Novelista, dramaturga y actriz; nación en Staningfield, cerca de Bury St. Edmunds el 15 de octubre de 1753; murió en Kensington, Londres el 1 de agosto de 1821; hija de John Simpson (m. 1761), un granjero católico de cierta posición social. Desde temprana edad deseó ser actriz, pero un impedimento en el habla fue una dificultad. Visitó Londres en varias ocasiones y entonces repentinamente dejó su casa en 1772 y se fue a la ciudad a probar fortuna como actriz.
El mismo año se casó con Joseph Inchbald, actor, artista y católico, a quien había conocido varios meses antes. Desde ese momento su carrera quedó definida. Comenzó actuando a Cordelia en el Lear de su esposo y continuó haciendo un gran número de personajes hasta que se retiró del escenario en 1789. Se dice que obtuvo gran reconocimiento de sus audiencias a pesar de no haber sido una gran actriz. Su esposo murió en 1779 y en 1782 le aceptaron su primera obra. Como dramaturga produjo más de una docena de obras (a ser encontradas principalmente en antiguas colecciones dramáticas), de las cuales algunas, sin embargo, eran traducciones o adaptaciones. Ninguno de sus trabajos dramáticos es una obra maestra, pero sus personajes están razonablemente bien realizados y el diálogo es vívido e ingenioso. Su vida, durante el tiempo que siguió a la muerte de su esposo e, indudablemente, antes, no fue en ningún sentido, fácil, pero tuvo algunos Buenos amigos, entre ellos la Sra. Siddons y John Kemble y su ingenio, amabilidad y talento le ganó un lugar en la sociedad el cual ella supo disfrutar.
En 1791 generó su primera novela, “Una Historia Sencilla,” la cual fue un éxito inmediato. La trama es interesante y patética y está relatada simple y vivazmente; es uno de los especimenes más tempranos de la novela inglesa de pasión y ha sido reimpresa en muchas ocasiones (última edición, Londres, 1908). Su segunda historia, “Naturaleza y Arte” no es tan buena, pero obtuvo popularidad y todavía es interesante para el estudioso de la novela del siglo XVIII. Contiene, de forma suave, algunas de las opiniones revolucionarias concernientes a la sociedad, las cuales casi todos los jóvenes literatos de su época discutían en sus trabajos. A pesar de que a veces fue laxa en la práctica de su fe, la Sra. Inchbald toda su vida fue una sincera católica y al final de su vida se dirigió fervientemente a los caminos de la piedad. Por consejo del Dr.Poynter, vicario apostólico del distrito de Londres, quemó sus memorias que había preparado para la publicación. Todos sus biógrafos concuerdan en lo que se refiere a su belleza y encanto, su vida inmaculada y sus generosas caridades.
KATE M. WARREN Trascrito por Christine J. Murray Traducido por Antonio Hernández Baca
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