Neferjeperura Amenhotep,
1 también conocido como
Ajenatón,
2 Akhenatón o
Akenatón,
3 fue el décimo
faraón de la
dinastía XVIII de Egipto. Su reinado está datado en torno a 1353-1336 a. C.
4 y pertenece al periodo denominado
Imperio Nuevo de Egipto. Hacia el cuarto año de su reinado, cambió su nombre a
Neferjeperura Ajenatón.
5
Dentro de la historia del Antiguo Egipto, su reinado inicia el denominado
Período de Amarna o conocido como <3,
6 debido al nombre árabe actual del lugar elegido para fundar la nueva capital: la ciudad de
Ajetatón,
esto es, «Horizonte de Atón». Es célebre por haber impulsado
transformaciones radicales en la sociedad egipcia, al convertir al dios
Atón en la única deidad del culto oficial del Estado, en perjuicio del, hasta el momento, predominante: el culto a
Amón. Es el primer reformador religioso del que se tiene registro histórico.
7 Su reinado no sólo implicó cambios en el ámbito religioso, sino también reformas políticas y artísticas.
Aunque tardíamente descubierto y todavía poco conocido, está
considerado por muchos historiadores, arqueólogos y escritores, como uno
de los faraones más interesantes .
El nombre del faraón
Ajenatón llegó al trono con el mismo
nombre de nacimiento que su padre:
Imn htp, transcrito
Amen-Hotep, que en el antiguo idioma egipcio significa «
Amón está satisfecho» o «hágase la voluntad de Amón» (el nombre completo es
Nefer-Jeperu-Ra Amen-Hotep, esto es,
Hermosas son las manifestaciones de Ra, Amón está satisfecho). Como consecuencia de su reforma religiosa, tras cuatro o cinco años de reinado, cambió el nombre de
Amenhotep por el de
Ajenatón (
3ḫt itn), esto es, «útil a
Atón» o «agradable a Atón».
8
El sacerdote e historiador egipcio
Manetón lo denominó
Horus y, posteriormente, otros historiadores también le asignaron el nombre de
Amenhotep IV o
Amenofis IV.
9 También es conocido como Akhenatón, Ecnatón e Ijnatón.
10 La transcripción de los
jeroglíficos de su primer
nombre de Trono y de
nacimiento es
Nefer-Jeperu-Ra Amen-Hotep.
Familia
Progenitores
Ajenatón fue hijo de
Amenhotep III y de la reina
Tiy, la
Gran Esposa Real. De la familia de ésta se tuvo conocimiento cuando se descubrió casi intacta la tumba de sus padres, los nobles
Yuya y Tuyu, originarios de la ciudad de
Ajmin.
11
Tras la muerte del faraón Amenhotep III, la reina viuda Tiy fue testigo
del ascenso al trono de su hijo Ajenatón y de sus consecuencias: el
proceso de sustitución del antiguo orden establecido en torno al culto
de Amón y la posterior fundación de la nueva capital del reino, la
ciudad de Ajetatón. Los historiadores opinan que Ajenatón construyó en
dicha ciudad un palacio para residencia de su madre, donde pasaría sus
últimos días hasta llegar a su muerte. Fue sepultada también allí, en la
tumba TA28, pero al despoblarse la ciudad –probablemente durante el reinado de su supuesto nieto
Tutankamón–, se ordenó el traslado de sus restos a la necrópolis de Tebas, donde fueron hallados posteriormente en la tumba
KV55 del
Valle de los Reyes.
Hermanos
Akenatón tuvo un hermano mayor, cinco hermanas (Sitamón, Henuttaneb,
Isis, Nebetta y Baketatón) y varios medios hermanos, hijos de las
esposas secundarias del rey. Su hermano Tutmose, que era el príncipe
primogénito o
Príncipe de la Corona,
12
ejercía, según parecen indicar los hallazgos arqueológicos relacionados
con él, diversos cargos oficiales, como por ejemplo la función de sumo
sacerdote de
Ptah, en
Menfis, un puesto normalmente asignado al sucesor real.
13 Tutmose falleció antes de heredar el trono. No se encuentran rastros ni imágenes de él durante el festival
Heb Sed
de su padre celebrado en el año 30 de reinado; razón por la cual muchos
historiadores afirman que su deceso ocurrió cercano a esa fecha del
reinado de Amenhotep III.
14
Matrimonios
El cargo de
Gran Esposa Real (Ta hemet nesu) fue ejercido por
Nefertiti,
a quien históricamente se le ha adjudicado una gran belleza física y
unas grandes dotes como gobernante. Con ella, la figura de la Gran
Esposa Real alcanzó cotas nunca vistas, como lo demuestra el hecho de
que haya registros con los nombres de Ajenatón y Nefertiti en
cartuchos reales, algo inusual en otros reinados. Una teoría sostiene que llegó a ser corregente junto a su marido, con el nombre de
Neferneferuatón.
15 Nefertiti era hija de
Ay y de su primera esposa, que se estima que falleció prematuramente cuando la niña aún era pequeña.
16
Ay era un noble muy arraigado en la corte, y muy influyente en los años
finales de la dinastía. Con posterioridad, Ay volvió a desposarse
nuevamente y tuvo otra hija:
Mutnedymet. Esta media hermana de Nefertiti llegó a ser consorte del faraón
Horemheb
(que no pertenecía al linaje de la Dinastía XVIII), quien la desposó
para legitimar su ascenso al trono, aunque de manera poco ortodoxa, ya
que lo habitual hubiera sido su matrimonio con una princesa de la
familia del rey Ajenatón y no de Nefertiti.
17
Nefertiti acompañó al faraón en todas las obras que emprendió. Se la
puede ver no sólo en las inscripciones conmemorativas religiosas en
torno al nuevo dios Atón, sino también en otras ceremonias, como
recepciones de embajadores extranjeros y funerales; incluso, aparece su
imagen grabada en las estelas fundacionales de la nueva capital:
Ajetatón. Como no pudo aportar herederos varones, sus hijas tuvieron que
desposarse con los pretendientes masculinos al trono, para darles
legitimidad, tanto si eran de sangre real (como era muy probablemente
Tutanjamón)
o meros cortesanos (Ay). El deceso de Nefertiti ocurrió, probablemente,
antes que el de su esposo, lo que implicó que Ajenatón eligiese a una
de sus hijas para ocupar el puesto de
Gran Esposa Real a efectos de poder oficiar los rituales que demandaba la presencia femenina real.
18
También destacó la figura de
Kiya,
mencionada como «La amada esposa», esposa secundaria de Ajenatón. Kiya,
probablemente, cobró relevancia por haber podido dotar de un hijo varón
al rey, el príncipe Tut-anj-Atón, el futuro Tut-anj-Amón (
Tutankamon).
19
Como era costumbre en los reyes de la
dinastía XVIII, Ajenatón heredó de su padre
Amenhotep III el «harén real» (
Casa Jeneret), que incluía a la princesa mitannia
Taduhepa, fruto de un tratado diplomático que la había enviado para fortalecer aún más las relaciones entre Egipto y
Mitanni durante el reinado de su padre
Amenhotep III, con el fin de poder mantener el
statu quo internacional.
Descendencia
- Hijas nacidas de Nefertiti (los años de nacimiento se cuentan a partir del comienzo del reinado de Ajenatón):
- Meritatón: durante el año 1 ó 2. Fue gran esposa real de Ajenatón y de Semenejkara.
- Meketatón: durante el año 2 ó 3. Murió en el año 14.
- Anjesenpaatón: durante el año 4 ó 5. Fue gran esposa real de Ajenatón y de Tutankamón
- Neferneferuatón-Tasherit: durante el año 7 u 8. Murió entre el año 14 y el 17.
- Neferneferura: entre el año 8 y 10. Murió entre el 12 y el 17.
- Setepenra: entre el año 10 y 12. Murió entre el año 12 y el 17.
- Hijas nacidas de Meritatón:
- Hijas nacidas de Anjesenpaatón:
- Hijos nacidos de una hermana no identificada:20
Reinado
Contexto histórico
La
Dinastía XVIII vivió un periodo histórico de excepcional importancia en Egipto. Liberado del yugo de los gobernantes
hicsos, la tierra de los faraones se convirtió en una potencia militar al dominar los territorios aledaños: por el sur, a la vecina
Nubia,
abundante en minas de oro y puerta de acceso fluvial al África negra,
con sus riquezas en forma de marfil, pieles y maderas; y, por el norte, a
Siria y
Canaán, con
Gaza y
Fenicia, donde Egipto se podía aprovisionar de telas, maderas y diversos minerales.
