martes, 9 de febrero de 2016

Túnel de La Engaña

NUESTRO HOMENAJE A TODAS LAS VÍCTIMAS Y ENFERMOS DE ESTE PROYECTO ESTÉRIL.

El túnel fue la víctima oficial número 17

2012 FEBRERO 5
por historiaabierta
Los compañeros de Amador Vilches, fallecido el 30 de abril de 1959 por un desprendimiento dentro del túnel, escoltan el féretro del peón desde la clínica hasta la iglesia. FOTO GARCÍA PELAYO

La empresa Portolés reconoció en mayo de 1959 que habían muerto 16 trabajadores durante la perforación de la galería de La Engaña que unía Burgos con Cantabria

TERESA COBO / SANTANDER
Dieciséis nombres de trabajadores muertos iban a figurar en una placa colocala en un lugar destacado del túnel de La Engaña. Era el homenaje que la empresa Portolés y Compañía quería rendir a los obreros que se dejaron la vida en la perforación de la galería. Nunca llegó a instalarse, porque la dictadura franquista condenó al túnel a una muerte lenta pero segura. La misma que padecieron cientos de operarios que contrajeron la silicosis. La placa se quedaba pequeña para esos otros hombres y para aquellos que escaparon al recuento oficial porque no fallecieron en el acto.
El túnel de La Engaña terminó de horadarse en la madrugada del 26 de abril de 1959. El Diario Montañés dio la exclusiva para toda España en su edición de esa misma fecha. Setecientos hombres trabajaron a destajo día y noche desde ambas bocas, “en un esfuerzo titánico”, recogía el periódico, “para rematar la gigantesca obra”. El 9 de mayo, el periodista Julio Poo San Román informaba de la inauguración oficial del “famosos túnel de La Engaña, que, con sus siete kilómetros de longitud, era el obstáculo principal que se oponía a la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo”.
La comitiva formada por autoridades civiles y militares del Movimieto en Burgos y Santander, por cargos de la Dirección General de Ferrocarriles e ingenieros y directivos de Renfe se dirigió primero a la boca norte, en Vega de Pas, y después, a la boca sur, en Valdeporres. Concluidos los actos protocolarios, la caravana partió desde Santelices hasta Villarcayo, donde la constructora Portolés y Cía ofreció un banquete en el que se pronunciaron discursos que, recobrados de la hemeroteca 53 años después, arrojan luz sobre algunos de los capítulos más oscuros de la historia del túnel y del abortado Santander-Mediterráneo.
Piedad de mármol
A los postres, tomó la palabra Carlos Portolés, director gerente de la constructora zaragozana Portolés y Compañía. El cronista Julio Poo recoge su intervención, en la que “dedica un recuerdo emocionado y piadoso a las dieciséis víctimas que han caído durante la perforación en el cumplimiento del deber y solicita del director general de Ferrocarriles autorización para colocar una placa de mármol con sus nombres en un lugar adecuado del túnel”. El aludido, Lorenzo Ochando, que habló en último lugar, “consideró acertadísima la piadosa idea de colocar una lápida por los que cayeron en el trabajo”.
La losa sobre sus tumbas fue lo único que al final obtuvieron aquellos trabajadores. Una lámina de mármol con los nombres grabados habría sido de gran ayuda para rescatarlos del olvido, aunque ese homenaje dejaba fuera a los 560 presos políticos republicanos obligados a trabajar en el tramo Santelices-Yera entre 1941 y 1945, cuando estaba a cargo de las obras la compañía Ferrocarriles y Construcciones ABC, y no hacía justicia a los cientos de obreros que contrajeron la silicosis por aspirar polvo de sílice cristalina dentro del túnel y que murieron años después, víctimas de esa enfermedad laboral.
¿Quiénes eran aquellos obreros que dejaron su vida en el túnel? De las hemerotecas podemos recuperar algunos de aquellos nombres que iban a figurar en la lápida conmemorativa. Muchos eran jóvenes inmigrantes del sur de España que huían de la penuria de los campos de Andalucía o Extremadura para contribuir al sustento de sus familias en una obra en la que, a cambio de soportar unas condiciones laborales extremas, estaba garantizado el jornal y el contrato. La construcción de la línea para el ferrocarril llevó riqueza y empleo a Valdeporres y al Valle de Pas, pero los que entraban a perforar eran casi siempre de fuera. Los había también de Cuenca, Murcia, Aragón, Asturias, Galicia.
Muertos jóvenes
