lunes, 25 de junio de 2012

HERMES.

En la mitología griega Hermes (en griego antiguo Έρμῆς) es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores y las vacadas, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos.[1] En la mitología romana era denominado como Mercurio. Hijo de Zeus y la pléyade Maya. El himno homérico a Hermes lo invoca como el «de multiforme ingenio (polytropos), de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses.»[2]

Contenido

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[editar] Papeles

Hermes atándose la sandalia, copia romana en mármol de un bronce de Lisipo (Museo del Louvre).
El rasgo principal en las tradiciones sobre Hermes consiste en su papel de heraldo de los dioses, puesto éste en el que aparece incluso en los poemas homéricos, compartiendo esta función con Iris. Un intérprete que cruza las fronteras con extraños es un hermeneus (έρμενευς). De Hermes procede la palabra «hermenéutica» para el arte de interpretar los significados ocultos. En griego un hallazgo afortunado era un hermaion (έρμαιον).
Su carácter original de divinidad de la naturaleza pelasga o arcadia desaparece gradualmente en las leyendas. Como heraldo de los dioses, preside sobre la habilidad en el uso de la palabra y la elocuencia en general, pues los heraldos son oradores públicos en las asambleas y otras ocasiones.[3] Como diestro orador, era especialmente empleado como mensajero, cuando se requería elocuencia para lograr el objeto deseado.[4] De ahí que las lenguas de los animales sacrificados le fueran ofrecidas.[5] Como los heraldos y mensajeros solían ser hombres prudentes y circunspectos, Hermes era también el dios de la prudencia y la habilidad en todas las relaciones de intercambio social.[6] Estas cualidades estaban combinadas con otras parecidas, tales como la astucia, tanto en las palabras como en las acciones, e incluso el fraude, el perjurio y la inclinación al robo. Los actos de este tipo eran cometidos por Hermes siempre con cierta habilidad, destreza e incluso elegancia.[7] Según el prominente folclorista Meletinskii, Hermes es un tramposo deificado.[8] Concedía los poderes que él mismo poseía a los mortales y héroes que gozaban de su favor, así como a todos los que tenía bajo su especial protección o eran llamados hijos suyos.[9]
Como inventor del fuego,[10] Hermes es un paralelo con el titán Prometeo. Además de la siringa y la lira, Hermes inventó varios tipos de carreras y el deporte de la lucha, y por esto fue nombrado patrón de los atletas.[11]
Hermes también actuaba como un psicopompo o guía de los difuntos, a quienes ayudaba a encontrar su camino hasta el Inframundo griego. En muchos mitos griegos, Hermes es representado como el único dios además de Hades y Perséfone que podía entrar y salir del Inframundo sin problemas. Además de escoltar a los muertos, Hermes solía ayudar a los viajeros a tener un viaje seguro y sin contratiempos. Muchos griegos le dedicaban sacrificios antes de viajar.[12]
Sus símbolos eran el gallo y la tortuga, y puede ser reconocido por su monedero o bolsa, sus sandalias aladas, su pétaso (sombrero de ala ancha) y su caduceo o vara de heraldo. Hermes era el dios de los ladrones porque era muy astuto y perspicaz, y porque él mismo fue un ladrón desde la noche en que nació, cuando se escapó de Maya y se fugó para robar el ganado de su hermano mayor Apolo.
En la adaptación romana de la religión griega (véase interpretatio romana), Hermes fue identificado con el dios romano Mercurio, quien, aunque heredado de los etruscos, desarrolló muchas características parecidas, como ser el patrón del comercio. En la interpretación griega de los dioses egipcios, se lo equipara a Tot.

[editar] Etimología

Desde la demostración de Müller,[13] se ha creído que el nombre «Hermes» procede de la palabra griega ἕρμα, ‘herma’, que alude a un pilar cuadrado o rectangular con la cabeza de Hermes (normalmente con barba) adornando su extremo superior y con genitales masculinos itífalos debajo. Sin embargo, debido al testimonio del dios en el panteón micénico, como Hermes Araoia (‘Hermes Carnero’) en las inscripciones en lineal B en Pilos y la Cnosos micénica,[14] es más probable que la conexión ocurriese en el sentido contrario, desde el dios hasta las representaciones en los pilares. De la subsecuente asociación de estos hitos —que fueron usando en Atenas para evitar el mal y también como mojones en caminos y fronteras por toda Grecia— Hermes adquirió el patronazgo sobre los viajes por tierra.

[editar] Epítetos

Estatua de Ptolomeo III vestido como Hermes, con la clámide (Egipto ptolemaico).

[editar] Argifonte

El epíteto de Hermes Argifonte (Αργειφοντης, ‘asesino de Argos’; en latín Argicida) recuerda el encargo que recibió de Zeus de matar al gigante de cien ojos Argos Panoptes, que estaba vigilando a la ninfa Ío en el santuario de la propia Hera.

[editar] Logios

Su epíteto Logios es la representación del dios en el acto de declamar, como orador, o como dios de la elocuencia. De hecho, junto con Atenea, era la representación divina estándar de la elocuencia en la Grecia clásica. El himno homérico a él dedicado (probablemente del siglo VI a. C.) lo describe dando un exitoso discurso desde la cuna para defenderse de la (verdadera) acusación de haber robado ganado. Algo después, el comentario de Proclo sobre La República de Platón describe a Hermes como dios de la persuasión. Aún más tarde, los neoplatónicos verían a Hermes Logios más místicamente como origen de una «cadena hermaica» de luz y radiación emanando del intelecto divino (nous). Este epíteto también produjo un tipo escultórico.

[editar] Otros

Otros epítetos de Hermes son:
  • Agoreo, ‘del ágora’;[15]
  • Acacesio, ‘de Acaco’;
  • Charidotes, ‘dador de hechizos’;
  • Crióforo, ‘portador del carnero’;
  • Cilenio, ‘del Cilene’;
  • Diactoros, ‘mensajero’;
  • Dolios, ‘confabulador’;
  • Enagonio (Εναγωνιος), ‘de los juegos (olímpicos)’;
  • Enodios, ‘en la carretera’;
  • Epimelio, ‘guardián de rebaños’;
  • Erionios, ‘que trae suerte’;
  • Poligio;
  • Psicopompo, ‘guía del alma’.

