Lic. en
Filosofía Néstor Martínez
En el
número correspondiente al 17 de Noviembre de 2000 del Osservatore Romano,
edición semanal castellana, se encuentra una reflexión de Don Donato Valentini
s.d.b, Consultor de la Congregación para la doctrina de la Fe, acerca de "La
unicidad y unidad de la Iglesia" a propósito de la declaración "Dominus Iesus"
de dicha Congregación.
En ella
se dice, entre otras cosas:
"Decir que la
Iglesia de Cristo "subsiste " en la Iglesia Católica significa decir que la
Iglesia de Cristo no "es" la Iglesia Católica."
"En este punto,
podemos preguntarnos qué significa exactamente en la Lumen Gentium (n. 8) la
expresión "subsiste en". No todos los comentaristas del posconcilio la
interpretan de la misma manera. A mi parecer, una minoría de teólogos da a la
expresión el sentido filosófico técnico de "subsistencia", mientras que la
mayoría, apartándose de esa interpretación, traduce "subsistit in" por "está
presente".
El Concilio, al
proponer "subsiste" en lugar de "es", no explica directamente el contenido de la
nueva expresión, pero la Comisión teológica del Vaticano II parece fundar la
interpretación de la mayoría de los comentadores del posconcilio. En efecto,
haciendo una relación de los contenidos principales del capítulo primero de la
Lumen gentium, al llegar al número 8, los resume así: "La Iglesia es única, y en
esta tierra está presente ("adest") en la Iglesia católica, aunque fuera de ella
se encuentren elementos eclesiales" (Acta Synodalia Concilii Vaticani III/1, 76)
(...) el decreto
Unitatis Redintegratio afirma: "aquella unidad de una sola y única Iglesia que
Cristo concedió desde el principio a su Iglesia, creemos que subsiste
indefectible en la Iglesia Católica" (n. 4). En el segundo dice: "Entre aquellas
en las que las tradiciones y estructuras católicas siguen subsistiendo en parte,
ocupa un lugar especial la comunión anglicana." (n. 13).
Por consiguiente, la
traducción "está presente" (o, si se quiere, "sigue estando presente") nos
parece la interpretación mejor del "subsistit in".
(...) Por eso, con
razón, la Declaración afirma: "Es, por tanto, contraria al significado auténtico
del texto conciliar la intepretación de quienes deducen de la fórmula "subsistit
in" la tesis según la cual la única Iglesia de Cristo podría también subsistir
en otras iglesias y comunidades eclesiales no católicas"
(...) Sin embargo,
si hemos comprendido bien el documento, eso no quita que, quedando firme cuanto
acabamos de poner en relieve, se pueda afirmar que la Iglesia de Cristo está
presente, también en las iglesias ortodoxas orientales, es decir, "en todas las
Iglesias de las diversas tradiciones orientales que no están en plena comunión
con la Iglesia de Roma" (cf. Consejo pontificio para la promoción de la unidad
de los cristianos, Directorio para la aplicación de los principios y normas
sobre el ecumenismo, 25 de marzo de 1993, n. 19, nota 28).
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Leyendo
el texto de la "Dominus Iesus", encontramos lo siguiente:
"Los fieles están
obligados a profesar que existe una continuidad histórica - radicada en la
sucesión apostólica - entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia Católica:
"Esta es la única Iglesia de Cristo (...) que nuestro Salvador confió después de
su resurrección a Pedro para que la apacentara (Jn 24,17), confiándole a él y a
los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28, 18ss), y la erigió para
siempre como "columna y fundamento de la verdad" (1 Tim. 3,15). Esta Iglesia,
constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia
Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con
él". Con la expresión "subsistit in", el Concilio Vaticano II quiere armonizar
dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante
las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la
Iglesia católica, y por otro lado que "fuera de su estructura visible pueden
encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad", ya sea en las
Iglesias como en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica.
Sin embargo, respecto a estas últimas, es necesario afirmar que su eficacia
"deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia
católica".
