Político y filósofo inglés. N. el 22 en. 1561 en Londres. Hijo de Sir
Nicolás Bacon, que llegó a ser Lord del Sello Privado durante el reinado
de Isabel I. Estudió en Cambridge. Vivió en París formando parte de la
embajada de Inglaterra. Nombrado consejero extraordinario del reino y
elegido para la Cámara de los Comunes por la misma Isabel, no desarrolló
plenamente su carrera política hasta que Jacobo I Estuardo ascendió al
trono. Ambicioso, no reparó en redactar la acusación contra el Conde de
Essex, que le había dispensado anteriormente su protección, cuando éste
conspiró contra Isabel I. Jacobo, halagado en su absolutismo, le designó
sucesivamente Procurador General (1607), Fiscal General (1613), Lord del
Sello Privado (1617) y Gran Canciller (1618). Recibió, asimismo, los
títulos de Barón de Verulam y Vizconde de San Albano. Acusado de venalidad
en el ejercicio de sus cargos por el Parlamento, tuvo que abandonar la
carrera política. M. el 9 abr. 1626, ya retirado, cuando intentaba
comprobar los efectos del frío en la conservación de los alimentos.
Obras. Toda la obra filosófica de B. gira en torno a la lnstauratio Magna, nombre que dio a todo su proyecto de reforma de las ciencias; de dicho proyecto ideal irán formando parte casi todas las obras del autor, que vienen así a ser como secciones de la construcción metodológica total. Las bases de la renovación quedarían sentadas con el Novum Organum (1620), nuevo método de lógica inductiva, llamado así para contraponerlo al Organon aristotélico, basado de modo primordial en la silogística. La inducción, aplicada a la experiencia de forma rigurosa, permitirá una nueva ciencia útil para el dominio del universo. Inglés, político, admirador de Montaigne y Maquiavelo, recogerá todas esas influencias en su pensamiento. Junto al Novum Organum sive iudicia vera de interpretatione naturae, merecen destacarse el De dignitate et augmentis scientiarum (1623), en el que repite una obra anterior escrita en inglés: Of proficience and advancemenl of learning (De la proficiencia y progreso del conocimiento), 1605; varias ediciones de sus Essays (la última de 1625) y la New Atlantis publicada en 1627, después de su muerte. La Nueva Atlántida es una obra hermética, perteneciente al género de las utopías, que narra la vida en una ciudad de sabios. Se ha destacado el influjo que tuvo esta utopía en sociedades secretas como la de los Rosacruz, que sería el germen de sectas masónicas. Por su propósito general de construir un nuevo método para la ciencia, se considera a B. como uno de los primeros filósofos modernos y aun se le pone en relación con la línea del empirismo inglés; pero no debe olvidarse que, por su terminología y su desinterés por el saber físico-matemático, está aún ligado a las tradiciones medievales.
El método inductivo. El recurso a la experiencia como modo de saber, el amor a la observación, pertenecen a la tradición anglosajona. Por su parte, B. añadirá a esa herencia el deseo de dominar la naturaleza. Para gobernar la naturaleza es preciso obedecerla (Novum Organum, I, 3). La ciencia al uso se consagra a ordenar las cosas ya conocidas más que a descubrir nuevos procedimientos de invención y de dominio. Abandonado a sí mismo, el entendimiento se convierte en instrumento estéril. Hay que dirigirse a la naturaleza para interrogarla. De la experiencia debe remontarse la razón al establecimiento de una axiomática que interprete las observaciones. Lo que no puede hacer es anticiparse en una explicación de la naturaleza. Interpretación y anticipación son dos modos de enfrentarse con la realidad natural. La anticipación de la naturaleza pasa de los hechos singulares a los axiomas más generales; la interpretación de la naturaleza, verdadero método de acercamiento, pasa de los hechos singulares a los axiomas medios y de éstos a los más generales. La silogística aristotélica procede, en la opinión de B., a deducir de los axiomas más generales los axiomas medios. Este modo de comportarse es deductivo y sin duda apodíctico, pero nada dice de la realidad, se anticipa a ella.
