El hijo de San Agustín, Obispo de Hipona, b. 372; d. 388. San Agustín
no se convirtió a la Fe hasta que tuvo treinta y dos años de edad. A
los diecisiete él contrajo una relación ilícita con una mujer joven y
Adeodato nació de esta unión. Agustín, en su deleite, lo nombró
"Adeodatus", es decir el "regalo de Dios". Cuando Agustín fue a Roma, y,
después, a Milán, esta mujer joven y el niño fueron con él, y ella y
Agustín continuaron sus relaciones culpables. El joven Adeodato era el
orgullo y esperanza de sus padres, y poseedor de un dote mental
extraordinario. Obligado por este dote mental natural, Agustín no se
traería interferir con él; y cuando la unión pecadora era un obstáculo a
su recibir el regalo de fe, Santa Mónica, su madre, deseó que él se
casara con la madre del niño, sintiendo que luego su entendimiento sería
iluminado por la gracia. Así como el nombre de la madre de Adeodato
nunca se ha dicho, también nunca se ha dado la razón por qué ella y
Agustín no se casaron en esta coyuntura, aunque había evidentemente
algún motivo fuerte si no insuperable. Finalmente ellos se separaron.
"Ella era más fuerte que yo", escribió San Agustín," e hizo su
sacrificio con un valor y una generosidad la cual yo no fui lo
suficientemente fuerte para imitar." Ella regresó a Cartago, de donde
había venido, y la gracia que la había llevado a sacrificar el objeto de
su afecto, la llevó más allá de obligarse a ocultarse en un monasterio
dónde ella podría expiar el pecado que habría sido el precio de tan
largo pagó por él. Ella dejó al brillante muchacho, Adeodato, con su
padre. Viendo la inteligencia maravillosa de su hijo, Agustín sentía una
especie de temor. "La grandeza de su mente me llenó de una clase de
terror", él se dice (De beata vita, c. vi). Agustín recibió el bautismo a
la edad de treinta y dos años de las manos de San Ambrosio, el amigo
íntimo de Santa Mónica y de él mismo. Para aumentar su alegría,
Adeodato, Alypius, el socio de toda la vida de Agustín, y varios de sus
amigos más íntimos, todos se hicieron cristianos en la misma ocasión y
recibieron el bautismo juntos. Mónica, Agustín, Adeodato, quien tenía
ahora quince años y era un hijo de Gracia, aunque de hecho "el niño de
mi pecado", como Agustín lo había llamado en el amargor de su propio
reproche y contrición, junto con el fiel Alypius, vivieron juntos en una
villa de Cassiciacum, cerca de Milán. Las muchas conversaciones e
investigaciones de las preguntas y verdades santas crearon una Academia
Cristiana, de filosofía más exaltada que la de Platón. Adeodato tenía su
buena parte en muchas de estas discusiones sabias. Él aparece como el
interlocutor en el tratado de su padre De beata vita (puer ille minimus
omnium --ese muchacho, el más joven de todos ellos), y contribuyó
grandemente al tratado De Magistro, escrito dos años después. Él se
aparece poco después de haber muerto, en su decimosexto año.
MOBERLY en Dict. de Cristo. Biog., Yo, 43; POUJOULAT, HiSan del San Augustin, los sa rivalizan oeuvres del ses, etc., 7 ed., 1886; WOLFSGRÜBER, Augustinus (Paderborn, 1888); DESJARDINS, Essai sur les confesiones del San Agustín (París, 1855).
JOHN J. UN' BECKET Traducido por Daniel Medina
MOBERLY en Dict. de Cristo. Biog., Yo, 43; POUJOULAT, HiSan del San Augustin, los sa rivalizan oeuvres del ses, etc., 7 ed., 1886; WOLFSGRÜBER, Augustinus (Paderborn, 1888); DESJARDINS, Essai sur les confesiones del San Agustín (París, 1855).
JOHN J. UN' BECKET Traducido por Daniel Medina
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