21
Como consecuencia,
Kemet
(Egipto) se convirtió en un país sumamente opulento y los faraones se
volcaron en promover grandes construcciones y embellecer el país. Muchos
estudiosos estiman que durante el reinado de
Amenhotep III, padre de Ajenatón, Egipto alcanzó su mayor cota en términos económicos.
22 Ajenatón heredó, pues, un estado en muy buena posición financiera y económica, que el faraón utilizó para sus fines políticos.
Estatuillas policromadas con las imágenes de Nefertiti y Ajenatón, hacia el noveno año de reinado.
Museo del Louvre, E15593.
Corregencia
Ajenatón no figura como sucesor en ningún documento ni monumento de
la época, lo que apoya la teoría de la prematura muerte del príncipe
heredero Tutmose; en este sentido, los egiptólogos afirman que el joven
príncipe Amenhotep (Ajenatón) fue ascendido a corregente en los últimos
años de reinado de su padre. Se cree que su residencia estaba en la
ciudad de
Tebas, lugar donde en sus primeros años contribuyó a la construcción de diversos templos.
23
Ascenso al trono
Amenhotep ascendió al trono en torno a 1353 a. C., y tomó como
nombre Neferjeperura Uaenra (nfr ḫpru rˁ uˁ n rˁ), esto es, «Hermosas son las manifestaciones de Ra, Único en Ra».
Duración del reinado
De los restos encontrados de este periodo en los yacimientos
arqueológicos, se deduce que el reinado de Ajenatón tuvo una duración
aproximada de 17 años. Después del decimoséptimo año de reinado
24 no se encuentran ya etiquetas de las
ánforas
y demás enseres de los palacios y almacenes reales. Tampoco se ha
encontrado, hasta el momento, referencia alguna al reinado de Ajenatón
pasado dicho año en ningún utensilio o cerámica.
Existen dudas, planteadas por
historiadores y
egiptólogos,
en cuanto a si la duración del reinado incluye el período de
corregencia. Mientras algunos estiman que el periodo de 17 años es de
reinado en solitario de Ajenatón, otros consideran el período de
corregencia de Ajenatón con su padre como parte integrante de esta etapa
de 17 años.
25
Primer período del reinado
Talatas (del italiano
Tagliata) provenientes del templo de Atón en
Karnak,
edificado en los comienzos del reinado de Amenhotep IV. El uso de estos
pequeños bloques de piedra caliza resultó ser una innovación en las
técnicas de construcción de su tiempo.
Los historiadores creen que la duración del primer período del
reinado del rey no fue más allá del quinto año. En este lapso, la figura
de
Nefertiti cobró importancia como
Gran Esposa Real
y el matrimonio, probablemente, tendría ya, al menos, dos hijas.
Durante esta primera etapa no hubo ruptura con el orden establecido,
aunque se empezó a gestar el cambio que llevaría a privilegiar el culto a
Atón. Su padre, Amenhotep III, realizó varias fiestas
Heb Sed, cuya principal función era la de
regenerar la fuerza del faraón, celebrando algunas en la actual
Malkata, donde se hallaba una residencia real, llamada
Palacio del deslumbramiento de Atón, lo que atestigua un temprano interés en
Atón.
26 Amenhotep III tenía a este dios solar como el más venerado, hecho reflejado en la correspondencia con los reyes de
Mitani e
Hititas, donde el sol también era la deidad principal.
Edificaciones de los primeros años
El culto a Atón, era característico de
Tebas.
Al principio de su reinado, Ajenatón promovió numerosas obras edilicias
en la zona, que se realizaron gracias a diversas innovaciones en las
técnicas de construcción. En este sentido, no se utilizaron grandes
bloques, sino pequeños mampuestos de caliza, a modo de
ladrillos, denominados
talata,
más fácilmente manejables y trasportables por los trabajadores. Esos
bloques fueron descubiertos como material de relleno reutilizados en los
pilonos de los templos de
Amón en
Karnak, construidos por los reyes posteriores.
27
Entre las obras edificadas en este período están algunas dedicadas a
Atón, simbolizado por el
disco solar. Debido a la posterior persecución a la que fue sometido todo lo relacionado con el
rey hereje, en especial por los gobernantes de la
dinastía XIX,
han sido escasos los restos hallados de estas representaciones
artísticas, más allá de los pertenecientes a las etapas más primitivas.
La etapa histórica de su reinado más importante es la que inicia el conocido como
período de Amarna, que comprende los siguientes doce años.
Cortesanos destacados
El recuerdo de los cortesanos del faraón Akenatón sobrevive en los relieves de sus tumbas localizadas en
Amarna,
más precisamente en el grupo de tumbas del sector Norte. Mucho se ha
escrito en torno al cuerpo de servidores de la corte, de quienes se han
tejido conjeturas de diversas índoles, desde simples advenedizos que
siguieron al faraón en sus “delirios” místicos hasta un grupo de
cortesanos incondicionales del faraón y su credo. Sin embargo, la
historia no develó mucho de sus secretos al día de hoy, lo siguiente es
la información con la que se cuenta:
- Huya. Supervisor de la Casa Jeneret
real, supervisor del Tesoro Real y Mayordomo de la reina-madre Tiye.
Está claro que Huya fue un funcionario heredado de la administración del
faraón Amenhotep III, siguió a la reina sobreviviente Tiye
en su traslado a la nueva capital de Aketatón durante el reinado de su
hijo Akenatón. Su tumba está identificada como la número 1 dentro del
conjunto de tumbas del sector norte de la ciudad.
- Meryra II. Escriba real, Mayordomo y Supervisor de los dos Tesoros, Supervisor de la Casa Jeneret real de Nefertiti. Su tumba es la número 2 dentro del conjunto de tumbas del sector norte.
- Ahmes. Real escriba del Rey, Mayordomo de la hacienda de
Akenatón. Su tumba está localizada en el sector norte e identificada con
el número 3.
- Meryra. Alto sacerdote de Atón en Ajetatón, Portador a la derecha del Rey. Su sepulcro es el número 4.
- Pentu. Escriba real, Principal servidor de Atón en la hacienda de Atón en Ajetatón, Jefe de los médicos. Le corresponde la tumba 5.
- Panehesy. Principal servidor de Atón en el templo de Atón en Ajetatón. Es el sepulcro número 6 del conjunto de tumbas del sector norte.
- Tutu. Chambelán real, Principal Servidor de Ajenatón en el
templo de Atón en Aketatón, Supervisor de todos los trabajos de su
Majestad, Supervisor de la plata y el oro del Señor de las Dos Tierras.
El sepulcro es localizado dentro del conjunto de tumbas de la zona sur
de Amarna con el número 8.
- Mahu. Jefe de Policía de Ajetatón. Tenía a cargo la
protección y seguridad personal del faraón. Se lo puede observar
custodiando a Ajenatón en sus traslados en carro dentro de la ciudad. El
sepulcro es el número 9 de las tumbas del lado sur.
- Ramose. Escriba real, Comandante de las tropas del Señor de las Dos Tierras, Mayordomo de Amenhotep III.
Es otro de los funcionarios heredados del padre de Akenatón y acompañó a
Ajenatón en su nueva ciudad. Su tumba identificada con el número 11 del
grupo de tumbas sur demuestra que era de edad avanzada cuando surgió la
mudanza a la nueva capital de Egipto.
- Maya. Escriba real, escriba de los reclutas, Mayordomo del palacio de Akenatón en Heliópolis,
Supervisor del ganado de la hacienda de Ra en Heliópolis, Supervisor de
todos los trabajos del rey, General del Señor de las Dos Tierras. Es un
cortesano proveniente de la ciudad de Heliópolis, centro del culto
solar en el Antiguo Egipto. Su preeminencia en la corte de Amarna
sugiere que el faraón Akenatón se nutrió de seguidores provenientes de
fieles del antiguo dios Ra.
- Ay. Padre del dios, Supervisor de los caballos de su Majestad, Supervisor del Tesoro Real. Se cree que el título de Padre del Dios era un honor para denotar la extremada cercanía al faraón en términos familiares. Era el padre de la Dadora de Herederos, la bella Nefertiti y abuelo de las reinas posteriores: Meritatón y Anjesenpaatón. Inclusive llevó a tomar como Gran Esposa Real
a ésta última reina con lo que trató de legitimar su ascenso al trono
una vez fallecido el último descendiente real masculino de la Dinastía XVIII, el joven príncipe Tutanjatón.
