Cremación de un ataúd
La
cremación es la práctica de deshacer un
cuerpo humano muerto,
quemándolo,
lo que frecuentemente tiene lugar en un sitio denominado crematorio. El
origen del término "cremación" se remonta al antiguo Egipto, donde era
habitual untar el rostro de los fallecidos con cremas.
Junto con el
entierro, la cremación es una alternativa cada vez más popular para la disposición final de un cadáver.
Historia
Antigüedad
Las primeras cremaciones conocidas sucedieron en la zona del litoral
mediterráneo en el
Neolítico, pero declinó durante el establecimiento de la cultura
semita en esa área cerca del
tercer milenio a. C. La cremación fue ampliamente observada como una práctica bárbara en el
Antiguo Oriente Próximo, que se usaba solamente por necesidad en tiempos de plagas. Los babilonios, de acuerdo a
Heródoto,
embalsamaban a sus muertos y los persas
zoroástricos
castigaban con la pena capital a todo aquel que intentaba la cremación,
con una especial regulación para la purificación del fuego profano.
En
Europa, hay huellas de cremaciones que datan de los principios de la
Edad del Bronce (
2000 años a. C.) en la
llanura panónica y a lo largo del
Danubio medio. La costumbre llegó a ser dominante a través de la Edad del Bronce con la
Cultura de los Campos de Urnas (
1300 a. C.). En la
Edad del Hierro, la inhumación vino a ser nuevamente más común, pero la cremación persistió en la
cultura de Villanova y en otros lugares.
Homero acota sobre los funerales de
Patroclo, describiendo su cremación y su posterior
inhumación en un
túmulo similar a los de la
cultura de los campos de urnas, siendo calificada como la más temprana descripción de los ritos de cremación.
Las primeras cremaciones pudieron haber estado conectadas a las ideas de inmolación con fuego, tal como
Taranis, dios del
paganismo céltico (ver
Sacrificio humano).
Fotografía del sitio de cremaciones a orillas del río
Ganges en
Benarés.
La
religión hinduista es notable por no sólo permitirla sino prescribirla. La cremación en la
India es atestiguada ya en la
cultura del Cementerio H (
1900 a. C.), considerada como la etapa formativa de la
civilización védica. El
Rig-veda (en el
mándala 10.15.14) contiene referencias sobre el
antyeṣṭi (sacrificios fúnebres), donde se invoca a los
antepasados «cremados
(agní-dagdhá) y no cremados
(anagní-dagdhá)».
La cremación fue común, pero no universal, tanto en la
Grecia como en
Roma. En Roma, la inhumación fue considerada el rito más arcaico (según
Marco Tulio Cicerón,
De Leg., 2, 22), y el
gens Corneliano, uno de los más cultos en Roma —con la sola excepción de
Sila—, nunca permitieron la quema de sus muertos.
El
cristianismo reprobó la cremación influido por los principios del
judaísmo, y en un intento de abolir los rituales paganos
grecorromanos. Hacia el
siglo V d. C., la práctica de la cremación había desaparecido de Europa.
Edad Media
La cremación en vida fue usada como parte del castigo a los
herejes, y esto no solo incluía arder vivo en la hoguera. Por ejemplo, en
1428 la
Iglesia Católica desenterró el cadáver del traductor inglés
John Wyclif (1320-1384) y lo cremó.
[cita requerida] Sus cenizas fueron esparcidas en un río como una forma explícita de castigo póstumo, por negar la doctrina católica de la
transubstanciación.
La cremación retributiva (con base en las acciones en vida) continuó en los tiempos modernos. Por ejemplo, después de la
Segunda Guerra Mundial, los cuerpos de 12 hombres convictos por los crímenes contra la humanidad en los
Juicios de Núremberg,
no fueron regresados a sus familiares, sino cremados, y depositados en
una locación secreta, como parte específica de un proceso legal
encaminado a negar el uso de dicha locación como cualquier suerte de
memorial.
En Japón, sin embargo, una construcción en memoria de los criminales
de guerra ejecutados, quienes también fueron cremados, fue permitido
erigirla para confinar sus restos.
