(Parte II)
Capítulo 21
1 Después volví hasta
donde todo era caótico;
2 y allá vi algo
horrible: no vi ni cielo en lo alto ni tierra firme fundamentada, sino un
sitio informe y terrible.
3 Vi allí cuatro
estrellas del cielo encadenadas que parecían grandes montañas ardiendo
como fuego.
4 Entonces pregunté:
"¿Por qué pecado están encadenadas y por qué motivo han sido arrojadas
acá?".
5 Uriel el Vigilante
y el Santo que estaba conmigo y me guiaba, me dijo: "Enoc ¿por qué
preguntas y te inquietas por la verdad?.
6 Esta cantidad de
estrellas de los cielos son las que han transgredido el mandamiento del
Señor y han sido encadenadas aquí hasta que pasen diez mil años, el tiempo
impuesto según sus pecados.
7 Desde allí pasé a
otro lugar más terrible que el anterior y vi algo horrible: había allá un
gran fuego ardiendo y flameando y el lugar tenía grietas hasta el abismo,
llenas de columnas descendentes de fuego, pero no pude ver ni sus
dimensiones ni su magnitud ni haría conjeturas.
8 Entonces dije:
"¡Qué espantoso y terrible es mirar este lugar!".
9 Contestándome,
Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo me dijo: "Enoc ¿por qué
estás tan atemorizado y espantado?". Le respondí: "Es por este lugar
terrible y por el espectáculo del sufrimiento"..
10 Y él me dijo:
"Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán prisioneros por
siempre".
Capítulo 22
1 Desde allí fui a
otra parte, a una montaña de roca dura;
2 había ahí cuatro
pozos profundos, anchos y muy lisos. Y dije: "¡Qué lisos son estos huecos
y qué profundos y oscuros se ven!".
3 En ese momento,
Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo, me respondió
diciendo:"Estas cavidades han sido creadas con el siguiente propósito; que
los espíritus de las almas de los muertos puedan reunirse y que todas las
almas de los hijos de los hombres se reúnan ahí. Así pues esos son los
pozos que les servirán de cárcel;
4 "Están hechos para
tal cosa, hasta el día en que sean juzgados hasta momento del gran juicio
que se les hará el último día".
5 Vi allí al espíritu
de un hombre muerto acusando, y su lamento subía hasta el cielo, gritando
y acusando.
6 Entonces pregunté a
Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo: "¿De quién es este
espíritu que está acusando que se queja de tal modo que sube hasta el
cielo gritando y acusando?". 7 Me respondió diciendo: "Este es el espíritu
que salió de Abel, a quien su hermano Caín asesinó; él lo acusa hasta que
su semilla sea eliminada de la faz de la tierra y su semilla desaparezca
del linaje de los hombres".
8 Entonces pregunté
observando todos los pozos: "¿Por qué están separados unos de otros?"
9 Me respondió
diciendo: "Esos tres han sido hechos para que los espíritus de los muertos
puedan estar separados. Así una división ha sido hecha para los espíritus
de los justos, en la cual brota una fuente de agua viva. 10 "Y así ha sido
hecha ésta para los pecadores cuando mueren y son sepultados y no se ha
ejecutado juicio contra ellos en vida.
11 "Aquí sus
espíritus serán colocados aparte, para esta gran pena, hasta el día del
gran juicio y castigados y atormentados para siempre quienes merecen tal
retribución por sus espíritus.
12 "Esta división ha
sido separada para quienes presentan su queja y denuncian su destrucción
cuando fueron asesinados en los días de los pecadores.
13 También ha sido
hecha ésta para los espíritus de los hombres que no fueron justos sino
pecadores, para todos los transgresores y los cómplices de la trasgresión;
que en el día del juicio serán afligidos fuera de allí, pero no serán
resucitados desde allí".
14 Entonces bendije
al Señor de Majestad y dije: "Bendito sea el juicio de justicia y bendito
sea el Señor de Majestad y Justicia que es el Señor del mundo".
Capítulo 23
1 Desde allí fui
transportado a otro lugar al occidente, en las extremidades de la tierra;
2 me fue mostrado un
fuego que corría sin descanso y sin interrumpir su carrera ni de día ni de
noche, permaneciendo constante, mientras tanto.
