana más que la revolución. Ha insistido siempre en la espiritualidad como parte integrante de la teología de la liberación. Suele usar la expresión «praxis liberadora», con la que designa acciones concretas llevadas a cabo en solidaridad con los pobres y oprimidos y conducentes a la transformación del mundo. Al igual que otros teólogos de la liberación, como C. Mesters, insiste en que la Biblia ofrece perspectivas nuevas cuando se lee desde el punto de vista de los pobres.

Su obra se presenta principalmente en forma de artículos, junto con algunos libros y recopilaciones. Las tesis doctorales y otros tipos de literatura secundaria sobre él son cada vez más abundantes; es especialmente digno de notar el volumen de obras-homenaje fruto de un seminario sobre su obra y sus implicaciones. En el año 1999 ingresó en la orden de los Dominicos de la provincia de Francia.