Efusión del Espíritu Santo
Ver también:
• Testimonio de Sta. María Micaela: Recibir el E.S.
• Testimonio del Padre Cantalamessa
• Preguntas
• Testimonio de Sta. María Micaela: Recibir el E.S.
• Testimonio del Padre Cantalamessa
• Preguntas
En el sacramento del Bautismo recibimos el Espíritu Santo que nos hace participar de la naturaleza divina:
-Hermanos de Cristo y coherederos del cielo
-Nos infunde las virtudes infusas y los dones
La efusión del Espíritu o bautismo en el Espíritu Santo:Es la presencia del Espíritu Santo que suscita un encuentro personal con Cristo vivo. A través de esta gracia la persona experimenta un nuevo amor y un nuevo deseo de servir a Cristo. No es un nuevo sacramento sino el Espíritu de Poder (1 Cor 2; Rom 15; Tes 1) que hace posible una mas profunda apertura a la gracia recibida en el bautismo. Es con frecuencia asociada al movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo o Renovación Carismática pero en verdad es una gracia que reciben todos los santos.
Las bases bíblicas para entender el bautismo en el Espíritu:-En Hechos 1,5 Cristo definió Pentecostés como una experiencia de "bautismo en el espíritu". En esta experiencia religiosa estaban en oración, recibieron el bautismo, manifestaciones externas y gran gozo, hablaron en lenguas y una poderosa unción para la predicación que traspasaba los corazones.
-La predicación de Pedro proclama que todo el que se arrepienta y se bautiza, recibe el don del Espíritu.
-Este don del Espíritu Santo puede recibirse después de recibir el sacramento del bautismo. Esto es lo que ocurrió a los discípulos de Samaria (Hechos 8,14-15)
-Pedro considera la experiencia religiosa de Cornelio y su familia (Hechos 10) en la misma linea al don del del primer Pentecostés. Estos, escuchando la predicación de Pedro recibieron un bautismo en el Espíritu y después se les impartió el sacramento.
Enseñanza de San Pablo:San Pablo enseña que Cristo ofrece al hombre una nueva vida en el poder del Espíritu Santo.
-Nos ayuda a orar (Rom 8)
-Nos libera de la carne y el pecado (Rom 8)
-Nos revela la sabiduría de Dios (1 Cor 2; Jun 14)
-Hermanos de Cristo y coherederos del cielo
-Nos infunde las virtudes infusas y los dones
La efusión del Espíritu o bautismo en el Espíritu Santo:Es la presencia del Espíritu Santo que suscita un encuentro personal con Cristo vivo. A través de esta gracia la persona experimenta un nuevo amor y un nuevo deseo de servir a Cristo. No es un nuevo sacramento sino el Espíritu de Poder (1 Cor 2; Rom 15; Tes 1) que hace posible una mas profunda apertura a la gracia recibida en el bautismo. Es con frecuencia asociada al movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo o Renovación Carismática pero en verdad es una gracia que reciben todos los santos.
Las bases bíblicas para entender el bautismo en el Espíritu:-En Hechos 1,5 Cristo definió Pentecostés como una experiencia de "bautismo en el espíritu". En esta experiencia religiosa estaban en oración, recibieron el bautismo, manifestaciones externas y gran gozo, hablaron en lenguas y una poderosa unción para la predicación que traspasaba los corazones.
-La predicación de Pedro proclama que todo el que se arrepienta y se bautiza, recibe el don del Espíritu.
-Este don del Espíritu Santo puede recibirse después de recibir el sacramento del bautismo. Esto es lo que ocurrió a los discípulos de Samaria (Hechos 8,14-15)
-Pedro considera la experiencia religiosa de Cornelio y su familia (Hechos 10) en la misma linea al don del del primer Pentecostés. Estos, escuchando la predicación de Pedro recibieron un bautismo en el Espíritu y después se les impartió el sacramento.
Enseñanza de San Pablo:San Pablo enseña que Cristo ofrece al hombre una nueva vida en el poder del Espíritu Santo.
-Nos ayuda a orar (Rom 8)
-Nos libera de la carne y el pecado (Rom 8)
-Nos revela la sabiduría de Dios (1 Cor 2; Jun 14)
Que es esta efusión:1- Es una gracia por la que oramos con fe y no un acto sacramental.No se trata de un sacramento. La persona se hace cristiana a través de un proceso que consiste de:
a) la conversión y la fe en Cristo
b) la recepción de los sacramentos de iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía.
