Texto sagrado que se recita
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Para el musulmán, el Corán no es una palabra humana, sino la palabra misma de Dios, entregada físicamente a los hombres por un enviado especial, un profeta. Según señala el Islam, el autor del Corán es Dios y Mahoma no hizo más que transmitirlo, comunicarlo. El Islam concede también gran valor a las palabras propias de Mahoma, pero en un plano muy inferior al del Corán, y su recopilación constituye lo que se llama hadiz o tradición. El Corán, en primer lugar, como don supremo de Dios, seguido de las tradiciones, constituye la base del Islam.
Respecto a la lengua árabe, es para el musulmán aquella en la que fue revelado el texto coránico. Para él, el estilo árabe del Corán es milagrosamente bello, imposible de imitar: cualquier traducción del Corán a otra lengua no puede sino desfigurar el texto. Después de muchas discusiones, la mayoría de los teólogos musulmanes han terminado por admitir que las traducciones son legítimas en tanto en cuanto permiten conocer las "ideas" del Corán. Además, salvo en casos muy especiales, la ley prohíbe formalmente el empleo litúrgico del Corán traducido.
El problema de los orígenes del Islam y del Corán ha suscitado numerosas controversias. En la perspectiva musulmana todo es sencillo. Dios, después de haber creado el cielo y la tierra, creó al hombre en la persona de Adán, le enseñó los nombres de todos los seres y le encargó que fuera su vicario en la tierra. Desde los albores de la historia de la humanidad, la religión deseada por Dios fue el Islam, pero como los hombres lo olvidaron, Dios envió a profetas para recordárselo. Además, estos profetas-enviados podían tener otra misión, la de promulgar una legislación temporal que se injertara en la religión inmutable.
De este modo, la historia de la humanidad se entendió como la de sucesivos envíos de profetas a los distintos pueblos. Unos fueron enviados a los pueblos de Arabia y otros, a los hebreos. El penúltimo de los enviados fue Jesús, criatura simple, enviado únicamente a los hijos de Israel. Al final, cuando se cumplió el tiempo, Mahoma fue enviado a los árabes primero y luego a toda la humanidad. Después de él, no será enviado ningún profeta y la legislación promulgada en el Corán será válida hasta el día de la Resurrección.
Autenticidad del texto
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Antes, los oráculos coránicos proclamados por Mahoma habían sido grabados en la memoria. En aquella época, para hombres que vivían en una civilización oral, conocer de memoria centenares de versos era un juego de niños. Sin embargo, según la tradición, los musulmanes habían puesto por escrito un buen número de pasajes. Todo este material fue recogido, se interrogó a docenas de compañeros del Profeta y, finalmente, se estableció un texto oficial, que fue remitido a Abu Bakr. Éste lo conservó y, a su muerte (634), se lo confió a su sucesor, el califa Umar (634-644), quien, al morir, se lo confió a su hija Hafsa, una de las viudas de Mahoma.
Con la dispersión de los musulmanes ocasionada por las conquistas, el texto coránico corría un nuevo peligro: los nuevos conversos amenazaban con modificar las lecturas. Por otra parte, la comunidad musulmana vivía en estado de tensión y era importante que no pudiera utilizarse el Corán en las luchas internas con fines partidistas. El califa Utman mandó hacer una edición oficial del texto y se encargó otra vez del trabajo Zayd ibn Tabit. Éste tomó de nuevo los documentos y reanudó la encuesta. Por fin, se estableció el texto oficial y se enviaron sendos ejemplares a las principales ciudades del imperio islámico.
Sin embargo, hasta el siglo IX no se dispuso del texto definitivo; además, no hubo un solo texto, sino varios, que se llamaron "lecturas". En un principio se admitieron siete lecturas oficiales, luego, diez y después catorce. Desde luego, las variantes de estas lecturas son mínimas: se trata con frecuencia de una persona verbal y poca cosa más.
Desde que tuvo lugar la fijación oficial de las lecturas, el texto coránico se ha conservado con escrupuloso cuidado.
Desde el principio, el Corán se presentó como la religión bíblica (tal como se la conocía en La Meca) descendiente de Abraham, pero en Medina, después de que se manifestaran las diferencias entre el Islam y las comunidades judía y cristiana, el Corán se presentó como la reforma del judaísmo y el cristianismo. El Islam, desde entonces, declara ser la única religión verdadera, el retorno a la pureza de la religión de Abraham.
La lectura del Corán
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Un texto espiritual
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Un texto intocable
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Un texto para la meditación
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Clasificación de las suras
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Cronología de la redacción
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