El evangelio de San
Juan (Jn 5,2) constata la existencia de baños públicos. El mismo San Juan (Jn
13,10) señala el símbolo religioso del baño: el baño total del cuerpo simboliza
una pureza plena y perfecta, a diferencia de la pureza que significa el haberse
lavado sólo una parte del cuerpo (cf. Mt 28,19; Mc 1,5). El cristiano ha sido
purificado por un doble lavatorio: con la sangre de Cristo (Ap 1,5) y con las
aguas bautismales (Act 22,16; 1 Cor 6,11).
E. M.
N.
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