Murió en el año 518; uno de los dos obispos católicos (con Flaviano de Antioquía) que resistieron el intento del emperador Anastasio I (491-517) de abolir el Concilio de Calcedonia (451). Anastasio pasó la mayor parte de su reinado en un vano intento de imponer el monofisismo
a sus súbditos. Al contrario de sus predecesores, que favorecían el
monofisismo sólo como un recurso político con el cual reconciliar a Egipto y al gran número de monofisitas de Siria, Anastasio llevaba a cabo su propaganda aparentemente desde sus convicciones religiosas.
Su principal consejero, Marino, un sirio, era también un monofisita
por conciencia. Al principio el emperador trató de arreglar un
compromiso. La población de Constantinopla y casi todas las provincias
europeas eran demasiado apegadas a Calcedonia para que un ataque abierto
a ese concilio fuese seguro. Macedonio II, patriarca de Constantinopla (496-511), se sometió tanto como para firmar el Henoticon
(482) de Zenón, pero se negó a condenar el concilio. Flaviano de
Antioquía también aprobó la política de compromiso por un tiempo. El cisma acaciano
(484-519) continuó durante el reinado de Anastasio, pero el emperador y
su patriarca hicieron acercamientos a la Sede de Roma, los cuales no
llegaron a nada, pues el Papa siempre insistía en la remoción de los
nombres de los anteriores cismáticos de los dípticos bizantinos. Eventualmente Anastasio se pasó completamente al monofisismo. Severo de Sozomeno, Xenaias de Tahal en Persia y un gran grupo de monjes
monofisitas sirios y egipcios lo abrumaron con peticiones de tener el
valor de sus convicciones y que terminara abiertamente con los
diofisitas (católicos). En la capilla
del emperador se cantó el Trisagion con la famosa adición monofisita
(“que fue crucificado por nosotros). Macedonio II de Constantinopla fue
depuesto (511), y un monofisita declarado, Timoteo I, (511-518) tomó su
lugar. Timoteo comenzó una feroz persecución contra los católicos. Entonces el gobierno convocó un sínodo para Sidón en 512 que condenaría el Concilio de Calcedonia. Fue principalmente Elías de Jerusalén quién evitó este resultado.
Elías era un árabe por nacimiento, que había sido educado en un monasterio en Egipto. En el año 457 fue expulsado por el patriarca monofisita de Alejandría, Timoteo el Gato. Entonces se fue a Palestina y fundó una laura en Jericó. Anastasio de Jerusalén lo ordenó sacerdote. En 494 Elías sucedió a Salustio como obispo de Jerusalén y gobernó dicha sede hasta el 513. Reconoció a Eufemio de Constantinopla y se negó a la comunión con Macedonio, el intruso. Cerca de 509 el monofisita Xenaias de Hierápolis trato de hacer que Elías firmara una fórmula monofisita, y el emperador le ordenó convocar un concilio que condenaría el Concilio de Calcedonia. En su lugar, Elías le envió al emperador una profesión católica que sus enemigos parecen haber falsificado en el camino Evagrio dice: “Cuando la hubo escrito se la envió al emperador por las manos de los seguidores de Dióscoro” (monofisitas). “Y la profesión que ellos mostraron contenía un anatema contra aquéllos que hablaban de las dos naturalezas en Cristo. Pero el obispo de Jerusalén, diciendo que había sido alterada, envió otra sin dicho anatema. Ni esto sorprende, pues ellos a menudo corrompían las obras de los Santos Padres” (H. E., III, XXXI). El sínodo de Sidón en 512 iba a condenar a Calcedonia y a deponer a Elías y Flaviano, pero ellos lograron persuadir a los Padres que no lo hicieran (Labbe, Council., IV, 1414). Los monofisitas continuaron acusando a estos dos de nestorianismo, y Anastasio los depuso, a pesar de la protesta del legado de Elías, San Sabas. Flaviano fue depuesto primero y Severo, un monofisita declarado, fue nombrado en su lugar. Ni Elías ni los monjes de Palestina podían tener comunión con esta persona (Evagrio, H.e., III, XXXIII). Luego el Conde de Palestina, Olimpo, llegó a Jerusalén y le ofreció a Elías la alternativa de firmar la fórmula monofisita o ser depuesto. Elías se negó a firmar y fue desterrado a Aila en el Mar Rojo (513). Sus monjes permanecieron fieles a él hasta el final.
