Muchos son los textos moralizantes en la biblia, uno de ellos deja en mal lugar al rey David. David pensó premeditadamente, planeó sus acciones, actuó con estrategia, con tiempo y cálculo, y finalmente consiguió lo que procuraba:
Un buen día, David descubre a una mujer bañándose. Entrándole el bichillo de la lujuria, pregunta acerca de quién es, y le informan que es Betsabé, esposa de su general Urías, el hitita. Como Urías está en guerra, David se aprovecha y se revuelca con Betsabé. Como no se le quita la calentura, manda órdenes al campo de batalla para que Urías sea puesto en lo más denso de la refriega, y así muera. Cosa que finalmente sucede, cuando el enemigo carga.
El profeta Natán le reprendió a David y diciéndole: "En una ciudad había dos hombres; uno era rico, y el otro, pobre. El rico tenía muchas ovejas y bueyes; el pobre tenía sólo una ovejita que había comprado. La había criado personalmente y la ovejita había crecido junto a él y a sus hijos. Comía de su pan, bebía de su misma copa y dormía en su falda. El la amaba como a una hija. Un día, el hombre rico recibió una visita, y no queriendo matar a ninguno de sus animales para atender al recién llegado, robó la oveja del pobre y se la preparó". Al escuchar esto, David se enojó y grita que semejante hombre merece la muerte. A lo que Natán se limita a responder: "Tú eres ese hombre".
Dios le hace pagar a David permitiendo morir al primer hijo de su relación. Pero David y Betsabé tienen otro hijo, que después será el famoso rey Salomón.
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