[editar] Adoración

Mercurio por Hendrick Goltzius, 1611 (Frans Halsmuseum, Haarlem).
Aunque había templos dedicados a Hermes por toda Grecia, un centro principal de su culto estaba en Feneo (Arcadia), donde las fiestas en su honor se llamaban Hermoea. Un mito señalaba que Licaón, el hijo de Pelasgo, mandó construirle el primer templo.[16]
Como franqueador de fronteras, Hermes Psicopompo (‘guía del alma’) se encargaba de llevar las almas recién muertas al Inframundo y el Hades. En el himno homérico a Deméter, Hermes guiaba a la Core, Perséfone, de vuelta con Deméter. También llevaba los sueños a los mortales vivos.
Otra función importante de Hermes era su rol como patrón de todos los juegos gimnásticos de los griegos. Esta idea parece ser de origen tardío, pues en los poemas homéricos no hay rastro alguno de la misma y la apariencia del dios, tal como es descrita, resulta muy diferente de lo que podría esperarse del dios del arte gimnástico. Pero sus imágenes fueron erigidas en tantos lugares, entre ellos a la entrada de los gimnasios, que el resultado natural fue que, como Heracles y los Dioscuros, fuese considerado como protector de los jóvenes y los ejercicios y concursos gimnásticos[17] y que en una época posterior los artistas griegos derivasen su ideal del dios desde el gimnasio, y lo representasen como un joven cuyos miembros estaban bella y armoniosamente desarrollados gracias a ejercicios gimnásticos. Atenas parece haber sido el primer lugar en el que fue adorado en este papel.[18] Debe observarse que las diversas funciones del dios llevaron a algunos de los antiguos a asumir que varias deidades compartían su nombre. Cicerón[19] distingue cinco y Servio[20] cuatro, pero estas cifras también incluyen las divinidades foráneas, que fueron identificadas por los griegos con su propio Hermes.
La idea de Hermes como heraldo y mensajero de los dioses, de sus viajes de un sitio a otro y decidiendo tratados, implicaba necesariamente la noción de que era el promotor del intercambio social y el comercio entre los hombres, y que era amistoso hacia estos.[21] En este puesto era considerado el mantenedor de la paz, y como dios de los caminos, que protegía a los viajeros y castigaba a quienes rehusaban ayudar a los que se equivocaban de ruta.[22] Por ello los generales atenienses, al preparar una expedición, ofrecían sacrificios a Hermes, apellidado Hegemonio o Agetor, y muchas estatuas del dios fueron erigidas en los caminos y en las puertas, circunstancia por la que recibió varios epítetos. Como dios del comercio, era llamado διέμπορος, ἐμπολαἳος, παλιγκάπηλος, κερδέμπορος, ἀγοραἳος, etcétera[23] y como el comercio es el origen de la riqueza, Hermes es también el dios de las ganancias y las riquezas, especialmente de las repentinas e inesperadas, como las adquiridas mediante el comercio. Como dador de riqueza y buena suerte (πλουτοδότης), también presidía sobre el juego de los dados, y quienes jugaban arrojaban una hoja de olivo sobre los dados, y primero tiraban esta hoja.[24] Ya se ha señalado que Hermes era considerado el inventor de los sacrificios, y por tanto no sólo actúa en la parte de un heraldo en los sacrificios[25] que es también el protector de los animales sacrificiales, y se creía en concreto que incrementaba la fertilidad de las ovejas.[26] Por esta razón era adorado especialmente por los pastores, y se lo menciona en relación con Pan y las ninfas.[27] Esta faceta de la personalidad de Hermes es un resto de la antigua religión arcadia, en la que fue el dios fertilizador de la tierra, que confería sus bendiciones a los hombres, y algunos otros rasgos de este carácter aparece en los poemas homéricos.[28]
Entre los helenos, como sugiere la palabra relacionada «herma» (‘piedra fronteriza’), Hermes personificaba el espíritu del cruce: se pensaba que se manifestaba en cualquier tipo de intercambio, transferencia, transgresión, trascendencia, transición, tránsito o travesía, todas ellas actividades que involucran algún tipo de cruce en cierto sentido. Esto explica su relación con las transiciones en la propia suerte, con los intercambios de bienes, palabras e información implicados en el comercio, la interpretación, la oratoria y la escritura, con la forma en la que el viento puede transportar objetos de un lugar a otro y con la transición al otro mundo.
Muchas inscripciones dedicadas a Hermes han sido halladas en el ágora de Atenas, en relación con su epíteto Agoreo y su papel como patrón del comercio.[15]
Originalmente, Hermes era representado como un dios fálico, viejo y barbudo, pero en el siglo VI a. C. este Hermes tradicional fue reimaginado como un joven atlético. Estatuas de este nuevo tipo de Hermes se erigieron en los estadios y gimnasios de toda Grecia. Entre las cosas a él consagradas pueden nombrarse la palmera, la tortuga, el número cuatro y varios tipos de peces, y los sacrificios que se le dedicaban consistían en incienso, miel, pasteles, cerdos y especialmente corderos y cabritillos.[29]

[editar] Hermas

En la temprana Grecia Antigua, Hermes fue un dios fálico de las fronteras. Su nombre, en la forma «herma», designaba a un montón de piedras usado para marcar los caminos y delimitar fronteras y propiedades. Cada viajero que pasaba por el camino añadía su piedra al montón, indicando así su presencia. Sobre el 520 Hiparco, hijo de Pisístrato, sustituyó los montones de piedra que señalaban el punto medio entre cada pueblo (deme) del Ática y el ágora de Atenas por pilares cuadrados o rectangulares de piedra o bronce coronados por un busto de Hermes, con barba y un falo erecto en la base. En las más primitivas hermas «cilenas», el pilar de piedra o madera era simplemente un falo tallado. En Atenas, las hermas se colocaban fuera de las casas para atraer la buena suerte. Como señaló Walter Burkert, «resulta asombroso que un monumento de esta clase pudiera ser transformado en un dios olímpico».[30]
En 415 a. C., la noche anterior a la partida de la flota ateniense hacia Siracusa durante la Guerra del Peloponeso, todas las hermas atenienses fueron vandalizadas, lo que se consideró un mal augurio. (Véase Expedición a Sicilia). Los atenienses de la época creyeron que había sido obra de saboteadores, bien de Siracusa o de pacifistas de la propia Atenas. Se sospechaba que Alcibíades, pupilo de Sócrates, estaba implicado. Aunque éste lo negó y se mostró dispuesto a ser juzgado, Sócrates pagó indirectamente la impiedad con su vida.
Desde estos orígenes, las hermas se incorporaron al repertorio de la arquitectura clásica.

