sábado, 22 de febrero de 2014

Juan Besarión

(O BASILIUS).
Cardenal, nacido en Trebisonda en 1389 o según otros, en 1395 pero más probablemente en 1403; muerto en Rávena el 18 de noviembre de 1472.
Hay quienes dicen que era de familia ilustre, pero nada se sabe con certeza. En 1413, siendo aún muy joven, fue enviado a Constantinopla, donde se dedicó al estudio, con mucho éxito en el campo de las letras. En 1423 entró en la orden de San Basilio y el mismo año fue enviado al Peloponeso a estudiar filosofía con Gemisto Pletón. Es sabido que Pletón era un agrio oponente de Aristóteles, contra el que oponía con celo inmoderado las doctrinas de Platón, sin distinguir entre el platonismo genuino y el neoplatonismo. Las lecciones de Pletón, aunque hacen de Besarión un seguidor de Platón sin embargo no le impidieron percibir los muchos puntos de contacto entre los filósofos y durante el renacimiento de la sabiduría clásica, defendía constantemente la armonización entre los dos sistemas. Criticaba el partidismo descontrolado de su maestro tanto como el de Miguel Apostolius.
Su sabiduría y elocuencia suscitaron pronto la admiración y el respeto de todos y con el tiempo le trajeron dignidades eclesiásticas. En 1436 fue nombrado obispo de Nicea, pero no estaba destinado a ver su diócesis porque el emperador Juan VIII Paleólogo hizo que le acompañara al concilio de Ferrara, a donde llegaron el 4 de marzo de 1438. Allí, su dignidad y emotiva elocuencia así como su vasta erudición teológica le dieron tal autoridad entre los obispos griegos que el éxito del concilio---la reunión con la Iglesia Latina---debe ser atribuida a él en justicia, como fue reconocido el 6 de julio en la catedral de Florencia a la que se trasladó el concilio, cuando se le comisionó para leer la redacción griega del Acta de Unión.
Besarión volvió a Grecia, pero durante el mismo año se halla dos veces más en Florencia con el Papa Eugenio IV quien, en el consistorio del 18 de diciembre de 1439 (o en el del 8 de diciembre de 1440) le creó cardenal del Título de los Doce Apóstoles. Otro griego, el arzobispo Isidoro, recibió con él la púrpura.
El bien conocido lo poco que duró la unión de las iglesias. El mismo Besarión que había cambiado al rito latino era detestado por los cismáticos griegos, apero a pesar de ello Besarión siguió trabajando para conseguir la unión de otros cismáticos orientales, los jacobitas y etiópicos (1442), sirios (1444), caldeos y maronitas (1445). Por entonces, para refutar las acusaciones de Marco de Éfeso contra el concilio, escribió el libro “De successu synodi florentinæ".
Nicolás V, como Eugenio IV, dio muestras del gran respeto que tenía al sabio griego. En 1449 le nombró obispo de Ulazzara y el mismo año le concedió la diócesis suburbicaria de Sabina, y poco después la de Fracati. Al año siguiente fue enviado como legado papal a Bolonia, una ciudad rota por las continuas desavenencias. En el Breve de nombramiento de 26 de febrero de 1450 dice el Papa que envió a Besarión tamquam angelum pacis, y expresa la esperanza de que sea capaz de gobernar la ciudad en paz con su experiencia y prudencia.
Besarión continúo como gobernador de Bolonia durante cinco años logrando un éxito total calmando las discordias internas. Pero no satisfecho con eso, introdujo sabias reformas en el gobierno de la ciudad y en la administración de justicia. Pero sobre todo dedicó toda su atención y generosidad a la Universidad, la mayor gloria de Bolonia, restaurando el edificio que amenazaba ruinas. Reunió allí como profesores a los más famosos profesores de entonces supliendo con sus propias expensas las deficiencias en sus honorarios y animando con generosidad sobre todo al estudio de los clásicos, de manera que reunió en torno a sí una corte de poetas y hombres de letras. Era cordial con todos hasta con los más bajos.
Trató con leyes restrictivas de someter el lujo excesivo y reconstruyó y adornó muchas iglesias de la ciudad, entre ellas la de San Lucas. Con su prudente y previsora administración y su imparcialidad absoluta se ganó la confianza de los ciudadanos de Bolonia así que a su partida honraron su memoria en una inscripción. En aelante en todas las transacciones con la Santa Sede siempre recurrían a su intervención.
Mientras Besarión era delegado en Bolonia, el cardenal Stefano Porcaro estaba deportado exiliado en la ciudad con una asignación de cien ducados además de su pensión anual de trescientos que le había asignado el Papa. Porcado evitó la vigilancia de Besarión y huyó a Roma, fuga de la que Besarión avisó enseguida al Papa. El resto es bien conocido. En 1453 murió Nicolás V y en el cónclave fue casi elegido para sucederle, aunque por fin lo fue Calixto III.
Constantinopla acababa de caer en manos de los turcos y se había destruido el Imperio Bizantino. Besarión usó todas sus influencias con el dogo de Venecia Francesco Foscari así como con el nuevo Papa para persuadirles de que tomaran la ofensiva contra los bárbaros invasores y no solo empleó la palabra sino que realizó pesados sacrificios pecuniarios para la causa de la cruzada. Su celo aumentó bajo Pío II, cuya elección se debió de manera especial a él. Besarión tomó parte muy activa en el Congreso de Mantua reunido por el Papa para formar una liga de todos los príncipes cristianos contra los turcos, pero los resultados no justificaron sus esfuerzos.