La era moderna
El movimiento moderno de cremación comenzó en 1873, con la presentación de una cámara de cremación hecha por el profesor
paduano Brunetti en una exposición en
Viena. En
Gran Bretaña, el movimiento contó con el apoyo del cirujano de la reina
Victoria,
sir Henry Thompson, quien junto con sus colegas fundaron la Sociedad de
Cremación de Inglaterra en 1874. El primero en Estados Unidos fue
construido en 1874 por Julius LeMoyne en
Pensilvania). La segunda cremación en EE. UU. fue la de Charles F. Winslow, verificada en
Salt Lake City (
Utah) en julio de 1877. Los primeros crematorios en Europa fueron construidos en 1878 en
Gotha (Alemania) y en
Woking
(Inglaterra). La primera cremación en Gran Bretaña tuvo lugar el 26 de
marzo de 1886 (ocho años después de la construcción del crematorio) en
Woking.
La cremación fue declarada legal en Inglaterra y Gales, cuando el
doctor William Price fue procesado por cremar a su hijo. La legislación
formal siguió después con la autorización del Acta de Cremación de 1902
(dicha Acta no tuvo extensión legal en Irlanda) lo cual supuso
requerimientos procesales antes de que una cremación pudiese ocurrir y
restringir su practica a lugares autorizados. Algunas iglesias
protestantes
comenzaron a aceptar la cremación, bajo la premisa racional del ser:
«Dios puede resucitar a un difunto de un tazón de cenizas tan fácilmente
como puede resucitar a uno de un tazón de polvo». La
Enciclopedia Católica criticó estos esfuerzos, refiriéndose a ellos como «movimiento siniestro» y asociándolo con la
francmasonería
aunque dijera que «en la práctica de la cremación no hay nada
directamente opuesto a cualquier dogma de la Iglesia». En 1963 el papa
Pablo VI
levantó la prohibición de la cremación, y en 1966 permitió a los
sacerdotes católicos la posibilidad de oficiar en ceremonias de
cremación.
Procesos modernos de cremación
Horno crematorio
El proceso de la cremación tiene lugar en el llamado crematorio. Consiste de uno o más
hornos
y utillaje para el manejo de las cenizas. Un horno de cremación es un
horno industrial capaz de alcanzar altas temperaturas (de
aproximadamente 870 a 980
°C),
con modificaciones especiales para asegurar la eficiente desintegración
del cuerpo. Una de esas modificaciones consiste en dirigir las llamas
al torso del cuerpo, en donde reside la principal masa corporal.
El crematorio puede formar parte de una capilla o una agencia
funeraria, o también puede ser de una construcción independiente o un
servicio provisto por un cementerio.
Los hornos usan un número diverso de fuentes combustibles, tales como el
gas natural o el
propano.
Los modernos hornos crematorios incluyen sistemas de control que
monitorizan las condiciones bajo las cuales la cremación tiene lugar. El
operador puede efectuar los ajustes necesarios para proveer una
combustión más eficiente, así como de asegurarse de que la contaminación
ambiental que ocurra sea mínima.
Un horno crematorio está diseñado para quemar un solo cuerpo a la
vez. Quemar más de un cuerpo simultáneamente es una práctica ilegal en
muchos países.
La cámara donde el cuerpo es colocado es llamada
retorta,
y está construida con ladrillos refractarios que ayudan a retener el
calor. Estos ladrillos requieren ser reemplazados cada 5 años debido a
que la continua expansión y contracción causada por el ciclo de
temperaturas suele fracturarlos.
Los modernos crematorios suelen ser controlados por un ordenador o
computadora y están dotados de sistemas de seguridad y candados para que
su uso sea legal y seguro. Por ejemplo, la puerta no puede abrirse
hasta que el horno ha alcanzado su temperatura óptima, el ataúd se
introduce en la retorta lo más rápido posible para evitar la pérdida de
calor, a través de la parte superior de la puerta. El ataúd también
puede ser introducido velozmente mediante una banda transportadora, o
una rampa inclinada que puede permitir su introducción dentro del horno
quemador.