[editar] Iconografía

Hermes atándose la sandalia por François Rude (Museo del Louvre).
Hermes suele ser retratado llevando el sombrero de ala ancha que usaban los viajeros para protegerse del sol y la lluvia (llamado pétaso) o un gorro alado. En épocas posteriores este atributo fue adornado con dos alas pequeñas, si bien a veces éstas le salen del pelo, no llevando entonces sombrero.
También se lo representa calzando sandalias con alas. Aunque Homero no dice ni sugiere que estuvieran provistas de alas, en épocas posteriores aparecen con alas, de donde se lo llama πτηνοπέδιλος o alipes.[31]
Otro de sus atributos era el caduceo (ῥάϐδος o σκἣπτρον), mencionado frecuentemente en los poemas homéricos como la vara mágica con la que cierra y abre los ojos de los mortales, no diciéndose de qué persona o dios la recibió, ni que tenga las serpientes entrelazadas con que aparece en obras de arte posteriores. Según el himno homérico a Hermes y Apolodoro, la recibió de Apolo, y parece que deben distinguirse dos báculos, que luego fueron unidos en uno: primero, la vara de heraldo ordinaria[32] y segundo la vara mágica, como las que otras divinidades también poseían.[33] Los lazos blancos con los que la vara de heraldo estaba originalmente adornada fueron cambiados por artistas posteriores por dos serpientes[34] aunque los propios antiguos las justificaban bien como vestigio de alguna característica del dios, bien considerándolas representaciones simbólicas de la prudencia, la vida, la salud y similar. En épocas posteriores, el caduceo fue adornado también con un par de alas, expresando la rapidez con la que el mensajero de los dioses se movía de un lugar a otro.

[editar] Nacimiento e infancia

Hermes fue hijo de Zeus y Maya, una de las Pléyades, hija de Atlas. Nació en una cueva del monte Cilene en Arcadia.[35] Sin embargo alguna tradición sitúa su nacimiento en el Olimpo.[36] A veces se le aplica los epítetos de Atlantiades o Cilenio.
En sus primeras horas de vida, se escapó de su cuna, fue a Pieria y se llevó algunos de los bueyes de Apolo.[37] En la Ilíada y la Odisea no se menciona esta tradición, si bien Hermes es caracterizado como un astuto ladrón.[38] Otras versiones, incluso, refieren el robo de los bueyes a una época más avanzada de la vida del dios.[39] Para no ser descubierto por los rastros de sus pasos, Hermes se puso unas sandalias y condujo los bueyes a Pilos, donde mató dos y encerró el resto en una cueva.[40] Las pieles de los animales muertos fueron clavadas a una roca, y parte de su carne fue cocinada y consumida, y el resto quemada; al mismo tiempo ofreció sacrificios a los dioses olímpicos, por lo que probablemente fuera llamado el inventor de la adoración divina y los sacrificios.[41]
Tras esto volvió inmediatamente a Cilene, donde encontró una tortuga a la puerta de su cueva natal. Hermes tomó el caparazón del animal, tensó cuerdas a su través e inventó así la lira y el plectro. Algunos dicen que el número de cuerdas de su nueva invención fue tres y otros dicen que siete, y estaban hechas de tripa de buey u oveja.[42]
Apolo, gracias a su poder profético, había descubierto mientras tanto el robo, y fue a Cilene a acusarlo de él delante de su madre Maya. Ésta mostró al dios el niño en su cuna, pero Apolo llevó al niño ante Zeus y exigió la devolución de sus bueyes. Zeus le ordenó que cumpliese con las demandas de Apolo, pero Hermes negó haber robado el ganado. Sin embargo, como vio que sus afirmaciones no eran creídas, condujo a Apolo hasta Pilos y le devolvió sus bueyes, pero cuando Apolo oyó los sonidos de la lira quedó tan encantado que permitió a Hermes quedarse los animales. Hermes inventó entonces la siringa y tras haber revelado a Apolo sus invenciones, los dos dioses entablaron una estrecha amistad.[43]
Apolo obsequió a su joven amigo con su propia vara dorada de pastor, enseñándole el arte de profetizar por medio de los dados, y Zeus lo hizo su propio heraldo y también de los dioses del mundo inferior. Apolo rehusó enseñar a Hermes el arte de la profecía y le refirió para ello a las tres hermanas que moraban en el Parnaso, pero le confirió el oficio de proteger ganados y pastizales.[44]

[editar] Descendencia

[editar] Pan

El dios griego de la naturaleza, las ovejas y los rebaños, Pan, se decía a menudo que era hijo de Hermes y la ninfa Dríope. En el himno homérico a Pan, su madre huía del recién nacido dios asustada por su apariencia cabruna.

[editar] Hermafrodito

Hermafrodito fue un hijo inmortal de Hermes con Afrodita. Fue transformado en hermafrodita cuando los dioses concedieron literalmente a la ninfa Salmacis su deseo de no separarse jamás de él.

[editar] Abdero

Abdero era un hijo de Hermes que fue devorado por las yeguas de Diomedes, quien había quedado encargado de custodiarlas mientras su amigo Heracles luchaba con los hombres de Diomedes.

[editar] Consortes y descendencia

[editar] En los mitos

Sus servicios a Zeus no se limitaban a los oficios de heraldo y mensajero, siendo también su auriga y copero.[45] Como los sueños son enviados por Zeus, Hermes, el ήγήτωρ δυείρων, los conduce hasta los hombres, y por esto es también descrito como el dios que tenía en su poder enviar el sueño reconfortante o retirarlo.[46]

[editar] La Ilíada

En la Guerra de Troya Hermes estuvo del lado de los griegos.[47] El cuerpo de Sarpedón fue sacado del campo de batalla de Troya por los dioses alados gemelos, Hipnos (Sueño) y Tánatos (Muerte). La pareja se describe vestida con armadura y supervisada por Hermes Psicopompo en el canto XVI de la Ilíada:
[Apolo] entrególo a los veloces conductores y hermanos gemelos: el Hipno y la Muerte. Y éstos, transportándolo con presteza, lo dejaron en el rico pueblo de la vasta Licia.[48]
Además, Hermes ayuda al rey Príamo de Troya a internarse en el campamento aqueo para enfrentarse a Aquiles y convencerlo de que le devuelva el cuerpo de su hijo Héctor.[49]