En la
nota 56, la Declaración dice lo siguiente:
"Es, por tanto,
contraria al significado auténtico del texto conciliar la interpretación de
quienes deducen de la fórmula "subsistit in" la tesis según la cual la única
Iglesia de Cristo podría también subsistir en otras iglesias cristianas. "El
Concilio había escogido la palabra "subsistit" precisamente para aclarar que
existe una sola "subsistencia" de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su
estructura visible existen sólo "elementa Ecclesiae", los cuales - siendo
elementos de la misma Iglesia - tienden y conducen a la Iglesia católica" (Congr.
para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre el volumen "Iglesia, carisma y
poder" del P. Leonardo Boff, 11 - III - 1985; AAS 77 (1985) 756 - 762)."
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El
cotejo de estos dos textos nos sugiere las siguientes reflexiones, que
adelantamos a título privado, y sometiéndonos de antemano al juicio de la
Iglesia :
1) Es
interesante notar que en la cita de Lumen Gentium 8 que encabeza nuestra cita de
la "Dominus Iesus", se afirma que la única Iglesia de Cristo "es" la que nuestro
Salvador confió después de su Resurrección a Pedro y a los otros Apóstoles para
que la difundieran y gobernasen, a la cual erigió para siempre como columna y
fundamento de la verdad. Y esta Iglesia (la de Cristo, anotación nuestra) está
constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, y "subsiste en", etc.,
gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él."
Luego,
la Iglesia de Cristo "es", según la Lumen Gentium, aquella que:
a) ha
sido fundada por Cristo sobre Pedro y los Apóstoles.
b) para
que durara para siempre.
c) está
constituida en este mundo como una sociedad.
d)
"subsiste en" la Iglesia Católica
e) está
gobernada por el sucesor de Pedro y los Obispos en comunión con él. Se puede
discutir si, gramaticalmente hablando, el sujeto de esta frase es la Iglesia de
Cristo o la Iglesia Católica.
De
todos modos, de este pasaje de la Lumen Gentium parece deducirse claramente que
la Iglesia de Cristo "es" la Iglesia Católica. Del pasaje se desprende que hay
una sociedad constituida en este mundo que ha durar hasta el fin de los tiempos,
que "es" la Iglesia de Cristo, y que ha sido fundada sobre Pedro y los
Apóstoles, para que la gobiernen y difundan. Podemos agregar el razonamiento
evidente de que si ha de durar hasta el fin de los tiempos, Pedro y los demás
Apóstoles han de tener sucesores en esa "sociedad". Evidentemente, no se
encuentra en nuestra historia otra "sociedad" que pueda exhibir estas
características, fuera de la Iglesia Católica.
2) La
interpretación del "subsistit in" en el sentido de "subsistencia filosófica"
resulta que no es solamente propia de una "minoría de teólogos", sino que además
es la de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no sólo en este documento,
sino también en el citado documento anterior referente al libro de L. Boff.
De
dicha interpretación que el Magisterio de la Iglesia hace del "subsistit in", se
desprende que "existe una sola subsistencia de la verdadera Iglesia, mientras
que fuera de su estructura visible existen sólo "elementa Ecclesiae", y por
tanto, concluimos nosotros, la Iglesia de Cristo, en su plena y completa
"subsistencia", se identifica con la Iglesia Católica, y por tanto, "es" la
Iglesia Católica.
Dice el
Papa Juan Pablo II, citado por Don Valentini:
"Los elementos de
esta Iglesia ya dada existen, juntos, en su plenitud, en la Iglesia Católica, y,
sin esta plenitud, en las otras comunidades" (Ut Unum Sint, n. 14).
Ahora
bien, esto es exactamente lo mismo que dice la Congregación para la Doctrina de
la Fe cuando habla de una única subsistencia de la Iglesia de Cristo dada en la
Iglesia Católica. La "subsistencia" de una cosa es aquí la existencia íntegra,
plena, cabal, de la cosa en cuestión, y se opone a la existencia de solas
"partes" o "elementos" de la misma cosa.
3)
Parece fundada la afirmación de que la Iglesia de Cristo "está presente" en las
otras Iglesias y comunidades eclesiales cristianas no católicas. Sin embargo, si
previamente se ha definido el "subsistit in" solamente en el sentido de "está
presente", resulta que esta afirmación viene a significar exactamente lo mismo
que la "Dominus Iesus", es decir, el Magisterio, excluye: que la Iglesia de
Cristo pueda "subsistir" en otras Iglesias o comunidades cristianas no
católicas.
