lunes, 31 de diciembre de 2012

¿PARA QUÉ SE HACÍAN LIBACIONES EN GRECIA?

 

El fin era agradar a los dioses, llamarles la atención y recitarles oraciones.

Las libaciones consistían en verter un líquido o asperjarlo en un lugar simbólico, como un altar, ante un templo o sobre una piedra sagrada, como el ónfalo de Delfos, e incluso sobre la tierra.

Se realizaba un ritual con recipientes especiales, que a veces también eran ofrendados tras el rito.

En el culto cotidiano había prescritas tres libaciones diarias: nada más levantarse, en la principal comida del día y antes de acostarse. Se hacían invocaciones a los dioses, ofreciéndoles para su agrado el líquido vertido y nunca consumido.

Muy a menudo se realizaba con vino aguado, pero también se podía verter leche o vino mezclado con miel y especias. Las libaciones antes de viajes o partidas de guerreros y las destinadas a los muertos eran especiales.

¿DESDE CUÁNDO HAY HUEVOS DE PASCUA?

 

El huevo es símbolo del nacimiento en numerosas civilizaciones.

El ave Fénix, un mito surgido en Egipto, renacía de sus cenizas a partir de su huevo original.

También representa la fertilidad en la cultura romana y de Oriente Medio anterior al cristianismo, y regalarlo significada celebrar la primavera: el renacimiento de la naturaleza.

La religión cristiana adoptó esta costumbre para la Resurrección de Cristo, que se rememora en la Pascua.

La tradición de dar huevos a los seres queridos se originó en la Edad Media, ya que durante la Cuaresma estaba prohibido comérselos, y las familias conservan algunos cocidos y protegidos con una capa de cera, para entregarlos como obsequio al finalizar la Cuaresma y el luto, o sea, el Domingo de Pascua.

Fecundidad irisada.

La idea de pintarlos proviene de entonces, y cuando la Iglesia Católica dejó de prohibir su consumo, los pasteleros europeos los elaboraron con chocolate e incluyeron sorpresas en su interior.

La costumbre dicta que los padrinos de bautismo los regalen a sus ahijados. Al mismo tiempo afloró la tradición del conejo de Pascua, otro símbolo de fertilidad.

En la tradición anglosajona, el conejo representaba a Easter (Ostern en Alemania), la diosa del mes de abril, y se menciona en textos del siglo XVI.

Fue introducido en EE.UU, por los emigrantes alemanes y neerlandeses que llegaron a la región llamada Pensilvania holandesa.

Los niños de los pioneros esperaban que, si se portaban bien, el conejo de Pascua les pusiera huevos de colores en nidos que preparaban en lugares ocultos la noche anterior.

LOS ALUMBRADOS.

 

Los alumbrados fueron un movimiento religioso español del siglo XVI en forma de secta mística, que fue perseguida por considerarse herética y relacionada con el protestantismo. Tuvo su origen en pequeñas ciudades del centro de Castilla alrededor de 1511, si bien adquiere carta de naturaleza a partir del Edicto de Toledo de 1525.

Índice

Historia

Los alumbrados pueden englobarse dentro de una corriente mística similar desarrollada en Europa en los siglos XVI y XVII, denominada iluminismo que no debe ser confundida con la secta de los iluministas bávaros (o illuminati), ni, evidentemente, con la Ilustración. Es muy habitual utilizar el nombre de iluminista como sinónimo de alumbrado. También se utilizó en la época el nombre de dejado.1
Los alumbrados creían en el contacto directo con Dios a través del Espíritu Santo mediante visiones y experiencias místicas, lo cual llevó a la Inquisición Española a promulgar al menos tres edictos en su contra. Algunos místicos como Teresa de Ávila fueron inicialmente sospechosos de pertenecer a los alumbrados.
En 1532 se realiza el proceso a Juan de Vergara, Tovar, Eguía, Juan del Castillo y María de Cazalla.2 María de Cazalla, procesada por alumbrada, en su defensa alegó que en Guadalajara alumbrada se aplicaba a toda persona recogida y devota.3 Los alumbrados se reunían en conventículos en pequeñas localidades del centro de Castilla, como Pastrana o Escalona, leían e interpretaban personalmente la Biblia y preferían la oración mental a la vocal, como hicieron posteriormente los quietistas.
Pedro Ruiz de Alcaraz, Isabel de la Cruz y Bedoya formaron el núcleo de Escalona de 1511, que algunos han considerado como un precedente del pensamiento de Juan de Valdés al proclamar el “amor de Dios” no como idea mística, sino como certeza absoluta de que Dios guía a la mente humana para poder leer la Escrituras con entera libertad.4 En este fragmento de la acusación inquisitorial contra los de Escalona se les compara con otras herejías medievales, como los husitas, y se manifiestan sus doctrinas:
se resucitan eregias porque aquel ynterior dexamiento aquella suspensión occiosa de pensamiento aquel no hazer mas de dexarse a que Dios obre y no ellos error fue de Ioannes hus y de Ioannes flirseso por Leuterio seguido que niegan el libre alvedrio para obrar puniendo la perfeezion en padezer y aquella perfeczion falsa que dogmatizan... de los bigardos y biguinos emano pues propone con ellos que los perfectos no son obligados a ayunar, a orar, ni a humana obediencia subjetos, ni a preceptos de yglesia obligados porque ubi pus dñi ibi libertas (ubi opus domini ibi libertas) y a la adoración y herimiento de pechos que niegan claro es se de los mismos y si el zelo del santo officio no lo ataja es cierto llegara a yntroducir la abominable caridad que almerico y fray alonso de meya dogmatizaron. Lo tercero es sy bien es el cevo del anzuelo en los hereticos mayor cevo es el mayor bien todos los ereges antepasados pretendían la evangelica verdad o bondad y esto el que mas lo pretendía el Leuterio perfido que pretende evangelica libertad...
5
El informe del prior de los dominicos de Lucena a la Inquisiclón de Córdoba, en 1585, recoge la pretensión de los alumbrados de comulgar sin confesar, porque creían que gente justificada y confirmada en el bien no pueden ya pecar6
Hernando Álvarez y Cristóbal Chamizo fueron unos clérigos de Llerena acusados de extender por Extremadura a finales del XVI y principios del XVII unas extravagantes prácticas y opiniones teológicas, que se consideraron equivalentes a las de los alumbrados por la Inquisición:
Al menosprecio de los preceptos divinos y a la profanación de los lugares más sagrados, unían una disolución carnal inconcebible, y las penitencias que en el confesionario propinaban, eran ayuntamientos sexuales de las confesadas con ellos mismos, enseñándoles que el Mesías había de nacer del comercio de una doncella con alguno de los confesores alumbrados.7

Referencias

  1. Manuel de León Los «alumbrados» españoles y Lutero [1]
  2. Ricardo García Cárcel, (1996) La cultura del Siglo de Oro. Pensamiento, arte y literatura (Historia de España, vol. 17), Madrid, Temas de Hoy ISBN 84-7679-295-6 pgs. 31-32
  3. Pedro Santonja (2000) Las doctrinas de los alumbrados españoles [2]
  4. Nieto, sobre “Juan de Valdés y los orígenes de la Reforma en España e Italia”, citado por Manuel de León, op. cit.
  5. Citado por Pedro Santonja, op. cit., pg. 362
  6. Citado por Pedro Santonja, op. cit., pg. 365
  7. Hurtado, Publio. Supersticiones extremeñas. En: Revista Extremadura, t. II-IV, 1901-02 [3]

