(CLUNI, CLUGNI, o CLUGNY).
La primera reforma produjo prácticamente una orden distinta
dentro de la familia benedictina. Se originó en Cluny, una ciudad en
Saone-et-Loire, a quince millas al noroeste de Macón, donde en el año
910 Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania fundó una abadía a la que
dotó con territorios. Colocó al frente a S. Berno, entonces abad de
Gigny, bajo cuya guía se inauguró una forma de vida benedictina más
estricta. Las reformas introducidas en Cluny se debían de alguna manera a
la influencia de S. Benito de Aniano que había expuesto las nuevas
ideas en la primera gran reunión de abades de la orden que tuvo lugar en
Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle)en 817 y su desarrollo en Cluny
llevó a soluciones distintas de las precedentes, la principal de la
cuales fue una forma de gobierno altamente centralizada, extraña a la
tradición benedictina. La reforma se propagó rápidamente más allá de los
límites de la abadía de Cluny, en parte por la fundación de nuevas
casas y en parte por la incorporación de las que ya existían y como
todas ellas permanecieron dependientes de la casa madre, la Congregación
de Cluny comenzó a existir casi automáticamente.
Con los sucesores de S. Berno alcanzó una extensa influencia y en
el siglo doce estaba a la cabeza de una orden que tenía alrededor de
314 monasterios, que se extendían por Francia, Italia, el Imperio,
Lorena, Inglaterra, Escocia y Polonia. Según la "Bibliotheca
Cluniacensis" (Paris, 1614) 825 casas debían fidelidad al abad de Cluny
en el siglo quince. Algunos escritores han dado el número de 2000, pero
hay poca duda de es una exageración. Quizá incluya todos esos
monasterios que aunque no unidos a la congregación, adoptaron parcial o
totalmente las constituciones cluniacenses, tales como Fleury, Hirschau,
Farfa y muchos otros sometidos a su influencia.
Durante los primeros 250 años de su existencia Cluny fue
gobernada por una serie de notables abades, hombres que dejaron su
huella sobre la historia de Europa occidental. Entre ellos estaban los
santos Odón, Mayolo, Odilón y Hugo y Pedro el Venerable. Bajo éste,
quinto abad, que gobernó desde 1122 a 1156, Cluny llegó al cenit de su
influencia y prosperidad, tiempo en que sólo Roma la superaba como
centro del mundo cristiano. Llegó a ser un centro de enseñanza y
aprendizaje para papas, cuatro de los cuales Gregorio VII (Hildebrando),
Urbano II, Pascual II y Urbano V, salieron de sus claustros para regir
la Iglesia Universal. En el momento de la disolución, había 35 casas
cluniacenses en Inglaterra y tres en Escocia. La primera fundación fue
la de S. Pancras de Lewes (1077), cuyo prior solía ser el vicario
general del abad de Cluny para Inglaterra y Escocia. Otras importantes
casas estaban en Castleacre, Montacute, Northampton y Bermondsey.
Tras el siglo doce, el poder de Cluny declinó algo y en el siglo
dieciséis sufrió mucho en las guerras religiosas y civiles de Francia y
sus consecuencias. La introducción de los abades comendatorios, el
primero de los cuales fue nombrado en 1528, fue hasta cierto punto
responsable del declive. Entre los prelados titulares más importantes
estuvieron los cardenales Richelieu y Mazarino que intentaron
restaurarla a su primitiva grandeza, aunque su esfuerzo no tuvo mucho
éxito. Claude de Vert, Prior de S. Pedro, Abbeville (muerto en 1708) fue
otro potencial refomador de la congregación, inspirado sin duda por el
ejemplo de los mauristas.
La abadía-iglesia de Cluny estaba hecha a una escala
proporcionada a la grandeza de la congregación y fue considerada como
una de las maravilla del Medievo. De no menos de 555 pies de largo, era
la iglesia más grande la cristiandad hasta la erección de S. Pedro de
Roma. Tenía cinco naves, un nártex o anteiglesia y varias torres.
Comenzada por S. Hugo, el sexto abad, en 1089, se terminó y consagró por
el papa Inocencio II en 1131-32, añadiéndosele el nártex en 1220.
Junto con los edificios conventuales cubría un área de
veinticinco acres. En 1790, al ser suprimida, fue comprada por la ciudad
y casi totalmente destruida. En el presente sólo quedan una torre y
parte de un transepto, mientras que una carretera atraviesa el lugar de
la nave. La comunidad de la abadía que había llegado a tener trescientos
miembros en el siglo trece iba despoblándose: al igual que todas las
casas religiosas de Francia, tenía alrededor de un centenar en el siglo
diecisiete, y al ser suprimida, sólo cuarenta monjes.