Este cortesano fue testigo presencial del ascenso al trono de Amenhotep
IV, del nacimiento de Akenatón, del levantamiento y apoteosis de Atón, de los fallecimientos del yerno (Akenatón), hija (Nefertiti) y nietas (Meketatón y Meritatón);
además de la vuelta a la ortodoxia con Tutankamón. Finalmente ascendió
al trono como sobreviviente más cercano a la familia real. Dentro del
grupo de tumbas de la zona sur de Amarna, la correspondiente a Ay
identificada con el número 25. Cabe consignar que un ejemplo del famoso Himno a Atón se encuentra grabado en dicha tumba, que nunca fue utilizada porque, una vez ascendido a faraón, Ay fue enterrado en la necrópolis de Tebas conforme a la vuelta a la ortodoxia ya emprendida durante el reinado de Tutankamón.
- Bek. Si bien se conoce de él no a través de su sepultura sino
de su taller localizado en las ruinas de la ciudad de Aketatón. Era el
hijo del Jefe de Escultores. Arquitecto y maestro escultor, en el solar
donde se ubicaba su taller fue encontrado el busto de Nefertiti así
también como innumerables piezas inacabadas de esculturas en especial de
la familia real.
La revolución de Amarna
Ajenatón, como esfinge oferente, ante el disco solar, símbolo de Atón.
Antecedentes
Desde los inicios del Egipto faraónico, la religión había ido
adaptándose a los diversos factores de carácter histórico que tanto
social como culturalmente influenciaban la vida espiritual de los
antiguos egipcios. Conforme se sucedían las distintas dinastías
egipcias, los centros de poder e influencia iban sufriendo cambios y
desplazamientos, originando variaciones en las prácticas religiosas y en
el panteón egipcio. Esto suponía también privilegios en la asignación
de recursos (tierras, ganado, siervos, etc.) sobre el resto de los
dioses (y sus respectivos templos y clero).
Desde el 2400 a. C. el dios del sol se adoraba como
Ra-Horajty, un dios con cabeza de
halcón, coronado por el disco solar y el
uraeus, con
cetro uas y
anj.
Era el dios de los faraones, que se consideraban sus hijos y su
representación en la tierra. Sin embargo, esta preferencia cambió a
finales de la
Dinastía XVII:
los príncipes tebanos impulsaron la expansión de sus fronteras hasta
liberar completamente el territorio egipcio del dominio de los
gobernantes
hicsos. La reunificación del reino del
Alto y
Bajo Egipto en una sola corona se efectuó bajo el mando de los príncipes de
Tebas, y la guía espiritual del dios tebano
Amón, cuyo centro espiritual estaba en
Karnak.
Así, el culto a Amón (y, por tanto, su clero) ocupó su sitial dorado de
preeminencia en el panteón egipcio y se transformó en el «Dios de la
Victoria». Este impulso guerrero no se acabó con la expulsión de los
hicsos, sino que continuó con la expansión de las fronteras hasta
conquistar los territorios de
Canaán y
Nubia, lo que dio origen al denominado
Imperio Nuevo.
Los gobernantes de la
Dinastía XVIII,
con Amón a la cabeza, convirtieron a Egipto en un gran imperio. Con
cada nueva conquista, el agradecimiento a Amón se traducía en nuevos
templos y obras, como las sucesivas ampliaciones de los templos de
Karnak,
y en nuevas prebendas económicas a sus sacerdotes: el culto y el clero
de Amón recibieron un trato preferencial como nunca hasta entonces había
recibido ningún dios o diosa egipcios, acumulando inmensas cotas de
poder.
Durante los reinados de Amenhotep III y
Thutmose IV,
la tendencia se invirtió paulatinamente, pues el clero de Amón había
sido desplazado por el de Ra y se había introducido de nuevo el culto a
Atón, aunque como un dios secundario.
28 Atón,
Shu y
Tefnut,
formaban la tríada creadora, y su culto era símbolo del retorno a las
bases del panteón egipcio. El culto a estos dioses había sido sustituido
por el de sus hijos, pero el faraón abogó por el regreso a los tres
primeros dioses, postergando los cultos de otros.
29
Con Ajenatón, la reforma religiosa se radicalizó con la imposición de la preferencia del dios
Atón
sobre el resto de dioses y la prohibición del culto a Amón. El faraón
intentó, como ya había hecho su padre, aminorar el poder que el
sumo sacerdote
y el clero de Amón habían adquirido con el tiempo. Sin embargo, este
cambio no se realizó en los primeros años del reinado. El propio nombre
de nacimiento del rey
Amenhotep conllevaba mención al dios Amón y, al principio, ambos cultos podían coexistir libremente.
30
Según los historiadores, fue alrededor del quinto año de reinado en
solitario cuando el rey Amenhotep IV abandonó su nombre de nacimiento en
honor al dios
Amón y adoptó el de
Ajenatón, conjuntamente con modificaciones en los distintos títulos, como los nombres de
Horus,
Nebty y
Horus Dorado.
31
Estela que muestra algunos de los títulos del
faraón Ajenatón, y el nombre del dios
Atón, enmarcados en
cartuchos. Fue hallada en el gran templo de
Atón, en
Ajetatón.
Motivos
La reconstrucción del universo espiritual, social, económico y
político del Egipto de finales de la Dinastía XVIII, ha permitido, a
falta de registros históricos explícitos, intuir los motivos que
indujeron a Ajenatón a realizar la reforma religiosa. Así, pues,
analizando ese contexto, muchos estudiosos han coincidido en afirmar que
la instauración de la nueva religión se debió más a motivos políticos
que espirituales.
Por los restos encontrados en la abandonada ciudad de Amarna,
es clara la intención de Ajenatón de posicionarse entre el dios Atón y
el simple adorador, sin intermediarios, sin sacerdotes en medio, sin
clero. Por ende el refuerzo de la autoridad real, ya no en el plano
espiritual sino eminentemente político, es un objetivo palpable en los
distintos restos encontrados en las tumbas o los altares de los templos.32
Atón: el disco solar
Atón se representaba como un gran disco solar, del que salían brazos en disposición radial, que terminaban en manos con el signo
anj
de la vida con las que recogía las ofrendas, dando a cambio luz y vida.
No se han conservado imágenes antropomórficas, tan comunes en la
religión egipcia, del dios Atón, ya sea en forma de esculturas, pinturas
o bajorrelieves.
Atón era la forma del dios del sol en la tarde y personificaba la fuente de toda vida.
Amenhotep III
había protegido el culto a Atón, y Ajenatón llevó al límite el sentido
religioso de adoración del símbolo solar, convirtiendo a Atón en el dios
personal del faraón, y por ende, en el de todos y cada uno de sus
súbditos. Además, Ajenatón no solo erigió en el
Templo de Karnak un santuario dedicado a Atón,
33 sino que fundó una nueva capital político-religiosa: Ajetatón.
Ajetatón: la nueva capital político-religiosa
A mitad de camino entre
Menfis y
Tebas, las dos anteriores grandes capitales, ordenó construir una nueva capital en el desierto,
Ajetatón (la actual
Amarna) consagrada al dios Atón. Para delimitar el perímetro de la ciudad se erigieron varias
estelas de demarcación
en las que se declara la pertenencia del paraje al nuevo dios Atón. En
la nueva ciudad, hizo construir templos con grandes patios, ya que el
culto solar debía hacerse al aire libre. La construcción de la nueva
capital se financió con la confiscación a favor de la corona de las
tierras y rentas de los antiguos templos, quitándoles privilegios a los
sacerdotes y dejándolos sin las inmensas riquezas que acumulaban cada
año. Hacia el quinto año de reinado, el faraón, la familia real y la
corte, se trasladaron a la nueva ciudad: la ruptura con el pasado
quedaba así totalmente consumada.
Reformas religiosas
Como consecuencia de lo anterior, surgió la nueva religión,
sustentada sin fisuras desde el máximo nivel político del estado
faraónico. El faraón se nombró único representante en la tierra del
dios, haciendo innecesaria la casta sacerdotal.
34 El faraón con la gran esposa real oficiaban entre el pueblo y Atón.
35 Para
Flinders Petrie y otros antiguos
egiptólogos,
este fue el comienzo de la primera religión monoteísta, cuyo principio
rector se resume en las conocidas palabras del eminente egiptólogo
Cyril Aldred que, parafraseando el
Corán, afirmó que
existe un solo Dios, y el faraón es su profeta.
Como sumo sacerdote de Atón, rechazó la autoridad del
sumo sacerdote de Amón, quien tenía el título de
Jefe de los sacerdotes de todos los dioses y un gran poder político. En el décimo año de su reinado, Ajenatón ordenó borrar el nombre de Amón y el de su esposa
Mut de todos los monumentos, hasta de los cartuchos con nombres teóforos de todos los faraones, incluido el de su padre.