[editar] La Odisea

En el Libro V de la Odisea, Hermes es enviado por orden de Zeus a liberar a Odiseo de la isla de Calipso. En el Libro X protege a Odiseo de Circe dándole una hierba no identificada denominada moly que lo protegería de su hechizo. Odiseo, el protagonista principal de la Odisea, desciende por línea materna de Hermes.[8]

[editar] Argos Panoptes e Ío

Cuando la ninfa Ío, una de las amantes de Zeus, fue atrapada por Hera y puesta bajo la vigilancia del gigante de cien ojos Argos Panoptes, Zeus ordenó a Hermes que robase a la ternera, pero fue denunciado por Hiérax. Hermes tuvo que matar a Argos. Por este asesinato es muy comúnmente llamado Argifontes.[50] En otra versión Hermes salvó a Ío durmiendo al gigante con historias y canciones y decapitándolo entonces con una espada con forma de medialuna. Los ojos de Argos fueron puestos en la cola del pavo real, símbolo de Hera.[51]

[editar] Perseo

Hermes ayudó a Perseo a matar a la gorgona Medusa dándole sus sandalias aladas y la hoz de Zeus. También le dio el casco de invisibilidad de Hades y le dijo que lo usara para que las inmortales hermanas de Medusa no lo vieran huir. Atenea también ayudó a Perseo prestándole su pulido escudo. Por último, Hermes lo guió al Inframundo.

[editar] Prometeo

En algunas versiones, fue el que ató a Prometeo en el monte Cáucaso.[52]
En la tragedia Prometeo encadenado, atribuida a Esquilo, Zeus envía a Hermes a enfrentarse al titán encadenado Prometeo por una profecía sobre el titán que lo derrocaría. Hermes regaña a Prometeo por no ser razonable y querer prolongar su tortura, pero Prometeo rehúsa darle detalles sobre la profecía.

[editar] Herse, Aglauro y Pándroso

Cuando Hermes amaba a Herse, una de las tres hermanas que servían a Atenea como sacerdotisas (partenos), su celosa hermana mayor Aglauro se interpuso entre ellos. Hermes la transformó en piedra y fue padre de Céfalo con Herse, de Eumolpo con Aglauro y de Cérix con Pándroso.

[editar] Otras historias

  • En la historia del músico Orfeo, Hermes llevó de vuelta a Eurídice al Hades después de que éste mirase atrás para ver a su esposa por segunda vez.
  • Hermes ayudó a proteger al dios infante Dioniso de Hera, después de que ésta matase a su madre mortal, Sémele, por celos: Rescató a Dioniso de las llamas tras su nacimiento o lo recibió de manos de Zeus para llevarlo a Atamas.[53]
  • Transformó a las Miníades en murciélagos.
  • Enseñó a las Trías las artes de la profecía y la adivinación.
  • Ató a Ixión a la rueda[54]
  • Condujo a Hera, Afrodita y Atenea junto a Paris.[55]
  • Cuando los dioses crearon a Pandora, fue Hermes quien la llevó a las mortales y le otorgó su fuerte sentido de la curiosidad.
  • El rey Atreo de Micenas recuperó el trono de su hermano Tiestes siguiendo los consejos que recibió del tramposo Hermes. Tiestes accedió a devolverle el reino cuando el sol se moviese hacia atrás en el cielo, una hazaña que Zeus hizo posible. Atreo recuperó el trono y desterró a Tiestes.
  • Vendió a Heracles a Ónfale.[56]
  • Diógenes, hablando en broma, contaba el mito de Hermes apiadándose de su hijo Pan, quien suspiraba por Eco pero era incapaz de tenerla, y le enseñaba el truco de masturbación para aliviar su sufrimiento. Más tarde Pan enseñó la costumbre a los pastores jóvenes.[57]

