La costumbre de decir "¡Jesús!" o "¡Salud!" tras un estornudo comenzó durante el papado de Gregorio I (540 -604), cuando la peste comenzaba a acechar Europa en el año 591. Para combatir la peste, Gregorio ordenó letanías, procesiones y plegarias constantes. Aquel que estornudara debía ser inmediatamente bendecido para evitar el desarrollo de la peste por lo que se comenzó a decir "¡Dios te bendiga!" para pedir que Dios le librara de dicha dolencia. Poco a poco se fue simplificando hasta quedar en "¡Jesús!", "¡Salud!" y otras expresiones similares.
La costumbre permanece aún entre los hablantes de varios idiomas, entre algunos de los cuales se sigue utilizando literalmente una bendición, como bless you en inglés.
En Hungría y Eslovenia, un estornudo que ocurre después de hacer una afirmación se interpreta a veces como una confirmación por parte de Dios de que lo que se dice es cierto.
En India y Pakistán se cree que cuando alguien estornuda es que recuerda o es recordado por alguien querido.
De acuerdo a una creencia japonesa, estornudar es señal de que alguien está hablando de ti.
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