Los monjes del monasterio budista de Luang Prabang, Laos, celebran el fin del ayuno.
A los
treinta y seis años, sentado bajo un árbol, en Bodhgaya, cerca de
Benarés, llegó por medio de la meditación al despertar, la iluminación
que dicen que le llevó a comprender la verdadera naturaleza de las
cosas, y comenzó a predicar. Pronunció su primer discurso, el sermón de
Benarés, en el parque de los ciervos, en Sarnath, cerca de Benarés.
Dicen los budistas que en él puso en marcha la rueda del dharma,
enseñando el camino para que todos se libren del sufrimiento y alcancen
el despertar que desemboca en el nirvana. El dharma es el principio por
el que funciona el mundo, que Buda comprendió y explicó y que aparece
reflejado en los libros sagrados del budismo, con un significado
diferente al del hinduismo.
Después
de más de cuarenta años de predicador ambulante por todo el norte de la
India, logró crear una pequeña comunidad de seguidores y a los ochenta
años su vida se extinguió.
A su
muerte quedó establecido el budismo en sus tres componentes
fundamentales: Buda, como ejemplo; el dharma, como modo de vida; y el
sanga, que es la comunidad de budistas, que aparece como referencia y
apoyo.
Es
lo que llaman los tres refugios. La oración budista más común dice así:
«Busco refugio en el Buda, busco refugio en el dharma, busco refugio en
el sanga».
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