[editar] Véase también

[editar] Notas

  1. Burkert (1985) iii.2.8; «Hermes» (en inglés). Encyclopedia Mythica. Consultado el 30 de enero de 2008.
  2. Himno homérico a Hermes 13. La palabra πολύτροπον polytropos se usa también para describir a Odiseo en la primera línea de la Odisea.
  3. Homero, Ilíada i.333, iv.193, vii.279, 385, viii.517, xi.684; Himnos órficos xxvii.4; Eliano, Historia de los animales x.29; Horacio, Odas i.10.1.
  4. Homero, Odisea i.38; Ilíada xxiv.390; Himno homérico a Ceres 335.
  5. Aristófanes, Pax 1062; Ateneo i. p.16
  6. Homero, Ilíada xx.35; xxiv.282; Odisea ii.38.
  7. Himno homérico a Hermes 66, 260, 383; Eustacio, Sobre Homero p. 1337; Homero, Ilíada v.390; xxiv.24; Apolodoro, Biblioteca mitológica i.6.3.
  8. a b Meletinskii (1993), Introduzione, p. 131.
  9. Homero, Odisea x.277, xv.318, xix.397; Sófocles, Filoctetes 133; Hesíodo, Trabajos y días 67; Eu­stacio, Sobre Homero pp. 18, 1053.
  10. En el himno homérico, «dejó que se saciaran de hierbas las mugidoras vacas ... reunió abundante leña y practicó el arte de encender el fuego. Habiendo cogido un espléndido ramo de laurel, los descortezó con el hierro y lo frotó con la palma de la mano; y se elevó en el aire un cálido humo» (líneas 105, 108–110).
  11. «El mismo Mercurio [Hermes] enseñó primero la lucha a los mortales.» (Higino, Fábulas 277.)
  12. Homero, Odisea xxiv.1.9; Himno homérico a Deméter 379; Eustacio, Sobre Homero 561; Diógenes Laercio viii.31; Higino, Fábulas 251.
  13. Müller, K. O. (1848). Handbuch der Archäologie der Kunst. Bresláu: J. Max. OCLC 10578594. 
  14. Ventris y Chadwick.
  15. a b Lang, M. (1988). Graffiti in the Athenian Agora. Ehola srotnmjfions of the Athenian Agora (ed. rev. edición). Princeton: American School of Classical Studies at Athens. pp. 7. OCLC 20063799. http://www.ascsa.edu.gr/publications/upload/Graffiti%20in%20the%20Athenian%20AgoraLR.pdf. Consultado el 14-04-2007. 
  16. Higino, Fábulas 225.
  17. Píndaro, Nemeas x.53.
  18. Píndaro, Píticas ii.10; Ístmicas i.60; Aristófanes, Pluto 1161.
  19. Cicerón, De natura deorum iii.22.
  20. Servio, Sobre la Eneida i.301, iv.577.
  21. Homero, Odisea xix.135; Ilíada xxiv.333.
  22. Homero, Ilíada vii.277; Teócrito xxv.5; Aristófanes, Pluto 1159.
  23. Aristófanes, Pluto 1155; Julio Pólux vii.15; Himnos órficos xxvii.6; Pausanias, Descripción de Grecia i.15.1, ii.9.7, iii.11.8.
  24. Homero, Ilíada vii.183; Aristófanes, La paz 365; Eustacio, Sobre Homero p. 675.
  25. Aristófanes, La paz 433.
  26. Himno homérico a Hermes 567; Homero, Ilíada xiv.490, xvi.180; Hesíodo, Teogonía 444.
  27. Homero, Odisea xiv.435; Eu­stacio, Sobre Homero p. 1766; Aristófanes, Las Tesmoforias 977; Pausanias, Descripción de Grecia viii.16.1; ix.34.2; Escolio sobre Filoctetes de Sófocles 14, 59.
  28. Homero, Ilíada xxiv.360; Odisea viii.335, xvi.185; Himno homérico a Hermes 27.
  29. Pausanias, Descripción de Grecia vii.22.2; Aristófanes, Pluto 1121, 1144; Homero, Odisea xiv.435, xix.397; Ateneo i. p. 16.
  30. Burkert (1985).
  31. Himnos órficos xxvii.4; Ovidio, Las metamorfosis xi.312.
  32. Homero, Ilíada vii.277, xviii.505.
  33. Luciano de Samósata, Diálogos de los dioses vii.5; Virgilio, Eneida iv.242.
  34. Escolio sobre Timeo i.53; Macrobio, Saturnalia i.19; Higino, Astronomía poética ii.7; Servio, Sobre la Eneida iv.242, viii.138.
  35. Homero, Odisea viii.335, xiv.435, xxiv.1; Himno homérico a Hermes 1 y sig.; Ovidio, Las metamorfosis i.682, xiv.291.
  36. Filóstrato, Imágenes i.26.
  37. Himno homérico a Hermes 17.
  38. Homero, Ilíada v.390, xxiv.24.
  39. Apolodoro, Biblioteca mitológica iii.10.2; Antonino Liberal xxiii.
  40. Diferentes estratagemas con las que escapó en Himno homérico a Hermes 75 y Antonino Liberal xxiii.
  41. Himno homérico a Hermes 125; Diodoro Sículo i.16.
  42. Himno homérico a Hermes 51; Diodoro Sículo i.16, v.75; Argonáuticas órficas 381; Horacio, Odas i.10.6.
  43. Himno homérico a Hermes 514.
  44. Himno homérico a Hermes 533; Luciano de Samósata, Diálogos de los dioses vii; Ovidio, Las metamorfosis ii.683.
  45. Homero, Odisea i.143; Ilíada xxiv.178, 440; Himno homérico a Deméter 380; Eustacio, Sobre Homero p. 1205.
  46. Himno homérico a Hermes 14; Homero, Ilíada ii.26, xxiv.343.
  47. Homero, Ilíada xx.72
  48. Homero, Ilíada xvi.681.
  49. Homero, Ilíada xxiv.336.
  50. Apolodoro, Biblioteca mitológica ii.1.3.
  51. Ovidio, Las metamorfosis i.670.
  52. Servio, Sobre las Églogas de Virgilio vi.42.
  53. Apolodoro, Biblioteca mitológica iii.4.3; Apolonio de Rodas, Argonáuticas iv.1137.
  54. Higino, Fábulas 62.
  55. Higino, Fábulas 92; Pausanias, Descripción de Grecia v.19.1.
  56. Apolodoro, Biblioteca mitológica ii.6.3.
  57. Dión Crisóstomo, Discursos iv.20.

[editar] Bibliografía

HERMAS Y HERMES.

Cristianos de Roma, de aquellos a quienes Pablo dirige sus salutaciones al final de la epístola a los Romanos, que son los destinatarios inmediatos de este escrito (Rm 16,14). Probablemente de origen pagano, tenían el  nombre del dios griego (véase a continuación).

HERACLES.

Hércules y la Hidra, por Antonio Pollaiuolo.
Heracles[1] o Héracles[2] (en griego antiguo Ἡρακλῆς, Hēraklēs, del nombre de la diosa Hēra, y kleos: ‘gloria’ es decir ‘gloria de Hera’[3] [4] ) es un héroe de la mitología griega. Era considerado hijo de Zeus y Alcmena, una reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y nieto de Perseo por la línea materna.[5] Recibió al nacer el nombre de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo (Ἀλκαῖος, Alkaios);[6] si bien esta misma palabra evoca la idea de fortaleza (griego άλκή). Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de servidor de la diosa Hera.[7] En Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su figura.

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[editar] Heracles en la mitología griega

Se trata del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos. Su extraordinaria fuerza es el principal de sus atributos, pero también lo son el coraje, el orgullo, cierto candor y un formidable vigor sexual.[8] Se le considera el ancestro de los Reyes de Esparta (de este modo estos caudillos dorios se legitimaban como aqueos[9] ) y la influencia de esta polis en la Grecia Arcaica y Clásica fue una de las razones de la difusión de su leyenda y su culto,[10] haciendo de Heracles el héroe dorio por excelencia.[11]
Abundan los relatos mitológicos sobre él, y los más famosos son los doce trabajos. Las historias de las cuales es protagonista forman un ciclo que se desarrolló constantemente durante toda la Antigüedad, motivo por el cual es difícil hacer una exposición cronológica o siquiera coherente de las mismas. El historiador francés Pierre Grimal en su Diccionario de mitología griega y romana, propone clasificarlas en tres categorías, a saber:
1) El ciclo de los Doce Trabajos.
2) Las hazañas independientes de los mismos.
3) Las aventuras secundarias ocurridas durante la realización de los trabajos.
Como marco de los tres ciclos aparecen los relatos de su nacimiento y de su muerte y apoteosis, relativamente invariables en las diversas fuentes.[12]
Las menciones más antiguas de Heracles aparecen en las obras de Homero[13] y Hesíodo,[14] pero relatos más o menos completos de sus aventuras son las obras de Psino de Lindos (natural de Rodas, y, por lo demás, desconocido),[15] Pisandro de Cámiros (otro poeta rodio, fl. ca. 640 a. C.),[16] [17] y Paniasis de Halicarnaso (siglo V a. C.) autor de una obra titulada Heraclea.[18] Todas estas obras, con excepción de unas pocas citas fragmentarias, se han perdido.
Los poetas posteriores, sus comentaristas y, por último, los mitógrafos de la época helenística son, en la actualidad, las únicas fuentes escritas sobrevivientes que relatan las hazañas de Heracles. Un auxiliar importante para el estudio de las mismas es la iconografía, muy abundante, que recoge los principales episodios de las leyendas. Iconografía que se prolonga desde la época arcaica hasta la moderna. Como muestra baste señalar el friso del templo de Apolo en Delfos[19] y la colección del Museo del Prado.[20]