36
La nueva religión se caracterizaba por una fuerte abstracción y
conceptualización de la deidad. A esta conclusión se llega al considerar
que, si bien la adoración de una deidad solar ofrecía oportunidades de
eventos festivos en momentos determinados del calendario, como son los
días de
solsticio y los de
equinoccio,
sin embargo, Ajenatón no los utilizó determinadamente en su reforma
religiosa. Más aún, la orientación de los edificios en la nueva ciudad
dedicados a
Atón no sigue ningún patrón solar o cósmico, sino que se adecúa a la
topografía
del terreno donde estos se asentaban. Todo esto lleva a la conclusión
de que la nueva religión en torno a Atón se basaba en una fuerte
abstracción conceptual en perjuicio de otras manifestaciones religiosas
más concretas.
37
Esto fue lo que originó un importante problema en el sistema de
creencias egipcio, ya que el pueblo no concebía a los dioses sin forma e
imagen, sino que necesariamente los corporizaba, ya fuese en una imagen
antropomorfa, ya en un animal asociado, icono zoomorfo.
La revolución, provocada por Ajenatón, comportó la total eliminación
de las imágenes humanizadas de dioses en esculturas, relieves, muebles y
otros enseres, que habían constituido -tradicionalmente- la principal
fuente iconográfica del arte egipcio. Paralelamente, la familia real se
convirtió en el motivo central de las representaciones artísticas: en
los altares de los templos donde antes se encontraban las estatuas de
los dioses, se veía ahora a la familia real, a veces en pareja, otras
veces con todas sus hijas, y siempre con el dios Atón, el disco solar,
oficiando como protector y dador de vida.
38
Simultáneamente, se produjo también un cambio radical en las formas y
modos de oficiar las ceremonias religiosas. Los antiguos templos
cerrados, oscuros, donde lo primordial es el ocultamiento de la
divinidad y el acceso restringido, dieron paso a templos abiertos, al
aire libre, donde la observación de la divinidad estaba al alcance de
cualquier neófito o no iniciado.
39
Con todo, subsisten muchos interrogantes en lo relativo al culto de la
nueva religión respecto a dos temas: el culto individual o familiar y su
relación con el más allá.
Templo de Atón en Ajetatón. Ajenatón, secundado por
Nefertiti y sus hijas, realiza una ofrenda al dios en un altar al aire libre. Dibujo extraído del relieve en la tumba de Meryre en
Ajetatón (Amarna).
El culto privado
La práctica religiosa del Antiguo Egipto intentaban contener y dar
sentido a las necesidades espirituales de campesinos, artesanos o del
ciudadano medio del reino. La gran cantidad de esculturas, amuletos y
textos referidos a cultos particulares que se han conservado, muestra
que la religión tenía un profundo impacto en la vida cotidiana. En la
cultura egipcia, multitud de deidades tutelaban cada faceta de la vida:
la concepción, la fertilidad, el nacimiento, el matrimonio, la muerte,
etc. Así, el egipcio común vivía en un entorno de prácticas y ceremonias
religiosas íntimamente unidas: la invocación a
Min para la cosecha, la protección de
Osiris en la muerte, etc.
Por tal motivo, en la investigaciones arqueológicas es muy común hallar en las viviendas del
Antiguo Egipto pequeños altares, esculturas etc. La antigua ciudad de
Ajetatón
muestra variados restos de altares con imágenes tanto de Atón con el
faraón o la familia real, como de las antiguas deidades egipcias que
habían sido desterradas del nuevo culto oficial. Así, algunos
historiadores indican que en algún punto, Ajenatón observó que la
religión que implantaba generaba un vacío que no podía cubrir
determinadas necesidades espirituales de sus súbditos, y pretendió
suplir esas necesidades con la adoración de la familia real, por
intermedio de la cual se llegaba a
Atón.
40 Sin embargo, la reforma de los cultos privados constituyó una empresa muy delicada.
Altar hogareño para la adoración familiar o individual de Atón y la
familia real. Bajorrelieve de la familia real bajo los rayos dadores de
vida del único dios:
Atón.
Museo Egipcio de El Cairo.
Así, muchos estudiosos creen que el abandono y olvido en que cayó la
religión de Ajenatón, una vez muerto el faraón, se debió al hecho de que
en ningún momento llegó a conseguir que las necesidades espirituales en
el plano individual y familiar del pueblo egipcio fuesen colmadas con
su propuesta religiosa. Dicho de otra forma, la religión de Ajenatón
nunca dejó de ser una religión del aparato del estado, ya que en el
plano individual el egipcio siguió encomendándose a las antiguas
deidades.
A su muerte, no solo cayó en el olvido el culto a
Atón, sino también a
Osiris, ya que el destino en el
Más Allá
dependía de la lealtad al faraón, pero el pueblo seguía adorando a los
viejos dioses y apegado a sus tradiciones y supersticiones. Incluso en
la propia capital se han hallado estatuas de otros dioses erigidas ya en
esa época.
41
Relación con el más allá
En lo referente al culto del más allá, en la religión egipcia recaía en el dios
Osiris,
cuya epopeya de resurrección se convertía en modelo de referencia en el
momento del deceso del súbdito egipcio. El culto de la resurrección es
una constante en la historia del Antiguo Egipto, desde el primitivo
período predinástico hasta la época romana. Con diferentes desarrollos,
las prácticas mortuorias crearon textos tan elaborados como el
Libro del Amduat, los rituales de embalsamamiento, la arquitectura de las necrópolis, etc.
No se sabe todavía cómo Ajenatón, como reformador religioso,
reemplazó o modificó este culto del más allá. A pesar de que en la
ciudad de Ajetatón hay restos de tumbas con relieves y pinturas murales,
en dichas tumbas no hay ninguna referencia al culto osiríaco.
42 43
Reformas políticas
Tradicionalmente, se ha tenido la imagen de Ajenatón como la de un
gobernante que había abandonado total o parcialmente su cargo debido a
una religiosidad extrema, y que había llevado a Egipto al declive (sobre
todo en el exterior). Sin embargo, esta imagen de Ajenatón ha ido
perdiendo fuerza a partir de las últimas investigaciones.
Política interior
El cambio en el modelo político supuso un afianzamiento del poder real. Por los rastros encontrados en las ciudades de
Tebas y
Ajetatón,
todo demuestra que la preeminencia del faraón sobre el resto del
aparato del estado era evidente. Ni la clase sacerdotal, ni los
principales referentes del engranaje burocrático del estado (virreyes,
chatys, supervisores del tesoro, etc.), lograron, aparentemente, algún tipo de relevancia, con las solas excepciones de
Ay y
Horemheb, aunque ambos fueron sumisos al poder del faraón.
Los principales funcionarios del estado han pasado a la posteridad
más como seguidores incondicionales del faraón y su nueva ideología, que
por obras, hechos o documentos, como queda mostrado en los relieves que
muestran sus tumbas en el
cementerio
de la nueva ciudad, Ajetatón. En esas imágenes, se esfuerzan en mostrar
su devoción hacia el rey, la familia real y, obviamente, hacia la nueva
religión.
El alejamiento del clero (en especial el de
Amón) de las cuestiones terrenales se puede inferir del abandono de las dos principales ciudades donde residían los faraones:
Menfis, la sede política del reino, y Tebas, la sede religiosa y lugar de origen de la dinastía reinante.
Relaciones exteriores
Tabla con escritura cuneiforme que pertenece a las tabletas que conforman las
Cartas de Amarna; se trata de un mensaje del rey Tushratta de
Mitanni
al faraón Amenhotep III, padre de Ajenatón, sellando una alianza entre
ambos países con el compromiso matrimonial de la princesa mitanni
Tadukhipa. Es uno de los primeros registros históricos que reflejan la existencia de relaciones diplomáticas en la antigüedad.
Por lo que se refiere a la política exterior, Ajenatón fue capaz de mantener el
statu quo en los territorios conquistados de
Canaán y
Libia. Por otro lado, aunque la destrucción de los restos de su reinado no ha dejado muchos documentos de política exterior, la
correspondencia
con otros reyes coetáneos guardada en los archivos de estos, muestra su
actividad diplomática, aunque probablemente delegara muchas de sus
obligaciones en sus colaboradores.