Todo aquel que ha recibido los sacramentos de iniciación cristiana ha sido hecho hijo de Dios, ha sido incorporado a Cristo muerto y resucitado, ha recibido el don del Espíritu Santo, y puede participar en la Eucaristía, banquete de la nueva alianza.
c) La efusión del Espíritu no remplaza sino que está vinculada al sacramento.
La oración por efusión del Espíritu Santo, consiste en una oración llena de fe y esperanza que la comunidad eleva a Jesús para que derrame Su Espíritu, de manera nueva y en mayor abundancia, sobre la persona por la que se pide.
Esta oración se hace generalmente mediante la imposición de las manos, la cual no es un rito sacramental, ni mágico, sino una gesto de amor fraterno, una expresión de comunión humana, un signo externo de solidaridad en la oración, con el deseo ardiente, sometido a la voluntad de Dios, de que Jesús derrame sobre nuestro hermano/a el don del Espíritu Santo que El nos ha comunicado.
2- Es una nueva misión del Espíritu Santo: Esta nueva efusión del Espíritu Santo puede explicarse como una "misión divina", significa que surge en la criatura una relación nueva para con el Espíritu. Sabemos que, aunque estemos bautizados, necesitamos orar para que las gracias recibidas en el sacramento se aviven en nosotros. Muchos bautizados no crecen con una profunda relación con Jesús. Vemos en la vida de los santos que en algún momento en sus vidas tomaron una profunda conciencia de su fe. Un golpe de gracia que después irá creciendo por toda la vida.
La misión del Espíritu Santo: -aumento de gracia para un nuevo estado de gracia, progreso en virtud, manifestación de un carisma.
3- Es una gracia que renueva y actualiza las gracias ya recibidas.Esta nueva efusión es una gracia que renueva, actualiza de manera existencial y pone en actividad el rico caudal de gracias que Dios ha dado a cada uno a través de los sacramentos recibidos. En unos pondrá en actividad lo recibido solo en el bautismo y en la confirmación; en otros, lo que Dios ha dado también a través de la reconciliación y la eucaristía. En otros activará la gracia matrimonial...sacerdotal, etc. También beneficia los carismas necesarios para el estado de vida.
La eficacia que tiene para reactivar el Bautismo requiere una respuesta : El hombre pone lo suyo, es decir, realiza una opción de fe, preparada en el arrepentimiento, lo cual permite que la obra de Dios sea "liberada" y desencadene toda su fuerza. La efusión es una confirmación espontánea del sacramento de la confirmación , en la que el Espíritu actúa no en virtud de la institución, sino en virtud de la libre iniciativa del Espíritu y de la disponibilidad de la persona. NO se opone a la institución sino que armoniza perfectamente con ella.
4- Es una gracia que libera de obstáculos y ataduras:Desde el primer momento de nuestra incorporación a Cristo por los sacramentos de iniciación, poseemos el Espíritu Santo, el cual habita en nosotros en su propio Templo. Sin embargo, debido a obstáculos, heridas, barreras que voluntaria o involuntariamente ponemos, la acción del Espíritu Santo quizás no ha llegado a actuar en plenitud en nosotros.
Esta nueva efusión es una gracia que rompe la dureza de nuestro corazón, remueve las trabas, derriba los obstáculos y nos dispone para que el Espíritu actúe en nosotros con toda libertad. Son gracias de liberación, que el Espíritu Santo quiere obrar en el interior de la persona. El don de Dios llega por fin a "desatarse" y el Espíritu se difunde como perfume en la vida cristiana.
Esta efusión no es la única forma de renovar la gracia bautismal, pero si ocupa un lugar especial por el hecho de estar abierta a todo el pueblo.
5- Nueva experiencia del Espíritu SantoEs una nueva apertura a la acción, movimientos, dirección, inspiración, del Espíritu Santo. Toda su persona, su mente, sentimientos, pensamientos y voluntad son tocados por la acción de Dios.
6- Principio de vida nueva Se manifestarán los frutos para edificar nuestras almas y dones o carismas para edificar la iglesia.