[editar] Heracles en otras mitologías

Las historias y el culto de Heracles se difundieron en cada sitio donde se establecieron los griegos; en muchos casos el héroe fue incorporado a otras mitologías o bien se lo identificó con algún personaje mítico anterior. Entre los etruscos, sumamente receptivos ante la mitología helénica, Heracles se convirtió en Hercle, hijo de Tinia y de Uni. A través de esta personificación los latinos desarrollaron la figura de Hércules. En la mitología de Roma, Hércules se identifica por completo con el Heracles griego y solo se le añaden algunos episodios a sus aventuras destinados a relacionarlo con Italia y el Lacio. En otros casos, los propios griegos equipararon con Hércules a los seres míticos de otras culturas; así sucedió con el dios fenicio Melkart, las divinidades egipcias Jonsu y Herishef o el celta Ogmios. En ocasiones estos otros Heracles fueron caracterizados con epítetos distintivos como Heracles tirio, Heracles tasio (de Tasos), Heracles de Canobo o Heracles dáctilo.[21] Este hecho llevó a historiadores y filósofos a especular sobre la existencia de diferentes Heracles a lo largo de la historia, siendo el hijo de Alcmena el último de ellos y meramente un héroe.[22]

[editar] Nacimiento e infancia

Un elemento principal de las conocidas tragedias que giran en torno a Heracles proviene del odio que la diosa Hera, esposa de Zeus, le tenía. Heracles era hijo de Zeus y Alcmena, y por tanto su mera existencia demostraba al menos una de las muchas infidelidades de aquél. Como venganza por éstas, Hera conspiraba a menudo contra la descendencia mortal de Zeus.
Zeus yació con Alcmena tras adoptar la apariencia del marido de ésta, Anfitrión de Tebas, que había dejado su hogar para ir a la guerra contra Atenas. Anfitrión volvió más tarde esa misma noche, y Alcmena quedó embarazada de gemelos.
En la noche en que los gemelos nacieron, Hera, conociendo el adulterio de su marido, logró convencer a Zeus de que prestara un juramento según el cual el niño que naciera aquella noche a un miembro de la casa de Perseo sería un gran rey.
Una vez Zeus hubo jurado, Hera corrió a la casa de Alcmena y ralentizó el parto sentándose con las piernas cruzadas y las ropas atadas con nudos. Al mismo tiempo, provocó que su primo Euristeo naciese prematuramente, haciendo así que fuese rey en lugar de Heracles. Habría retrasado permanentemente el nacimiento de Heracles si no hubiese sido engañada por Galantis, su criada, quien le dijo que ya había asistido al niño en el parto. Tras oírlo, Hera saltó sorprendida, desatando así los nudos y permitiendo que Alcmena diese a luz. Uno de los niños, Ificles, era mortal, mientras el otro era el semidiós Heracles.
Otra versión cuenta que Hera retrasó el parto haciendo que Ilitía se sentase en la mencionada posición y que fue Galantis la que engañó a la diosa. Hera transformó a Galantis en comadreja y la obligó a dar a luz poniendo huevos por la boca.
Heracles fue nombrado así en un intento fallido por aplacar a Hera. Unos pocos meses después de su nacimiento, Hera envió dos serpientes a matarlo mientras dormía en su cuna. Heracles estranguló una serpiente con cada mano y fue hallado por su niñera jugando con sus cuerpos exangües como si fueran unos insignificantes juguetes.
Una versión del origen de la Vía Láctea es que Zeus engañó a Hera para que amamantase al infante Heracles. Al descubrir quién era, lo apartó de su pecho y un chorro de su leche formó la mancha que cruza el cielo y que puede verse en él desde entonces (se cuenta una historia parecida sobre Hera y Hermes, aunque en su caso, el truco funcionó y le tomó más cariño).
Según la tradición griega, probablemente basada en la Oración (XII, 99) de Libanio o en la Epítome de la Biblioteca de Apolodoro, Heracles fue concebido en el vientre cuando Zeus prolongó la noche en tres durante las nupcias de sus padres.
La leyenda cuenta que Heracles nació en Tebas, donde vivían Alcmena y Anfitrión.
Los antiguos griegos celebraban el nacimiento de Heracles en el cuarto día de cada mes griego.

[editar] Edad adulta

Heracles creció sano y fuerte. Recibió con su hermano clases de música del maestro Lino, pero era un estudiante indisciplinado. Lino lo regañaba constantemente, y un día Heracles se enfureció y lo golpeó con una lira, matándolo al instante. El joven Heracles debió comparecer ante un tribunal, acusado de asesinato, pero se salió del apuro citando una sentencia de Radamantis, según la cual existía el derecho de matar al adversario en caso de legítima defensa. Fue pues, absuelto. Pero Anfitrión, inquieto, y temiendo que su hijo adoptivo fuese presa de nuevos accesos de cólera se apresuró a enviarlo al campo, y lo puso al frente de sus rebaños. Allí, según una tradición, un boyero escita llamado Téutaro continuó su educación, adiestrándolo en el arte de manejar el arco.
Heracles siguió realizando proezas tales como matar al León de Citerón, que estaba acosando y cazando los rebaños locales, y se vistió con sus pieles. Cuando regresaba de su cacería se encontró con los emisarios del rey minio Ergino de Orcómeno, que había derrotado años atrás a los tebanos y les había impuesto un pesado tributo que debían pagar cada año. Heracles los atacó, les cortó la nariz y las orejas y las ató a sus cuellos, enviándolos de regreso con el mensaje de que ése era todo el tributo que iba a recibir. El rey tebano Creonte le recompensó dándole en matrimonio a su hija, la princesa Mégara, cuya hermana menor, Pirra, se casó con Ificles, hermano del héroe. Heracles tuvo con Mégara varios hijos.

