Las botellas de vidrio que eran usadas en Egipto tuvieron un raro uso en un principio en Palestina.
La palabra usada en varios pasajes para designar las vasijas de barro (Jer. 19:1-10) que se usaban para el almacenaje de líquidos (en hebreo «baqbuq») es un nombre onomatopéyico que describe el sonido producido por la salida del liquido del frasco.
La misma palabra hebrea se traduce en 1 R. 14:3 por vasija.
La versión de Casiodoro de Reina (1569) traducía en 2 S. 6:19 y 1 Cr. 16:3 por un «barril de vino» y un «frasco de vino» respectivamente, la frase hebrea que verdaderamente significa «pastel o torta de pasas», traducción que fue corregida en la revisión hecha en 1960 por las Sociedades Bíblicas.
Los frascos de la época bíblica eran generalmente pieles de cordero, oveja o de bueyes que tenían el peligro de romperse con el uso (Jos. 9:4; Mt. 9:17). Generalmente se los usaba para la leche, agua, vino, miel, etc.
En el salmo 109:83 el salmista asemeja sus sufrimientos a los del odre puesto al humo, que es la palabra castellana usada para la traducción de esta última clase de vasijas de piel (Jb. 38:37). (Véanse ODRES, VASIJA.)
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