José Morante González trabajaba en la boca norte, al ritmo que se impuso a partir de 1954, cuando ya se construían tres metros lineales de túnel al día y los obreros realizaban turnos extenuantes de doce horas. El 16 de abril de 1955 hubo un derrumbre en la zona de avance desde Vega de Pas. Parte de la bóveda se desplomó sobre Morante, que quedó sepultado bajo los escombros. Sus compañeros lograron extraerlo y lo llevaron hasta la clínica habilitada en una de las viviendas construidas para los ingenieros, cerca de la estación de Yera, donde ingresó ya cadáver. Tenía 19 años. ABC publicó una brevísima nota sobre el suceso.
Manolo Mateos Giménez, de 76 años, en las ruinas del poblado de la boca sur, en la Merindad de Valdeporres (Burgos). FOTO T. C.
No era extraño que las víctimas fueran jóvenes. Algunos de los peones, palistas y barreneros eran incluso menores de edad. Manolo Mateos Giménez, que hoy tiene 76 años, comenzó con 16, porque falsificaron los papeles para que figurara en el contrato con 18 años. Su prudencia le libró de ser una de las víctimas del túnel en la boca sur, la burgalesa. El granadino se negó a barrenar en una zona sin apuntalar sobre la que pendía una enorme roca. El capataz de aquel turno, llamado Dionisio, le quitó la barrena de las manos y, apenas la metió en la pared, quedó sepultado sin que le diera tiempo a ver la mole que se le venía encima. Murió reventado y Mateos no olvida lo penoso que fue el proceso de recuperación de los restos.
José Tomás Calixto Espín abandonó su Andújar natal para ganarse el pan en las obras del túnel y se convirtió en vecino de Vega de Pas. Miguel Conejo Sanguino llegó con el mismo propósito desde el pueblo de Burguillos del Cerro, en Badajoz. El 2 de octubre de 1957 se afanaban en el ensanchamiento desde la boca norte cuando una piedra se desprendió de la parte alta de la galería y los alcanzó a ambos. El andaluz, José Tomás, tenía 25 años y murió en el accidente. A Miguel, el extremeño, de 30 años, lo rescataron con vida, pero fue trasladado en estado muy grave a la Casa de la Salud de Valdecilla. Sufría heridas múltiples en la cabeza y en la región escapular izquierda. El Diario Montañés recogía el suceso en su edición del 3 de octubre.
¿Sobrevivió Miguel? Su rastro se pierde en las hemerotecas. ¿Qué fue de él? ¿Qué fue de otros compañeros heridos por las grandes rocas planas que se desprendían? “Aquí en la Vega cayeron varios por los lisos, pero de los que marchaban en muy mal estado no volvíamos a tener noticia. No sabíamos si morían en Valdecilla o qué se hacía de ellos”, dice Manolo Pelayo Revuelta, de 87 años, que empezó a trabajar con 17 en las obras, pero nunca en la perforación. “Los de aquí no queríamos meternos en el túnel, con ese polvillo del que luego murieron tantos”, recuerda. Manolo tenía nueve hermanas y cinco hermanos. La finca con las cabañas pasiegas de sus padres estaba cerca del túnel de La Engaña y hoy la atraviesa uno de los cuatro túneles pequeños al que dio nombre esa tierra, el de El Empeñadiro.
Manolo Pelayo Revuelta, de 87 años, con Manolo Mateos, en la boca norte del túnel de La Engaña, en Vega de Pas (Cantabria), durante la grabación de un reportaje para El Diario. FOTO T. C.
Un joven paisano de Vega de Pas, Adrián Miguel Martín, sí se aventuró a trabajar dentro del túnel. El 25 de febrero de 1957, cuando tenía 20 años, resulto herido de extrema gravedad. Los médicos de guardia que le atendieron en la Casa de Salud Valdecilla diagnosticaron “intenso shock traumático y fracturas de la pierna derecha y del cúbito”. Las crónicas se olvidaron después de él. El 16 de marzo de ese mismo año, la explosión de un barreno alcanzó a Higinio Méndez García, de 34 años, y Carlos Fernández Joja, de 26. El primero ingresó en Valdecilla con graves heridas en una pierna y en las manos, y el segundo, con la femoral seccionada y con fractura de muñeca. De la evolución de los lesionados no volvía a informarse.
El último de la lista
