El adopcionismo es la doctrina según la cual Jesús era un ser humano, elevado a categoría divina por designio de Dios por su adopción, o bien al ser concebido, o en algún momento a lo largo de su vida, o tras su muerte.
Andando el tiempo, a medida que el cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio romano, fue imponiéndose como doctrina el encarnacionismo, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente el encarnacionismo plantea una serie de dificultades que el adopcionismo no (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo). A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el adopcionismo volvería a ser resucitado, en una versión más refinada, por Pablo de Samosata (en el Siglo III), y por su discípulo Arrio. También fue adopcionista el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el Sínodo de Sirmio.
El arrianismo, en efecto, se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros años. Finalmente, después de la formulación del credo en los Concilios de Nicea (325) y Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.
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Precedentes del adopcionismo cristiano
Había al menos dos concepciones más o menos similares (no necesariamente excluyentes la una de la otra) de las cuales puede emanar esta idea:- En el pensamiento judío, el mesías es un ser humano elegido por Dios para llevar a cabo su obra espectacular: tomar a los hebreos (un pueblo hasta entonces frecuentemente sometido por otros más poderosos), rescatarlos de la opresión y llevar el Reino de los Cielos a la tierra trayendo paz y prosperidad. En este sentido, el mesías no es el Hijo de Dios tal como los considera el Cristianismo.
- En la tradición griega existían héroes elevados a la condición divina después de extraordinarias proezas o hazañas, por medio de la apoteosis. El más importante ejemplo de esto es Heracles, que después de haber sido quemado en una pira es tomado por su padre Zeus para gobernar a su lado. Debido al predominio del Imperio romano, cuya orientación cultural era predominantemente griega, en la época de los primeros cristianos es altamente probable que este ejemplo estuviera a su alcance, a la manera de una historia popular.
Primeros adopcionistas
Uno de los adopcionistas más famosos fue Teódoto el Curtidor, habitante de Bizancio que llevó la prédica de esta doctrina a Roma en el año 190.Andando el tiempo, a medida que el cristianismo prendió en las capas superiores del Imperio romano, fue imponiéndose como doctrina el encarnacionismo, según la cual Jesús desde siempre había sido Hijo de Dios (concretamente la Segunda Persona de Dios). El adopcionismo fue progresivamente arrinconado, a pesar de que teológicamente el encarnacionismo plantea una serie de dificultades que el adopcionismo no (la mayor de ella: reconocer la existencia de varias personas divinas, y al mismo tiempo profesar el monoteísmo). A lo largo de las llamadas disputas cristológicas, el adopcionismo volvería a ser resucitado, en una versión más refinada, por Pablo de Samosata (en el Siglo III), y por su discípulo Arrio. También fue adopcionista el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el Sínodo de Sirmio.
El arrianismo, en efecto, se transformaría en la herejía más atosigadora que debería afrontar la joven Iglesia en sus primeros años. Finalmente, después de la formulación del credo en los Concilios de Nicea (325) y Calcedonia (381), el adopcionismo fue finalmente abandonado.
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