[editar] Los doce trabajos

Hércules y el jabalí de Erimanto, Louis Tuaillon (1904).
En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a sus propios hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y no quiso continuar viviendo con Mégara (otras versiones dicen que también asesinó a Mégara). En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo diez trabajos que dispusiera Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba. Heracles llevó a cabo todos ellos con éxito, pero Hera le dijo a Euristeo que estimase que en dos de los trabajos había fallado, pues había recibido ayuda, por lo que ordenó dos más, que Heracles también completó, haciendo un total de doce.
El orden tradicional de los trabajos es:
  1. Matar al León de Nemea.
  2. Matar a la Hidra del lago de Lerna.
  3. Capturar a la Cierva de Cerinia.
  4. Capturar al Jabalí de Erimanto.
  5. Limpiar los establos de Augías.
  6. Matar a los Pájaros del lago Estínfalo.
  7. Capturar al toro salvaje de la isla de Creta.
  8. Robar las yeguas del rey Diomedes de Tracia.
  9. Vencer a las amazonas y tomar el cinturón de Hipólita.
  10. Matar a Gerión y robarle sus rebaños.
  11. Robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.
  12. Capturar al can Cerbero en el Hades y llevarlo a Euristeo.
Según el Cronicón de san Jerónimo Heracles completó sus doce trabajos en 1246 a. C.
Heracles con la manzana del Jardín de las Hespérides.

[editar] Ónfale

Ónfale era una reina o princesa de Lidia. Como castigo por un asesinato, Heracles era su esclavo. Como tal, fue obligado a hacer el trabajo de las mujeres y a llevar ropas femeninas, mientras ella vestía la piel del León de Nemea y portaba su clava de madera de olivo. Pasado algún tiempo, Ónfale liberó a Heracles y se casó con él. Algunas fuentes mencionan que tuvieron un hijo cuyo nombre varía de unas a otras.
Fue en esa época cuando los Cercopes, traviesos espíritus de los bosques, robaron las armas de Heracles. Los Cercopes eran traviesas criaturas de los bosques que vivían en las Termópilas o en Eubea, pero vagaban por el mundo y podían aparecer en cualquier lugar donde ocurriesen travesuras. Heracles les castigó colgándolos cabeza abajo de un palo que se echó al hombro. Así vieron los Cercopes el trasero bronceado de Heracles tras años de exponerlo al sol, y se echaron a reír con tantas ganas que éste, divertido, terminó liberándolos.

[editar] Hilas

Mientras caminaba por las tierras salvajes, Heracles fue atacado por los dríopes. Mató a su rey, Tiodamante, y los demás se rindieron y le ofrecieron al príncipe Hilas. Heracles tomó al joven como escudero y amante. Años después, Heracles e Hilas se unieron a la tripulación del Argo. Como argonautas solo participaron en parte del viaje. En Misia, Hilas fue secuestrado por una ninfa. Heracles, con el corazón roto, lo buscó durante mucho tiempo pero Hilas se había enamorado de las ninfas y nunca volvió a ser visto. El barco partió sin ellos.

[editar] Yole

El rey Éurito de Ecalia prometió a su hija, Yole, a quienquiera derrotase a sus hijos en un concurso de tiro con arco. Heracles ganó pero Éurito no cumplió su promesa. Heracles mató al rey y a sus hijos y raptó a Yole.

[editar] Muerte a varios gigantes

Heracles mató a los gigantes Cicno, Porfirión y Mimas.

[editar] Laomedonte

Antes de la guerra de Troya, Poseidón envió un monstruo marino a atacar Troya.
Laomedonte tenía la intención de sacrificar a su hija Hesíone a Poseidón con la esperanza de apaciguarle. Ocurrió que llegó Heracles (junto con Telamón y Oícles) y estuvo de acuerdo en matar al monstruo a cambio de los caballos que Laomedonte había recibido de Zeus como compensación por el rapto de Ganimedes. Laomedonte accedió y Heracles mató al monstruo, pero Laomedonte incumplió su palabra.
Por ello en una expedición posterior Heracles y sus seguidores atacaron y saquearon Troya, matando a todos los hijos de Laomedonte presentes excepto Podarces, quien salvó la vida al dar a Heracles un velo de oro que había hecho Hesíone. Telamón tomó a Hesíone como trofeo de guerra, se casó con ella y tuvieron un hijo, Teucro.

[editar] Otras aventuras

[editar] Amoríos, matrimonios y muerte

Heracles mantuvo incontables aventuras amorosas con mujeres, de las que tuvo muchísimos hijos, a los que se alude colectivamente como heráclidas (siendo la más notable de ellas Macaria). Un suceso destacado es su estancia en el palacio del rey Tespio, a quien agradó su físico, por lo que animó a Heracles a hacer el amor a sus cincuenta hijas durante el tiempo que duró la cacería del león de Citerón (o según la versión, en siete noches o incluso en una sola). Todas ellas quedaron encintas y alumbraron varones. Sus hijos y los descendientes de éstos, conocidos como los heráclidas, conquistaron dos generaciones más tarde el sur de Grecia, Asia menor e Italia. Muchos de los reyes de la Grecia Antigua remontaban su linaje a uno u otro de estos hijos, notablemente los reyes de Esparta y Macedonia.
En el transcurso de su vida Heracles se casó tres veces. Su primer matrimonio fue con Megara, cuyos hijos mató en un ataque de locura provocado por Hera y a quien más tarde dio en matrimonio a su compañero Yolao, porque su mera visión le era demasiado dolorosa. Su segunda esposa fue Ónfale, la reina o princesa lidia a quien fue vendido como esclavo.
Su tercer matrimonio fue con Deyanira, madre de Macaria y de Illo por quien tuvo que luchar con el dios río Aqueloo. (Tras matarle, Heracles tomó uno de sus cuernos y lo dio a algunas ninfas, quienes lo transformaron en la cornucopia.) Poco después de su boda, Heracles y Deyanira tuvieron que cruzar un río, y un centauro llamado Neso se ofreció a ayudar a cruzar a Deyanira, pero entonces intentó violarla. Enfurecido, Heracles disparó una flecha envenenada (de la hidra de Lerna) al centauro desde la otra orilla. Agonizando, Neso le dijo a Deyanira que recogiese su sangre si quería asegurarse el amor de Heracles. Más tarde, cuando Deyanira sospechó que Heracles prefería la compañía de Yole, untó unas ropas con la sangre de Neso. Licas, el sirviente de Heracles, le llevó dichas ropas, y éste se las puso. En cuanto se templaron sobre su cuerpo, el veneno que contenía la sangre penetró en su cuerpo, provocándole un dolor insoportable. Heracles tomó a Licas por los pies y lo arrojó al mar, intentando luego quitárselas, pero se había pegado a su piel. Deyanira, al ver lo que había hecho, se ahorcó. Heracles murió voluntariamente, pidiendo que se le construyera una pira para acabar con su agonía. Tras su muerte en esta pira los dioses lo hicieron inmortal, o alternativamente el fuego quemó la parte mortal del semidiós, quedando solo la parte divina, se reconcilió con Hera y se casó con Hebe, una hija de ésta.
Nadie sino el amigo de Heracles Filoctetes (en algunas versiones Yolao o Poeas) podía prender su pila funeraria, y por esta acción recibió su arco y sus flechas, que más tarde necesitaron los griegos para derrotar a Troya en la Guerra de Troya.
De acuerdo con la Praeparatio evangélica (libro 10, xii) de Eusebio, Clemente afirma que «entre el reinado de Hércules en Argos y la deificación del propio Hércules y de Asclepio hay comprendidos treinta y seis años, según Apolodoro el cronista, y de ese momento a la deificación de Cástor y Pólux treinta y tres años, y en algún momento de este tiempo sucedió la captura de Troya.» Dado que Heracles gobernó Tirinto en Argos al mismo tiempo que Euristeo gobernó Micenas, y puesto que en esa época Lino era el profesor de Heracles, puede concluírse que estableciendo la fecha en que Lino enseñaba a Heracles en el 1264 a. C. (dada por Jerónimo en su Chronicon) la muerte y deificación de Heracles ocurrió aproximadamente en 1226 a. C. Los antiguos griegos celebraban el 12 de octubre la fiesta de la Herakleia en conmemoración de la muerte de Heracles.