Del
Segundo Período Intermedio,
Egipto salió sumamente fortalecido, ya que a la expulsión de los hicsos
le siguió un período de conquistas que alcanzó su máxima expansión
durante el reinado del faraón
Tutmosis III. El equilibrio de poderes se alcanzó en la confrontación con el reino de
Mitanni. Dicha rivalidad abarcaría casi dos siglos de historia y llegaría a su fin con el tratado de paz convenido por
Amenhotep III y el rey
Shuttarna II. Para ratificarlo, el rey de Mitanni envió a su hija, la princesa
Giluhepa, para ser desposada con el faraón. El tratado fue reafirmado con el envío de otra princesa mitannia (
Taduhepa) durante el reinado del rey
Tushratta al harén real del faraón.
44 Todo esto está documentado en las
Cartas de Amarna.
Así, el sistema de alianzas entre los estados de
Babilonia,
Mitanni,
Asiria,
Hati y Egipto, implicaba un mantenimiento del
statu quo
internacional, posibilitando un gran entramado de relaciones
diplomáticas que ha podido ser desvelado mediante el descubrimiento del
archivo egipcio en la ciudad de Amarna. En estas relaciones
diplomáticas, el trato que se dan entre los reyes es el de
hermano.
En los estados vasallos o dentro de la esfera de influencia egipcia, el
trato era mucho más servil, siendo el faraón tratado como
Mi Señor de forma habitual.
45
La correspondencia diplomática indica que Ajenatón mantuvo el sistema
de alianzas heredado de su padre. Los reyes aliados ofrecían amistad y
alianza a cambio del oro faraónico y los estados vasallos imploraban
atención de parte del faraón para recibir recursos o ser beneficiados y
conservar el poder.
46
Este equilibrio se mantuvo durante el reinado de Ajenatón, aunque con
tendencia a desestabilizarse por la belicosidad y poderío que estaba
adquiriendo Hati, que había empezado por atacar al reino de Mitanni, que
inútilmente pidió auxilio a Egipto. El liderazgo que alcanzó el reino
hitita llevaría a una serie de confrontaciones bélicas entre Egipto y
Hatti que se prolongarían desde el gobierno de Tutanjamón hasta el de
Ramsés II, quien firmaría una paz duradera estableciendo un nuevo
statu quo internacional.
47
Todo hace suponer que, en el manejo de las relaciones
internacionales, el faraón mantenía el conocimiento y la toma de
decisiones en los tratos con las potencias extranjeras, como bien lo
atestiguan las
Cartas de Amarna. Algunas de esas tablillas de barro cocido estaban dirigidas a la reina madre
Tiyi,
aunque se supone que fue durante un breve período inmediatamente
posterior a la muerte del anterior rey Amenhotep III, cuando el nuevo
rey Ajenatón no estaba del todo familiarizado con las relaciones
diplomáticas.
Reformas artísticas
El cambio religioso provocó también un cambio en los cánones
artísticos; aunque efímera, la llamada «revolución amarniana» significó
un periodo muy interesante en el arte egipcio, pues se pasó del
hieratismo monumental a un curioso y descarnado
naturalismo
en el cual se notan destellos de ternura (como, por ejemplo, se puede
apreciar en la estela que representa a Nefertiti con sus hijas pequeñas o
en el famoso busto que representa a la célebre soberana).
Princesas del período de Amarna. Cuellos estilizados y cráneos alargados.
Hasta la reforma religiosa de Ajenatón, existía en Egipto un canon
tradicional de representación en relieves y pinturas murales que
presentaba las siguientes características:
- la escuela artística tradicional del Antiguo Egipto no utilizaba la perspectiva
en las imágenes murales, pues el tamaño determinaba el grado de
importancia del personaje respecto del resto de los componentes.
- las imágenes antropomórficas se dibujaban de la siguiente forma: la
cabeza, los brazos y las piernas de perfil, pero los ojos y el torso de
frente. Este método de representación se modulaba con una cuadrícula de
cuatro unidades de ancho por nueve de alto.
Una de las principales características del nuevo arte nacido con el
Atonismo es el cambio en este estilo de representación. Por un lado, se
abandonó el canon tradicional de representación del cuerpo humano, que
sería modelado a partir de entonces en una nueva cuadrícula de cuatro
unidades de ancho por doce de alto, modificación que se mantuvo bajo sus
inmediatos sucesores. Las imágenes son más naturalistas, llegándose a
extremos descarnados. Se deja de lado la representación idealizada, sin
faltas o defectos físicos, y se remarcan algunos rasgos de forma
extrema: poseen cabezas alargadas en su parte posterior, ojos rasgados,
labios gruesos, mandíbulas prominentes, cuellos largos y estilizados,
vientres pronunciados —tanto en personajes masculinos como femeninos— y
contornos redondeados que, en muchos casos, dificultan la identificación
del sexo del personaje representado.
Este último cambio hizo pensar a muchos estudiosos del siglo XIX y de
principios del XX que las esculturas del faraón Ajenatón describían
malformaciones físicas producto de supuestas enfermedades que habría
padecido el faraón, como el
síndrome de Marfan.
48
Las esculturas halladas del faraón herético describen una imagen nunca
vista antes en cualquier otro rey: cuello alargado, hombros y torso
estrecho, caderas protuberantes, labios gruesos y mentón alargado. Hoy
en día, los historiadores y arqueólogos estiman que las imágenes del rey
son representaciones artísticas y no son elementos suficientes para
suponer que padeciese enfermedades crónicas.
Además, con el hallazgo de la tumba de Tutankamon, se ha podido
observar que la momia del faraón-niño poseía un cráneo alargado parecido
a las esculturas e imágenes encontradas de la familia real del
período de Amarna.
Como consecuencia de ello, se ha especulado con la posibilidad de que
este tipo de creaciones artísticas podrían pretender reflejar ciertos
atributos físicos compartidos por los miembros de las familias reales,
con la intención de ofrecer una imagen homogénea de la realeza.
Escultura encontrada en el taller del escultor Thutmose en Amarna. Ojos
rasgados, labios gruesos, mandíbula prominente y cuello estilizado y
cráneo alargado. Ejemplo del estilo artístico de Amarna.
Otro de los innovadores cambios de la revolución de Amarna es el
motivo de las representaciones.
49
Eliminados los motivos religiosos, ya que Atón era una deidad abstracta
simbolizada por el disco solar, en el universo artístico egipcio
surgirían las escenas íntimas, familiares y personales. Las imágenes
tradicionales del faraón destrozando a sus enemigos, tanto interiores
como exteriores, fueron reemplazadas por escenas íntimas del faraón
venerando a su dios, con su familia o con su
Gran Esposa Real: Nefertiti.
Surgieron piezas excepcionales que muestran al faraón en una faceta
más humanista, sea compartiendo un momento con su amada, jugando con sus
hijas en el regazo, o en momentos penosos, como la fúnebre despedida de
una de sus hijas.
Gracias a las excavaciones en la ciudad de
Ajetatón, salieron a la luz importantes obras de arte del período. Precisamente, en el taller de
Thumose, el escultor real, se encontraron dos docenas de piezas escultóricas, incluido el conocido busto de la reina Nefertiti.
De todos los legados del período de Ajenatón, solamente el artístico
perduró tras su muerte. El legado político se extinguió con ella, ya que
durante el reinado de su sucesor el faraón niño
Tutankamón, sometido a
Ay y
Horemheb,
la corte regresó a Tebas. Y en el plano espiritual, como ya se ha
indicado, la reforma religiosa de Ajenatón se extinguió también con su
muerte. Solamente, las innovaciones artísticas del periodo de Amarna
lograron sobrevivir algún tiempo tras el deceso de Ajenatón, pudiendo
encontrarse rastros aún durante los reinados de Tutankamón, Ay y
Horemheb. Con todo, durante la
Dinastía XIX, el arte egipcio volvió a la antigua ortodoxia artística.
Literatura de la época
Himno a Atón. Transcripción del texto encontrado en una tumba en Amarna.
En algunas tumbas de los funcionarios de Ajenatón, particularmente en el de
Ay, se encontraron fragmentos del
Himno a Atón,
en el que el propio faraón expresó los conceptos de la nueva religión.
Llama la atención por su parecido con el salmo 104 de la
Biblia. Dice así:
- Eres tú quien desarrolla el embrión en la hembra,
- tú quien crea la simiente en el varón,
- tú quien da vida al hijo en el seno de la madre,
- tú quien le mandas el consuelo que apacigua sus lágrimas,
- tú, la nodriza de quien aún esté en el vientre materno,
- tú el que no deja de dar aliento a la vida de cada criatura.
- Cuando salen del seno materno para respirar, el día de su nacimiento,
- tú abres al instante su boca y les das lo necesario.
