A principios de los años 70 del pasado siglo se dio a conocer oficialmente la organización administrativa de la Santa Sede, en donde se especificaba, entre otros aspectos, en qué empresas tenía invertido su dinero. Más de 60 sociedades mercantiles, de entre las cuales destacaban la de coches de alta gama Alfa Romeo, la Società Finanziaria Telefónica, Pirelli o el Banco Ambrosiano.
De este último se han dado a conocer a la opinión pública actividades no muy lícitas, como sus vinculaciones con la mafia y el blanqueo de dinero negro.
Según el Moneyball, Institución del Consejo de Europa, se concede la certificación de Banco Blanco a aquellas entidades financieras que cumplan con 46 normativas internacionales. El Banco Vaticano solo cumplía con seis.
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