El dios Tyr, dios del cielo de las tribus germánicas, luchando con un animal encadenado, probablemente Fenrir (siglo VI e.C).
El
principal de los dioses vikingos es Odín, soberano de todos ellos, señor
de la magia, del poder, de la poesía y de las runas, la escritura de
los germanos. Es tuerto y le acompañan dos cuervos. Monta a Sleipnir, un
caballo de ocho patas. Su esposa es Frigg, diosa del amor.
Tyr
es el dios de los pactos y de la guerra. Thor es el más popular de los
dioses. Preside la guerra y su arma es Mjolnir, su martillo
sobrenatural. También Freyr es un buen guerrero, además de dios de la
prosperidad, la riqueza y la fertilidad.
Freyja,
diosa de la magia, es quien se la enseña a Odín tras el pacto entre los
dioses ases, a los que pertenecen Odín, Tyr y Thor, y los vanes, el
grupo de Freyja, Freyr y Njordr. Este último es el dios del mar, de la
navegación, del comercio y de la riqueza.
Balder
es el mejor de los dioses: bello, bueno, justo, sabio, clemente y gran
guerrero. Muere en un engaño urdido por Loki, pero retornará tras el
final de los tiempos. Loki es un dios contradictorio. Le entrega a Thor
su martillo y a Odín su caballo, pero consigue que muera Balder. Además,
será el jefe de las fuerzas de la destrucción en el Ragnarok.
Por último, Iduna es la diosa de la eterna juventud y poseedora de las manzanas de la vida.
Además
de los dioses individuales, había todo un grupo de seres sobrenaturales
a los que no se les daba culto, pero que eran importantes en los mitos.
Los gigantes (jotnar) eran seres peligrosos para los hombres y
los dioses, pero también sabios. En el Ragnarok las fuerzas de la
destrucción estarán encabezadas por ellos. Los enanos (dvergar)
vivían bajo la tierra y su ocupación principal era la minería y la
metalurgia. Según la mitología vikinga, los enanos poseían una sabiduría
oculta y sagrada, que les permitía forjar armas mágicas para los héroes
y objetos muy poderosos para los dioses. Los elfos tenían una relación
con los hombres ambigua, ya que podían provocar enfermedades, pero en
ocasiones también podían favorecer. Las nornas fijaban el destino y sus
decisiones resultaban irrevocables. Eran tres: Urd, el pasado; Verdandi,
el presente; y Skuld, el futuro, y residían en las raíces de Yggdrasill.
Hilaban el destino de los hombres y, en especial, el de los héroes, para
el que utilizaban hilo de oro. Las disas eran también divinidades del
destino, fundamentales en el nacimiento y tutela de familias e
individuos.
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