Las mareas rojas son la pesadilla de los pescadores y mariscadores de lugares como Galicia, aunque también se producen en otras partes del mundo.
Las aguas se enrojecen como consecuencia de la proliferación de microalgas, cuyos pigmentos ocasionan la llamativa coloración. Las toxinas que liberan estos seres son perjudiciales para animales y humanos y generan un considerable impacto económico y ambiental.
ÁCIDO TÁNICO. Sin embargo, las microalgas no son siempre las causantes de que las aguas se tiñan de carmín, algo que constató Banjamín John Rogther. Este ingeniero y buzo aficionado de treinta años, natural de Pensilvania (EE. UU), se desplazó hasta la localidad de High Springs (Florida) para sumergirse en aguas teñidas de rojo.
Después de nadar unos metros por el Devil Spring System, una zona muy apreciada por nadadores y buceadores, llegó al punto donde el río Santa Fe se encuentra con la apertura del cañón de Devil´s Ear. Allí, el agua cristalina del río se mezcla con el ácido tánico liberado por las raíces de los cipreses de los alrededores, lo que genera una llamativa escena con los rayos del sol atravesando sus aguas rojizas.
Rother explica que al principio se sintió inquieto por la casi nula visibilidad: era incapaz incluso de ver sus manos cuando se las colocaba frente a la cara. Sin embargo, a medida que descendía, el agua se volvió cristalina y, una vez en el fondo, asegura que podría haberse quedado horas contemplando aquel espectáculo natural.
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