(traducción de G. Fatás)
Epidemias en Amarna
Durante el
Periodo de Amarna se produjo una importante pandemia, probablemente de
peste bubónica,
poliomielitis o, tal vez,
gripe,
50 que se originó en Egipto y se extendió por todo el
Levante mediterráneo, acabando con la vida, por ejemplo, de
Suppiluliuma I,
el rey hitita. En el supuesto de que hubiese sido una gripe, se
explicaría porque se trata de una enfermedad asociada a la proximidad de
aves acuáticas, cerdos y seres humanos, y su origen como una enfermedad
pandémica pudo ser debido al desarrollo de los sistemas ganaderos, pues
facilitaban la proximidad de estos animales con sus desechos.
51
Algunas de las primeras evidencias arqueológicas de este sistema
ganadero se han fechado durante el reinado de Ajenatón, y la pandemia
que siguió a este período en todo el
Oriente Próximo puede haber sido el primer brote registrado de gripe.
50
Sin embargo, la naturaleza precisa de esta plaga de Egipto sigue
siendo desconocida, y también se ha sugerido Asia como posible lugar de
origen de la pandemia de gripe en seres humanos.
52 53 54
La sucesión de muertes en la familia real debió de impactar
profundamente en lo personal al faraón Ajenatón y, en general, a todo el
reino. Fueron víctimas de esta pandemia la reina madre Tiy, la Gran
Esposa Real Nefertiti y las princesas Meketaton, Meritatón, Setepenra y
Neferura, en un intervalo de tiempo que va desde el año 12 al 17 de,
reinado.
Por lo demás, la prevalencia de la enfermedad puede ayudar a explicar
la rapidez con que la ciudad de Ajetatón fue posteriormente abandonada,
y también el por qué las generaciones posteriores consideraron que los
dioses se habían vuelto contra los reyes de Amarna.
Zahi Hawass ha sugerido que la epidemia podría ser de
peste negra,
porque se han encontrado huellas de esa enfermedad en Amarna. Arielle
Kozloff, por su parte, ha discutido esa hipótesis y argumenta que la
epidemia fue causada por una peste bubónica sobrevenida junto a una
epidemia de poliomielitis. Sin embargo, su argumento de que
la poliomielitis no es tan virulenta como algunas otras enfermedades
ha sido refutado pues ignora la evidencia de que las enfermedades son
menos virulentas cuanto más tiempo están presentes en la población
humana, como se demostró con la
sífilis y la
tuberculosis.
55
Final del reinado
No se sabe a ciencia cierta cómo terminó el reinado de Ajenatón, ya
que no se cuenta con documentos ni crónicas de la época. Además, la
damnatio memoriae decretada por los posteriores faraones de la
Dinastía XIX eliminó mucha información sobre su mandato.
El cénit del reinado de Akenatón puede situarse en su decimosegundo año
de reinado cuando se efectuó una gran celebración de ofrendas y tributos
de países aliados y estados vasallos en Aketatón. Dibujo extraído de la
tumba de Meryra II en Amarna
La culminación del reinado de Akenatón puede centrarse en una gran
celebración en Aketatón en el año 12 de reinado. El acontecimiento
consistió en una gran recepción real de embajadores de potencias
extranjeras y enviados de estados vasallos del Imperio Egipcio. Gracias a
los relieves en la tumba del cortesano Meryra, se puede saber que la
familia real estaba en pleno: Akenatón, Nefertiti y sus seis hijas.
Después del duodécimo año de reinado de Akenatón, sobrevino la muerte de la princesa
Meketatón,
que supuestamente falleció al dar a luz. Se desconoce tanto el nombre
como el sexo de este bebe real, lo que probablemente indica que no
sobrevivió a su madre. En el funeral de Meketatón se pudo ver a sus
padres despidiéndola,
56 pero no hay rastro alguno de la reina-madre
Tiye,
razón por la cual se estima que la madre de Akenatón falleció dentro de
un lapso que va desde el año 12 al 14 del reinado del faraón.
Después del año 14 de reinado, no hay menciones a la reina Nefertiti, mientras que la princesa
Meritatón es elevada a la posición de
Gran Esposa Real. Todo indica que la reina Nefertiti falleció después de ese año de reinado.
A su vez, las princesas
Meritatón y
Anjesenpaatón fueron elevadas sucesivamente a la posición de
Gran Esposa Real,
57
no solo en funciones ritualistas sino también bajo una base sexual.
Ambas princesas dieron a luz sendas princesas, a quienes se nombró como a
sus madres con el agregado de
"ta sherit" (“la menor”). Así, las princesas
Meritatón-Tasherit y
Anjesenpaatón-Tasherit
fueron el fruto de la relación incestuosa del faraón Akenatón con sus
hijas, muy probablemente con la intención de conseguir un descendiente
masculino.
58
El ascenso de
Semenejkara
a corregente puede ser ubicada alrededor del año 15 de reinado, ya que
en ese año Anjesenpaatón reemplazó a su hermana Meritatón como Gran
Esposa Real. Así, Meritatón fue la consorte real del nuevo corregente
Semenejkara, mientras Anjesenpaatón se convirtió en la Gran Esposa Real
de su padre Akenatón.
59
Se pueden datar los decesos de cuatro de las seis hijas de Nefertiti y
el faraón, quienes fallecieron entre los años duocécimo y decimoséptimo
del reinado. Esta sucesión de muertes en un corto período dentro de la
familia real ha abierto el campo de la especulación entre los
estudiosos, con dos hipótesis explicativas al respecto:
Escena íntima entre el faraón Tutankamón y su Gran Esposa Real Anjesenamón, hija sobreviviente de Ajenatón y Nefertiti. Las imágenes y el motivo artístico son típicos de la época de Amarna. (Detalle del respaldo del trono ceremonial de Tutankamón.)
- las muertes fueron debidas a una enfermedad congénita y hereditaria que padecerían las hijas de Nefertiti;
- la causa de las muertes fue una epidemia que azotó Egipto y afectó a
la familia real. Esta hipótesis es la más aceptada entre los
especialistas.60 Las dificultades en la identificación de momias o la falta de estas impiden avanzar más en la elucidación de este aspecto.
En otro orden de cosas, la sucesión no se encuentra debidamente
registrada, sobre todo si se tiene en cuenta que los faraones
posteriores pretendieron borrar el reinado de los registros, tendiendo
un puente entre Amenhotep III y el usurpador
Horemheb.
La muerte de Ajenatón en el decimoséptimo año de su reinado da al
faraón una edad probable de entre 30 y 36 años. Su inmediato sucesor, el
desconocido
Semenejkara,
reinó durante un breve período, que algunos estudiosos estiman entre
menos de un año a no más de tres. Tras él, ascendió al trono de Egipto
un niño de menos de once años de edad: Tutankatón (
Tutankamon).
Ajenatón fue enterrado en la tumba que se hizo construir, la llamada
Tumba Real de Amarna,
como demuestra el hecho de que la cámara funeraria estaba sellada. Sin
embargo, el cuerpo del faraón fue retirado cuando la corte regresó a
Tebas, y probablemente su momia fue inhumada en algún lugar del
Valle de los Reyes, quizá en la
KV55. Su
sarcófago fue destruido y permaneció en la necrópolis de Amarna; ahora se encuentra, reconstruido, en el exterior del
Museo de El Cairo.
Sucesores
Una costumbre que se impuso durante la Dinastía XVIII era la de
nombrar un corregente, de modo que el faraón reinante delegaba algunas
funciones políticas y religiosas en el heredero, quien una vez
acontecida la muerte del rey accedía al trono. En los casos en que la
posición del príncipe heredero era indiscutible (por ser el hijo del rey
y la
Gran Esposa Real),
la corregencia era vista como un marco de continuidad y formación del
joven príncipe. En otras ocasiones, la instauración de un corregente era
una necesidad para afirmarlo como heredero, ya fuera porque no existía
ese príncipe, ya porque provenía de una esposa de menor rango que la
Gran Esposa Real.
61 El hecho de que Ajenatón y Nefertiti solo tuvieran hijas debió de haber planteado el problema sucesorio de forma prematura.
El período de sucesión de Ajenatón no se conoce todavía bien. Se sabe
que existió a finales de su reinado un personaje denominado
Anjjeperura-Semenejkara,
que portaba cartuchos reales, dando la apariencia de que, si no era
corregente, seguramente era el sucesor inmediato del faraón Ajenatón.
