miércoles, 31 de julio de 2013

LA BIBLIA Y LA CIENCIA. LOS MÉTODOS CIENTÍFICOS Y EL ESTUDIO DE LA BIBLIA.

El estudio de los textos bíblicos ha permitido descubrir el significado original de sus enseñanzas y analizar las distintas interpretaciones que se han hecho de sus contenidos.

 El rey David, capitel de la catedral de Jaca, Huesca.

El rey David, capitel de la catedral de Jaca, Huesca.


La crítica textual bíblica se dedica a estudiar cómo se crearon los libros bíblicos, analizando tanto el estilo literario como el contenido, y, en segundo lugar, averiguando cómo subsistieron en el tiempo y si el significado original de los documentos fue modificado al someterlos a traducciones posteriores.
Gracias a este análisis se ha llegado a la conclusión de que, por ejemplo, la Torá no fue escrita por un solo autor, sino que tiene diferentes niveles de redacción de fechas tan diferentes como el siglo X a.e.c. para las partes más antiguas y el siglo V a.e.c. para las más recientes.
La sociedad judía había cambiado mucho entre la época del rey David y la del regreso del exilio en Babilonia, de manera que ciertas diferencias o contradicciones que aparecen en algunos relatos se explicarían sencillamente porque corresponden a épocas distintas.
Por otra parte, el avance de las ciencias de la naturaleza desde hace más de tres siglos ha ido poniendo en duda las explicaciones del mundo que aparecen en la Biblia. Salvo para una minoría, ya no es un libro que explique la verdad sobre el mundo. Libres de su carácter literal, los relatos bíblicos, llenos de poesía y de mensajes religiosos, se convierten en un importante patrimonio cultural que puede sumarse a muchas obras creadas por otras culturas, tanto asiáticas como americanas o africanas.

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