[editar] Consortes y descendencia de Heracles

[editar] Amantes masculinos de Heracles

Heracles con su amante Yolao, unidos por Eros. Vaso etrusco.
En su Eróticos, Plutarco afirma que los amantes masculinos de Heracles fueron tan numerosos que no era posible contarlos. Algunos de ellos fueron:
(Recogido por Bernard Sergent en Homosexualidad en la mitología griega, Beacon Press, 1986.).

[editar] Interpretaciones antiguas y modernas

A través de la cultura grecobudista, el simbolismo heráclida fue transmitido al lejano oriente. Un ejemplo de ello ha llegado hasta la época moderna en las deidades guardianas Niō que se hallan frente a los templos budistas japoneses.
Heracles y su álter ego romano han sido mezclados desde el Renacimiento.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. El término como Heracles
  2. El término como Héracles
  3. José María Albaiges Olivart: Diccionario de nombres de personas. Barcelona, Universidad de Barcelona, 1993.
  4. «Behind the Name», artículo en inglés.
  5. Por parte de padre sería, obviamente, hermano de Perseo (también hijo de Zeus, pero con Dánae).
  6. Según Apolodoro, Heracles es tanto bisnieto como nieto de Alceo. En efecto, su madre Alcmena era hija de Anaxo, hija de Alceo, mientras que su padre adoptivo, Anfitrión, era hermano de Anaxo (es decir que Alcmena era su sobrina) e hijo de Alceo. Éste, por su parte, era hijo de Perseo y, por ello, nieto de Zeus. Véase Biblioteca II, 5.
  7. Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana (pág. 239). Barcelona: Paidós, 1981. s. v. Heracles; I, Nombre orígenes e infancia.
  8. Como se desprende de los relatos míticos donde estas características aparecen resaltadas. El coraje es manifestado en numerosas empresas, pero en especial durante su descenso al Hades, el orgullo aparece en el episodio de la toma de Troya, cuando Telamón resulta el primero en cruzar la brecha en la muralla y solo se salva de los celos del héroe al pretender erigir un altar en su honor cf. Apolodoro, Biblioteca II, 12,4. La simplicidad del héroe, una burla al carácter de los espartanos, aparece manifiesta en sus relaciones con Euristeo y también en su glotonería. En cuanto a la virilidad de Heracles basta recordar el episodio de las hijas del rey Tespio (y sus numerosos amantes de ambos sexos). Véase: Luke Roman, y Monica Roman: Encyclopedia of greek and roman mythology (pág. 208 y ss). Nueva York: Facts on File, 2010. También: Mariano Valverde Sánchez: Koinòs lógos: homenaje al profesor José García López, volumen 2, pág. 657 y ss.
  9. Hidalgo de la Vega, Sayas Abengochea, Roldán Hervás: Historia de la Grecia antigua (pág. 88). Salamanca (España): Universidad de Salamanca, 1998.
  10. Robert Graves: Los mitos griegos (I. 95. «El nacimiento de Teseo», nota 2) y Los mitos griegos II. 135. «El asesinato de Ífito», nota 2).
  11. Pierre Grimal: opus citato, sub «Teseo» (pág. 505).
  12. Pierre Grimal: ibídem.
  13. Homero, Ilíada II, 653 y passim. Odisea XI, 601.
  14. Hesíodo, Teogonía, II. 507-543 y, en especial, la obra llamada El escudo de Heracles, si bien actualmente ya no se considera obra de este poeta.
  15. Mencionado por Clemente de Alejandría en Stromata, libro 6, capítulo 2.
  16. Ver los fragmentos en G. Kinkel: Epicorum graecorum fragmenta (1878).
  17. «Peisander», artículo (en inglés) acerca de Kinkel en William George Smith (ed.): Dictionary of greek and roman biography and mythology. Londres: J. Walton, 1849.
  18. Este Painiasis era considerado como un poeta apenas inferior a Homero, con quien ningún griego podía ser comparado (Quintiliano, Inst. ora. X. I. 54), primo, o tal vez tío, del historiador Heródoto y quien en 14 libros narró, en forma épica, las aventuras de Heracles. Pueden leerse los fragmentos sobrevivientes en G. Kinkel: Epic. poet. fragmenta, edición en griego, 1877.
  19. [http://www.corbisimages.com/Enlargement/MI001997.html Friso del templo de Apolo en Delfos.
  20. [http://www.museodelprado.es/coleccion/a-fondo/la-boveda-del-cason-del-buen-retiro-luca-giordano/programa-iconografico/los-trabajos-de-hercules Colección en el Museo del Prado.
  21. Gregory Zorzos: «Heracles», pág. 39 y ss. (Sin datos de edición, traducción electrónica).
  22. Al respecto véase, entre otros, Heródoto, Historias, II, 43 y 44.