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A
continuación queremos analizar algunos argumentos nada más acerca de esta
importante cuestión:
La Iglesia de Cristo, ¿es la Iglesia Católica?
Parece
que no:
1) "Es"
significa identidad. "Identidad" significa que todo lo que es de uno, es del
otro, y viceversa. Pero hay elementos de la Iglesia de Cristo fuera de la
Iglesia Católica. Luego, no hay identidad entre ambas. Luego, la Iglesia de
Cristo no es la Iglesia Católica, y la Iglesia Católica no es la Iglesia de
Cristo.
2)
Además, si la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, entonces la Iglesia de
Cristo es la Iglesia Católica. Pero ya vimos que esto no es así. Luego, la
Iglesia Católica no es la Iglesia de Cristo.
3)
Además, si decimos que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, aunque la
Iglesia de Cristo no sea la Iglesia Católica, entonces estamos diciendo que todo
lo que es de la Iglesia Católica es de la Iglesia de Cristo, pero no viceversa.
Ahora bien, esa tesis puede entenderse perfectamente sin necesidad de que la
Iglesia Católica sea la Iglesia de Cristo, basta para ello, por ejemplo, con que
aquella sea una parte de ésta. Por otra parte, es necesario, en esta hipótesis,
que así sea, puesto que si hay algo de la Iglesia de Cristo que no esté en la
Iglesia Católica, es claro que no puede decirse que la Iglesia Católica "sea",
sin más, la Iglesia de Cristo.
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Contra
esto:
1) Si
la Iglesia de Cristo no "es" la Iglesia Católica, o bien será otra de las
Iglesias cristianas, o bien no será ninguna. Pero ninguna de estas cosas puede
decirse. Luego, la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo.
Si se
dice que la Iglesia de Cristo es el conjunto de todas las Iglesias, entonces
resulta que la Iglesia de Cristo no es ninguna Iglesia histórica y visible.
Luego, la Iglesia de Cristo sería solamente la Iglesia invisible, lo que es
contrario a la fe.
Además,
de aquí se seguiría que la Iglesia Católica es solamente parte de la Iglesia de
Cristo. Pero esto es contrario a la fe, según la cual la plenitud de la Iglesia
de Cristo "subsiste en" la Iglesia Católica.
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2) Es
decir, entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Cristo hay o identidad, o no
identidad. Si hay identidad, es total o parcial.
Si no
hay identidad, o bien hay identidad entre la Iglesia de Cristo y alguna otra
Iglesia, o bien la Iglesia de Cristo no existe históricamente. Nada de esto
puede afirmarse. Es decir, si la Iglesia de Cristo existe históricamente como
realidad institucional visible, entonces ha de identificarse con alguna Iglesia
histórica.
Si hay
identidad parcial, esto es, o bien porque la Iglesia Católica es parte de la
Iglesia de Cristo, o porque la Iglesia de Cristo es parte de la Iglesia
Católica, o porque parte de la Iglesia de Cristo y parte de la Iglesia Católica
son lo mismo.
Lo
primero no puede decirse, pues la Iglesia misma enseña que en la Iglesia
Católica no hay parte, sino la plenitud, de la Iglesia de Cristo. (cfr. por
ejemplo el texto del Papa Juan Pablo II citado arriba).
Lo
segundo, implicaría que la Iglesia Católica es sólo parcialmente Iglesia de
Cristo, en la medida en que contendría, a nivel esencial, claro está, otras
cosas que no son de la Iglesia de Cristo. Esto es contrario a la fe, según la
cual la Iglesia, en todos sus elementos esenciales, es de institución divina, y
por tanto, es Iglesia de Cristo. La esencia de la Iglesia, en efecto, es una
sola, y esa única realidad es de institución divina por Jesucristo.
Y lo
mismo vale para lo tercero. Luego, la identidad entre ambas debe ser total.
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3) Don
Valentini afirma :
"Por
consiguiente, la traducción "está presente" (o, si se quiere, "sigue estando
presente") nos parece la interpretación mejor del "subsistit in"."
Es
claro que si la Iglesia de Cristo sólo "está presente" en la Iglesia Católica,
entonces no "es" la Iglesia Católica.