En los crematorios se permite a los familiares ver la introducción
del ataúd dentro del horno y a veces esto se hace por razones
religiosas, por ejemplo la cultura hindú; sin embargo, a pesar del
respeto con el que el difunto es tratado, esto es fundamentalmente un
proceso industrial, y no es recomendable para las personas sensibles o
débiles de corazón.
Los crematorios tienen un tamaño estándar, un gran número de ciudades
disponen de hornos de mayor dimensión capaces de manejar difuntos con
una masa corporal de hasta 200 kg. Sin embargo, las personas con
obesidad mórbida son preferentemente sepultadas en lugar de ser destinadas a la cámara crematoria.
Contenedor para el cuerpo
Un cuerpo destinado a ser incinerado primero es colocado en un
contenedor para cremación, el cual puede ser una caja de cartón
corrugado o un ataúd de madera. La mayoría de los fabricantes de ataúdes
proporcionan una línea de ellos destinada especialmente a la cremación.
Otra opción es una caja de cartón que queda dentro de un armazón de
madera, diseñado para parecerse a un ataúd tradicional. Después del
funeral y antes de la cremación, la caja interior es retirada del
armazón de madera, permitiendo la reutilización del armazón en otro
funeral.
Algunas funerarias pueden ofrecer también alquiler de ataúdes
tradicionales, usados sólo durante los servicios fúnebres, y después el
cuerpo es transferido a otro contenedor destinado a la incineración. Los
ataúdes en alquiler, suelen ser diseñados con camas y líneas movibles y
reemplazables al final de cada uso.
En
Australia,
el difunto es incinerado dentro de un ataúd suministrado por la
funeraria. Los ataúdes reutilizables o de cartón son desconocidos. Si el
costo es un asunto problemático, se pone a disposición una línea de
ataúdes de
madera aglomerada,
conocida en el mercado como «ataúd económico». Los asideros (si son
solicitados) son de plástico aprobado para su uso en la incineración.
Pueden ir desde madera aglomerada sin acabado o cubierto con tela de
terciopelo (si es solicitado), hasta madera salida. La mayoría prefiere
la madera aglomerada chapada.
Las cremaciones pueden ser servicio único sin ninguna ceremonia
religiosa dentro de la capilla del crematorio (aunque hubiese habido
alguno) ni precedido por algún otro. El servicio único permite
planificar las cremaciones, para hacer un mejor uso de los hornos,
debiendo mantener el cuerpo durante la noche dentro de un refrigerador.
Como resultado, los honorarios aplicables son más bajos. Servicio único
es referido a menudo como "El servicio occidental de capilla".
Incineración y recolección de cenizas
La caja que contiene el cuerpo es colocada en la retorta e incinerada
a la temperatura de 760 a 1150 °C. Durante el proceso, una gran parte
del cuerpo (especialmente los órganos) y otros tejidos suaves son
vaporizados y oxidados debido al calor y los gases son descargados en el
sistema de escape. El proceso completo toma al menos dos horas.
Todo lo que queda después de que la cremación concluye son fragmentos
secos de hueso (en su mayor parte fosfatos de calcio y minerales
secundarios)y las
cenizas.
Estos representan aproximadamente el 3,5 % del peso del cuerpo original
total (2,5% en niños, aunque hay variaciones debidas a la consistencia
del cuerpo). Debido a que el tamaño de los fragmentos de hueso secos
están estrechamente conectados a la masa esquelética, su tamaño varia de
persona a persona. El cráneo de la persona conserva su forma y parte de
su densidad.
La joyería, tal como relojes de pulsera, anillos y pendientes, son
ordinariamente retirados del cuerpo y devueltos a los familiares. El
único artículo no natural que requiere ser retirado previamente es el
marcapasos,
ya que éste podría estallar y dañar la retorta del horno. En el Reino
Unido y seguramente en otros países es obligatorio para la funeraria el
retirar el marcapasos antes de entregar el cuerpo al crematorio, y
firmar una declaración que indique que cualquier marcapasos ha sido
retirado. Después de que la incineración del cadáver ha concluido, los
fragmentos de hueso son retirados de la retorta, y el operador utiliza
un pulverizador, llamado "cremulador" en donde los procesa hasta que
adquieren la consistencia de granos de arena (esto en función de la
eficiencia del cremulador); en cuanto al cráneo, en algunos casos como
su dimensión no le permite pasar por el orificio del cremulador, es
golpeado y aplastado con un instrumento similar a un rodillo, pero de
mayor tamaño, el cual se desliza sobre el cráneo carbonizado hasta
pulverizarlo y convertirlo también en polvo (
cenizas);
esta operación incluso ha sido filmada y exhibida en televisión. Los
pulverizadores generalmente hacen uso de alguna clase de mecanismo
giratorio, para pulverizar los huesos, tales como los molinos de bolas
en los modelos más viejos.