Bibliografía

Monografías

  • Álvaro Castro, Las noches oscuras de María de Cazalla. Mujer, herejía y gobierno en el siglo XVI, La Linterna Sorda, Madrid, 2011. ISBN 9788493656294
  • Antonio Márquez, Los alumbrados : Orígenes y filosofía (1525-1559), Taurus, 1980. ISBN 9788430635047
  • Álvaro Huerga, Historia de los Alumbrados (1570-1630), Fundación Universitaria Española, Madrid, 1978. ISBN 8473920449
  • Andrés Martín, Implicaciones señoriales del alumbradismo castellano en torno a 1525 (in Homenaje al profesor Antonio Vilanova, vol. 1, Estudios de Literatura española, p.13-30, 1989). ISBN 8476654820
  • Bernardino Llorca, La Inquisición española y los alumbrados (1509-1667), Universidad Pontificia de Salamanca, 1980. ISBN 9788472990715
  • Ricardo García Cárcel, Herejía y sociedad en el siglo XVI. Inquisición en Valencia. 1530-1609, Ediciones Península, 1980. ISBN 8429715525
  • Marcel Bataillon, Erasmo y España, Fondo de Cultura Económica, col. «Historia», trad. Antonio Alatorre, 923 pp., 1950. ISBN 9681610695
  • (en inglés) Henry Kamen, Inquisition and Society in Spain in the Sixteenth and Seventeenth Centuries, Indiana University Press, 1985. ISBN 9780253227751
  • (en inglés) Henry Kamen, Spain, 1469-1714 : A Society of Conflict, Pearson Education, 2005, p.121-122. ISBN 9780582784642

Artículos

  • Andrés Martín, Los alumbrados de Toledo en el Cuarto Abecedario Espiritual, o Ley de Amor, de Francisco de Osuna (1530), Archivo Ibero-Americano, vol. 41, n°163-164, pp. 459-480, 1981.
  • Andrés Martín, Los alumbrados de Toledo según el proceso de María de Cazalla (1532-1534), Cuadernos de investigación histórica, nº8, p.65-82, 1984. ISSN 02106272
  • Andrés Martín, En torno al estatuto de la mujer en España en la crisis religiosa del Renacimiento: observantes, beatas, alumbradas, Norba Revista de historia, nº10, p.155-172, 1989‑1990. ISSN 0213375X
  • Luis Fernández, Iñigo de Loyola y los alumbrados, Hispania Sacra, n°35, 1983.
  • Angela Selke, Algunos datos nuevas sobre los primeros alumbrados. El edicto de 1525 y su relación con el proceso de Alcaraz, Bulletin hispanique, IV, 1952.
  • Augusta E. Foley, El alumbradismo y sus posibles orígenes, Actas del VIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, vol. 1, p. 527-532, 1983. ISBN 8470901621
  • (en inglés) Alastair Hamilton, Heresy and Mysticism in Sixteenth-Century Spain: The Alumbrados, James Clarke Company, 1992.
  • (en inglés) Alison Weber, Little Women : Counter-Reformation Misogyny, in The Counter-Reformation de David Martin Luebke, p.148-152.

¿FUE SANTA TERESA UNA MÍSTICA?



No. Así lo asegura al menos la psiquiatría actual, aludiendo a los largos períodos de ayuno y de rezos que se vivían en los conventos del siglo XVI y a las continuas privaciones de descanso como el origen de las visiones y ataques de histeria que más de una monja experimentó en la época.

La misma Inquisición sospechó de santa Teresa y la acusó de pertenecer a la secta de los alumbrados, cuyos miembros alcanzaban estados alterados de conciencia mediante la sugestión.

Pero al final santa Teresa fue absuelta y su leyenda de mística quedó plenamente intacta.

¿EXISTIÓ REALMENTE EL FLAUTISTA DE HAMELÍN?

 

Popularizado gracias al poeta Robert Browning, el cuento El flautista de Hamelín bebe de una antigua leyenda alemana datada en 1284. En ella se habla de cómo un misterioso personaje, al que no abonaron el dinero acordado por librar a Hamelín de una plaga de ratas, hechizó con su flauta a los niños del pueblo, que le siguieron hasta acabar encerrados en una cueva.

Intentando encontrar el origen de la leyenda, unos aluden al drama que supuso la orden lanzada por el obispo Bruno de Olomouc, a mediados del siglo XIII, de llevarse a jóvenes de la región de Hamelín para repoblar su diócesis de Bohemia.

Otros, en cambio, creen que el cuento es un eco de la llamada Cruzada Infantil, aquella que en 1212 llevó a la muerte a más de 15.000 niños procedentes de diversas partes de Europa.

¿A CUÁNTOS HEREJES MATÓ LA SANTA INQUISICIÓN?



Con el fin de mantener la ortodoxia católica en sus dominios, los Reyes Católicos aprobaron el nacimiento de la Santa Inquisición en el año 1478. Hasta su abolición definitiva el 15 de julio de 1834, sus jueces persiguieron a herejes, brujos, judíos y moros no conversos, ayudándose en numerosas ocasiones de la tortura.

Esto sirvió a los enemigos de España para generar una leyenda negra que nos aislase internacionalmente y que todavía sigue viva.

Aún así, los datos ofrecios por reputados estudiosos dicen que la española fue una de las inquisiciones menos sangrientas y cifran en unos 4.000 los ejecutados en sus casi cuatro siglos de historia, frente a los 25.000 de Alemania o los 10.000 de Polonia y Lituania.

¿QUIÉN FUE LA SIBILA?

 

La tradición latina cuenta que en el siglo VI a.C vivía en una cueva de la ciudad italiana de Cumas una vidente llamada la Sibila, la cual escribió una serie de profecías en nueve pergaminos que quiso vender personalmente al entonces rey de Roma, Tarquino el Soberbio. Pero este, creyendo que la mujer deseaba engañarle, rechazó la oferta. Para demostrar su relevancia, la Sibila fue quemando los pergaminos ante su mirada, hasa que, cuando solo quedaban tres, el monarca aceptó comprarlos. Y de Sibila no volvió a saberse más.

Con el tiempo, esos tres pergaminos, llamados Libros Sibilinos, recibieron una importancia capital y eran consultados por odren del Senado romano siempre que parecía que se cernía una amenaza sobre el Estado. Los libros, de los que no hay duda sobre su existencia, fueron destruidos en un incendio en el año 82 a.C.

Desde entonces, el nombre de Sibila ha sido empleado como sinónimo de profetisa y adoptado por muchas mujeres deseosas de obtener fama.

LA EXTRAÑA MUERTE DE JUAN PABLO I.

 