3 Yo pregunté
diciendo: "¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?".
4 Me respondió
Ra'u'el: "La función de este fuego que corre hacia el occidente es guiar a
todas las luminaras del cielo.
Capítulo 24
1 Y me mostró las
montañas: el suelo entre ellas era de fuego ardiente y llameaba por las
noches.
2 Fui hacia allá y vi
siete montañas magníficas, diferentes entre sí y de piedras preciosas y
hermosas y todas eran espléndidas, de apariencia gloriosa y bello aspecto:
tres por el oriente, apoyadas una contra la otra; y tres por el sur, una
bajo la otra; y vi cañadas profundas y sinuosas, ninguna de las cuales se
unía a las demás.
3 La séptima montaña
estaba en medio de todas, superándolas en altura a la manera de un trono,
rodeada por árboles aromáticos,
4 entre los cuales
había un árbol cuyo perfume yo no había olido nunca y no había perfume
similar entre estos ni entre los demás árboles: exhala una fragancia
superior a cualquiera y sus hojas, flores y madera no se secan nunca, su
fruto es hermoso y se parece a los dátiles de las palmas. 5 Entonces dije:
""¿Qué árbol tan hermoso! Es bello a la vista, su follaje gracioso y su
fruto tiene un aspecto muy agradable".
6 Entonces, Miguel el
Vigilante y santo, que estaba conmigo y que estaba encargado de esos
árboles, me contestó.
Capítulo 25
1 Y él me dijo: "
Enoc, para qué me preguntas por el perfume de ese árbol y para qué quieres
saber la verdad?".
2 Entonces, yo, Enoc,
le respondí así: "Deseo aprender de todo, pero especialmente acerca de
este árbol". 3 Y él me contestó diciendo: Esta montaña alta que has visto
y cuya cima es como el trono de Dios, es su trono, donde se sentará el
Gran Santo, el Señor de Gloria, el Rey Eterno, cuando descienda a visitar
la tierra con bondad.
4 "No se permite que
ningún ser de carne toque este árbol aromático, hasta el gran juiciocuando
Él se vengará de todo y llevará todas las cosas a su consumación para
siempre, pero entonces será dado a los justos y a los humildes.
5 "Su fruto servirá
como alimento a los elegidos y será transplantado al lugar santo, al
templo del Señor, el Rey Eterno.
6 Entonces ellos se
regocijarán y estarán alegres; entrarán en el lugar santo y la fragancia
penetrará sus huesos; y ellos vivirán una larga vida, tal y como la que
sus antepasados vivieron. En sus días no los tocará ningún sufrimiento ni
plaga ni tormento ni calamidad."
7 Entonces bendije al
Dios de la Gloria, al Rey Eterno, porque había preparado tales cosas para
los humanos, para losjustos. Estas cosas Él las ha creado y ha prometido
dárselas.
Capítulo 26
1 Fui trasladado
desde allí hasta el centro de la tierra y vi un lugar bendito en el cual
había árboles cuyas ramas brotaban permanentemente.
2 Allí me fue
mostrada una montaña santa y salía agua de debajo de la montaña, desde el
oriente y descendiendo hacia el sur.
3 Y vi al oriente
otra montaña más alta que aquella y entre ellas un cañón profundo y
angosto por el que corría el agua que salía de la montaña.
4 Y al occidente otra
montaña, más baja que la anterior, poco elevada, y por debajo, entre las
dos, una hondonada profunda y seca, y otra hondonada entre las tres
montañas.
5 Todas eran
barrancos profundos de roca dura y no había árboles plantados en ellos.
6 Yo me maravillaba
de las montañas y me asombraba de los barrancos, me asombraba demasiado.
Capítulo 27
1 Entonces dije:
"¿Por qué esta tierra está bendita y llena de árboles y en medio están
estos barrancos malditos?"