En
Japón y
Taiwán,
los huesos no son pulverizados a menos de que los familiares lo
soliciten previamente, y son recolectados por la familia en una
ceremonia funeraria.
Ceremonia funeraria en Japón, los huesos no son pulverizados, la propia
familia se encarga de recolectarlos personalmente en la retorta.
Ésta es una de las razones por las cuales los restos incinerados son
llamados "cenizas". Éstas son colocadas en un contenedor, que puede ser
una sencilla caja de cartón o una urna extravagante. Una consecuencia
inevitable de la cremación es que un residuo diminuto de la persona se
queda en la cámara después de la cremación y se combina con las
cremaciones subsiguientes.
No todo lo que queda es hueso, algunas veces se extrae joyería
perdida, ornatos del ataúd, amalgamas dentales, e injertos quirúrgicos
como prótesis de cadera en titanio, los cuales a la inspección son
retirados para evitar algún daño al pulverizador. Los pedacitos
metálicos muy pequeños son retirados y enterrados en el suelo común y
consagrados a un área alejada del cementerio.
La pira funeraria
Pira funeraria en la ciudad de
Ubud.
Un método alternativo usado en algunas culturas, como la hindú, es
quemar el cuerpo en una pira que consiste en una pila de tablas de
madera seca en donde se coloca ya sea encima o dentro el cuerpo de la
persona. El apilamiento es encendido con fuego, el cual consume a la
madera y al difunto. Este método no es común en el mundo occidental, en
donde el uso de hornos crematorios está extendido, y además está
prohibido por la ley, en algunos países.
Maneras de conservar o disponer de las cenizas
Las cenizas son devueltas dentro de un contenedor de plástico o
cartón envueltas en un pequeño saco de terciopelo. Un certificado
oficial de cremación acompaña a los restos.
Éstos pueden ser confinados en una urna, o espolvoreados en un sitio
especial, una montaña, en el mar o sepultados en un camposanto.
Adicionalmente hay servicios especiales, los cuales se encargan de
dispersar las cenizas en una variedad de formas y lugares. Algunos
ejemplos son, el uso de un globo de helio, acompañado de fuegos
pirotécnicos, disiparlas a través de escopetas especiales, o esparcirlas
desde un avión. Algunos sugieren el envío de las cenizas al espacio
interestelar, y otros el convertirlas en
diamante,
por un proceso para la fabricación de diamantes sintéticos (puesto que
las cenizas consisten principalmente en carbono). También pueden
mezclarse en una urna especial con cemento y formar parte de algún
relieve artificial.
Las cenizas pueden ser dispersadas en parques nacionales (en Estados
Unidos) a través de un permiso especial. También pueden esparcirse en
una propiedad privada, previo consentimiento del dueño. Una porción del
incinerado puede ser conservada dentro de un medallón especialmente
diseñado para tal efecto, conocido como colgante de recuerdo. La
disposición final depende de la voluntad final del difunto, así como sus
creencias religiosas. Algunas religiones permiten que el incinerado sea
esparcido o sea mantenido en casa. Algunas como la católica insisten en
sepultar o enterrar los restos.
Actualmente se ha creado en España una urna biodegradable diseñada
exclusivamente para dar vida a un árbol después de la muerte. Dentro de
la urna se encuentra la semilla que dará vida al árbol y la tierra
fértil necesaria para asegurar su crecimiento, separados del contenedor
donde se depositan las cenizas para evitar que éstas afecten al
contacto. Con el tiempo, el material con el que esta elaborada la urna
se desintegra, y éste junto con las cenizas sirven de abono para el
nuevo árbol.
