Notable de Jerusalén en el momento en el que Nehemías emprende la reconstrucción de la ciudad. Su nombre es yahvista: significa "Dios [Yahvé] es bueno" pero era llamado el Amonita -quizás fuera de tal origen-. También se le conoce por "el esclavo" o "el criado": este término podría significar que estaba al servicio de Sambalat, el gobernador de Samaría, junto al cual intrigaba. Pero es probable que tan sólo se trate de un sobrenombre despreciativo (Ne 2,10.19,3,35 ó 4,3 según vers).
Tobiya parece haber pertenecido a una rica familia en Transjordania: según un papiro del siglo III (Zenón, 259 a.C) y las Antigüedades Judaicas de Flavio Josefo (Ant 12,4,11), los Tobiya poseían una mansión entre el Jordán y Amán. Fuera lo que fuese, Tobiya estaba ligado a numerosos notables de Jerusalén: es el yerno de Secanías, suegro de la hija de Mesulán, pariente del sacerdote Elyasib (Ne 6,18,13,4).
Desde la llegada de Nehemías, se une a Sambalat para enfrentarse a este hombre que viene a "procurar el bien a los hijos de Israel (Ne 2,10)". En primer lugar, ambos se burlan sin dejar de sugerir que la reconstrucción de las murallas es una manifestación de la rebelión contra el rey persa. Pronto se alían par atacar a aquellos que trabajan en esta reconstrucción y para tender una trampa (Ne 4,1-2 ó 7-8 según vers., 6,1) a Nehemías. Poco después, durante la ausencia de Nehemías, un sacerdote, Elyasib, homónimo del gran sacerdote encargado de las habitaciones anexas al Templo, dispone de una de ellas en favor de Tobiya. Durante su segundo viaje a Jerusalén, tras una ausencia de varios años, Nehemías se indigna de esta instalación sacrílega de un laico y quizás de un extranjero, en los atrios del Templo; hace expulsar al Amonita y su mobiliario, devolviendo la habitación a su primera función como almacén para los sacerdotes y levitas (Ne 13,4-9).
El nombre de Tobiya es así mismo el de tres personajes menores: uno se encuentra entre los levitas enviados a las ciudades de Judá por el rey Josafat dentro del marco de su reforma religiosa para enseñar la Ley (2Cró 17,8); otro es el antepasado de una de las familias que vuelven del Exilio con la caravana de Zorobabel, pero no pudo probar su ascendiente judío (Esd 2,60; Ne 7,62); finalmente, uno de los tres notables encargados de fabricar una corona simbólica de oro y plata, en el momento del regreso del Exilio, para Josué, el gran sacerdote (véase Heldaí).
Tobiya parece haber pertenecido a una rica familia en Transjordania: según un papiro del siglo III (Zenón, 259 a.C) y las Antigüedades Judaicas de Flavio Josefo (Ant 12,4,11), los Tobiya poseían una mansión entre el Jordán y Amán. Fuera lo que fuese, Tobiya estaba ligado a numerosos notables de Jerusalén: es el yerno de Secanías, suegro de la hija de Mesulán, pariente del sacerdote Elyasib (Ne 6,18,13,4).
Desde la llegada de Nehemías, se une a Sambalat para enfrentarse a este hombre que viene a "procurar el bien a los hijos de Israel (Ne 2,10)". En primer lugar, ambos se burlan sin dejar de sugerir que la reconstrucción de las murallas es una manifestación de la rebelión contra el rey persa. Pronto se alían par atacar a aquellos que trabajan en esta reconstrucción y para tender una trampa (Ne 4,1-2 ó 7-8 según vers., 6,1) a Nehemías. Poco después, durante la ausencia de Nehemías, un sacerdote, Elyasib, homónimo del gran sacerdote encargado de las habitaciones anexas al Templo, dispone de una de ellas en favor de Tobiya. Durante su segundo viaje a Jerusalén, tras una ausencia de varios años, Nehemías se indigna de esta instalación sacrílega de un laico y quizás de un extranjero, en los atrios del Templo; hace expulsar al Amonita y su mobiliario, devolviendo la habitación a su primera función como almacén para los sacerdotes y levitas (Ne 13,4-9).
El nombre de Tobiya es así mismo el de tres personajes menores: uno se encuentra entre los levitas enviados a las ciudades de Judá por el rey Josafat dentro del marco de su reforma religiosa para enseñar la Ley (2Cró 17,8); otro es el antepasado de una de las familias que vuelven del Exilio con la caravana de Zorobabel, pero no pudo probar su ascendiente judío (Esd 2,60; Ne 7,62); finalmente, uno de los tres notables encargados de fabricar una corona simbólica de oro y plata, en el momento del regreso del Exilio, para Josué, el gran sacerdote (véase Heldaí).
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