Fue hace 25 años. El papa Juan Pablo I apareció muerto en su cama. Llevaba sólo 33 días de pontificado. Según el comunicado oficial, murió de un infarto agudo de miocardio. Sin embargo, la forma en que se encuentra el cadáver no responde al cuadro típico del infarto: no ha habido lucha con la muerte, tiene unas hojas de papel en las manos, como si aún leyera.
Aunque oficialmente se negó, un benedictino que trabajaba en la Secretaría de Estado dio a conocer a un amigo, el mismo día de la muerte, que hubo autopsia. Por ella se supo que murió por la ingestión de una dosis fortísima de un vasodilatador, que en la tarde anterior habría recetado por teléfono su médico personal de Venecia.
En realidad, nunca me creí (y así lo manifesté) que el Dr. Da Ros, médico personal del papa Luciani, hubiera recetado una medicina contraindicada. Pero sólo él podía desmentir algo que tan directamente le afectaba. Pues bien, en 1993, tras quince años de silencio, el Dr. Da Ros declaró que Juan Pablo I estaba bien de salud y que aquella tarde no le recetó nada.
Por tanto, un diagnóstico sin fundamento, una autopsia secreta, un medicamento que mata al papa y que no ha recetado su médico personal... Sigamos.
El 14 de mayo de 1989 la llamada persona de Roma (para nosotros el cardenal Pironio) envía un informe a Camilo Bassotto, amigo personal del papa Luciani y testigo principal de la fuente veneciana. El informe va firmado, pero debe publicarse sin firma: el puesto que ocupa el misterioso comunicante no le permite otra cosa.  Según dicho informe, Juan Pablo I tenía un programa de cambios y había tomado decisiones importantes, incluso arriesgadas: terminar con los negocios vaticanos, cortar la relación del Banco Vaticano con el Banco Ambrosiano, destituir al presidente del Banco Vaticano (Marcinkus), hacer frente a la masonería y a la mafia.
Todo esto se ha intentado ocultar. Sin embargo, tiene clara relevancia judicial. Desde la primera investigación (Yallop, 1984) las mayores sospechas recaen en la desaparecida logia Propaganda Dos, aunque hubiera colaboración interna dentro del Vaticano. El Banco Vaticano tuvo que pagar por la responsabilidad contraída en la quiebra del Ambrosiano más 240 millones de dólares. En el juicio por la quiebra, que concluye en 1992, las mayores condenas caen sobre los jefes de la logia P2: 18’5 años de cárcel para Licio Gelli y 19 para Umberto Ortollani. Sorprende la serie de asesinatos y atentados violentos relacionados de una u otra forma con la P2, con la mafia, con el Ambrosiano, con el Banco Vaticano: Ambrosoli, Alessandrini, Calvi, Sindona, Pecorelli..., sin olvidar el atentado contra Juan Pablo II, la desaparición de Emanuela Orlandi (hija de un empleado vaticano) y el triple crimen de la Guardia Suiza.
 Don Germano Pattaro, sacerdote veneciano que Juan Pablo I llevó a Roma como consejero, dejó en su momento a Camilo Bassotto un testimonio fundamental sobre el papa Luciani, cuya figura ha sido injustamente distorsionada: “estaba en el camino de la profecía”. Esto no significa adivinar el futuro, sino hablar y actuar en nombre de Dios. Además, don Germano atestigua algo realmente sorprendente, que también tiene relevancia judicial: Juan Pablo I sabía a los pocos días de pontificado quién iba a ser (y, además pronto) su sucesor.

Comunicado oficial
Casi tres horas después del hallazgo del cadáver, el Vaticano dio el siguiente comunicado oficial: "Esta mañana, 29 de septiembre de 1978, hacia las cinco y media, el secretario particular del Papa, no habiendo encontrado al Santo Padre en la capilla, como de costumbre, le ha buscado en su  habitación y le ha encontrado muerto en la cama, con la luz encendida, como si aún leyera. El médico, Dr. Renato Buzzonetti, que acudió inmediatamente, ha constatado su muerte, acaecida probablemente hacia las 23 horas del día anterior a causa de un infarto agudo de miocardio".
Realmente, pocas cosas quedan en pie de las afirmadas en dicho comunicado. Sólo una: se le encontró muerto en la cama, con la luz encendida, como si aún leyera. No fue el secretario, sino una religiosa quien encontró muerto a Juan Pablo I. La forma en que se encuentra el cadáver no encaja con el cuadro típico del infarto: todo está en orden, no ha habido lucha con la muerte. La hora de la muerte ha sido anticipada. Según diversas fuentes, el papa murió en la madrugada del día 29.
De forma tajante, el cardenal Oddi, que asistió al cardenal Villot durante el periodo de sede vacante, afirmó que no habría investigación alguna: "He sabido con certeza que el Sagrado Colegio cardenalicio no tomará  mínimamente en examen la eventualidad de una investigación y no aceptar  el menor control por parte de nadie y, es más, ni siquiera se tratará  de la cuestión en el colegio de cardenales”.

Hallazgo del cadáver

Camilo Bassotto, testigo principal de la fuente veneciana, me dio esta versión del hallazgo del cadáver, la versión que le dio la religiosa que lo descubrió:
 "Hablé en dos ocasiones con sor Vincenza. La primera, con la provincial delante. La segunda, a solas. En esta ocasión, sor Vincenza se echó a llorar desconsoladamente. Yo no sabía qué hacer. Sor Vincenza me dijo que la Secretaría de Estado le había intimidado a no decir nada, pero que el mundo debía conocer la verdad. Ella se consideraba liberada de tal imposición en el momento de su muerte (ya acaecida, en 1983). Entonces podría darse a conocer. Según sor Vincenza, el Papa estaba sentado en la cama, con las gafas puestas y unas hojas de papel en las manos. Tenía la cabeza ladeada hacia la derecha y una pierna estirada sobre la cama. Iniciaba una leve sonrisa. La frente la tenía tibia. Cuando Diego Lorenzi, sor Vincenza y otra religiosa fueron a lavar el cadáver, al volverle, tenía la espalda también tibia. El Papa pudo morir entre la una y las dos de la mañana".
 Diego Lorenzi, secretario de Juan Pablo I, vio así el cadáver: "Tenía dos o tres almohadones a la espalda. La luz de la cama estaba encendida. No parecía que estuviera muerto. Y las hojas de papel estaban completamente derechas. No habían resbalado de sus manos ni habían caído en el suelo. Yo mismo cogí las hojas de su mano".
El Dr. Francis Roe, que fue jefe de cirugía vascular en el Hospital London de Connecticut, dice que hay algo verdaderamente sospechoso en la forma en que se encuentra el cadáver de Juan Pablo I:
"Los cuerpos muertos no están sentados sonriendo y leyendo. Conozco gente que muere durante el sueño, pero no conozco de nadie ni he visto morir a nadie en medio de una actividad como la lectura. Realmente, encuentro difícil creer que estuviera leyendo en el momento justo anterior a su muerte. Pienso que habría tenido tiempo suficiente para notar que algo estaba pasando. Habría sentido seguramente un dolor, y habría hecho algún esfuerzo para respirar, o para salir de la cama y pedir auxilio... He visto muchas muertes de esta clase, pero nunca he conocido a nadie que muriese sin inmutarse ante lo que le estaba pasando”.  
Por su parte, el Dr. R. Cabrera, forense del Instituto Nacional de Toxicología, afirma lo siguiente: "La forma en que se encuentra el cadáver no responde de suyo al cuadro propio del infarto de miocardio: no ha habido lucha con la muerte. No existe otra sintomatología que lo delate... El cuadro encontrado podría responder mejor a una muerte provocada por sustancia depresora y acaecida en profundo sueño".