La duración del reinado del rey Anjjeperura-Semenejkara no está
clara, aunque los egiptólogos han determinado que su lapso fue sumamente
breve, estimándose un intervalo que va de menos de un año a un máximo
de tres. Se desconoce por completo cuál era el vínculo sanguíneo o
político con el faraón hereje, aunque se han planteado varias hipótesis:
62
- Semenejkara era hijo de Ajenatón y de una reina de menor rango que Nefertiti (probablemente, Kiya).
- Era hermano o hermanastro de Ajenatón (o sea hijo real del faraón anterior Amenhotep III).
- Pertenecía a la alta nobleza en la corte del faraón, quien desposó a la princesa Meritatón,
y por su vinculación e influencia accedió primero a la corregencia en
las postrimerías del período de Amarna y después alcanzó el trono en
solitario.
- Era Nefertiti que emuló a su antecesora Hatshepsut convirtiéndose en faraona y asumiendo rasgos masculinos.63 En contra de esta teoría está el hecho de que Nefertiti no era de sangre real, al contrario que Hatshepsut.
La sucesión del faraón Semenejkara recayó en un joven príncipe de
sangre real: Tutankatón, quien tomando como Gran Esposa Real a
Anjesenpaatón,
una de las hijas de Nefertiti y depositaria de los derechos reales,
ascendió al trono. Los historiadores opinan que el lento período de
restauración comenzó durante este reinado. El mismo faraón modificó su
nombre de nacimiento
en favor del anterior dios Amón, llamándose de ahora en adelante
Tut-anj-Amón. El abandono de la ciudad de Ajetatón se produjo de forma
paulatina, trasladándode no sólo las oficinas administrativas y
políticas del reino sino también su necrópolis, el
Valle Real, con las momias reales, como bien lo atestiguó el descubrimiento de
KV55. La pronta e inesperada muerte del faraón niño quebró la línea sucesoria extinguiéndose con él la Dinastía XVIII.
El misterio de la tumba KV55
Sarcófago encontrado en KV55. La peluca de estilo nubio sugiere que fue
diseñado primeramente para una mujer de la realeza. Contiene menciones a
la favorita real
Kiya.
El añadido de la barba faraónica hace pensar en un posterior
reacondicionamiento muy probablemente para una momia real, quizá la de
Ajenatón.
La tumba KV55 fue descubierta el
6 de enero de
1907 en el
Valle de los Reyes por
Edward Ayrton, durante una expedición promovida por
Theodore Davies.
Se pensó que era un lugar de entierros múltiples, ya que en un primer
momento se identificó como la morada de la momia de la reina madre Tiy,
quien fue posteriormente localizada en la tumba
KV35. Los restos encontrados, en muchos casos destrozados, hacen muy difícil su interpretación.
Las puertas tienen los cartuchos de Tutankamón, el
sarcófago encontrado porta el nombre de la favorita real
Kiya, el altar roto contiene los jeroglíficos de Tiy y existen ladrillos
mágicos
con el nombre de Ajenatón. Una de las hipótesis es que el lugar habría
funcionado como un lugar de entierros múltiples en distintos momentos
dentro del lapso que fue desde finales del reinado de Ajenatón hasta el
de Ay.
Horemheb
y sus sucesores destruyeron sistemáticamente todo lo relacionado con
Ajenatón y su familia, incluyendo lo referente a Tutankamón y Ay, para
aparentar continuidad con Amenhotep III, por lo que no queda constancia
de su enterramiento, aunque se estima que fue sepultado en la
Tumba real de Amarna.
64
Tras descubrir la tumba
KV55
con un santuario en su interior dedicado a la reina Tiy, se realizaron
diversos estudios de la momia allí enterrada, que arrojaron los
siguientes resultados:
- la momia corresponde a un varón de unos 35 años;
- es del mismo grupo sanguíneo que Tutankamón, supuesto hijo del faraón;
- tiene el cráneo proporcionalmente más grande que el cuerpo,
guardando cierto parecido con las estatuas esculpidas durante el reinado
de Ajetatón.
Mientras que algunos historiadores estiman que la momia pertenece a
Ajenatón, basándose tanto en que el sarcófago contiene los jeroglíficos
del nombre y los atributos de realeza (
uraeus)
borrados, como en la existencia de los ladrillos mágicos que portan el
nombre de Ajenatón, otros estudiosos adjudican la momia al sucesor
Semenejkara,
basándose en recientes estudios forenses que dan al personaje
momificado una edad de deceso cercana a los veinte años, dato que
excluye terminantemente a Ajenatón.
65
Descubrimiento de la momia
En septiembre de 2010, en la publicación mensual de
National Geographic se dio a conocer que un equipo de científicos liderados por
Zahi Hawass había efectuado una serie de estudios sobre la más que estudiada momia del faraón
Tutankamón, extrayendo muestras de
ADN del cuerpo del "Rey Niño".
Los estudios de
ADN
realizados sobre la momia de Tutankamón han permitido averiguar la
identidad de una serie de momias descubiertas hacía muchísimo tiempo,
pero cuya identidad era desconocida. Tomando como base la momia de
Tutankamón y la que se presumía era la de
Amenhotep III,
se pudo determinar que una de las momias de la famosa tumba KV55 era el
padre del faraón-niño e hijo del faraón Amenhotep III. Tal patrón
genético de la momia hace concluir que el morador de KV55 no sería otro
que Ajenatón. Además se identificó a dos momias femeninas conocidas como
la
Dama Mayor y la
Dama Joven, como la Abuela (La Reina Tiy) y Madre respectivamente de Tutankamón, también a dos fetos hijos suyos y a su esposa
Anjesenamón.
66
Testimonios de su época
Además de ordenar construir la nueva capital,
Ajetatón el «Horizonte de
Atón», en la actual zona de
Amarna, se han descubierto restos de antiguas construcciones de su época en:
- Karnak, bloques pétreos reutilizados (Sethe 1957: 1990-1995),
- Asiut, bloques pétreos (Gabra 1931),
- Menfis, varios bloques y objetos (Lohr 1970).
Titulatura
Nombre de Horus: |
|
kȝ nḫt ḳȝy šwty (Kanajt qayshuty)
Toro victorioso, grande de Amón
(K. Sethe - W. Helck) |
Nombre de Hor-Nub: |
|
wṯs ḫˁw m ỉwnw šmˁ (Udyesjauem Iunushema)
El que surge con gran majestad en Iunu (Heliópolis Sur)
(K. Sethe - W. Helck) |
Nombre de Nesut-Bity: |
|
nfr ḫprw rˁ wˁ n rˁ (Neferjeperura Uaenra)
Hermosas son las manifestaciones de Ra, el Único de Ra
(K. Sethe - W. Helck) |
Nombre de Sa-Ra: |
|
ỉ mn ḥtp nṯr ḥḳȝ wȝst (Amenhotep Necherheqauaset)
Amón está satisfecho, Señor de Tebas
(Inscripción en su templo) |
Cuando cambió de titulatura:
Nombre de Hor-Nub: |
|
wṯs rn n ỉtn (Udyesrenen Atón)
El que exalta el nombre de Atón
(K. Sethe - W. Helck) |
Nombre de Nesut-Bity: |
|
nfr ḫprw rˁ wˁ n rˁ (Neferjeperura Uaenra)
Hermosas son las manifestaciones de Ra, el Único de Ra
(C. R. Lepsius) |
Véase también
Ficción
Son múltiples las menciones en obras de ficción del faraón Ajenatón, las más importantes publicadas en lengua española:
Notas y referencias
- Ir a ↑ Neferjeperura Amenhotep es la transcripción de su primer nombre de trono y de nacimiento, según las convenciones académicas.
- Ir a ↑ Ajenatón es la transcripción de los jeroglíficos
del segundo nombre de nacimiento del faraón, muy utilizado en textos
académicos. También se le denomina Amenhotep IV y Amenofis IV.
- Ir a ↑ Akenatón es la denominación más usada en español. Proviene de la errónea traducción literal de su nombre desde el idioma francés: Akhenaton, aunque la transliteración correcta al español es Ajenatón.
- Ir a ↑ Cronología según Grimal, Shaw, Krauss, Murnane y Málek. Otras fechas posibles: 1351-1334 a. C., Cronología según el University College London. 1340-1324 a. C. según Wolfgang Helck.
- Ir a ↑ Neferjeperura Ajenatón es la transcripción de su nombre de trono y de nacimiento, después de adoptar el culto preferente a Atón, según las convenciones académicas.
- Ir a ↑ Véase el capítulo 10, a cargo de Jacobus van Dijk, de The Oxford history of Ancient Egypt, Oxford University, editada por Ian Shaw.