En esta
hipótesis, ¿ la Iglesia de Cristo sería una parte, la "invisible", de la Iglesia
Católica? Pero es contrario a la fe que la Iglesia de Cristo sea puramente
invisible. (1)
O bien,
se dice que la Iglesia de Cristo no es una parte de la Iglesia Católica, pues lo
que "está presente" no es parte de aquello en lo que está presente. En este caso
resulta que serán dos entidades diferentes, la Iglesia Católica, y la Iglesia de
Cristo. Con lo cual,
O bien
la Iglesia de Cristo es visible, y entonces, será otra comunidad cristiana
histórica distinta de la Católica, por ejemplo, la ortodoxa, o la anglicana, ( y
no se entiende, además, cómo puede "estar presente" en la Iglesia Católica) y no
la Católica, lo cual es contrario a la fe, obviamente;
O bien
la Iglesia de Cristo es puramente invisible, lo que es contrario a la fe.
O bien,
se podría pensar que la Iglesia de Cristo es la totalidad concreta, histórica y
visible de las confesiones cristianas, que "está" o "subsiste" en cada una de
las partes, sin identificarse con ninguna.
Por el
contrario, la "Dominus Iesus" dice que "la Iglesia de Cristo, no obstante las
divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia
católica", y que "El Concilio había escogido la palabra "subsistit" precisamente
para aclarar que existe una sola "subsistencia" de la verdadera Iglesia,
mientras que fuera de su estructura visible existen sólo "elementa Ecclesiae".
Entonces, si "la Iglesia de Cristo (...) sigue existiendo plenamente sólo en la
Iglesia Católica", (D.I), es claro que la Iglesia Católica no es solamente una
"parte" de la Iglesia de Cristo. Ningún todo existe plenamente en una de sus
partes, pues eso va contra la noción misma de "parte".
Además,
si existe "una sola subsistencia de la verdadera Iglesia", o bien se identifica
con la Iglesia Católica, o no. Si no lo hace, entonces será una subsistencia
distinta de la Iglesia Católica. Y como la Iglesia Católica no podría ser una
parte de esa subsistencia distinta, por la frase anterior, entonces resulta que
la Iglesia Católica sería una subsistencia distinta de la Iglesia de Cristo. Y
entonces, tendríamos dos Iglesias distintas: la de Cristo, y la Católica, lo
cual es obviamente contrario a la fe.
Además,
la totalidad concreta e histórica de las confesiones cristianas no es una unidad
subsistente, precisamente por las divisiones, mientras que la Iglesia de Cristo
"subsiste", en esto estamos de acuerdo todos, y si "subsiste", ha de subsistir
como una unidad subsistente.
Incluso
si el "subsiste" se toma en el sentido de "está presente" (erróneo, a nuestro
juicio), eso que está presente ha de ser una unidad, pues si está presente, es,
y si es, es uno. Pero esa unidad no puede ser en esta hipótesis una unidad
histórica y visible, puesto que existen las divisiones. Luego, ha de ser una
unidad invisible, con lo cual volvemos a la tesis herética de la "iglesia
invisible".
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Luego,
la Iglesia Católica, a tenor de la "Dominus Iesus", no es ni una parte, ni un
todo subsistente, distinto de la Iglesia de Cristo. Y la Iglesia de Cristo no es
una parte, visible ni invisible, ni un todo subsistente, visible ni invisible,
distinto de la Iglesia Católica. Y entonces, la Iglesia Católica es la Iglesia
de Cristo, y viceversa.
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Ahora
bien, esto nos plantea el siguiente problema:
¿Cómo
la identidad total entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica deja lugar
para que existan elementos de la Iglesia de Cristo fuera de la Iglesia Católica?
Tomemos
como punto de partida una analogía con el cuerpo humano. Si a un ser humano vivo
se le amputa una pierna o una mano, sigue siendo la misma persona que era, y de
la misma especie, hombre, a pesar de haber perdido una parte importante de su
ser.
Eso
quiere decir que en el caso del ser vivo, la unidad subsistente es algo más que
un mero agregado de partes materiales. Depende de un centro sustancial, de un
principio vital, de una "forma", de un "alma", que es la fuente del ser, de la
unidad, de la identidad. La pérdida de una parte de la materia del ser no es por
ello mismo una pérdida a nivel de este principio formal que mantiene así la
unidad e identidad del ser vivo en cuestión.