Juan Pablo I estaba bien

En agosto de 1993, me llamó Andrea Tornielli , de la revista 30 Giorni, de Comunión y Liberación. Estaban preparando un número dedicado a Juan Pablo I . Entre otras cosas,  me preguntó sobre la salud de Luciani .
Juan Pablo I, respondí,  estaba bien de salud. Su muerte fue totalmente inesperada. Cuando su secretario Diego Lorenzi  le comunicó la noticia, su médico personal no se lo podía creer. El Dr. Da Ros  “le había visitado el domingo anterior y le había encontrado con muy buena salud”.
El propio Lorenzi  dio este testimonio sobre la salud de Luciani: “Puedo decir que en los 26 meses que yo he estado con él, Luciani no ha pasado nunca 24 horas en cama, no ha pasado nunca una mañana o una tarde en cama, no ha tenido nunca un dolor de cabeza o una fiebre que le obligase a guardar cama, nunca. Gozaba de una buena salud; ningún problema de dieta, comía de todo cuanto le ponían delante, no conocía problemas de diabetes o de colesterol; tenía sólo la tensión un poco baja”.
Tornielli me preguntó también sobre los hechos que se desarrollaron aquella tarde en el Vaticano. Le comenté el testimonio de Gennari , que fue profesor del Seminario Diocesano de Roma. Según Gennari, a Juan Pablo I “ se le hizo la autopsia” y “por ella se supo que había muerto por la ingestión de una dosis fortísima de un vasodilatador recetado por teléfono por su ex médico personal de Venecia”.
En mi opinión, le dije, es muy posible que a Juan Pablo I s e le hiciera la autopsia. Ello concuerda con lo que dice Lorenzi  a Cornwell : “El primer día retiraron partes del cuerpo, posiblemente las vísceras, etc”. Obviamente, esto se podría confirmar por la apertura de archivos secretos o por la exhumación del cadáver. Es también posible que muriera por la ingestión de un vasodilatador. Es una medicina contraindicada para quien tiene la tensión baja. Ello encajaría con la forma en que se halla el cadáver: no ha habido lucha con la muerte, como corresponde a una muerte provocada por sustancia depresora y acaecida en profundo sueño.
Sin embargo, le dije también, no me puedo creer que el Dr. Da Ros , médico personal del papa Luciani , recetara por teléfono una medicina contraindicada: él podría desmentir algo que tan directamente le afecta.
Unos días después, me volvió a llamar Tornielli . Estaba especialmente interesado en la cuestión de si el Dr. Da Ros  había visitado a Juan Pablo I u nos días antes de morir. Le dije que diversas fuentes coincidían en ello, aunque -claro- nadie mejor que el propio doctor para precisar estos extremos. Pero llevaba quince años de silencio...
Al final, salió el número de 30 Giorni. Apenas se publicó nada de la entrevista que se me hizo. Sin embargo, el número presenta una aportación fundamental. El Dr. Da Ros  rompe su silencio para decir, entre otras cosas, que el papa estaba bien y que aquella tarde no le recetó absolutamente nada:  “Todo era normal. Sor Vincenza no me habló de problemas particulares. Me dijo que el papa había pasado la jornada como acostumbraba. Luego nos pusimos de acuerdo para la próxima visita, que era para el miércoles siguiente”, “a quella tarde yo no le prescribí absolutamente nada, cinco días antes lo había visto y para mí estaba bien. Mi llamada fue rutinaria, nadie me llamó a mí”.
Comentando estas cosas, me dijo Camilo Bassotto: “Juan Pablo I p ensaba seguir con el Dr. Da Ros  como médico personal y pensaba incluirle en nómina dentro del Vaticano”, “el Dr. Da Ros fue ignorado como médico personal de Juan Pablo I por los médicos del Vaticano”, “ni siquiera quisieron conocer su historial clínico”.
Por tanto, con este extraño modo de proceder, se emitió el diagnóstico oficial sobre la muerte del papa Luciani .

Una dosis letal

En  junio de 1998, en Roma, pude hablar con Giovanni Gennari , que ahora es periodista en el servicio de prensa de la RAI, la televisión italiana. Gennari conocía personalmente a Luciani  y era amigo de don Germano Pattaro , teólogo veneciano que Juan Pablo I s e llevó a Roma como consejero.
Gennari  me confirmó lo publicado por él, o sea, que se le hizo la autopsia al papa Luciani  y que “por ella se supo que había muerto por la ingestión de una dosis fortísima de un vasodilatador recetado por teléfono por su ex médico personal de Venecia”, que “el papa a las diez y media de la noche hizo abrir la farmacia vaticana”, que “el papa debió equivocarse y tomó una dosis altísima que le provocó un infarto fulminante”. Le pregunté que si su fuente era fiable. Me dijo: “Para mí es totalmente fiable. Me llamó a las siete de la mañana un benedictino que trabajaba en la secretaría de Estado con Benelli ”. Benelli fue Sustituto de la Secretaría de Estado antes de ser enviado a Florencia como arzobispo y ser nombrado cardenal, en junio de 1977.
Nunca he creído, le dije a Gennari , que el médico personal de Juan Pablo I,  el Dr. Da Ros , le recetara una medicina contraindicada. Le dije también que el Dr. Da Ros se había manifestado al respecto en septiembre del 93: el papa estaba bien y aquella tarde él no recetó nada.
Comenté estas cosas con Marco Melega, conocido profesional de la televisión italiana, que preparaba por entonces un programa de la RAI 2 (Mixer, 14-3-1994) sobre Juan Pablo I. Utilizó como base mi libro Se pedirá cuenta (1990). Lo tenía totalmente subrayado. Me dijo que Gennari, a quien había entrevistado recientemente, valoraba especialmente mi libro. En él, como es sabido, no comparto la idea de que “el papa debió equivocarse”, hablo de muerte provocada en el momento oportuno.
En Roma pude hablar también, en la Farmacia Vaticana, con un hermano de San Juan de Dios, José Luis Martinez Gil. Me dijo lo siguiente : “De la Farmacia no salió nada en todo el mes para Juan Pablo I”,  “el libro de la Farmacia no se puede ver, sin un permiso especial de la Secretaría de Estado”. Mi interlocutor lo había visto.
Como en otros viajes, me acompañó un matrimonio de la comunidad, Carlos y Carolina. Para que lo conocieran, nos acercamos al Colegio Español, donde residí del 65 al 69 y donde fui ordenado sacerdote. Saludamos al actual rector, Lope Rubio , que nos atendió amablemente. Estando allí nosotros (ciertamente, llama la atención) apareció un momento para despedirse del rector el actual obispo de Tarazona, Carmelo Borobia. El obispo  (¡además!) aparece en el Anuario Pontificio (1977, 1978), que consultamos a continuación en la Biblioteca del Colegio. Borobia trabajaba entonces en la Secretaría de Estado. En la misma página aparece un benedictino (olivetano), el único benedictino que figura dentro del personal de la Secretaría de Estado: se llama Giuliano  Palmerini . No sé si  después de tantos años, alguno de los dos tendrá algo que decir. Aún están a tiempo.
Con todo ello, se refuerza la hipótesis de que efectivamente se le hiciera la autopsia a Juan Pablo I y  de que, según la misma, muriera por la ingestión de una dosis fortísima de un vasodilatador. Ahora bien, si - como creemos - su médico personal no recetó nada aquella tarde y la farmacia vaticana no despachó nada, no se puede explicar todo por un error, como afirma Gennari . Hay que pensar en una acción criminal. Lo dijo el Dr. Cabrera , del Instituto Nacional de Toxicología: “Los vasodilatadores producen hipotensión. ¿Cómo se le pudo dar un vasodilatador a un hipotenso, como Luciani . Si se le dio un vasodilatador, no me cabe duda, eso es una acción criminal”. Además, ello encaja con la forma en que se encuentra el cadáver: no ha habido lucha con la muerte, todo está en orden. 
La revista alemana Der Spiegel, con fecha 10 de noviembre de 1997, en un artículo que lleva por título “Cantidad letal” hace referencia a un misterioso testigo que finalmente ha decidido declarar sobre el asesinato del papa Luciani: “La fiscalía de Roma ha ordenado ahora una nueva investigación sobre aquel misterioso caso de muerte. No es la primera vez que los fiscales investigan sobre el caso del papa Luciani. Ahora un testigo misterioso sostiene que hace años llegó a saber por un conocido detalles que se refieren al homicidio del popular pastor de la Iglesia. Que el hombre sólo ahora se haya hecho vivo en los palacios de justicia probablemente tiene que ver con una serie de artículos aparecidos en el periódico La Padania... El fiscal Pietro Saviotti, que ha reabierto el caso de la muerte del papa en 1978, no quiere decir nada sobre las declaraciones del misterioso testigo: Sería demasiado pronto”.