- Ir a ↑ Barry Kemp. El Antiguo Egipto - Anatomía de una civilización. Ed. Crítica Trad. Mónica Tussell. (1996) capítulo VII, pág. 332.
- Ir a ↑ J. Valiente Molla, Diccionario de religiones comparadas, pág. 104.
- Ir a ↑ Amenofis es el nombre helenizado que se le da en los epítomes de Manetón a Amenhotep I y Amenhotep III, que por simplicidad y error se asignó a este faraón, aunque ningún egipcio o griego lo denominase así.
Nombre del faraón según los epítomes de Manetón:
- Horus (Flavio Josefo, Contra Apión)
- Horus (Flavio Josefo, de Teófilo)
- Horus (Julio Africano, versión de Jorge Sincelo)
- Horus (Eusebio de Cesarea, versión de Sincelo)
- Horus (Eusebio de Cesárea, versión armenia)
- Ir a ↑ Otras
grafías de su nombre son: Aamakhaf, Achantaji, Achnaton, Akhnaton,
Amenhotp, Amenhotpe, Amenophis, Anjenmaat, Ankhenmaat, Imenhotep,
Khanakhtqaishuti, Naapkharriya, Naapkhurariya, Naapkhururia,
Neferkheperure, Niipkhuurririya, Uaenre, Waenre.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, Akhenaten, King of Egypt,
págs. 145, 220, 221 y 222. Dicho descubrimiento fue considerado en su
momento como el más valioso en términos arqueológicos para el ámbito de
la historia del Antiguo Egipto y solo sería superado con el tiempo por
el hallazgo de la tumba de Tutanjamón (Tutankatón).
- Ir a ↑ Cf. Dodson, op. cit., pág. 88.
- Ir a ↑ Cf. Aldred, op. cit., pág. 259.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., pág. 259.
- Ir a ↑ Incluso, en una teoría rechazada en la actualidad, se llegó a creer que a la muerte de su marido se convirtió en Reina-Faraón durante un corto período, con el nombre de Semenejkara; cf. Allen, James P. (1994). «The Amarna succession» (en inglés). Consultado el 28 de febrero de 2009.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., pág. 223.
- Ir a ↑ Cyril Aldred, op. cit., pág. 223 y 224.
- Ir a ↑ Mientras el egiptólogo Nicholas Reeves (cf. Rita E. Freed y otros, Pharaohs of the Sun - Akhenaten-Nefertiti-Tutankhamen, págs. 88 y 89) expone la mutación de Nefertiti como faraona y la explica por su cambio de nomen en los cartuchos, otro egiptólogo, Cyril Aldred, concluye que muy probablemente Nefertiti murió alrededor del año 14 del reinado de Ajenatón.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., capítulo 19, Las Reinas de Amarna.
- Ir a ↑ Artículo del Dr. Zahi Hawass en la Revista National Geographic de septiembre de 2010
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op.cit., págs. 282 y 273.
- Ir a ↑ La encuesta del año 2008 de Forbes ubica a Amenhotep III en el puesto número 12 de la lista de los 200 personajes más ricos de todos los tiempos.
- Ir a ↑ Cf. Akhenaten, King of Egypt, Thames & Hudson, en especial el capítulo 16, La cuestión de la Corregencia.
- Ir a ↑ El sistema cronológico egipcio se basaba normalmente en el año de comienzo de reinado del faraón correspondiente; así, pues, los sucesos registrados por los escribas se databan siguiendo la forma (...) el año tercero de rey del Alto y Bajo Egipto (...). Para un conocimiento más profundo del tema, cf. Cyril Aldred, op. cit., capítulo 24, Los últimos años de Ajenatón.
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., pág. 275.
- Ir a ↑ Cf. Aldred, op. cit., capítulo 22, El reinado de Amenofis III.
- Ir a ↑ Cf. Aldred, op. cit., capítulo 7: Los Talatas de Karnak.
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., págs. 273 y 274.
- Ir a ↑ Cf. Robert B. Partridge, Photo Feature, Colossal Statues of Akhenaten from the Temple of Karnak, en Ancient Egypt, vol. 8 nº 1 pág. 43, agosto/septiembre de 2007.
- Ir a ↑ Para profundizar, véase Aldred, op cit., Capítulo 21 La herejía.
- Ir a ↑ Cf. Aldred, op. cit., págs. 267 y 268.
- Ir a ↑ Barry Kemp, op. cit., pág. 336.
- Ir a ↑ Cf. Arnold Dieter, Diccionario de la arquitectura egipcia, Albatros, 2000. ISBN 3-491-96001-0
- Ir a ↑ Cf.
Barry Kemp, op. cit., capítulo VII, págs. 358-360. Según el autor,
Ajenatón llegó a pretender reforzar su posición de poder buscando ser él
mismo objeto de adoración.
- Ir a ↑ Un altar especial ha sido considerado por los investigadores como prueba de que Nefertiti sirvió como Alta Sacerdotisa.
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., pág. 277.
- Ir a ↑ Cf. Barry Kemp, op. cit., capítulo VII.
- Ir a ↑ Cf. Barry Kemp, op. cit., capítulo VII, págs. 382-383.
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., págs. 281-283.
- Ir a ↑ Para
un mejor conocimiento de este aspecto, véase Cyril Aldred, op. cit.,
capítulo 21, "La Herejía"; también, Barry Kemp, op. cit. Véanse,
especialmente, las páginas 335-337 donde el autor discute esta faceta
del monoteísmo instaurado por Ajenatón.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, Akhenaton, Faraón de Egipto, pág. 254.
- Ir a ↑ Cf. John L. Foster, Pharaohs of the Sun Akhenaten - Nefertiti-Tutankhamen, pág. 108.
- Ir a ↑ Jacobus
van Dijk, por su parte, se refiere a la decoración del sarcófago en la
tumba destinada originariamente a Ajenatón, en la necrópolis real de la
ciudad de Ajetatón;
en concreto, al reemplazo de las habituales imágenes de diosas aladas
que decoraban los cuatro ángulos del sarcófago de piedra por imágenes de
Nefertiti. Cf. op. cit., págs. 284-285.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., especialmente el capítulo 11, "Egipto en la Dinastía XVIII: Relaciones Exteriores".
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., capítulo 17, "Las Cartas de Amarna".
- Ir a ↑ Cf. Rita Freed, Pharaos of the Sun, el capítulo titulado "Foreign Relations".
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., págs. 277-278.
- Ir a ↑ Cf. Descripción del síndrome de Marfan.
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit. págs. 281-283.
- ↑ Ir a: a b Cf. Ancient Egypt online Akhenaten. (en inglés)
- Ir a ↑ Scholtissek, C. Naylor, E. (1988). «Fish farming and influenza pandemics». Nature vol. 331 (6153): pp. pág. 215. doi:10.1038/331215a0. PMID 2827036.
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historical perspective from the past five millennia». Soz Praventivmed vol. 46 (nº 6): pp. pp. 361-368. doi:10.1007/BF01321662. PMID 11851070.
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- Ir a ↑ El momento está reflejado en un relieve de la tumba real en Amarna.
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., págs. 287-289.
- Ir a ↑ Cyril Aldred, op. cit., Cápítulo 24, "Los últimos años de reinado".
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., Capítulo 24, "Los últimos años de Akenatón."
- Ir a ↑ Cf. Cyril Aldred, op. cit., capítulo 24: Los últimos años de Ajenatón.
- Ir a ↑ Para un conocimiento más profundo del tema, véase Cyril Aldred, op. cit., capítulo 16, "La cuestión de la corregencia".
- Ir a ↑ Cf. Jacobus van Dijk, op. cit., págs. 280-281 y Nicholas Reeves, Pharaohs of the Sun Akhenaten - Nefertiti-Tutankhamen, el capítulo "Royal Family".
- Ir a ↑ Nicholas
Reeves abona esta teoría fundamentándola en el análisis de los
jeroglíficos que componen los cartuchos de Semenejkara. La existencia de
un determinativo femenino dentro de los jeroglíficos del nombre abre la
puerta a la suposición de el tal Semenejkara pudo haber sido una mujer,
imponiéndose en tal forma la imagen de Nefertiti.
- Ir a ↑ Cf. Tumba real en Amarna, en digitalegypt.
- Ir a ↑ Para un mejor conocimiento del tema, véase Cyril Aldred, obp. cit., capítulo 18, "Tumba n° 55 en el Valle de los Reyes".
- Ir a ↑ Cf. «Mummy of Egypt's Monotheist Pharaoh to Return Home», en nytimes.com, 11-3-2010, consultado el 12-3-2010.
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