El hinduismo obliga al familiar masculino más cercano (hijo, esposo,
padre) del difunto el sumergir las cenizas en el río sagrado del
Ganges, preferentemente en la ciudad sagrada de Haridwar,
India. Los restos cremados pueden también ser sepultados, en caso de que se tratara de una persona bien conocida.
En Japón y Taiwán las cenizas y fragmentos de hueso son entregados a
la familia y se usan en un ritual funerario antes de ser sepultados.
Razones para elegir la cremación o incineración
La cremación permite economizar el uso del espacio en los cementerios (cementerio de minitumbas en
Helsinki).
Algunas personas prefieren la incineración por razones personales al
resultarles más atractiva que el entierro tradicional. A éstas les
resulta muy desagradable la idea de un largo y lento proceso de
descomposición (
Putrefacción del
cadáver),
prefiriendo la alternativa de la incineración, puesto que se destruyen
los restos inmediatamente. En otras culturas como las de Latinoamérica,
la cremación no es muy utilizada, aunque algunos las prefieren, pues en
estos países suelen enterrar los cadáveres y luego de dos años (tiempo
prudencial en que se ha descompuesto el cadáver y ha quedado el
esqueleto completamente "limpio") se procede a la
exhumación del mismo para proceder a colocar los restos en un
osario.
Otras personas ven la inhumación tradicional como una innecesaria
complicación de su proceso funerario, por lo que prefieren la sencillez
de la cremación.
Otras personas prefieren la cremación por un simple 'miedo al cajón'.
Piensan que es posible un error que permita su entierro en vida. Se han
presentado casos expecionales en los que por enfermedad u otras causas
el corazón ralentinza e incluso detiene momentáneamente su actividad,
además de los casos de
catalepsia
que estuvieron muy en boga en la literatura del siglo XIX. Estas
personas temen recuperar la consciencia cuando se hallan enterradas en
su cajón y no poder salir; prefieren, de haber quedado vivas, morir
quemadas que vivir enterradas.
La cremación puede resultar más económica que los servicios de
sepultura tradicionales, especialmente si se elige la cremación directa,
en la cual el cuerpo es incinerado con la mayor brevedad según las
disposiciones legales. No obstante, el coste total variará en función
del servicio deseado por el difunto y sus familiares. Por ejemplo, la
cremación puede tener lugar después de un servicio funerario completo, o
del tipo de contenedor elegido.
La cremación hace posible esparcir las cenizas sobre una área
determinada, eliminando la costosa necesidad de ocupar un espacio dentro
de un sepulcro o cripta. No obstante, algunas religiones como la
Católica sugieren el sepulcro o tumba como destino final de las cenizas,
lo que añade un costo. El uso de algunos tipos de nichos, llamados
columbarios (palomares) se ha extendido debido a la economía en espacio y
a su bajo precio, llegando a costar mucho menos que una cripta o
mausoleo.
Sin embargo, existen movimientos místicos que recomiendan la
cremación para la liberación del alma, de tal forma que pueda volver en
otra generación en un menor tiempo, aunque esta afirmación posterior
varía según el movimiento al que corresponda (Rosacruz, Gnosticismo,
entre otros).
Costo y beneficio ambiental
Beneficio
Para algunos, la cremación es preferible por razones ambientales. La
inhumación o sepultura es fuente de ciertos contaminantes ambientales.
Las soluciones embalsamantes, pueden contaminar afluentes subterráneos
de agua, con
mercurio,
arsénico y
formaldehído. Los ataúdes por sí mismos también pueden contaminar. Otra fuente contaminante es la presencia de
radioisótopos que se encuentren en el cadáver debido entre otras cosas a la radioterapia contra el
cáncer, víctima del cual falleció el difunto.
La creciente escasez de espacio para los cementerios es otro
problema. En Estados Unidos, el ataúd es colocado dentro de una fosa de
hormigón o concreto, lo que disminuye el espacio, convirtiéndose en un
problema serio. Muchos cementerios, particularmente en Japón y Europa,
han comenzado a padecer la falta de espacio.