Algunos de los frutos:
-conversión interior y transformación de vida
-luz poderosa para comprender mejor el misterio de Dios y su plan de salvación
-compromiso personal con Cristo y gozo
-apertura a la acción del Espíritu Santo
-ejercicio de las virtudes
-entrega generosa al servicio
-deseo de oración y lectura de las S. Escrituras.
-amor a los sacramentos
-devoción a la Stma. Virgen
-amor a la Iglesia
-fuerza para dar testimonio, etc.
7- Fuente de carismas y frutos del Espíritu Santo.Beneficia al creyente en todo su ser, tocando el cuerpo, el espíritu y el alma. (1Tes 5). Es normal, que la persona, durante o después de la oración, tenga una experiencia de Dios y de Su acción con efectos sensibles: paz, gozo, curación de heridas o enfermedades, amor, reconciliación, etc.
En esta efusión se reciben los dones carismáticos, según el Espíritu Santo quiera distribuirlos: dones de alabanza, profecía, sabiduría, discernimiento de espíritus, lenguas, curación, visión, conocimiento, etc.
Estos dones deseados y discernidos llena de poder a los miembros del Cuerpo para que puedan con amor y entrega generosa ponerse al servicio de la Iglesia.
8- Inicio de un nuevo caminar con el EspírituEsta efusión no es sino la actualización de la vida bautismal, ya recibida anteriormente pero que se había adormecido; un nuevo caminar al impulso del Espíritu; un vivir realmente en plenitud la vida cristiana.
Todos los Papas han apoyado la Renovación en el Espíritu Santo desde que esta renovó la conciencia en la Iglesia de esta gracia. Pablo VI imploraba por este nuevo Pentecostés en la Iglesia y en cada individuo: "Una nueva efusión del don de Dios; que venga pues el Espíritu Creador a renovar la faz de la tierra". (Mayo 75). Juan Pablo II igualmente ha hablado abundantemente sobre la necesidad de recibir mas y mas las gracias del Espíritu.
9- Poder para vencer el pecado:A través de la efusión las personas han recibido una profunda experiencia personal con Jesús y les produce un gran poder para combatir las tendencias de la carne, el pecado y el mundo.
Como se da esta efusión?Es obra soberana de Dios. El actúa en cada persona de manera diferente, intima y personal.
Dios opera generalmente por medio de la comunidad. En ocasiones la experiencia, como la de Pablo, antecede la experiencia de la comunidad pero lleva a ella donde se profundiza y continúa.
Consiste sobre todo en tres cosas: amor fraterno, imposición de manos y oración. Son elementos no sacramentales, sino simplemente eclesiales (símbolos tradicionales en la iglesia).
La imposición de manos:puede tener dos significados: un significado de invocación y otro de consagración. En la efusión del Espíritu Santo la imposición de manos tiene solo un carácter invocatorio. Tiene también referencia a la imagen del Espíritu Santo que cubre con su sombra; recuerda también al Espíritu Santo que aleteaba sobre la superficie de las aguas .
Los otros dos elementos son, la oración y el amor fraterno:-El amor fraterno es signo y vehículo del Espíritu Santo; el Espíritu Santo que es el Amor, encuentra en el amor fraterno su ambiente natural, su signo por excelencia. Este clima de verdadero amor para con el hermano es crucial para recibir la efusión.
-La oración se coloca en estrecha relación, en el NT, con la efusión del Espíritu Santo. "Jesús mientras estaba en oración el cielo se abrió y descendió el Espíritu Santo". La oración hizo que esto sucediera. Igual en Pentecostés, Jesús dijo: "Yo rogare al Padre y les enviara el consolador" (Jn 14)
La imposición de manos, la oración y el amor fraterno son signos sencillos, simples, pero precisamente las acciones de Dios están marcadas por la simplicidad. Simples en sus expresiones externas, pero poderosas por lo que efectúan en las almas. Simplicidad y poder.
La simplicidad debe resplandecer en todo, en los gestos, en la oración, en los medios.
La efusión sin ser un sacramento es sin embargo, un acontecimiento espiritual. Un acontecimiento, porque es algo que sucede, que deja su signo, que crea una novedad en la vida; pero un acontecimiento espiritual, o sea que acontece al espíritu, al interior de la persona, por el poder del Espíritu Santo.
El don del Espíritu Santo, que es el infinito amor de Dios no lo podemos poseer totalmente, y por esta razón, se necesita pedirlo repetidamente a través de la oración y en diversas ocasiones. Es necesario reavivarlo y reinflamarlo.
a) la conversión y la fe en Cristo
b) la recepción de los sacramentos de iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía.
