La
Cruzada de Pedro el Ermitaño, también conocida como la
cruzada popular o
de los campesinos.
Pedro el Ermitaño fue el campesino que le dio la idea al Papa Eugenio
III. Fue una peregrinación espontánea popular surgida en respuesta al
llamamiento del papa
Urbano II en
1095 a la nobleza europea para la invasión y conquista de
Tierra Santa. Liderada por miembros del clero bajo como
Pedro el Ermitaño y
Walter el Indigente, fue rechazada por las fuerzas de los turcos
selyúcidas en el intento de sitiar
Nicea y siendo exterminados la mayor parte de sus peregrinos antes de alcanzar Tierra Santa.
Historia
Pedro
el Ermitaño recorrió los
burgos y los campos de
Italia y
Francia predicando la
Cruzada
a los humildes. Según se dice, era un hombre de pequeña talla, de faz
enjuta, larga barba y ojos negros llenos de pasión; su sencilla túnica
de lana y las sandalias le daban un aspecto de auténtico asceta. Las
multitudes le veneraban como si fuera un santo y se consideraban felices
si podían besar o tocar sus vestidos. Reunió una abigarrada muchedumbre
de 100.000 personas, entre hombres, mujeres y niños.
Mapa del itinerario de la Cruzada de los pobres
La mayoría carecía de armas, otros se habían llevado las
herramientas, enseres de la casa y ganados, como si se tratara de un
corto viaje. Atravesaron
Alemania,
Hungría y los
Balcanes, creyendo siempre que la ciudad próxima sería ya
Jerusalén.
Saqueaban las aldeas y robaban el ganado por el camino para
alimentarse, por lo que los gobernantes de las regiones por las que
pasaban se vieron obligadas a darles suministros o a usar la fuerza para
librarse de ellos. En algunas ciudades atacaron a los judíos y sus
propiedades. Llegaron a
Constantinopla, donde el emperador griego
Alejo I Comneno les facilitó buques para el paso del
Bósforo.
A principio de agosto atravesaron el estrecho y prosiguieron su
descontrolado avance. Alejo I había aconsejado a Pedro el Ermitaño que
acampara y esperara a los otros cruzados que provenían del resto de
Europa, pero los lugartenientes de Pedro se impacientaron y decidieron
seguir la travesía, animados por los botines que conseguían en el
camino. Marcharon hacia
Nicea con un "ejército" de unos 20.000 integrantes.
En
Nicea fueron emboscados y aniquilados por los turcos
selyúcidas el
21 de octubre de 1096.
1
Pedro el Ermitaño y un reducido número de supervivientes regresaron a
Constantinopla, donde esperaron la llegada de los caballeros cruzados.
Esta otra expedición, respuesta a la misma convocatoria del papa Urbano
II, pero organizada desde el punto de vista militar y social por la
nobleza de varias monarquías europeas, recibe el nombre de
Cruzada de los príncipes y es la que la historiografía suele denominar habitualmente como
Primera Cruzada
Véase también
Referencias
- The First Crusade By Steven Runciman, pg. 60
Bibliografía
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