Había tomado decisiones importantes

Un testimonio fundamental es dado once años después de los hechos por la llamada persona de Roma, que, con fecha de 14 de mayo del 89, fiesta de Pentecostés, y firmada a mano, envía a Camilo Bassotto una carta con unos apuntes. Entre otras cosas, dice: “Los apuntes que le adjunto son para usted. Había pensado tenerlos para mí. Me vino también la idea de publicarlos, pero el puesto que ocupo no me lo permite, al menos por ahora. El papa Luciani  me gratificaba con su benevolencia y, me atrevo a esperar, también con su estima. Por qué quiso hacerme partícipe de algunos pensamientos expresados por él al cardenal Villot , no lo sé. Ellos constituyen un auténtico compromiso, vivo y presente en su corazón hasta el último día. Yo sostengo que se debe hacer justicia y dar testimonio de Juan Pablo I” .
He aquí algunos pensamientos que el papa Luciani  llevaba en el corazón y que, además, quería que fueran conocidos. Juan Pablo I p ensaba, entre otras cosas:
-        destituir al presidente del IOR (Instituto para Obras de Religión, Banco Vaticano) y reformar íntegramente el mismo, para que no se repitan experiencias dolorosas del pasado, que el papa Luciani  sufrió ya de obispo y que de ningún modo quiere que se repitan siendo papa.
-        tomar abierta posición, incluso delante de todos, frente a la masonería y la mafia.
Como consta en el documento de la persona de Roma, Juan Pablo I era consciente del riesgo que corría. Dijo al cardenal Villot : “Eminencia, usted es el Secretario de Estado y es también Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, usted sabe mejor que nadie que el papa tiene que actuar con prudencia y con paciencia, pero también con coraje y confianza. El riesgo lo ponemos todo en las manos de Dios, del Espíritu Santo y de Cristo Señor. Estos pensamientos que le confío, de momento brevemente, los llevo muy en el corazón. Usted me ayudará a realizarlos de forma adecuada”.
Juan Pablo I, con firmeza ya demostrada en asuntos semejantes, quería poner orden en las finanzas vaticanas. Para ello pensaba destituir al obispo Paul C. Marcinkus , presidente del IOR, Instituto para las Obras de Religión, llamado también Banco del Vaticano. Una tarde, el secretario de Estado cardenal Villot  le habló del IOR en estos términos: “El IOR es una piedra caliente que abrasa en las manos de todos. Alguno corre el riesgo de quemarse”. Juan Pablo I le dijo claramente: “En cuestiones de dinero la Iglesia debe ser transparente, debe obrar a la luz del sol. Va en ello su credibilidad. Se lo digo también a usted. La Iglesia no debe tener poder, ni debe poseer riquezas”.
Le dijo también Luciani a Villot: “El presidente del IOR debe ser sustituido: cuando usted lo juzgue oportuno. Deberá hacerse de modo justo y con respeto de la dignidad de la persona. Un obispo no puede presidir y gobernar un banco. Aquella que se llama sede de Pedro y que se dice también santa, no puede degradarse hasta el punto de mezclar sus actividades financieras con las de los banqueros, para los cuales la única ley es el beneficio y donde se ejerce la usura, permitida y aceptada, pero al fin y al cabo usura. Hemos perdido el sentido de la pobreza evangélica; hemos hecho nuestras las reglas del mundo. Yo he padecido ya de obispo amarguras y ofensas por hechos vinculados al dinero. No quiero que esto se repita de papa. El IOR debe ser íntegramente reformado”.
De tiempo atrás, la relación de Marcinkus  con Luciani  era tensa. Marcinkus no había recibido bien la elección del nuevo papa. Luciani lo sabía. Le dijo a Villot : “Alguno aquí, en la ciudad del Vaticano, ha definido al papa actual como una figura insignificante. No es un descubrimiento. Siempre lo supe y nuestro Señor antes que yo. No fui yo quien quiso ser papa. Yo, como Albino Luciani, puedo ser una zapatilla rota, pero como Juan Pablo es Dios quien actúa en mí. Siento que necesitaré mucho coraje, mucha firmeza, gran humildad, mucha fe y mucha, mucha caridad. Un obispo, alto y robusto, siempre de esta casa, ha declarado que la elección del papa ha sido un descuido del Espíritu Santo. Puede ser. No sé entonces cómo ha ocurrido que más de cien cardenales han elegido a este papa por unanimidad y con entusiasmo”.
Juan Pablo I p ensaba tomar abierta posición, incluso delante de todos, frente a la masonería y frente a la mafia. En el informe de la persona de Roma esta posición del papa aparece a continuación, después de hablar de la destitución de Marcinkus  y de la reforma integral del IOR. Le dijo a Villot : “No se olvide que la masonería, cubierta o descubierta, como la llaman los expertos, no ha muerto jamás, está más viva que nunca. Como no ha muerto esa horrible cosa que se llama mafia. Son dos potencias del mal. Debemos plantarnos con valentía ante sus perversas acciones. Debemos vigilar todos, laicos, curas, y especialmente los párrocos y los obispos. Debemos proteger a las gentes de nuestras comunidades. Es un tema que un día afrontaremos con más claridad delante de todos”.
Todavía no se había publicado la lista de la logia P2, que en Italia constituía un Estado dentro del Estado. Fue en mayo del 81 y su publicación provocó la caída del gobierno italiano. Pero, sobre su mesa de trabajo, tenía el papa Luciani  una lista de presuntos masones vaticanos, elaborada por el periodista Mino Pecorelli , miembro arrepentido de la logia P2. Como es sabido, en el juicio por la quiebra del Banco Ambrosiano, las  mayores condenas caen sobre los jefes de la P2: 18 años y medio de cárcel para Licio Gelli y 19 para Umberto Ortollani.

Estaba en el camino de la profecía

Muy importante es el testimonio de don Germano Pattaro , sacerdote y teólogo veneciano, llamado por Juan Pablo I a  Roma como consejero. Pertenece también a la fuente veneciana.
De su testimonio emerge la figura de un papa profeta, que quiere hablar y actuar en nombre de Dios: un papa que no quiere ser jefe de Estado, que no quiere escoltas ni soldados, que se abandona totalmente al Señor, pase lo que pase; un papa que quiere la renovación de la Iglesia, sin olvidar las razones profundas que hicieron necesario el Concilio; un papa que no quiere gobernar solo, sino con los obispos; un papa que pide perdón por los pecados históricos de la Iglesia, como la Inquisición, el poder temporal de los papas, el odio a los judíos y la tolerancia ante las masacres de los indios, el racismo y las deportaciones de los pueblos africanos; un papa que reivindica la figura profética de quienes valientemente denunciaron el genocidio de aquellos pueblos; un papa que quiere hacer justicia a todos aquellos que en tierras de misión, en el Este y en América Latina, han sido encarcelados, torturados, exiliados o asesinados por causa de Cristo; un papa que denuncia fuertemente el sistema económico internacional; un papa que se pone al lado de quienes, de cualquier raza y religión, defienden los sacrosantos derechos del hombre; un papa que quiere promover en el Vaticano un gran instituto de caridad, donde poder hospedar a quienes duermen por las calles; un papa que quiere diez discursos menos y un testimonio más; un papa que sabe, a los pocos días de pontificado, quién será (y, además, pronto) su sucesor; un papa que no se deja intimidar, a pesar de las dificultades encontradas.

