Un breve pasaje de esta obra desaparecida es citada en Números. En él se narra la marcha victoriosa de las tribus de Israel bajo el mando de Moisés, a través del territorio de los Moabitas y Amonitas, llamados en esta ocasión "amorreos (Nm 21,13-15". Ninguno de los emplazamientos de los nombres de lugar que allí se mencionan no se identifican con claridad. Incluso el Arnón, bien identificado, sólo aparece mencionado por "sus torrentes", es decir sus afluentes, que riegan una región bastante mal delimitada, con sus caprichosos cursos de agua.
Pero este texto truncado tiene un interés muy distinto al de las informaciones topográficas confiadas a la curiosidad del lector. El "Libro de las guerras de Yahvé" al que se refiere y que fue, como sugiere su título, una recopilación de poemas guerreros que celebraban las victorias de Israel obtenidas con la ayuda de lo Alto, parece haber enriquecido otras páginas de la Escritura. Lo mismo sucede con el "Libro del justo", también perdido.
De este último pudo salvarse el canto triunfal, conocido por el nombre de "Cántico de Moisés (Éx 15,1-18)". En él se exalta a "Yahvé, señor de las batallas", vencedor del faraón en el paso del Mar Rojo, terror de los filisteos, edomitas, moabitas y otros pueblos cananeos y guía de su pueblo hasta "la montaña de su heredad". Probablemente también inspiraría los textos heroicos puestos en boca de Balaán (Nm 23,7-10 y 18-24; 24,3-9 y 15-24) profetizando a su pesar sobre las tribus de Israel llegadas al umbral de la Tierra Prometida. Algunos prestigiosos autores añaden al lote los poemas, igualmente citados en Números, sobre la perforación de un pozo (Béer -Nm 21,17-18) -acontecimiento tan valioso para los pastores nómadas como un triunfo militar-), y sobre las derrotas de Moab (Nm 21,27-30), que pretendía oponerse a la marcha de "los hijos de Israel". No es posible datar tales piezas literarias, que fueron transmitidas por los "aedos" a los "rapsodas" antes de ser fijadas por escrito y reagrupadas en ese Libro quizás por los escribas de David o Salomón (s. X a.C).
Pero este texto truncado tiene un interés muy distinto al de las informaciones topográficas confiadas a la curiosidad del lector. El "Libro de las guerras de Yahvé" al que se refiere y que fue, como sugiere su título, una recopilación de poemas guerreros que celebraban las victorias de Israel obtenidas con la ayuda de lo Alto, parece haber enriquecido otras páginas de la Escritura. Lo mismo sucede con el "Libro del justo", también perdido.
De este último pudo salvarse el canto triunfal, conocido por el nombre de "Cántico de Moisés (Éx 15,1-18)". En él se exalta a "Yahvé, señor de las batallas", vencedor del faraón en el paso del Mar Rojo, terror de los filisteos, edomitas, moabitas y otros pueblos cananeos y guía de su pueblo hasta "la montaña de su heredad". Probablemente también inspiraría los textos heroicos puestos en boca de Balaán (Nm 23,7-10 y 18-24; 24,3-9 y 15-24) profetizando a su pesar sobre las tribus de Israel llegadas al umbral de la Tierra Prometida. Algunos prestigiosos autores añaden al lote los poemas, igualmente citados en Números, sobre la perforación de un pozo (Béer -Nm 21,17-18) -acontecimiento tan valioso para los pastores nómadas como un triunfo militar-), y sobre las derrotas de Moab (Nm 21,27-30), que pretendía oponerse a la marcha de "los hijos de Israel". No es posible datar tales piezas literarias, que fueron transmitidas por los "aedos" a los "rapsodas" antes de ser fijadas por escrito y reagrupadas en ese Libro quizás por los escribas de David o Salomón (s. X a.C).
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