La hipótesis de la existencia de Q se planteó por primera vez en el marco de la llamada teoría de las dos fuentes, propuesta por los eruditos alemanes Weisse y Wilke, a mediados del siglo XIX, para explicar las similitudes existentes entre los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Según la mencionada teoría, los autores de los evangelios de Mateo y de Lucas utilizaron dos fuentes para la composición de sus escritos: el Evangelio de Marcos y una colección de dichos de Jesús, la fuente Q. Esta hipótesis, varias veces reformulada y matizada a lo largo de los años, es hoy mayoritariamente aceptada por los estudiosos para explicar las coincidencias entre los sinópticos.
Se cree actualmente que Q fue un documento escrito en griego, que contenía básicamente los versículos que Mateo y Lucas tienen en común y que no se encuentran en Marcos (230 en total), aunque pudo ser algo más extenso. Consistía sobre todo, según las reconstrucciones realizadas por especialistas, en una colección de dichos de Jesús, aunque incluía también pasajes narrativos. Aunque no es posible fecharlo con exactitud, la opinión más extendida es que fue redactado en Palestina (probablemente en Galilea) entre los años 40 y 60 d.C.
El problema sinóptico y la teoría de las dos fuentes
Una comparación entre los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) muestra que existen importantes similitudes entre ellos. Los tres coinciden en unos 330 versículos. Aparte de estos, Mateo y Marcos tienen en común 180; Lucas y Marcos unos 100; Mateo y Lucas, 230. Por último, cada uno de los tres contiene cierto material que no se encuentra en ninguno de los otros dos: unos 500 versículos en Lucas, 330 en Mateo y sólo 51 en Marcos. Los versículos comunes de Mateo y Lucas que no se encuentran en Marcos contienen casi únicamente dichos y anécdotas de Jesús.La teoría de las dos fuentes, postulada por primera vez por Christian Weisse, sostiene que los versículos comunes a los tres evangelios (lo que se denomina "material de triple tradición") se deben a que Mateo y Lucas utilizaron a Marcos como fuente; esto explicaría igualmente los parecidos, por separado, entre Mateo y Marcos y entre Lucas y Marcos. Para explicar las semejanzas entre Mateo y Lucas ajenas a Marcos se postuló la existencia de una segunda fuente, que se denominó Q (del alemán Quelle, "fuente"), que contenía casi exclusivamente palabras de Jesús.
Descubrimientos que han reforzado la Hipotesis de Q
La hipótesis de Q tomó fuerza gracias a dos grandes descubrimientos arqueológicos:1) En la localidad egipcia de Oxirrinco, se dio inicio a una serie de excavaciones en 1896 y que han sido continuadas por diferentes equipos de investigadores hasta la actualidad. Entre los papiros allí encontrados está un fragmento del evangelio de Tomás. (Como dato curioso, también se halló un fragmento del Apocalipsis, el más antiguo que se conoce, donde el número de la bestia es 616, y no el mítico 666).
2) En el pueblo de Nag Hammadi, también en Egipto, en 1945 se descubrió una colección de textos gnósticos, entre ellos la única copia completa conocida del evangelio de Tomás, así como el evangelio de Felipe.
Los evangelios de Tomás y de Felipe corroboran algo que ya se sabía por escritos de otros autores de la antigüedad: Que entre las primeras comunidades de cristianos era común encontrar colecciones de los dichos del Maestro. Estos son evangelios coloquiales, que no hablan de la crucifixión ni de la resurrección, sino que buscan transmitir las enseñanzas que indicaban a sus seguidores la forma de vida que debían llevar.
Los textos que tenemos de estos evangelios son del siglo III, y al igual que en el caso de los evangelios canónicos, no disponemos de ningún original, sino de estas que son traducciones del griego al copto, y además, copias de copias. Sin embargo, el evangelio de Tomás es de especial interés, pues los fragmentos de él encontrados en Oxirrinco han sido datados en el año 200, y en el libro Remedios de Clemente de Alejandría, datado en el año 190, aparece una cita tomada de este evangelio.
Lo más importante del evangelio de Tomás es que se han identificado 37 de sus dichos como coincidentes con Q, es decir, coincidentes con los versículos de Mateo y Lucas que no están en Marcos. Esto ha reforzado la hipótesis de Q y es una de las razones de que tenga cada vez más acogida: los eruditos están de acuerdo en que Q es una fuente documental común a Mateo, Lucas y Tomás, siendo Q un evangelio coloquial del mismo tipo que Tomás y Felipe, pero anterior a todo evangelio de que se tenga noticia. Esto también ubica a Tomás antes que a Mateo y Lucas, haciéndolo como mínimo contemporáneo de Marcos.
Si, como afirman algunos eruditos, el evangelio de Tomás data del año 50, el evangelio perdido Q habría sido escrito en la primera mitad del siglo I, siendo el más cercano de que se tenga noticia en recoger las palabras auténticas de Jesús, aunque no necesariamente el primero ni el único de la época. Por ello, muchos eruditos bíblicos dan más valor a los versículos de Mateo y Lucas identificados como heredados de Q que a cualquier otro texto bíblico para tener un verdadero acercamiento al Jesús histórico y a su mensaje.