La última víctima reconocida del túnel, la número 16, fue Amador Vilches López. Murió el 30 de abril de 1959. El túnel ya se había perforado y estaba previsto inaugurarlo, si cuadraban las agendas, el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Pero la víspera ocurrió el accidente mortal durante las labores de ensanche y los actos se aplazaron definitivamente al 8 de mayo. El periodista José Medina Gómez se había desplazado desde Madrid para realizar un reportaje que se publicó en la revista Blanco y Negro el 9 de mayo. Describía así la atmósfera que se respirada dentro del túnel: “Ni una canción; ni una risa; sólo las órdenes tajantes del capataz y la confidencia del compañero que tiene algo de testamento; y en el recuerdo, el cuerpo deshecho del pobre Amador Vilches, de 30 años de edad, con mujer y cuatro hijos, muerto por la mañana cuando cargaba una carretilla, rota la columna vertebral por un trozo de piedra desertora del techo”.
El Diario Montañés narraba que las piedras desprendidas alcanzaron a Vilches en la cabeza y le causaron “gravísimas lesiones”, entre otras, una fractura en la base del cráneo. Los compañeros lograron sacarlo y llevarlo hasta la clínica de La Engaña, en Yera, pero falleció momentos después. Amador fue enterrado al día siguiente en el cementerio de Vega de Pas, cuando la noticia de su defunción aún no había llegado al pueblo granadino de Pampaneira, donde permanecían, ajenos a la desgracia, su esposa y sus hijos, que habían quedado allí a la espera de que él pudiera regresar o reunir el dinero suficiente para podérselos llevar a Cantabria. Los trabajadores escoltaron el féretro del peón desde el hospital hasta la iglesia, hoy desaparecida, que se levantaba en la explanada que hay entre los túneles de El Empeñadiro y El Majoral.
Manolo López Azcona, de 76 años, junto a la boca sur del túnel de la Engaña, en Valdeporres. FOTO T. C.
En la memoria de los supervivientes que trabajaron en La Engaña quedan otros nombres de obreros que también murieron aplastados por rocas. Manolo López Azcona aporta dos testimonios. “Recuerdo a Herrerías. Lo llamábamos por el apellido. Era un buen encargado. Lo pilló otro liso y lo mató en el acto”. López Azcona, de Pedrosa de Valdeporres, empezó de aprendiz en los talleres, con 15 años, y trabajó en las obras de la boca sur, pero rara vez tenía que entrar en el túnel. “Había un gallego al que llamábamos ‘Ferrol’. Le cayó encima un liso que se desprendió de la bóveda. Vi cómo lo sacaban. Salió muy fastidiado, pero consciente. Lo llevaron a la clínica, que estaba en el edificio de la estación, pero duró muy poco. Su última voluntad fue que Mari Carmen, la enfermera, le diera un beso y ella accedió. Le pusieron morfina. Enseguida falleció”.
Aunque los lisos que caían de la bóveda fueron la principal causa de las muertes dentro del túnel, uno de los accidentes más graves se produjo por una explosión en 1957, en la parte burgalesa. En el avance y en el ensanche del túnel se utilizaban pegas eléctricas para detonar los cartuchos de dinamita. Tres golpes de luz avisaban de que había que desalojar la zona. En aquella ocasión, el equipo de ensanche olvidó dar la señal y los del avance se vieron sorpredidos por la carga. Los testimonios no son coincidentes. López Azcona afirma que fallecieron cuatro obreros. Mateos Giménez sólo recuerda que murieron dos, quizá por los vínculos que le unían a ellos: uno, de nombre Torcuato, era el suegro de su hermano. El otro era uno de sus amigos: Ignacio.
En estas líneas no podemos recogerlos a todos, pero donde sí están grabados, sin faltar uno, los nombres de los muertos del túnel de La Engaña es en la memoria de quienes los quisieron y los perdieron. Ahí permanecen, cincelados en un lugar mucho más cálido que el mármol. Y sin necesidad de placas, todos los difuntos están representados por la víctima oficial número 17: el propio túnel, que a falta de cualquier otra utilidad, sirve para recordar a quienes lo abrieron.
Túnel de La Engaña
Túnel de la Engaña (boca norte).jpg
Boca norte del túnel
UbicaciónLímite entre Cantabria y laprovincia de Burgos,Flag of Spain.svg España
Coordenadas43°06′56″N 3°44′32″OCoordenadas43°06′56″N 3°44′32″O (mapa)
TipoFerroviario
UsoAbandonado
InauguraciónInacabado
Longitud6.976 metros km
Ancho8 metros
Gálibo6,5 metros
Estado actualEn peligro de colapso.
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El túnel de La Engaña es un amplio túnel ferroviario de 6.976 metros de longitud apto para albergar doble vía que nunca llegó a ser utilizado. Hasta la apertura de los túneles de Barcelona (11.700 m) y de Madrid Atocha-Cuatro Vientos (9.664 m), fue el túnel ferroviario más largo que discurría íntegramente por territorio español.1