Muerte anunciada

Con fecha 12 de septiembre de 1978, el periodista Mino Pecorelli  publicó en su revista OP (Osservatore Político) un artículo titulado La gran logia vaticana. En él se decía que el 17 y el 25 de agosto la agencia de prensa Euroitalia había dado los nombres en código, el número de matrícula y la fecha de iniciación a la masonería de cuatro cardenales considerados papables: Baggio , Pappalardo , Poletti , Villot.
 “ Nos hemos hecho, decía Pecorelli,  con una lista de 121 masones: cardenales, obispos y altos prelados indicados por un número de matrícula y nombre codificado. Ciertamente, la lista puede ser apócrifa, incluso la firma de un cardenal hoy puede ser falsificada”. En cualquier caso, “el papa Luciani  tiene ante sí una difícil tarea y una gran misión. Entre tantas, la de poner orden en las alturas del Vaticano” .
En el mismo número de OP, Pecorelli proponía a sus lectores la extraña historia de un papa laico, Petrus Secundus, que muere asesinado tras un breve y tempestuoso pontificado. El papa “es periodista en un diario”. El obispo Luciani había confesado en una entrevista: “Si no hubiera sido obispo, hubiera querido ser periodista”. Además, se hicieron famosos sus artículos en la revista Mensajero de San Antonio (Padua) y en el diario Il Gazzettino de Venecia.
El nuevo papa “toma el nombre de Pedro Segundo sólo porque rechaza cambiar de nombre, así como rechaza también aspectos importantes de la Iglesia que, forzado por las circunstancias, ha aceptado dirigir. Breve y tempestuoso es el pontificado de este papa que terminará asesinado por obra de fuerzas políticas adversas, alarmadas por sus denuncias”.
Su elección, dice Pecorelli, se produce “por aclamación y por mayoría casi unánime”, como sucedió con Juan Pablo I. Pues bien, en la inauguración del pontificado, dijo el nuevo papa Pedro Segundo:
-         “La elección de un laico al papado es un hecho insólito en los tiempos recientes, dijo el papa. A mí el acontecimiento me ha caído encima de improviso, dejándome turbado y lleno de aprehensión. Lo estoy todavía y a veces me pasa que me considero la víctima de un acto del cual sin embargo se me ve protagonista”.
-          The son of a bitch is fishing for solidarity, dijo en la Casa Blanca el presidente que seguía el discurso con sus consejeros.
-         “Pero vamos al grano, dijo el papa, pienso que ningún rey, ningún presidente, ningún emperador y ningún papa tienen derecho a comer si antes no han comprobado que todos sus súbditos, ciudadanos y seguidores pueden hacerlo...El presidente, el papa no podrán enviar embajadores ante los poderosos de la tierra si antes no han enviado sus mensajeros ante aquellos que sufren injusticia, que padecen tiranía, que gimen en las cadenas de las muñecas y de las mentes”.
-          “Está loco como Cristo y es tan peligroso”, dijo el presidente del Consiglio italiano, “en las próximas elecciones perderemos cuatro millones de votos”.
-         “Y ahora basta de palabras, concluyó el papa. El tiempo apremia y debemos pasar a los hechos. De todo corazón, os agradezco que me hayáis escuchado”.
-         “La Iglesia se está hundiendo, dijo furioso un cardenal conservador, y pierde toda influencia. La gente no cree ya en nada, y ahora ni el papa da ejemplo”.
El papa decidió comenzar un trabajo en el que había pensado a menudo desde los primeros días: “Se trataba de un trabajo ímprobo y lleno de peligros: hacer el censo de las riquezas de la Iglesia. No se trataba sólo de saber lo rica que era, sino de dividir lo que era fácilmente enajenable de lo que no lo era. La idea de Pedro era usar el beneficio para ciertos fines, a su parecer esenciales”.
Como queda dicho, el nuevo papa es asesinado “tras un breve y tempestuoso pontificado”.
Todo esto lo publica Pecorelli diecisiete días antes de la extraña muerte del papa Luciani. Es, justamente, la crónica de una muerte anunciada.
Dos semanas después, el 26 de septiembre, Pecorelli publica el artículo titulado Santidad, ¿cómo está? Pregunta enigmáticamente por la salud del papa Luciani y habla de la reacción que suscitan los cambios que pensaba hacer: “Hoy en el Vaticano muchos tiemblan, y no solamente monseñores y sacerdotes, sino también obispos, arzobispos y cardenales”.
Pecorelli , que tuvo estrechos contactos con los servicios secretos italianos, anunció de diversas maneras el trágico destino de Aldo Moro, presidente de la DC y artífice del nuevo gobierno italiano, en el que por primera vez el partido comunista italiano llegaba al poder . Fue también en 1978, “el año de Europa”, que para el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger significaba situarse “en el contexto de la política americana”. El 16 de enero de 1979 Pecorelli  anunció nuevas revelaciones, pero dos meses después fue asesinado de un tiro en la boca, por hablar.

Caso abierto

Para el Vaticano la desaparición de Juan Pablo I es un caso cerrado el 29 de septiembre de 1978. Para muchos es un caso abierto, también para el magistrado italiano Pietro Saviotti, de la Fiscalía de Roma. El autor de estas líneas le envió sus dos libros hace un año, ofreciéndole los resultados de su  investigación y poniéndose a su disposición.
En el plano eclesiástico, se han dado los primeros pasos hacia el proceso de beatificación del papa Luciani. Contradiciendo una tradición secular que se refiere a los papas, la causa de beatificación no parte de Roma, sino de su tierra de origen, donde es recordado por su “santidad ordinaria”. Es decir, el planteamiento es este: ¡qué bueno era! Sin embargo, hay que decirlo claramente, un proceso de beatificación que eludiera el modo de la muerte estaría viciado de raíz.  Para nosotros, Juan Pablo I es mártir de la purificación y renovación de la Iglesia.

BANCO AMBROSIANO.

 

El Banco Ambrosiano era un banco italiano fundado en 1896 y que se derrumbó estrepitosamente en 1982. En el centro del fracaso de este banco estaban su presidente, Roberto Calvi, el presidente del Banco del Vaticano (por lo tanto accionista mayoritario de la Banca Cattolica del Veneto) Paul Marcinkus, algunos cardenales, obispos y prelados de alto rango de la Iglesia Católica, Michele Sindona, empresario y banquero siciliano famoso por sus contactos con la mafia y que dio entrada en la trama a la logia masónica P2, con miembros pertenecientes a la banca, a la política, al periodismo, a la judicatura, a las Fuerzas Armadas, etc. El Banco Vaticano era el accionista principal del Banco Ambrosiano, y se rumoreó que la muerte del papa Juan Pablo I en 1978 estaba ligada al escándalo del Ambrosiano, dando uno de los argumentos secundarios a la película El padrino III. El Vaticano fue acusado de concentrar fondos secretos de los EE. UU. al sindicato polaco Solidaridad y a los Contras en Nicaragua a través del Banco Ambrosiano.