Antes de exponer propiamente su método, en el Novum Organum, se consagra en una pars destruens a describir los obstáculos que se han opuesto a un verdadero saber. Una serie de prejuicios, los idola, impiden ver las cosas tal como son. Hay cuatro grandes clases de ídolos: los idola tribus, propios de la comunidad humana, llevan a considerar que existe entre las cosas una armonía superior a la real, o bien dejan que sea la fantasía la que construya una imagen del mundo. La educación, las costumbres y los casos fortuitos son los que producen idola specus, propios de cada hombre. Los idola fori proceden del exterior y tienen por responsable al lenguaje, lleno de palabras abstractas que no significan nada. Finalmente, los idola theatri se deben a las doctrinas filosóficas dogmáticas ya las demostraciones erróneas.
La inducción tiene como fruto el alcanzar la forma de las cosas. B. distingue entre las naturalezas simples o formas de primera clase, que constituyen las cualidades de un cuerpo, y las naturalezas compuestas o formas específicas como león, roble, etc.; la inducción baconiana, a diferencia de la aristotélica, no procede por simple enumeración. Pretende comprobar mediante sus conocidas «tablas» cómo permanece constante un fenómeno pese a que cambien otros concomitantes, con lo que llega a la conclusión de que ése es la forma (tabla de presencia); o bien si un fenómeno incluye o excluye a otro, el incluido o excluido constituirá la forma o no formará parte de ella (tabla de ausencia); o bien en qué medida la influencia de un fenómeno, por estar más o menos presente, afecta a otro fenómeno (tabla de grados). Mediante las tablas se alcanza lo que la cosa verdaderamente es, ipsissima res, cómo cambia o «proceso latente», cuál es su estructura en profundidad o «esquematismo latente». Aparecen en el proceso inductivo «instancias» o «hechos privilegiados» desde el punto de vista de la observación científica. Llega a contar hasta 27 tipos. Merecen destacarse los «hechos limítrofes», que muestran la continuidad o discontinuidad naturales, p. ej., la existencia de peces voladores, o los «hechos cruciales», que permiten escoger entre dos soluciones para explicar una naturaleza.
División de las ciencias. En la historia de la clasificación de las ciencias es de gran interés la que establece B, Frente a la tradicional, que las dividía por el objeto, propone una división que se atenga a las facultades del hombre, Así, a la memoria corresponden la historia civil y natural, a la imaginación la poesía ya la razón la filosofía
Obras. Toda la obra filosófica de B. gira en torno a la lnstauratio Magna, nombre que dio a todo su proyecto de reforma de las ciencias; de dicho proyecto ideal irán formando parte casi todas las obras del autor, que vienen así a ser como secciones de la construcción metodológica total. Las bases de la renovación quedarían sentadas con el Novum Organum (1620), nuevo método de lógica inductiva, llamado así para contraponerlo al Organon aristotélico, basado de modo primordial en la silogística. La inducción, aplicada a la experiencia de forma rigurosa, permitirá una nueva ciencia útil para el dominio del universo. Inglés, político, admirador de Montaigne y Maquiavelo, recogerá todas esas influencias en su pensamiento. Junto al Novum Organum sive iudicia vera de interpretatione naturae, merecen destacarse el De dignitate et augmentis scientiarum (1623), en el que repite una obra anterior escrita en inglés: Of proficience and advancemenl of learning (De la proficiencia y progreso del conocimiento), 1605; varias ediciones de sus Essays (la última de 1625) y la New Atlantis publicada en 1627, después de su muerte. La Nueva Atlántida es una obra hermética, perteneciente al género de las utopías, que narra la vida en una ciudad de sabios. Se ha destacado el influjo que tuvo esta utopía en sociedades secretas como la de los Rosacruz, que sería el germen de sectas masónicas. Por su propósito general de construir un nuevo método para la ciencia, se considera a B. como uno de los primeros filósofos modernos y aun se le pone en relación con la línea del empirismo inglés; pero no debe olvidarse que, por su terminología y su desinterés por el saber físico-matemático, está aún ligado a las tradiciones medievales.