[cita requerida]
Costo
Por otro lado, investigaciones recientes indican sobre el daño
potencial que ocasionan las emisiones de las cremaciones aunque
comparativamente pequeñas en escala internacional, permanecen
estadísticamente significantes. Entre otras emisiones, los contaminantes
orgánicos persistentes, indican que la cremación contribuye con un 0.2%
en la emisión global de
dioxinas y
furanos.
Un método alternativo aún no muy difundido es la
promación
en la que en lugar de quemar el cuerpo, este es sometido a un
enfriamiento extremo que cristaliza todos los tejidos y huesos, para
luego convertirse en polvo.
Apreciaciones religiosas de la cremación
Religion dhármica
Mientras la
religión abrahámica prohíbe la cremación y prefiere el entierro, las religiones del Este como el
hinduismo y el
budismo
ordenan el uso de la cremación. En dichas religiones el cuerpo es
visualizado como un instrumento portador del alma al nacer. Una de las
citas del
Bhagavad Gita
señala: "Así como las vestimentas viejas son lanzadas lejos y se toman
nuevas, el alma sale del cuerpo después de la muerte para tomar otro
nuevo". De ahí que el cadáver no sea considerado sagrado, desde que el
alma lo ha abandonado; así pues, la cremación no es considerada como
poco ética por la religiones orientales. En el
sijismo,
el entierro no está prohibido, aunque la cremación es la opción
preferida por razones culturales más que por razones religiosas.
De acuerdo a las tradiciones hindúes, las razones para preferir la
destrucción del cuerpo a través del fuego en lugar de sepultarlo es la
de inducir un sentimiento de la separación del espíritu fresco e
incorpóreo, a quien será útil alentar en su paso a "el otro mundo" (el
último destino del muerto). Esto explica también los entierros de santos
varones (cuyo espíritu ya ha sido "separado" suficientemente debido a
prácticas ascéticas de toda la vida) y de niños y jóvenes (cuyos
espíritus no han vivido casi para desarrollar lazos con este mundo).
Los santos varones son sepultados en la posición de flor de loto y no
en posición horizontal como en otras religiones. La cremación es
referida como
antimsamskara significando literalmente "la última condición".
Cristianismo
En los países cristianos, la cremación perdió aceptación entre las
personas. El desaliento de la Iglesia Católica hacia la cremación
provino de varias ideas: primero, que el cuerpo es como un instrumento a
través del cual se reciben los sacramentos, es por sí mismo
sacramental, y debe ser considerado como objeto sacro; segundo, como
parte esencial del ser humano, se debe disponer de él de una manera
honrosa y reverencial, y muchas prácticas tempranas eran visualizadas
como paganas y como un insulto al cuerpo; tercero, como una imitación de
la inhumación de
Jesucristo,
el cuerpo de un cristiano debía ser sepultado, y cuarto, que constituía
una negación de la resurrección del cuerpo. La cremación no estaba
prohibida porque interfiriese definitivamente con la capacidad de Dios
de resucitar el cuerpo; sin embargo, esto fue refutado inicialmente por
Minicius Felix, en su diálogo
Octavius.
La cremación no fue
de facto prohibida en sí y por sí misma, aún en Europa dentro de la etapa
Medieval fue practicada bajo situaciones en la cuales había multitudes de cuerpos simultáneamente, tales como en una
batalla, durante una "peste" o alguna
hambruna, y en donde existiese un peligro latente de focos de esparcimiento de enfermedades a través de los cadáveres.
Sin embargo, la inhumación o sepultura quedaron a ley, salvo en casos
en que las circunstancias requirieran la cremación para bien público.
A principios de la edad media y aun tiempo después, pasado el siglo
XVIII, racionalistas y clasicistas comenzaron a señalar a la cremación
nuevamente como una negación de la resurrección y/o la vida después de
la muerte, aunque el movimiento en pro de la cremación muy
frecuentemente no tomase mucha atención en discernir sobre los asuntos
teológicos acerca de la misma.