Es
claro que en el caso del cuerpo humano, el miembro amputado muere sin más. Esto
se debe a que el ser humano es una auténtica unidad sustancial viviente, y a que
las partes de una unidad sustancial viviente no pueden existir y seguir viviendo
por separado.
Pero la
Iglesia, si bien es una Persona mística y una unidad subsistente mistérica, a la
vez visible e invisible, no es una unidad viviente sustancial, sino que está
compuesta, en un sentido al menos, por múltiples seres sustanciales vivientes
que somos nosotros, sus miembros.
Eso
posibilita, ya a un nivel natural, que las partes separadas de ella (es decir,
las personas y comunidades que rompen la plena comunión eclesial) sigan
existiendo y viviendo con la vida natural de los seres humanos.
Pero
además, a nivel sobrenatural, tenemos la verdad dogmática de que el bautismo
cristiano se administra válidamente con sólo querer hacer lo que hace la
Iglesia, y poner la materia adecuada, sin importar por lo demás la persona del
ministro. Por lo que el bautismo administrado fuera de los límites visibles de
la Iglesia Católica es válido, como defendió el Papa Esteban contra San Cipriano
de Cartago. Ahora bien, la vida cristiana y la pertenencia a la Iglesia (que en
el fondo son la misma cosa) se apoyan justamente en el bautismo.
Y como
la vida sobrenatural de la Iglesia no es la vida de un ente dotado de unidad
sustancial, como es un hombre o una planta, también a nivel de la vida
sobrenatural de la Iglesia puede darse que ésta siga existiendo una vez que las
personas se encuentran en estado de separación (inculpable, claro está, como
sucede a los que han nacido ya en otra confesión cristiana) respecto de la
Iglesia Católica.
Pero
por otra parte, es claro que esa vida sobrenatural sólo podrían tenerla
participada de su fuente, que es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Pues como
todos los cristianos son como los sarmientos que viven de la Vid que es Cristo,
así el Señor los constituye a ellos en un solo Cuerpo que es la Iglesia, al
hacerles el don de su único Espíritu, de modo tal que sólo por unión a Cristo se
puede tener la vida del Cuerpo, y por tanto, sólo es posible tenerla por la
unión, en el Cuerpo mismo, a todos los otros que también están unidos a Cristo
en ese mismo Cuerpo que es la Iglesia.
Con lo
cual tenemos a la vez que el "organismo" sobrenatural uno y único que es la
Iglesia Católica, Iglesia de Cristo, sigue manteniendo su unidad e identidad
después de la separación tanto como antes de ella, y las comunidades separadas
de la Iglesia Católica pueden seguir viviendo la vida sobrenatural de la Iglesia
de Cristo, a pesar de no estar en plena comunión con ella.
Es algo
análogo a como si, por imposible, nuestro pie o nuestra mano pudiera seguir
viviendo después de la amputación: no por eso nosotros habríamos dejado de ser
quienes somos, ni habríamos perdido nuestra unidad, ni el derecho a ser
considerados los únicos Fulanos de Tales que existen, pues una persona sigue
siendo ella misma aunque le falte un pie o una mano, mientras que un pie o una
mano por sí solos no pueden ser jamás la persona completa. Y a la vez, ese pie o
esa mano viviendo separadamente de nosotros no serían sin embargo una identidad
diferente, no tendrían otro nombre distinto del nuestro, pues es por nuestra
alma que seguirían viviendo y siendo humanos, a pesar de estar separados de
nosotros; a la vez que tampoco podrían ser llamados "nosotros" con la misma
plenitud de derecho que nosotros mismos.
Así se
entiende, entonces, que:
1) La
Iglesia de Cristo se identifica solamente con la Iglesia Católica, pues
solamente en ella existe y "subsiste" en plenitud, como la persona que ha
sufrido la amputación sólo existe y subsiste plenamente en sí misma. Se puede
hablar si se quiere de "plena identidad" en el caso de la Iglesia de Cristo y la
Iglesia Católica, pues de todo ello se sigue que la Iglesia de Cristo "es"
plenamente y completamente sólo la Iglesia Católica.
