lunes, 14 de diciembre de 2015

DAMÁN

 
(B.D.: Lev. 11,5; Deut. 14,7). En la B.D. el nombre “cherogrillo” es una simple transliteración del nombre griego del puercoespín, corresponde al nombre hebreo shãphãn, traducido como erizo en el Sal. 104(103),18, y como conejo en Prov. 30,26 (B.D.: damán). Según señaló San Jerónimo, el shãphãn no es el puercoespín, sino un animal muy peculiar de aproximadamente el mismo tamaño, que vive entre las rocas y en agujeros, y que en Palestina lo llaman oso-rata debido a sus semejanzas con esos dos cuadrúpedos. Le llamamos conejo o damán (hyrax syriacus). Se alude a su hábito de permanecer entre las rocas en Sal. 104(103),18 y a su sabiduría e indefensión en Prov. 30,24-26. “No puede horadar pues no tiene garras, sólo uñas medio desarrolladas, pero descansa en los agujeros de las rocas, y se alimenta sólo al amanecer y al atardecer; siempre tiene centinelas apostados, y al menor chillido todo el grupo desaparece al instante. El damán no es un rumiante (cf. Lev. 11,5), pero se sienta a mover sus quijadas como si masticara. Se encuentra escasamente en la mayoría de los lugares rocosos, y es común cerca del Sinaí" (Tristán). Vea Cherogrillo (sup.).

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