J. M. Mardones ha llegado a escribir que "el fundamentalismo es el clima ambiental de nuestra época". Porque la gente busca seguridad, identidad y hogar en lugar de arriesgar y experimentar nuevas vías y campos.
G. Kepel, sociólogo francés, habla incluso de la "revancha de Dios" en nuestros días a través de posturas religiosas fundamentalistas dentro del cristianismo, islamismo y judaísmo.
¿Por qué han crecido los fundamentalismos en nuestros días?
De nuevo Mardones nos sitúa en algunas claves: es una reacción contra la injusta marginación de la religión; es una reacción contra el olvido superficial de las posibilidades de humanización que posee lo religioso; y es una reacción contra las idolatrías y mitos de la modernidad. Se ha llamado al fundamentalismo el "complejo de Isaac", el heroísmo victimista.
En resumen, el fundamentalismo es como una búsqueda de seguridad para no perder la propia identidad y la de mi grupo en épocas de crisis de valores religiosos, o de beligerante globalización.
El mejor antídoto contra el fundamentalismo es una sana educación en valores en la familia, en la escuela y en la comunidad cristiana. Y, al mismo tiempo, la práctica de virtudes como la tolerancia, el respeto y el diálogo responsable.
BIBL. — J. M. MARDONES, 10 palabras clave sobre fundamentalismos, Verbo Divino, Estella 1999.
Raúl Berzosa Martínez
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