La "vaca roja" (Pará Adumá) era uno de los elementos esenciales de purificación en el Templo Sagrado - en el Beit Hamikdash. Este animal es extremadamente raro. Tiene que ser completamente roja e incluso sus pelos deben ser rojos, sin excepción, y no puede haber trabajado en toda su vida. Cuando una vaca como esta era encontrada, era sacrificada en un lugar cercano al Templo, y sus cenizas, mezcladas en agua y otros ingredientes, eran usadas para purificar a las personas que se quedaron ritualmente impuras por haber tenido contacto con algún cadáver o similares. Aquella persona que era salpicada por el agua tendría que pasar por un proceso de purificación y al término del séptimo día estaba nuevamente pura.
El precepto de la "vaca roja" se encuentra en la categoría de "Jukim - decretos", o sea, las leyes que no somos capaces de entender. Existen preceptos que cumpliríamos de cualquier manera por que sean básicas de la civilización humana, u otras que no cumpliríamos solos, pero somos capaces de entender un poquito de su inmenso significado. Sin embargo, la "vaca roja" esta además de nuestra capacidad de comprensión, y a cumplimos por ser la Palabra Divina, que con certeza tiene un significado muy especial.
En la historia del pueblo judío hubo solamente nueve vacas rojas que se utilizaron para purificar al pueblo. La décima vendrá junto al Mashíaj, que esto sea pronto.
Ahora bien, cuando el Gran Templo de Jerusalén estaba de pie, el pueblo traía la ofrenda de Pesaj, para lo que era requisito estar ritualmente puro. Esa es la razón por la que leemos la sección de la vaca roja en la Torá antes de Pesaj.
De alguna manera, cada persona debe "purificarse" a si misma, limpiando su cabeza de ciertos pensamientos y midiendo más sus acciones.
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