El sentimiento intrínseco de la Iglesia Católica contra la cremación
vino a endurecerse al afrontar la asociación de ésta con las reglas de
los "enemigos profesos de Dios", lo cual vino a suavizarse hacia los
años 60. La Iglesia Católica sigue prefiriendo la inhumación tradicional
o el sepultamiento del cuerpo, pero la cremación ahora es libremente
permitida, en tanto no signifique un rechazo a la creencia en la
resurrección del cuerpo.
Hasta 1997, las regulaciones litúrgicas católicas, requerían que la
cremación tuviese lugar después de la ceremonia funeraria religiosa, de
ser posible de cuerpo presente, el cual debería recibir la bendición y
ser sujeto de oración, mencionando al difunto. Una vez que ésta hubiese
concluido, el cuerpo podría ser cremado y un segundo servicio religioso
podía asistirse en el crematorio o en el momento de enterrar las cenizas
como si se tratase del cuerpo en sí. Las regulaciones litúrgicas
actuales permiten una misa con el contenedor de cenizas presente, pero
se necesita autorización previa del obispo local si es necesario. La
Iglesia mantiene los requerimientos específicos para la disposición
reverente de las cenizas; normalmente éstas son sepultadas o enterradas
en un contenedor apropiado, tal como una urna (en lugar de mantenerlas
en la casa de los familiares, aún cuando en algunos hogares católicos
suele ser práctica usual). Los cementerios católicos hoy en día reciben
restos cremados, los cuales son confinados en nichos especiales.
La Iglesia Protestante fue más concordante con el uso de la cremación
y mucho antes que la Iglesia Católica; el sentimiento de pro-cremación
no fue del todo unánime entre los protestantes; no obstante, el primer
crematorio en los países protestantes se construyó en 1870, y en 1908 el
decano y capitán de la abadía de Westminster, una de las más famosas
Iglesias Anglicanas,
solicitó que los restos que fueran incinerados debían ser sepultados en
cercanía de la abadía. El dispersar las cenizas o regarlas es una
práctica aceptable en muchas denominaciones protestantes, y algunas
iglesias tienen su propio "jardín del recuerdo", sitio en el cual, los
restos pueden ser dispersados. Otro grupo que también apoya a la
cremación son los
Testigos de Jehová.
Por otra parte, algunas ramas del cristianismo se mantienen en
oposición a la cremación, incluyendo algunas minorías protestantes. Más
notable es la prohibición que mantiene la Iglesia Cristiana
Ortodoxa,
salvo excepciones que son consideradas inevitables (cuando las
autoridades civiles o situaciones de posibles epidemias lo requieren).
Cuando la cremación es elegida voluntariamente, para una causa no buena
para quien muere, a él o ella no se le permite un funeral en la iglesia,
y puede ser excluido en las oraciones litúrgicas para los
desaparecidos. En la religión ortodoxa, la cremación es considerada un
rechazo general al concepto de resurrección, y como tal es visto
severamente.
Judaísmo
El judaísmo ha desaprobado tradicionalmente a la cremación (que fue
uno de los medios tradicionales para disponer de los muertos en la Edad
del Bronce vecina a las culturas semíticas paganas). De la misma forma
también ha desaprobado la conservación del muerto por medio del
embalsamarlo y la momificación —una práctica de los egipcios antiguos—.
Durante el siglo XIX y principios del XX, como los cementerios judíos,
en muchas ciudades europeas habían llegado a su límite poblacional, la
cremación fue aceptada como un medio de entierro entre los judíos
liberales. Los movimientos liberales actuales, como La Reforma al
Judaísmo, siguen apoyando a la cremación, aunque la inhumación
(entierro) permanece como la opción preferida.
Los judíos ortodoxos han mantenido una estricta línea respecto de la cremación. La desaprueban tal y como se prohíbe en la
Halajá (la ley judía). Este referente
halájico
refuerza la resurrección de la persona como una creencia central del
judaismo "convencional", en comparación con otras tendencias antiguas
tales como el
Saduceo, que lo niega. También la memoria del
Holocausto, donde millones de judíos fueron asesinados por los
nazis
y sus cuerpos fueron dispuestos quemándolos en hornos crematorios o en
fosas ardientes, le ha dado a la cremación connotaciones muy negativas
para el Judaísmo Ortodoxo de los grupos conservadores.