Situación[editar]

La ubicación de su boca norte en Cantabria es 43°06′56″N 3°44′32″O y la de su boca sur en Burgos 43°03′11″N 3°44′04″O.

Historia[editar]

El túnel de La Engaña está situado entre los municipios de Vega de Pas, en Cantabria, y Pedrosa de Valdeporres, en Burgos, en las cercanías del río Engaña, que le da nombre. Para las obras, realizadas originalmente por los reclusos republicanos de dos Destacamentos Penales, se construyeron en 1942 dos poblados (ahora también abandonados) con escuela, casas, iglesia, etc. Uno de ellos en Pedrosa de Valdeporres (Burgos) y otro en Vega de Pas (entonces provincia de Santander) con una población de 370 y 190 presos respectivamente. El 9 de octubre de 1945 el gobierno de Franco promulgó un indulto del que se beneficiaron la mayoría de estos reclusos, por lo que se clausuraron los dos Destacamentos. A pesar de ello, ya libres, bastantes de estos trabajadores continuaron en la construcción del túnel, que en lugar de los 52 meses previstos se prolongó durante 17 años.[cita requerida] Este túnel se construyó como parte del proyecto de ferrocarril Santander-Mediterráneo, que pretendía unir el mar Cantábrico (puerto de Santander) y el mar Mediterráneo (puerto de Sagunto). No llegó a utilizarse nunca. A pesar de esto, muchos camiones lo atravesaron cuando las grandes nevadas obligaban a cerrar el puerto del Escudo, pero en octubre de 1999 quedó bloqueado tras un desprendimiento en su interior. Parece ser que el derrumbe se ha propiciado por falta de sostenimiento en la roca, la mala calidad del hormigón utilizado, con síntomas de aluminosis, y sobre todo la falta de mantenimiento en décadas.
Posteriormente, el estado del interior del túnel se ha ido agravando hasta llegado el punto de quedar prácticamente incomunicados los dos extremos, debido a que dicho desprendimiento se está haciendo cada vez más grande. Actualmente se puede atravesar a pie (la única manera de hacerlo) aunque en su estado actual, transitar por el interior del túnel entraña gran peligro.

