Historiador
franco-canadiense, nacido en Québec, el 15 de junio de 1809; murió el 2
de febrero de 1866; sus padres fueron Francisco-Xavier Garneu, y
Gertrudis Amiot. Después de los cursos elementales, estudió leyes,
habiendo tenido éxito en ser autodidacta. Fue un dependiente de oficina
pública desde 1844 hasta su muerte. En 1845 apareció el primer volumen
de su “Historia de Canadá”, una aventura heroica, considerando la
restauración de Francia luego de la Conquista y luego de consultar casi
todos los archivos civiles y militares.
Cuando el gobierno de Estados Unidos, por medio del Dr. O´Callaghan, aseguró copias de la correspondencia de los gobernadores coloniales franceses, Garneau fue a Albany a fin de estudiar estos documentos. De esta manera obtuvo además, material para sus futuros volúmenes, los que aparecieron sucesivamente en 1846 y 1848. El tercer volumen contenía los eventos de la Constitución de 1792. El trabajo fue favorablemente recibido tanto por franceses como por ingleses. Una segunda edición incluía el período desde 1792 hasta la Unión (1840). Una tercera edición, 1850, tuvo una traducción al inglés, la que sin embargo, no es tan confiable.
La historia de Garneau debe ser juzgada de conformidad con el espíritu de su tiempo. Sus primeras páginas fueron escritas casi de inmediato, luego de los problemas de 1837 y 1838, en la alborada de la Unión de Canadá, lo que implicaba las sentencias hacia la rebelión. Los prospectos no lucían bien para la Canadá Baja, y un patriota como Garneau, aunque imparcial, no fácilmente podía reprimir sus sentimientos.
Más reprensibles son sus opiniones sobre ciertos puntos de la doctrina, y su injusta crítica hacia la autoridad de la iglesia y la influencia que ejercía. Esto puede ser explicado por la naturaleza de los libros que habría estudiado sin tener una guía apropiada y el antídoto de un entrenamiento filosófico. Estas fallas no se encuentran en la última edición, la que fue revisada a requerimiento de eclesiásticos. De hecho, Garneau fue siempre un católico practicante y tuvo una muerte edificante.
El título de “historiador nacional” correctamente le corresponde a este pionero en la historia de Canadá, quien dedicó veinticinco años de su vida, a una investigación patriótica. Fue una devoción a un trabajo que llegó a atraer la atención en Europa y Estados Unidos, para gloria del país.
LIONEL LINDSAY Transcripción de Gerald M. Knight Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
Cuando el gobierno de Estados Unidos, por medio del Dr. O´Callaghan, aseguró copias de la correspondencia de los gobernadores coloniales franceses, Garneau fue a Albany a fin de estudiar estos documentos. De esta manera obtuvo además, material para sus futuros volúmenes, los que aparecieron sucesivamente en 1846 y 1848. El tercer volumen contenía los eventos de la Constitución de 1792. El trabajo fue favorablemente recibido tanto por franceses como por ingleses. Una segunda edición incluía el período desde 1792 hasta la Unión (1840). Una tercera edición, 1850, tuvo una traducción al inglés, la que sin embargo, no es tan confiable.
La historia de Garneau debe ser juzgada de conformidad con el espíritu de su tiempo. Sus primeras páginas fueron escritas casi de inmediato, luego de los problemas de 1837 y 1838, en la alborada de la Unión de Canadá, lo que implicaba las sentencias hacia la rebelión. Los prospectos no lucían bien para la Canadá Baja, y un patriota como Garneau, aunque imparcial, no fácilmente podía reprimir sus sentimientos.
Más reprensibles son sus opiniones sobre ciertos puntos de la doctrina, y su injusta crítica hacia la autoridad de la iglesia y la influencia que ejercía. Esto puede ser explicado por la naturaleza de los libros que habría estudiado sin tener una guía apropiada y el antídoto de un entrenamiento filosófico. Estas fallas no se encuentran en la última edición, la que fue revisada a requerimiento de eclesiásticos. De hecho, Garneau fue siempre un católico practicante y tuvo una muerte edificante.
El título de “historiador nacional” correctamente le corresponde a este pionero en la historia de Canadá, quien dedicó veinticinco años de su vida, a una investigación patriótica. Fue una devoción a un trabajo que llegó a atraer la atención en Europa y Estados Unidos, para gloria del país.
LIONEL LINDSAY Transcripción de Gerald M. Knight Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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