Religión mormona
Desde su organización en 1830,
la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
a través de sus líderes ha exhortado a sus seguidores a evitarla, a
menos que sea requerido por la ley, y hasta donde sea posible, para
consignar al cuerpo al entierro en la tierra, y a permitir a la
naturaleza el encargarse de su disolución, "del polvo has sido creado, y
en polvo te convertirás" (Gen 3:19). El presidente Spencer W. Kimball
escribió: "El significado de la muerte no ha cambiado, libera un
espíritu para el crecimiento y desarrollo, y coloca un cuerpo en la
madre tierra". Con el tiempo los regresos mortales del cuerpo al
elemento nativo, y si se guarda en un sitio elegido por la familia para
el entierro, o se inhuma en las profundidades del mar, cada parte
esencial, se restaurará en la resurrección: "Cada miembro y su coyuntura
serán restaurados a su cuerpo; aun un pelo de la cabeza no se perderá,
todas las cosas regresarán a su marco apropiado y perfecto.
Zoroastrismo
Generalmente los
parsis
prohíben totalmente la cremación como algo que ensucia al fuego,
símbolo de todo lo que es sagrado. El entierro es desconocido también,
por razones semejantes, y el método tradicional para disponer de un
cadáver es el exponerlo como alimento para los
buitres en las "torres de silencio". Sin embargo algunas figuras contemporáneas de la fe han optado por la cremación. El cantante
Freddie Mercury, líder de
Queen (grupo británico de rock), quien era creyente
parsi-
zoroastrista, fue cremado después de su muerte. En adición,
Rajiv Gandhi
fue objeto de una gran publicidad a partir de la cremación de su cuerpo
en una pira de madera de sándalo, él también era parsi (aunque
hinduista por vía materna).
Neopaganismo
Acorde a las interpretaciones feministas de los registros
arqueológicos, la cremación es un rasgo característico de las religiones
patriarcales;
el humo elevándose simboliza el espíritu del difunto ascendiendo al
dominio de las deidades padres en los cielos. Mientras que en las
religiones
matriarcales, se especula que favorecen el enterramiento del cuerpo en posición fetal para representar el regreso del cuerpo a la
Madre Tierra a través de la tumba que simboliza el útero. Las religiones neopaganas modernas están a favor de la cremación.
Otras religiones que permiten la cremación
Otras religiones que prohíben la cremación
El islam y el zoroastrismo la prohíben contundentemente. El
neo-confucianismo bajo
Zhu Xi firmemente desaprueba la cremación de un familiar como un acto no filial.
Experiencias históricas negativas recientes con la cremación
Segunda Guerra Mundial
Durante el Holocausto, crematorios masivos fueron construidos y operados por los
nazis
dentro de los campos de concentración para asesinar a judíos. Desde
entonces la cremación conlleva un sentido muy negativo para muchos
judíos. Una actitud semejante y predominante en algunos países que
fueron ocupados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, tal
como, Polonia y parte de Rusia. En parte también, debido al papel de la
cremación en el holocausto nazi, los principales dirigentes que fueron
juzgados como criminales de guerra, en los
Juicios de Núremberg, quienes luego de ser ejecutados fueron incinerados y dispersos en localidades secretas.
El incidente de Tri-State
Un suceso polémico reciente, fue la gran estafa realizada en el
crematorio de Tri-State localizado en el estado de Georgia, a principios
del 2002, en donde 334 cadáveres que supuestamente habían sido cremados
en años anteriores, fueron encontrados intactos y descomponiéndose en
el piso del crematorio, apilados ahí por el propietario del crematorio.
La identificación de los cadáveres fue "más allá", en muchos casos las
"cenizas" que fueron devueltas a los familiares, no eran humanas, ya que
en realidad éstas eran polvo de
hormigón y
madera.
Finalmente, Ray Brent Marsh —quien fue el operador en el tiempo en que
se descubrieron los cuerpos— tenía 787 cargos criminales de estafa en
contra de él. El 19 de noviembre de
2004
resultó culpable de todos los cargos. Fue sentenciado a dos condenas de
12 años en prisión por ambos estados, Georgia y Tennessee.
Referencias
Enlaces externos