Contenido

Miembros

Antes de 1981

El Banco Ambrosiano fue fundado en Milán en 1896 por Monseñor Giuseppe Tovini, y nombrado así en honor de San Ambrosio, el arzobispo del cuarto siglo de esa ciudad. El propósito de Tovini era crear un banco católico que sirviera de contrapeso a los bancos laicos en Italia, sus metas eran servir a “organizaciones morales, trabajos piadosos, y cuerpos religiosos instalados para las ayudas caritativas.” El banco vino a ser conocido como el banco “de los sacerdotes”; su presidente era Franco Ratti, sobrino del papa Pío XI. En los años 60 el banco comenzó a ampliar su negocio, abriendo una compañía en Luxemburgo 1963 y que llegaron a ser conocidos como Holding del Banco Ambrosiano. Éste estaba bajo dirección de Carlo Canesi, entonces encargado mayor, y a partir de 1965, presidente.
En 1947 Canesi había traído a Roberto Calvi al Ambrosiano. En 1971 Calvi llegó a ser el director general, y en 1975 lo designaron presidente. Calvi amplió los intereses del Ambrosiano más lejos; éstos incluyeron crear a un número de compañías extranjeras en las Bahamas y Sudamérica, creándose además para facilitar sus ilícitos negocios una filial llamada Banco Ambrosiano Andino con sede en Lima-Perú; con un interés controlado en la Banca Cattolica de Veneto, Credito Varessino y Banca de Gottardo; y sus fondos para la casa editorial Rizzoli para financiar el periódico Corriere della Sera. Calvi también implicó al Banco del Vaticano, el Istituto per le Opere di Religione (IOR) en sus repartos, y estaba cerca del obispo Paul Marcinkus, presidente del banco. El Ambrosiano, a través del Banco Ambrosiano Andino, proporcionó los fondos para los partidos políticos en Italia, y la dictadura de Somoza en Nicaragua y su oposición Sandinista. Hay también rumores de que proporcionó el dinero para el movimiento Solidaridad en Polonia (se ha alegado extensamente que la solidaridad fue financiada por el Banco del Vaticano).
Calvi utilizó su compleja red de bancos y compañías fantasmas de ultramar para mover dinero desde Italia para inflar precios y también para asegurar préstamos sin garantía. Para evitar las normas dictadas por el Banco de Italia sobre control de cambios, que restringían severamente las transferencias de fondos a filiales en el exterior de bancos italianos, se transferían importantes cantidades de dinero al Banco de la Nación del Perú, agente financiero del Estado peruano, que se contabilizaban indebidamente como préstamos y que el Banco de la Nación a su vez depositaba en operaciones back to back en el Banco Ambrosiano Andino, En 1978, el Banco de Italia elaboró un informe sobre el Banco Ambrosiano que predecía su desastre futuro y condujo a investigaciones criminales. Sin embargo, al poco tiempo un grupo de derecha terrorista mató al magistrado de Milán que investigaba el caso, Emilio Alessandrini, mientras que Mario Sarcinelli, funcionario del banco y superintendente de la inspección, fue encontrado culpable y encarcelado.

Después de 1981

En 1981 la policía llevó a cabo una redada en la oficina de Roberto Calvi. Calvi fue encarcelado, puesto a juicio, y condenado a cuatro años de cárcel. Sin embargo, fue puesto en libertad y mantuvo su posición en el banco. Otros hechos alarmantes le siguieron: Carlo De Benedetti de Olivetti compró el banco y se hizo vicepresidente, sólo para dejar el puesto dos meses más tarde, después de recibir amenazas de la mafia y la carencia de cooperación de Calvi. Su reemplazo, un empleado veterano llamado Roberto Rosone, fue herido en un tiroteo de la mafia.
En 1982 se descubrió que el banco no podía explicar la procedencia de 1.287 millones de dólares. Calvi huyó del país con un pasaporte falso, y Rosone logró que el banco de Italia asumiera el control. La secretaria personal de Calvi, Graziella Corrocher, dejó una nota de denuncia a Calvi antes de saltar desde su ventana en la oficina y morir. El propio Calvi fue encontrado colgado del puente "Blackfriars" en Londres el 18 de junio.
Durante julio de 1982, los fondos a los intereses en el extranjero fueron cortados, conduciendo a su derrumbe, y en agosto el banco fue sustituido por el Nuovo Banco Ambrosiano bajo control de Giovanni Bazoli. Hubo mucha discusión sobre quién debía hacerse responsable de las pérdidas en que incurrieron las compañías en el extranjero del viejo Banco Ambrosiano, y el Vaticano acordó finalmente pagar una suma sustancial sin aceptar responsabilidad formal al encontrarse en los archivos del citado Banco un comfort letter suscrito por el IOR en respaldo de las operaciones de Roberto Calvi en el Banco Ambrosiano. Tratándose de un compromiso de carácter moral el Vaticano se vio obligado a asumir el pago de cientos de millones de dólares a los acreedores del Banco Ambrosiano, entre los cuales se encontraba el Banco de la Nación del Perú por los depósitos back to back efectuados en el Banco Ambrosiano Andino.

Escándalo de Clearstream

Información adicional: Clearstream
Momentos antes de que los medios revelaran el escándalo del Ambrosiano, Gérard Soisson, encargado de la compañía Clearstream para la clarificación de la transacción, fue encontrado muerto en Córcega, dos meses después del despido de Ernest Backes de Clearstream en mayo de 1983. Banco Ambrosiano era uno de los muchos bancos que tenían cuentas inéditas en Clearstream. Backes, antes el tercer oficial más alto de la graduación de Clearstream y una fuente primordial para el libro de Denis Roberto sobre el escándalo de Clearstream, Revelations, asegura que lo “despidieron porque (él) sabía demasiado sobre el escándalo del Ambrosiano. Cuando Soisson murió, el asunto del Ambrosiano todavía no era conocido como escándalo. (Después de que fue revelado) me percaté de que Soisson y yo habíamos estado en la encrucijada. Movimos todas esas transacciones conocidas más adelante en el escándalo hacia Lima y a otras ramas. Nadie sabía ni que había una rama del Banco Ambrosiano denominado Banco Ambrosiano Andino con sede en Lima-Perú y oficinas en otros países de América del Sur.” [1] En el año 2005, cuando la justicia italiana reabrió otra vez la investigación referente al asesinato de Roberto Calvi,1 pidió la ayuda de Ernest Backes, e investigó la muerte de Gerard Soisson, según Lucy Komisar.

Asesinato de Roberto Calvi 1982

Roberto Calvi.
El periodista David Yallop cree que Calvi, con la ayuda del Vaticano, pudo haber sido responsable de la muerte prematura de Albino Luciani, quien, siendo ya el papa Juan Pablo I, planeaba una reforma de las finanzas del Vaticano. Sin embargo, la familia de Calvi mantiene que él era un hombre honesto manipulado por otros. Su perspectiva proporciona información al libro de Robert Hutchison (publicado en 1997) "Vénganos tu reino: Dentro del mundo secreto del Opus Dei". Según los magistrados que señalaron a Giuseppe "Pippo" Caló como responsables del asesinato de Calvi, Gelli habría pedido su muerte para castigarlo por la malversación de su dinero y el de la mafia, mientras que la mafia deseó evitar que revelara la manera en que Calvi le ayudó a lavar el dinero. Caló y Gelli fueron procesados por el asesinato de Roberto Calvi, junto con la novia de éste, su chofer y un contable relacionado con la mafia. El 6 de junio de 2007 el Tribunal Penal de Roma los absolvió a todos por falta de pruebas.

Bibliografía

  • Rupert Cornwell, El banquero del dios: La vida y la muerte de Roberto Calvi, Gollancz Ltd, 1984 del vencedor.
  • David Yallop, En el nombre del Dios: Una investigación en el asesinato del papa Juan Pablo I, Corgi, 1987
  • Eric Frattini, Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano, Ed. Espasa, 2005.

Véase también

Enlaces externos

Referencias

¿A QUÉ SE LLAMÓ LA ORDEN NEGRA DEL PAPA?

 

A mediados del Siglo XVII, Olimpia Maidalchini, cuñada del entonces papa Inocencio X, concibió un servicio de contraespionaje vaticano cuyo cometido principal sería ejecutar a los enemigos de Roma.

La idea contó con el beneplácito papal, y el servicio, conocido como la Orden Negra, comenzó a actuar. Los agentes se escogieron entre el personal más fiel al Papa y con menos escrúpulos, para que fueran capaces de realizar cualqueir misión.

Su continuidad en el tiempo ha permitido que les atribuyan acciones como los asesinatos de los banqueros Roberto Calvi y Michel Sindona, salpicados ambos por la quiebra del Banco Ambrosiano.

BUSCANDO EL SANTO GRIAL.