Datos[editar]

Boca sur del túnel en la provincia de Burgos.
Estación de ferrocarril abandonada de Yera, en el lado cántabro, en la nunca finalizada línea Santander-Mediterráneo. Es además una de las bocas del túnel de La Engaña.
Entrada castellana al Túnel de la Engaña en mayo de 2013.
Aspecto interior del túnel en 2008, con el suelo inundado de agua.
Montes de La Engaña, en la divisoria de la cordillera Cantábrica, En la parte superior de la fotografía se aprecia la solitaria estación de Yera, en la boca norte del túnel.
  • Su longitud es de 6.976 metros, su anchura de 8 m y su altura de 6,5 metros.
  • De sus 7 kilómetros de longitud, 6 km discurren por Burgos y tan sólo 1 km por Cantabria.
  • El kilometraje del túnel comienza en la boca sur (Burgos) y finaliza en la boca norte (Cantabria). Dicho kilometraje viene indicado cada 100 m mediante letreros escritos en la pared izquierda.
  • En el punto kilométrico:
    • 300 hay un pequeño túnel de servicio en la pared derecha.
Entrada túnel de servicio.
Túnel de servicio.
    • 2.800 se encuentra el derrumbe que impide atravesarlo desde 1999.
    • 4.200 arcos de acero sujetan la bóveda.
  • El túnel hace curva hacía la izquierda en sus 300 primeros metros para luego continuar en línea recta hasta su salida en Cantabria.
  • Tiene un desnivel de 116 metros (con una pendiente media del 2%) ya que la boca sur (Burgos) se encuentra a 748 msnm y la boca norte (Cantabria) se encuentra a 632 metros sobre el nivel del mar.
  • El túnel de La Engaña no tardó en construirse 18 años (de 1941 a 1959), como muchas fuentes aseguran.[cita requerida] En realidad, esos 18 años comprenden la construcción total del tramo que une los municipios de Vega de Pas en Cantabria y Pedrosa de Valdeporres en Burgos y dentro del cual se encuentra el túnel de La Engaña. Recordemos que dicho tramo abarcó, aparte del túnel de La Engaña, la construcción de:
    • 4 túneles.
    • 3 estaciones, de las cuales la de Yera (Cantabria) se halla sustentada por un muro aligerado con 32 arcos de hormigón de 50 metros de altura cada uno.
    • 2 poblados (construidos en 1942) para albergar a los presos encargados de la construcción: uno en Pedrosa de Valdeporres con capacidad para albergar a 370 presos, y otro en Vega de Pas con capacidad para albergar a 190 presos.
  • Según el proyecto, su construcción debería haber durado 4 años y medio. Finalmente, se tardaron 8 años en perforar la infraestructura (finalizada en la primavera de 1959).
  • Dichas obras de perforación comenzaron en 1951 por la boca sur (Burgos) aunque pocos meses después se iniciaron por la boca norte. El propósito era poder atacar el túnel simultáneamente por las dos bocas, con una producción diaria de 3 ó 4 metros, de tal forma que en esos 4 años y medio se viera concluida la obra.
  • No fue hasta 1954 cuando la empresa Portolés y Cía agilizó el ritmo, consiguiendo avanzar hasta 8 metros diarios.
  • Primero, todo el esfuerzo recayó en los contingentes de presos que fueron llegando al valle. Después, la obra avanzó gracias a operarios contratados por la empresa Portolés y Cía (Zaragoza). De hecho, a quienes habitaron en Vega de Pas a causa de las obras se les denominaba en la comarca "portoleses". Los trabajadores procedían en su mayoría de AndalucíaExtremadura y Cuenca.
  • Dependiendo de la fuente, el número de personas que participó en su ejecución varía:
    • Algunas afirman que llegaron a trabajar hasta 700 personas en dos turnos.
    • Otras aseguran que 3 destacamentos de presos republicanos -unos 250 hombres- contribuyeron con su esfuerzo, y en concepto de redención de penas, a la tarea en la que trabajaban otros 150 civiles.
    • También hay quien dice que lo construyeron sin apenas maquinaria 150 civiles y unos 500 presos republicanos del cercano campo de concentración de Valdenoceda que redimieron sus penas con trabajos forzados. La mayoría logró la libertad, aunque muchos decidieron seguir trabajando en las obras del túnel.