2 Entonces Sariel, el
Vigilante y el santo, que estaba conmigo, me respondió y dijo: "Este
barranco maldito es para aquellos que están malditos para siempre; ahí
serán reunidos todos los malditos que con su boca pronuncian palabras
indecorosas contra el Señor y ofenden su Gloria, ahí serán reunidos y ahí
estará el lugar de su juicio. (2P 2:10; Judas 15) 3 El los últimos tiempos
se ejecutará sobre ellos en justicia el espectáculo del juicio, en
presencia de los justos para siempre; ahí se manifestará la misericordia y
la bendición del Señor de Gloria y el Rey Eterno.
4 El día del juicio
sobre los anteriores, ellos le bendecirán por la misericordia que les ha
reservado.
5 Entonces yo bendije
al Señor de Gloria, promulgué su Gloria y alabé su grandeza.
Capítulo 28
1 Fui desde allí
hacia el oriente, en medio de la cordillera del desierto y vi el desierto:
estaba solitario y lleno de árboles y plantas;
2 brotaba agua desde
arriba, 3 acometiendo como un río caudaloso que fluía hacia el noroeste
llevando el agua y el rocío por todos lados.
Capítulo 29
1 Desde allí fui a
otro lugar en el desierto y me alejé mucho, hacia el oriente de este
sitio.
2 Allí vi árboles
silvestres que exudaban perfumes de incienso y mirra y sus frutos son
parecidos a las nueces.
Capítulo 30
1 Y más allá de
ellos, me alejé muy al oriente y vi otro gran lugar, con valles de muchas
aguas,
2 en el que había
cañas dulces aromáticas semejantes al lentisco;
3 y en las orillas de
estos valles vi el fragante cinamomo. Y más allá de estos valles me alejé
hacia el oriente.
Capítulo 31
1 Me fueron mostradas
otras montañas y también en ellas vi árboles de los cuales salía la resina
llamada tsaru y gálbano.
2 Más allá todos los
árboles todos los árboles estaban llenos de resina que era semejante a la
corteza del almendro.
3 Cuando se casca en
estos árboles sale de ellos un olor perfumado y cuando se muelen las
cortezas son superiores a cualquier perfume.
Capítulo 32
1 Más allá de tales
montañas, hacia el noreste de ellas, me fueron mostradas otras montañas,
llenas de nardo escogido, lentisco, cardamomo y pimienta.
2 desde allí continué
hacia el oriente de todas estas montañas, lejos de ellas, al oriente de la
tierra, fui llevado por encima del mar Rojo y me alejé mucho de él, pasé
por encima de la oscuridad, lejos de ella;
3 y fui llevado al
lado del Paraíso de Justicia, y me fueron mostrados desde lejos árboles en
él, árboles numerosos en exceso y grandes, diferentes unos de otros. Vi
allí un árbol que era distinto de todos los demás, muy grande, bello y
magnífico, el árbol de la sabiduría, los que comen de su fruto aprenden
gran sabiduría.
4 El árbol es tan
alto como un abeto, sus hojas se parecen a las del algarrobo y su fruto es
como un racimo de uvas, muy bonito; y la fragancia de ese árbol penetra
hasta muy lejos.
5 Y yo dije: "¡Qué
hermoso es este árbol y cómo atrae mirarlo!".
6 Remeiel el
Vigilante y el santo, que estaba conmigo, me contestó y dijo: "Es el árbol
de la sabiduría, del cual comieron tu primer padre y tu primera madre y
aprendieron la sabiduría y sus ojos se abrieron y comprendieron que
estaban desnudos y fueron expulsados del jardín del Edén".
Capítulo 33
1 Desde allí fui
hasta los confines de la tierra y vi allí grandes bestias diferentes unas
de otras y también pájaros que diferían en sus aspectos, hermosura y
trinos.
2 Al oriente de esas
bestias vi el final de la tierra, donde el cielo descansa, y donde se
abren los portales del cielo.
3 Vi como nacen las
estrellas de los cielos y los portales de los que proceden y anoté las
salidas de cada una de las estrella, según su número, nombre, curso y
posición y según su tiempo y meses, según me las mostraba Uriel, uno de
los Vigilantes.
4 Y me mostró y
escribió para mí todo, incluso escribió para mí sus nombres de acuerdo con
sus tiempos.