2) Las
Iglesias y comunidades cristianas no católicas participan cada una a su modo del
ser de la Iglesia de Cristo, sin realizarlo ninguna de ellas plenamente,
precisamente debido a su separación respecto de la Iglesia Católica. Si se dice
que "son" la Iglesia de Cristo, habrá que agregar que lo son "no plenamente", en
forma incompleta. Así se habría de entender, parece, la expresión del Concilio
citada por Don Valentini respecto de que la Iglesia de Cristo "subsiste
parcialmente" en otras comunidades fuera de la Iglesia Católica.
La
Iglesia disminuye materialmente cuando uno de sus hijos abandona la fe, por
ejemplo, pero no disminuye esencialmente: sigue siendo tan Iglesia de Cristo
como era antes. Es como cuando a una persona se le amputa un brazo o una pierna:
sin duda que sufre una pérdida gravísima, pero mientras sigue viva, su identidad
personal, y su identidad esencial, específica, permanecen intactas. No es menos
la persona individual que era antes, Juan Pérez, ni es menos un ser humano, de
la especie "hombre", que antes.
Del
mismo modo, cuando una comunidad cristiana se aparta del sucesor de Pedro, y
sigue existiendo históricamente en torno a ciertos elementos propios de la
Iglesia de Cristo, la Iglesia de Cristo, es decir, la Católica, sufre la
disminución material que ello implica, pero no sufre ninguna pérdida desde el
punto de vista esencial. Y la prueba de ello es que los hermanos separados se
distinguen de los católicos siempre por lo que niegan y por lo que les falta, no
por algo que ellos tengan y de lo que carezca la Iglesia Católica.
Así,
los protestantes tienen la Escritura sin la Tradición y el Magisterio; los
anglicanos tienen el aspecto material de la Tradición sin la sucesión
apostólica, los ortodoxos tienen la sucesión apostólica y los Sacramentos sin la
comunión con el sucesor de Pedro. La misma expresión "elementos de la Iglesia"
está indicando que los que poseen parte, y no todo, y por eso se distinguen del
catolicismo, son los no católicos, lo cual implica que la totalidad esencial
está en el catolicismo. Y eso justifica, decimos nosotros, el "es"
identificativo, a nivel esencial, o, si se quiere, en plenitud.
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1) Al
primer argumento, entonces, respondemos: "Identidad significa que todo lo que es
de uno, es del otro, y viceversa": A) Identidad plena: Concedo. B) Identidad
parcial o no plena: Niego. A nivel de "identidad plena", ésta sólo existe entre
la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica, de modo tal que a ese nivel,
efectivamente, todo lo que es de la Iglesia de Cristo, es de la Católica, y
viceversa. A nivel de identidad no plena, ello no se sigue. No porque algo de la
Iglesia Católica no sea de la de Cristo, sino porque algo de la Iglesia de
Cristo, que está en identidad no plena con otras comunidades cristianas, no es
de la Iglesia Católica.
Esto
último, además, no ha de entenderse como si lo cristiano que hay en las otras
iglesias o comunidades no fuera católico. Sino que si no son católicas, no es
por lo que tienen, sino por lo que les falta. Mientras que los "elementa
ecclesiae" que poseen, son bienes católicos que impelen a la unidad católica.
2) Al
segundo argumento respondemos que efectivamente la Iglesia Católica es la
Iglesia de Cristo, si pensamos en un "es" de identidad plena, porque la Iglesia
Católica es la Iglesia de Cristo en la plenitud de los medios de salvación que
Cristo su fundador instituyó en ella. Eso no quiere decir que la Iglesia de
Cristo se agote dentro de los límites visibles de la Iglesia Católica, pues
otras comunidades cristianas pueden tener y de hecho tienen una identidad no
plena, parcial, con la Iglesia de Cristo. Lo cual ya vimos que en definitiva eso
es también una comunión imperfecta con la Iglesia Católica.