 

En 1940 el jefe de las SS Heinrich Himmler recaló en el monasterio de Montserrat buscando el Santo Grial, una reliquia que los nazis querían usar como arma de guerra, pues, según la tradición judaica, poseía inmensos poderes.

¿QUÉ SUCEDIÓ REALMENTE EN COVADONGA?



Sepultados por una montaña gracias a la intercesión de la Virgen. Así fue, según las crónicas cristianas, como los 300 soldados de don Pelayo vencieron a las tropas musulmanas en la batalla de Covadonga el año 722. De otro modo no podría explicarse cómo en Guadalate los moros fueron capaces de vencer a un inmenso ejército, mientras que una década después sufrieron la derrota contra un puñado de hombres.

Sin embargo, la verdad es más prosaica: consciente de su inferioridad, don Pelayo atrajo a sus enemigos a un angosto valle donde se convirtieron en blanco fácil de sus flechas. Incapaces de maniobrar, los musulmanes iniciaron una huida precipitada que se cortó abruptamente al ser sepultados los supervivientes por un desprendimiento de tierras. Seguramente provocado por los hombres de don Pelayo... y sin ayuda de la Virgen.

SODOMÍA.

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La sodomía es un término de origen religioso que hace referencia a determinados comportamientos sexuales. Comúnmente utilizado para describir el acto del sexo anal entre heterosexuales u homosexuales y las demás prácticas homosexuales masculinas.
Sin embargo, la idea de que el pecado fundamental de Sodoma (y Gomorra) se tratase de una conducta homosexual no está en el Antiguo Testamento; es recién en el Nuevo Testamento donde aparece la primera referencia (Judas 7; cf. 2ª Pedro 2: 6 – 10). Las traducciones modernas de la Biblia traducen el término hebreo qāđĕš como 'sodomita' (Deuteronomio 23: 17 —en el texto masorético—; 1ª de Reyes 14: 24; 15: 12; 22: 46; 2ª de Reyes 23: 7; cf. el griego arsenokoítes, 1ª Timoteo 1: 10). Pero el hebreo solo hace referencia al hombre consagrado. Bien pudo haberse tratado de un «hieródulo» (un esclavo sagrado que en algunos cultos debía fungir de prostituto del templo, como la hieródula, cuya práctica fue muy común en Mesopotamia), pero no existe ninguna referencia en el Antiguo Testamento que asegure que el sodomita fuera un homosexual como lo sugiere la traducción moderna.
Como herencia de la cultura judeo-cristiana, en varios idiomas occidentales se emplea el gentilicio sodomita para designar a quienes practican diversa clase de prácticas sexuales que se desvían de la normalidad desde la óptica cristiana, como por ejemplo: homosexualidad, sexo anal, sadomasoquismo, etc.
En la Italia de fines del Renacimiento, al pintor Giovanni Antonio Bazzi (1477-1549) le llamaban Il Sodoma («el sodomita» u homosexual).

Índice

Etimología

El término sodomía proviene del nombre de la antigua ciudad de Sodoma (Sedom en hebreo, derivado de la raíz sod= secreto), la cual según la Biblia fue destruida por Dios por sus muchos pecados (véase Sodoma y Gomorra). En el habla actual se identifica con la práctica del sexo anal porque los sodomitas pretendieron abusar sexualmente de los mensajeros enviados a rescatar a Lot, cuando la ciudad ya estaba condenada por lo grave de sus múltiples pecados, que en este caso particular de los mensajeros fue más bien una violación de las Leyes de la Hospitalidad, puesto que la violación física ni siquiera se consumó.
Con una visión reduccionista, de entre los pecados que la ciudad de Sodoma cometía se resalta sólo la práctica del sexo anal entre varones homosexuales; de hecho, en el imaginario popular y clerical la razón del castigo era la práctica de la homosexualidad (por lo menos masculina) por parte de los sodomitas, la cual pasó a llamarse sodomía.

Historia

La sodomía en la Edad Media y en la Edad Moderna implicaba diversos «actos contra natura», pero principalmente era empleado en el caso del sexo anal. El origen del término está en la Biblia, en la historia de Sodoma y Gomorra. La identificación del «pecado de Sodoma» con el sexo anal y no con la falta de hospitalidad o la lujuria en general, se documenta por primera vez en san Agustín (354-430).
No será hasta el siglo XI que aparezca la palabra «sodomía» en el Liber Gommorrhianus del monje benedictino Petrus Damianus, para el que la palabra incluía todas aquellas actividades sexuales que no servían para la reproducción. Debido a que las palabras para denominar la homosexualidad no aparecieron hasta el siglo XIX, se empleaba el término «sodomita» para denominar a los hombres que tenían relaciones sexuales con otros hombres. Las lesbianas eran ignoradas en gran medida, aunque mujeres que practicasen el sexo anal también caían bajo el epíteto «sodomita».
Las primeras persecuciones de homosexuales por sodomía son de mitad del siglo VI, cuando el emperador bizantino Justiniano y su esposa Teodora prohíben los «actos contra natura» por motivos políticos, amparándose en razones religiosas.1 La ley preveía como castigo la castración y el paseo público por las calles. No hay pruebas de que la iglesia ortodoxa jamás apoyara el edicto.
Hasta el siglo XIII, la sodomía no era castigada en la mayoría de los países europeos, no era más que uno de tantos pecados que aparecían en los textos eclesiásticos. La actitud cambió en el transcurso de las Cruzadas, en las que la propaganda antiislámica identificaba a los musulmanes con sodomitas que violaban a obispos y niños cristianos.2 Poco después se identificaba la sodomía con la herejía y entre 1250 y 1300 se introdujeron leyes que castigaban con la muerte dicho pecado. Estas leyes se emplearon sobre todo como herramientas políticas, como fue el caso de los templarios o del asesinato de Eduardo II de Inglaterra, o en casos de peligrar la paz social, como en casos de violaciones o pederastia.1 3 En general, la homosexualidad estaba bastante extendida,3 siendo el elemento clave la discreción. En algunos lugares, como Londres y Ámsterdam (en 1730 y 1733), se dieron olas de persecución contra los sodomitas.
En España se encargaban de los castigos los tribunales civiles de las ciudades,4 que hasta la época de los Reyes Católicos penaban con la castración o la lapidación, castigo que más tarde se modificaría por la quema en la hoguera, para los casos más graves. La Inquisición española sólo se encargaba de juzgar la sodomía en la Corona de Aragón.5 En general, lo comentado para Europa es válido para España, con la diferencia de que no fueron las cruzadas, sino la percepción de los reinos peninsulares musulmanes lo que llevó a identificar la sodomía con el islamismo y la herejía.2
Las leyes contra la sodomía se mantuvieron en los países europeos y, en general, en las naciones occidentales hasta los siglos XIX y XX. En Francia, las leyes contra la sodomía fueron anuladas durante la Revolución francesa. En Inglaterra Enrique VIII de Inglaterra introdujo la Buggery Act en 1533, que castigaba la sodomía (llamada buggery) con la horca. La ley no fue eliminada hasta 1861. En Alemania el párrafo 175 no fue completamente abolido hasta 1994 y en Chile la palabra "sodomía" recién fue eliminada del Artículo 365 del Código Penal en 1999.

Referencias

  1. a b Spencer, Colin (1996). Homosexuality. A history.. Londres: Fourth Estate. 1-85702-447-8.
  2. a b Daniel Eisenberg (1999). «Homosexuality in Spanish history and culture» (en inglés). Consultado el 30 abril de 2007.
  3. a b Aldrich, Robert (Ed.) (2007). Gleich und anders. Hamburgo: Murmann. 978-3-938017-81-4.
  4. Véase Homosexualidad en España
  5. Kamen, Henry (1998). The Spanish Inquisition. Yale University Press. ISBN 0-300-07880-3.

Véase también