Capítulo 34
1 Desde allí fui
transportado a la extremidad norte de la tierra y me fueron mostradas
grandes obras:
2 Vi tres puertas del
cielo abiertas; a través de cada una de ellas vienen los vientos del norte
y cuando soplan hay frío, granizo, escarcha, nieve, rocío y lluvia.
3 Si salen por una
sola de las puertas, soplan para bien; pero cuando soplan a través de las
otras dos es con violencia y calamidad sobre la tierra pues soplan con
fuerza.
Capítulo 35
1 Y desde allí fui
hasta la extremidad occidental de la tierra y vi tres puertas del cielo
abiertas, el mismo número de puertas y salidas que había visto en el
oriente.
Capítulo 36
1 Desde allí fui
transportado a la extremidad sur de la tierra y allí me fueron mostradas
sus tres puertas abiertas del viento sur: para el rocío, la lluvia y el
viento.
2 Y desde allí fui
transportado al límite oriental del cielo y vi las tres puertas orientales
abiertas las tres puertas orientales del cielo y encima de ellas unas
puertas pequeñas
3 Por cada una de
estas puertas pequeñas pasan las estrellas del cielo y corren por el curso
trazado para ellas hacia el occidente.
4 Al ver esto bendije
todo el tiempo al Señor de Gloria, y continuaré bendiciendo al Señor de
Gloria, que ha realizado grandes y magníficos prodigios para mostrar la
grandeza de su obra a los ángeles, a los espíritus y a los humanos, para
que ellos puedan alabar esa obra, toda su creación, para que puedan ver la
manifestación de su poder y alaben la grandiosa obra de sus manos y le
bendigan por siempre.
Capítulo 37
1 La segunda visión
que él vio visión de sabiduría- que vio Enoc, hijo de Jared, hijo de
Mahalalel, hijo de Kainan, hijo de Enos, hijo de Set, hijo de Adán.
2 Este es el comienzo
de las palabras sabias que hice salir con mi voz, para hablarle y decirle
a los habitantes de la tierra: "Escuchad hombres de épocas pasadas y del
porvenir, las palabras del santo que habla en presencia del Señor de los
espíritus. 3 Fue excelente declararlas a los hombres de antaño pero
igualmente a los del porvenir, no vamos a negarles el principio de
sabiduría.
4 Hasta ahora tal
sabiduría no ha sido dada por el Señor de los espíritus, pero yo la he
recibido de acuerdo con mi discernimiento y con el buen parecer del Señor
de los espíritus gracias a quien me ha sido dada mi parte en la vida
eterna.
5 Tres parábolas me
fueron comunicadas ya y yo he elevado mi voz para relatarlas a quienes
habitan sobre la tierra.
Capítulo 38
1 Primera Parábola.-
Cuando aparezca la asamblea de los justos y los pecadores sean juzgados
por sus pecados y expulsados de la superficie de la tierra.
2 cuando el Justo se
manifieste a los ojos de los justos, de los elegidos cuyas obras dependen
del señor de los espíritus; cuando la luz brille para los justos y para
los elegidos que habitan sobre la tierra: ¿Dónde estará entonces la morada
de los pecadores? ¿Dónde estará el lugar de descanso de quienes han
renegado del Señor de los espíritus? Habría sido mejor para ellos no haber
nacido.
3 Cuando los
misterios de los justos sean manifiestos y los pecadores juzgados y
expulsados de la presencia de los justos y los elegidos,
4 desde ese momento
los que dominan la tierra no serán poderosos ni elegidos por más tiempo ni
podrán ellos mirar a la cara de los santos, porque será la luz del Señor
de los espíritus la que brillará sobre la cara de los santos, de los
justos, de los elegidos.
5 Entonces, los reyes
y los poderosos perecerán y serán entregados a las manos de los justos y
de los santos.
6 Y de ahí en
adelante nadie buscará para ellos la misericordia del Señor de los
espíritus porque su vida encontró su final.
Capítulo 39
1 Y ocurrirá en esos
días que los hijos de los elegidos y santos descenderán de lo alto del
cielo y su linaje llegará a ser uno con el de los hijos de los hombres. 2
Enoc recibió los libros del celo y la ira y los libros de la angustia y el
destierro: "Nunca más obtendrán misericordia", dijo el Señor de los
espíritus.