    • Hay quien asegura que en aquellos años trabajaron en esta obra más de 9.000 hombres y que la empresa llegó a contar con plantillas de 150 peones en cada tajo.
  • Las jornadas de trabajo eran de 12 horas diarias.
  • El número de fallecidos también varía dependiendo de la fuente consultada. Las cifras van de 11 a 20 pasando por 15 y 16. Por regla general, estas muertes fueron la consecuencia de la caída y el desprendimiento de piedra a causa de la humedad y las perforaciones. Al mismo tiempo, muchos obreros quedaron marcados para siempre por la silicosis.
Restos de la iglesia que estaba en la parte burgalesa
  • Se usaron 600.000 kilos de dinamita, 100.000 metros cúbicos de hormigón, 70 toneladas de acero, 20.000 de cementos y se consumieron 20 millones de kilovatios-hora.
  • Su coste total fue de 280 millones de pesetas, (1.700.000 euros, aproximadamente).
  • En el tramo cántabro del Santander-Mediterráneo se proyectaron 9 túneles, de los cuales sólo se llegaron a construir 6. En orden, de sur a norte, nos encontramos construidos el túnel de La Engaña (6.976 metros), El Majoral (285 metros), El Empeñadiro (130 metros), El Morro (263 metros) y El Morrito (43 metros) que dan acceso a la estación de Yera, lugar donde la explanación de la vía muere. A partir de ahí, la obra preveía la construcción de otros 3 túneles: 2 entre Yera y La Vega y otro bajo La Braguía. Ninguno de ellos llegó a ejecutarse. Finalmente, en Obregón, muy cerca de la entrada principal del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, nos encontramos con el último túnel construido, el cual tiene una longitud de 267 metros.
  • 50 kilómetros quedaban tan sólo por construir de la línea Santander-Mediterráneo cuando ésta fue cerrada en 1959. Exactamente la distancia que hay desde Yera hasta Sarón, ya que desde esta localidad hasta Santander la explanación y la obra civil ya estaban hechas, lo único que quedaba era la instalación de la vía.
  • En 1985, el gobierno de Felipe González (con el ministro Enrique Barón a la cabeza) clausuró las líneas ferroviarias que no cubrieran el 23% de los gastos de explotación que generaban. Se cerraron gran parte de los tramos del Santander-Mediterráneo que se encontraban en uso, junto con otras importantes líneas transversales como la Vía de la Plata o el Valladolid-Ariza.
  • En julio de 2001, el Ministerio de Fomento encargó un estudio de viabilidad para construir una carretera que atravesara el túnel. El importe necesario para llevar a cabo las obras fue cifrado inicialmente entre 40 y 45 millones de euros.
  • En la boca norte del túnel (Cantabria) se rodó en 2003 la película "La vida que te espera", del director torrelaveguense Manuel Gutiérrez Aragón. En ella se pueden ver los exteriores del túnel de La Engaña, El Majoral, El Morro y El Morrito (con una escena rodada en su interior). Al mismo tiempo, se rodaron escenas en el interior de los barracones abandonados situados en la boca sur del túnel de El Majoral.
  • En la primavera de 2013 el director José Manuel Jérez rodará algunas escenas de su nueva película "Noche blanca" en los alrededores del túnel. La película estará protagonizada por William Miller, Rubén Cortada, José Coronado, Alex González y Hiba Abouk. También participarán en ella Enrique San FranciscoTony Isbert, Carolina Bona, Carlos Fuentes, Roger Pera, Marina Lozano y Francesc Galcerán.
  • En 2016, la Asociación Social e Histórica de Economía Feminista, pretende la rehabilitación de la estación y el muelle, la Colonia Obrera La Engaña, en Pedrosa de Valdeporres, Burgos, para hacer un centro de interpretación de la historia del lugar, una hospedería y un espacio para talleres de capacitación y creatividad que generen empleo a las mujeres cuidadoras con familiares a cargo.

Referencias[editar]

«Medio siglo de oscuridad». El Diario Montañés. 2 de marzo de 2008.

Véase también[editar]

Enlaces externos[editar]

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