El método inductivo. El recurso a la experiencia como modo de saber, el amor a la observación, pertenecen a la tradición anglosajona. Por su parte, B. añadirá a esa herencia el deseo de dominar la naturaleza. Para gobernar la naturaleza es preciso obedecerla (Novum Organum, I, 3). La ciencia al uso se consagra a ordenar las cosas ya conocidas más que a descubrir nuevos procedimientos de invención y de dominio. Abandonado a sí mismo, el entendimiento se convierte en instrumento estéril. Hay que dirigirse a la naturaleza para interrogarla. De la experiencia debe remontarse la razón al establecimiento de una axiomática que interprete las observaciones. Lo que no puede hacer es anticiparse en una explicación de la naturaleza. Interpretación y anticipación son dos modos de enfrentarse con la realidad natural. La anticipación de la naturaleza pasa de los hechos singulares a los axiomas más generales; la interpretación de la naturaleza, verdadero método de acercamiento, pasa de los hechos singulares a los axiomas medios y de éstos a los más generales. La silogística aristotélica procede, en la opinión de B., a deducir de los axiomas más generales los axiomas medios. Este modo de comportarse es deductivo y sin duda apodíctico, pero nada dice de la realidad, se anticipa a ella.
Antes de exponer propiamente su método, en el Novum Organum, se consagra en una pars destruens a describir los obstáculos que se han opuesto a un verdadero saber. Una serie de prejuicios, los idola, impiden ver las cosas tal como son. Hay cuatro grandes clases de ídolos: los idola tribus, propios de la comunidad humana, llevan a considerar que existe entre las cosas una armonía superior a la real, o bien dejan que sea la fantasía la que construya una imagen del mundo. La educación, las costumbres y los casos fortuitos son los que producen idola specus, propios de cada hombre. Los idola fori proceden del exterior y tienen por responsable al lenguaje, lleno de palabras abstractas que no significan nada. Finalmente, los idola theatri se deben a las doctrinas filosóficas dogmáticas ya las demostraciones erróneas.
La inducción tiene como fruto el alcanzar la forma de las cosas. B. distingue entre las naturalezas simples o formas de primera clase, que constituyen las cualidades de un cuerpo, y las naturalezas compuestas o formas específicas como león, roble, etc.; la inducción baconiana, a diferencia de la aristotélica, no procede por simple enumeración. Pretende comprobar mediante sus conocidas «tablas» cómo permanece constante un fenómeno pese a que cambien otros concomitantes, con lo que llega a la conclusión de que ése es la forma (tabla de presencia); o bien si un fenómeno incluye o excluye a otro, el incluido o excluido constituirá la forma o no formará parte de ella (tabla de ausencia); o bien en qué medida la influencia de un fenómeno, por estar más o menos presente, afecta a otro fenómeno (tabla de grados). Mediante las tablas se alcanza lo que la cosa verdaderamente es, ipsissima res, cómo cambia o «proceso latente», cuál es su estructura en profundidad o «esquematismo latente». Aparecen en el proceso inductivo «instancias» o «hechos privilegiados» desde el punto de vista de la observación científica. Llega a contar hasta 27 tipos. Merecen destacarse los «hechos limítrofes», que muestran la continuidad o discontinuidad naturales, p. ej., la existencia de peces voladores, o los «hechos cruciales», que permiten escoger entre dos soluciones para explicar una naturaleza.
División de las ciencias. En la historia de la clasificación de las ciencias es de gran interés la que establece B, Frente a la tradicional, que las dividía por el objeto, propone una división que se atenga a las facultades del hombre, Así, a la memoria corresponden la historia civil y natural, a la imaginación la poesía ya la razón la filosofía
BIBL.: Obras: F. BACON. Works, 14
vol.. ed. I. SPEDDING, R. L. ELLIS y D. D. HEATH, Londres 1962; Ensayos,
Buenos Aires 1946; Novum Organum. Bueno:; Aires 1961; La Nueva Atlántida,
Madrid 1964.-Estudios: F. H. ANDERSON. Francis Bacon, his career and his
thought. 1962; G. SORTAIS. La Filosofía moderna desde Bacon hasta Leibniz,
Buenos Aires 1953.
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