3 Y las nubes me
cubrieron, y el viento me levantó de la superficie de la tierra y me dejó
en el límite de los cielos.
4 Allí tuve otra
visión: vi el lugar donde habitan los santos y el lugar de descanso de los
justos.
5 Ahí contemplé con
mis ojos las moradas en medio de los ángeles de justicia y sus lugares de
descanso entre los santos. Mientras suplican y oran por los hijos de los
hombres, la justicia brota entre ellos como el agua y la misericordia se
esparce sobre ellos como el sobre el rocío sobre la tierra, por los siglos
de los siglos.
6 En ese lugar con
mis ojos vi al Elegido de Justicia y de Fe; la justicia prevalecerá en sus
días y los justos y los elegidos serán innumerables ante él por los siglos
de los siglos.
7 Vi su morada bajo
las alas del Señor de los espíritus; todos los justos y los elegidos
brillarán frente a él como el resplandor del fuego; su boca estará llena
de bendición; sus labios glorificarán el nombre del Señor de los
espíritus; y la justicia y la verdad no fallarán ante él.
8 Yo deseaba vivir
allí y mi espíritu anhelaba esa morada: esa era desde antes mi herencia,
tal y como había sido establecida para mí ante el Señor de los espíritus.
9 En esos días alabé
y ensalcé el nombre del Señor de los espíritus con bendiciones y alabanzas
porque Él me ha destinado para la bendición y la gloria de acuerdo con el
buen parecer del Señor de los espíritus.
10 Por mucho tiempo
mis ojos observaron ese lugar y lobendije a Él y lo alabé
diciendo:"Bendito es Él y bendito sea desde el principio y para siempre".
11 Ante Él no hay
renuncia; Él sabe desde antes de que el mundo fuera creado qué es para
siempre y qué será de generación en generación.
12 Aquellos que no
duermen te bendicen; ellos están ante tu Gloria y bendicen, alaban y
ensalzan diciendo: " Santo, Santo, santo es el Señor de los espíritus, Él
llena la tierra con espíritus".20
20. "Aquellos que no duermen" se refiere a los cuatro seres
vivientes que están alrededor del trono de Dios (Ap.4:6-9)
13 Mis ojos vieron
allá a todos aquellos que no duermen, bendiciendo y diciendo: "Bendito
seas tú y bendito sea el nombre del Señor de los espíritus por los siglos
de los siglos".
14 Mi rostro fue
cambiado y no podía sostener la mirada.
Capítulo 40
1 Después de eso vi
miles de miles y miríadas, vi una multitud innumerable e incalculable, que
se sostiene ante el Señor de los espíritus.
2 Y sobre los cuatro
costados del Señor de los espíritus vi cuatro presencias diferentes de
aquellos que no duermen y aprendí sus nombres porque el ángel que va
conmigo me los dio a conocer y me mostró todas las cosas ocultas.
3 Y escuché las voces
de esas cuatro presencias y cómo ellas pronuncian alabanzas ante el Señor
de la Gloria.
4 La primera voz
bendice al Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.
5 A la segunda voz la escuché
bendiciendo al Elegido y a los elegidos que dependen del Señor de los
espíritus.
6 A la tercera voz la oí orar e
interceder por los que viven sobre la tierra y suplicar en nombre del
Señor de los espíritus.
7 Y escuché la cuarta
voz expulsando a los Satanes e impidiendo que lleguen hasta el Señor de
los espíritus a acusar a quienes viven en la tierra.
8 Después de eso
pregunté al ángel de paz que iba conmigo y me mostraba todas las cosas que
están ocultas: "¿Quiénes son esas cuatro presencias que he visto y cuyas
palabras he oído y escrito abajo?".
9 Me dijo: "El
primero, el misericordioso y muy paciente, es Miguel; el segundo, que está
encargado de las enfermedades y de todas las heridas de los hijos de los
hombres, es Rafael; el tercero, que está encargado de todos los poderes,
es Gabriel; el cuarto, que está encargado de la esperanza de quienes
heredarán la vida eterna, es llamado Sariel.
10 Estos son los
cuatro ángeles del Señor de los espíritus y las cuatro voces que he
escuchado esos días.
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