Elías de Jerusalén fue el fundador de muchos monasterios en su patriarcado. Es injusta su presentación común como un transigente. El fue un católico firme y protestó enseguida contra la fórmula herética presentada al emperador en su nombre. La Iglesia Unida de Siria celebra su fiesta, junto con San Flaviano de Antioquía, el 18 de febrero (Nilles, Kalend. Man., I, 471). El Martirologio romano los menciona bajo el 4 de julio.
Bibliografía: Acta SS., July, II, 22-28; NICEFORO CALIXTO, XVI, 26; LIBERATO, Brev. caus. Nest. et Eutych., XIX; EVAGRIO, H. E., III, XXX-XXXIII.
Fuente: Fortescue, Adrian. "Elias of Jerusalem." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05385a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.
Elías era un árabe por nacimiento, que había sido educado en un monasterio en Egipto. En el año 457 fue expulsado por el patriarca monofisita de Alejandría, Timoteo el Gato. Entonces se fue a Palestina y fundó una laura en Jericó. Anastasio de Jerusalén lo ordenó sacerdote. En 494 Elías sucedió a Salustio como obispo de Jerusalén y gobernó dicha sede hasta el 513. Reconoció a Eufemio de Constantinopla y se negó a la comunión con Macedonio, el intruso. Cerca de 509 el monofisita Xenaias de Hierápolis trato de hacer que Elías firmara una fórmula monofisita, y el emperador le ordenó convocar un concilio que condenaría el Concilio de Calcedonia. En su lugar, Elías le envió al emperador una profesión católica que sus enemigos parecen haber falsificado en el camino Evagrio dice: “Cuando la hubo escrito se la envió al emperador por las manos de los seguidores de Dióscoro” (monofisitas). “Y la profesión que ellos mostraron contenía un anatema contra aquéllos que hablaban de las dos naturalezas en Cristo. Pero el obispo de Jerusalén, diciendo que había sido alterada, envió otra sin dicho anatema. Ni esto sorprende, pues ellos a menudo corrompían las obras de los Santos Padres” (H. E., III, XXXI). El sínodo de Sidón en 512 iba a condenar a Calcedonia y a deponer a Elías y Flaviano, pero ellos lograron persuadir a los Padres que no lo hicieran (Labbe, Council., IV, 1414). Los monofisitas continuaron acusando a estos dos de nestorianismo, y Anastasio los depuso, a pesar de la protesta del legado de Elías, San Sabas. Flaviano fue depuesto primero y Severo, un monofisita declarado, fue nombrado en su lugar. Ni Elías ni los monjes de Palestina podían tener comunión con esta persona (Evagrio, H.e., III, XXXIII). Luego el Conde de Palestina, Olimpo, llegó a Jerusalén y le ofreció a Elías la alternativa de firmar la fórmula monofisita o ser depuesto. Elías se negó a firmar y fue desterrado a Aila en el Mar Rojo (513). Sus monjes permanecieron fieles a él hasta el final.
Elías de Jerusalén fue el fundador de muchos monasterios en su patriarcado. Es injusta su presentación común como un transigente. El fue un católico firme y protestó enseguida contra la fórmula herética presentada al emperador en su nombre. La Iglesia Unida de Siria celebra su fiesta, junto con San Flaviano de Antioquía, el 18 de febrero (Nilles, Kalend. Man., I, 471). El Martirologio romano los menciona bajo el 4 de julio.
Bibliografía: Acta SS., July, II, 22-28; NICEFORO CALIXTO, XVI, 26; LIBERATO, Brev. caus. Nest. et Eutych., XIX; EVAGRIO, H. E., III, XXX-XXXIII.
Fuente: Fortescue, Adrian. "Elias of Jerusalem." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05385a.htm>.
Traducido por Luz María Hernández Medina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.