El espíritu y organización de la congregación se separaba
claramente de la tradición benedictina, aunque sus monjes siguieran
siendo considerados miembros de la familia benedictina.
Antes de la incorporación cada monasterio había sido independiente y
autónomo, aunque la observancia de la misma regla en todos ellos
constituía un lazo de unión. Pero los nuevos vástagos de Cluny o los
atraídos a por su influencia, cada casa en vez de formar una familia
separada, era retenida en dependencia absoluta de la abadía central. Los
superiores de tales casas, que eran normalmente priores, estaban
sometidos a la abadía de Cluny y eran nombrados por ella, no elegidos
por sus propias comunidades, como es la costumbre benedictina normal.
Cada profesión religiosa, aún en los lugares más alejados de la
congregación, requería su sanción y cada monje tenía que pasar varios
años en Cluny. Tal sistema cortaba de raíz el viejo ideal familiar y dio
como resultado una especie de jerarquía feudal que consistía en un gran
monasterio central y un número de dependientes distribuidos por muchas
tierras. El abad de Cluny o su representante hacía visitas anuales de
las casa dependientes y tenía como asistente en el gobierno de una
organización tan vasta un coadjutor con el título de Gran Prior de
Cluny.
El estado monárquico del abad fue restringido de alguna manera
por los capítulos generales en el siglo trece, pero es evidente que
tenía un poder muy real sobre toda la congregación mientras mantuviera
en sus propias manos el nombramiento de todos los priores dependientes
(para las fuentes de información respecto a la regla, gobierno y
observancia conventual de la congregación, ver la bibliografía al final
de este artículo).
Con respecto al Oficio Divino, los monjes de Cluny se ajustan a
la costumbre existente, introducida en los monasterio de Francia por S.
Benito de Aniano, de añadir numerosos ejercicios devocionales añadidos a
las horas canónicas diarias prescritas por la Regla benedictina, en
forma de salmos (psalmi familiares, speciales, prostrati, y pro
tribulatione) y oficios votivos (Nuestra Señora, Los Difuntos, Todos los
Santos etc.).
La biblioteca de Cluny fue durante muchos años una de las más
ricas y más importantes de Francia y almacenaba un vasto número de
manuscritos valiosos. Cuando la abadía fue saqueada por los hugonotes en
1562, muchos de estos tesoros se destruyeron o se dispersaron. De los
que quedaron en Cluny, algunos fueron quemados por la turba
revolucionaria con la supresión de 1790 y otros almacenados en el
ayuntamiento de Cluny. Éstos y otros que pasaron a manos privadas han
sido recuperados gradualmente por el gobierno francés y están ahora en
la Bibliotheque Nationale de París. En el Museo Británico de Londres hay
alrededor de sesenta documentos que pertenecieron a Cluny.
El "Hotel de Cluny" de Paris, que data de 1334, fue antiguamente
la casa de los priores. En 1833 se convirtió en un museo público, pero
no tiene nada relacionado con la abadía, aparte del nombre.
Bibliografía
Para la regla, constituciones etc. Ver BERNARD OF CLUNY, Ordo
Cluniacensis in HERRGOTT, Vetus Disciplina Monastica (Paris, 1794); y
UDALRIC OF CLUNY, Consuetudines Cluniacensis en P.L., CXLIX (Paris,
1882).
Para la historia de la congregación etc., DUCKET, Charters and Records
of Cluni (Lewes, 1890); MAITLAND, Dark Ages (London, 1845); MABILLON,
Annales O. S. B. (Paris, 1703-39), III-V; SAINTE-MARTHE, Gallia
Christiana (Paris, 1728), IV, 1117; HELYOT, Hist. des ordres religieux
(Paris, 1792), V; MIGNE, Dict. des abbayes (Paris, 1856); LAVISSE, Hist.
de France (Paris, 1901), II, 2; LORAIN, Hist. de l'abbaye de Cluny
(Paris, 1845); CHAMPLY, Hist. de Cluny (Macon, 1866); HEIMBUCHER, Die
Orden und Kongregationen der katholischen Kirche (Paderborn, 1896), I;
HERZOG AND HAUCK, Realencyklopadie (Leipzig, 1898), III; SACKUR, Die
Cluniacenser (Halle a. S., 1892-94).
G. CYPRIAN ALSTON.
Transcrto por John D. Beetham.
Traducido por Pedro Royo.
The Catholic Encyclopedia, Volume I Copyright © 1907 by Robert Appleton
Company
Online Edition Copyright © 1999 by Kevin Knight .Enciclopedia Católica
Copyright © ACI-PRENSA. Nihil Obstat, March 1, 1907. Remy Lafort,
S.T.D., Censor Imprimatur +John Cardinal Farley, Archbishop of New York