El amor a su tierra natal le impelía a aceptar la comisión del Papa para asistir a dos dietas alemanas al año siguiente, una el 2 de marzo en Nuremberg, la otra el 25 del mismo mes en Worms. Pero ninguna produjo resultados prácticos. Fue a Viena por orden del papa para convencer al emperador de que ayudara a Matías Corvino, joven rey de Hungría, con armas y provisiones. Después de mucho esperar, los líderes germanos pidieron otro aplazamiento y sólo el expreso deseo del Papa Pío II mantuvo a Besarión en Alemania durante un año, defendiendo la causa de los cristianos de oriente. Las disputas internas entre los líderes alemanes les impidió tomar ninguna decisión respecto a la cruzada y Besarión volvió a Roma desilusionado y desanimado. En premio a sus labores el Papa le concedió la abadía comendataria de Grotta-Ferrata de los basilios griegos, que se convirtió en un centro de de trabajos intelectuales. Poco después, al morir el cardenal Isidoro, metropolitano de Kiev y patriarca de Constantinopla, Besarión recibió el título patriarcal.
En 1463, Pío II le envió una vez más a Venecia para que ganara aquella república para la causa de la cruzada que el Papa quiso organizar por su propia iniciativa. Siguieron largas discusiones y por fin, en septiembre del mismo año la república firmó un tratado de alianza con Matías Corvino y el 20 de octubre se proclamo solemnemente la Cruzada. Pero no se consiguieron los resultados esperados. Durante el pontificado de Paulo II que continuó la cruzada Besarión se retiró de la vida activa y se dedicó al estudio, cultivando la amistad de muchos científicos griegos e italianos que había entonces en Roma y organizó discusiones cultas con ellos. Así ganó el título de Litterarum patronus. Fundó en su casa la primera academia. Cuando en 1470 Paulo II deseaba organizar una nueva cruzada, Besarión escribió la carta "De Bello Turcis inferendo".
Sixto IV aprobó los planes de su predecesor y envió a Besarión de nuevo como legado al rey de Francia, al duque de Borgoña y al rey de Inglaterra para arreglar las discordias que habían surgido entre los dos primeros e inducir al tercero a unirse a una gran expedición contra el enemigo del cristianismo. El 20 de abril de 1470 dejó Roma, pero fue recibido de forma poco amistosa tanto en Borgoña como en París así que se vio obligado a volver e informar de un fracaso rotundo de su misión. La desilusión, las incomodidades del viaje y su avanzada edad hicieron estragos en su salud. En Rávena se vio obligado a interrumpir el viaje y murió en la abadía de San Juan el Evangelista el 18 de noviembre de 1472. Su cuerpo fue trasladado a Roma y enterrado en una tumba que se había erigido en el pórtico del convento de los minoritas conventuales, cerca de la Basílica de los Doce Apóstoles. Un simple sarcófago, en el que hay un dístico griego escrito por él mismo, contiene sus restos.
Todas las aspiraciones de Besarión que grandes eran únicas estaban inspiradas en tres ideas: la unión de la Iglesia Oriental con la Latina, el rescate de las tierras griegas del yugo de los musulmanes y el triunfo de la literatura y filosofía clásicas, especialmente las griegas.
Si la realización de las dos primeras fue sólo parcial, o de alguna manera, temporal, la tercera fue completada con más éxito del que había pensado Besarión. Sus esfuerzos en esa dirección tuvieron un éxito permanente. Sus traducciones de la “Memorabilia “de Jenofonte y la Metafísica de Aristóteles etc., prepararon el camino para un conocimiento más exacto del pensamiento real del Estagirita. Ya se ha mencionado su parte en la reconciliación del platonismo con el aristotelismo. En ambiente de contienda intelectual escribió las obras "In calumniatorem Platonis", contra Jorge de Trebisonda que en su traducción de las Leyes de Platón había criticado mucho a su autor pero exaltando a Aristóteles. En el libro quinto de esta obra, Besarión a su vez, enumera los errores de traducción en el comentario de Jorge.
A pesar del tremendo coste reunió una biblioteca de 800 códices de manuscritos griegos y a sus expensas hizo que se copiaran muchos otros por hombres de letras. Después de 1464 entregó estos tesoros a la República de Venecia por la que siempre había sentido gran simpatía. Estos códices formaron el núcleo de la famosa "Bibliotheca Sancti Marci".

Bibliografía: La mayor parte de las obras de BESARIÓN se pueden encontrar en P.L., CLXI. Respecto a Besarión: AL. BLANDINO, De vitâ et rebus pestis Besariónis (Roma, 1777); WOLFG. V. GOETHE, Studien und Forschungen über das Leben und Zeit des Card. B. (Jena, 1874); VAST, Le Card. B. (París, 1878); SADOV, Besarión de nicée son rôle au concile de Ferrara (Florencia y S. Petersburgo, 1883); ROCHOLL, Besarión (Leipzig, 1904).
Fuente: Benigni, Umberto. "Johannes Besarión." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02527b.htm>.
Traducido por Pedro Royo

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