3) Y al
tercer argumento respondemos que, a nivel de la identidad plena, no hay nada de
la Iglesia de Cristo que no sea de la Iglesia Católica, mientras que lo que
existe fuera de la Iglesia Católica y pertenece a la Iglesia de Cristo, tiene
con ésta una identidad no plena, parcial. El hecho de que haya, entonces,
elementos de la Iglesia de Cristo fuera de los límites visibles de la Iglesia
Católica, lejos de disminuir la fuerza del "es" aplicado a la Católica, nos
muestra que ese "es" sólo en ella se cumple en plenitud. Y así también se
entiende que fuera de sus límites visibles pueda haber "elementos de la
Iglesia", que "son" Iglesia de Cristo de un modo no pleno.
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En
resumen: o la Iglesia de Cristo existe actualmente, o no. Si existe, o existe en
forma histórica y visible, o no. Si existe actualmente y en forma histórica y
visible, entonces ha de identificarse totalmente con alguna de las Iglesias
cristianas actualmente existentes en la visibilidad de la historia (es pensable,
e incluso necesario, que esta identificación sea "plena" solamente en un caso,
el de la Católica, como ya dijimos). Porque eso es lo mismo que decir que si
existe actualmente en forma visible e histórica entonces ha de identificarse
totalmente, con alguna realización o existencia visible e histórica de sí misma,
lo cual es tautológico. Y si se identifica con ella, entonces "es" ella. Ahora
bien, es claro que sobre esta base, el decir que la Iglesia de Cristo "subsiste
en" la Iglesia Católica no excluye, sino que implica, que la Iglesia de Cristo
"es" la Iglesia Católica.
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NOTAS
1) Se dirá tal vez que la Iglesia de Cristo tiene
su aspecto visible en las confesiones históricas en las cuales "subsiste", es
decir, "está presente", según Don Valentini.
Es
cierto que el Verbo de Dios, análogamente, tiene su aspecto visible en la
humanidad de Cristo. Pero por un lado, el Verbo no "subsiste en" la humanidad de
Cristo, sino al revés, y por otro lado, el Verbo de Dios puede hacerse visible
en el hombre Jesús precisamente porque "es", hipostáticamente, el hombre Jesús.
(Cfr. Concilio de Éfeso, condena del nestorianismo)
Ningún
ser subsistente puede hacerse visible en otro ser subsistente distinto de él,
puesto que entonces lo estarán viendo al otro, y entonces, no a él. El que ve a
Jesús no ve a "otro" que el Verbo de Dios, por eso el Verbo puede hacerse
visible en Jesús. (Cfr. Concilio de Éfeso).
En
nuestra experiencia, la sustancia se hace visible en los accidentes: yo veo a
Pablo porque veo su color, su figura, etc., pero es porque éstos no son seres
subsistentes como ella.
Es
cierto que Jesús dice: "El que me ve a mí, ve al Padre". Y el Padre es otro
subsistente distinto de Él, porque es una relación subsistente realmente
distinta, que eso es la Persona en la Trinidad.
Pero
por la unidad de naturaleza o esencia entre las Personas divinas, el que ve a
Jesús ve a otra Persona distinta del Padre, pero no ve a otro ser distinto del
Padre. El Padre es, si se quiere, otro subsistente, es decir, otra relación
subsistente, pero no es otro ser subsistente distinto del Hijo.
Y como
a su vez el Hijo-Verbo Encarnado no es otro ser subsistente distinto del hombre
Jesús, como ya dijimos, entonces, el que ve a Jesús, ve al Padre.
Luego,
si la Iglesia de Cristo se hace visible mediante la Iglesia Católica, entonces
se trata del mismo ser subsistente, y entonces, no sólo la Iglesia de Cristo
"está presente" en la Iglesia Católica, sino que "es" la Iglesia Católica, y
viceversa.
¿Tendríamos que sacar de aquí entonces la consecuencia de igualmente Jesús "es"
el Padre, y viceversa? Pero, por la misma argumentación precedente, esta
identidad entre Jesús y el Padre es verdadera sólo en el plano de la Naturaleza
o Esencia divina, es decir, del ser subsistente divino, no en el plano de las
Personas o relaciones subsistentes.
Y en
forma semejante, el Verbo de Dios "es" el hombre Jesús, sólo en el plano de la
Persona divina del Verbo que asume hipostáticamente la naturaleza humana, no en
el plano de las naturalezas divina y humana que permanecen realmente distintas,
aunque inseparables (Concilio de Calcedonia).
Todas
estas son nociones elementales en teología católica.
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