Todo aquel que ha recibido los sacramentos de iniciación cristiana ha sido hecho hijo de Dios, ha sido incorporado a Cristo muerto y resucitado, ha recibido el don del Espíritu Santo, y puede participar en la Eucaristía, banquete de la nueva alianza.
c) La efusión del Espíritu no remplaza sino que está vinculada al sacramento.
La oración por efusión del Espíritu Santo, consiste en una oración llena de fe y esperanza que la comunidad eleva a Jesús para que derrame Su Espíritu, de manera nueva y en mayor abundancia, sobre la persona por la que se pide.
Esta oración se hace generalmente mediante la imposición de las manos, la cual no es un rito sacramental, ni mágico, sino una gesto de amor fraterno, una expresión de comunión humana, un signo externo de solidaridad en la oración, con el deseo ardiente, sometido a la voluntad de Dios, de que Jesús derrame sobre nuestro hermano/a el don del Espíritu Santo que El nos ha comunicado.
2- Es una nueva misión del Espíritu Santo: Esta nueva efusión del Espíritu Santo puede explicarse como una "misión divina", significa que surge en la criatura una relación nueva para con el Espíritu. Sabemos que, aunque estemos bautizados, necesitamos orar para que las gracias recibidas en el sacramento se aviven en nosotros. Muchos bautizados no crecen con una profunda relación con Jesús. Vemos en la vida de los santos que en algún momento en sus vidas tomaron una profunda conciencia de su fe. Un golpe de gracia que después irá creciendo por toda la vida.
La misión del Espíritu Santo: -aumento de gracia para un nuevo estado de gracia, progreso en virtud, manifestación de un carisma.
3- Es una gracia que renueva y actualiza las gracias ya recibidas.Esta nueva efusión es una gracia que renueva, actualiza de manera existencial y pone en actividad el rico caudal de gracias que Dios ha dado a cada uno a través de los sacramentos recibidos. En unos pondrá en actividad lo recibido solo en el bautismo y en la confirmación; en otros, lo que Dios ha dado también a través de la reconciliación y la eucaristía. En otros activará la gracia matrimonial...sacerdotal, etc. También beneficia los carismas necesarios para el estado de vida.
La eficacia que tiene para reactivar el Bautismo requiere una respuesta : El hombre pone lo suyo, es decir, realiza una opción de fe, preparada en el arrepentimiento, lo cual permite que la obra de Dios sea "liberada" y desencadene toda su fuerza. La efusión es una confirmación espontánea del sacramento de la confirmación , en la que el Espíritu actúa no en virtud de la institución, sino en virtud de la libre iniciativa del Espíritu y de la disponibilidad de la persona. NO se opone a la institución sino que armoniza perfectamente con ella.
4- Es una gracia que libera de obstáculos y ataduras:Desde el primer momento de nuestra incorporación a Cristo por los sacramentos de iniciación, poseemos el Espíritu Santo, el cual habita en nosotros en su propio Templo. Sin embargo, debido a obstáculos, heridas, barreras que voluntaria o involuntariamente ponemos, la acción del Espíritu Santo quizás no ha llegado a actuar en plenitud en nosotros.
Esta nueva efusión es una gracia que rompe la dureza de nuestro corazón, remueve las trabas, derriba los obstáculos y nos dispone para que el Espíritu actúe en nosotros con toda libertad. Son gracias de liberación, que el Espíritu Santo quiere obrar en el interior de la persona. El don de Dios llega por fin a "desatarse" y el Espíritu se difunde como perfume en la vida cristiana.
Esta efusión no es la única forma de renovar la gracia bautismal, pero si ocupa un lugar especial por el hecho de estar abierta a todo el pueblo.
5- Nueva experiencia del Espíritu SantoEs una nueva apertura a la acción, movimientos, dirección, inspiración, del Espíritu Santo. Toda su persona, su mente, sentimientos, pensamientos y voluntad son tocados por la acción de Dios.
6- Principio de vida nueva Se manifestarán los frutos para edificar nuestras almas y dones o carismas para edificar la iglesia.
Algunos de los frutos:
-conversión interior y transformación de vida
-luz poderosa para comprender mejor el misterio de Dios y su plan de salvación
-compromiso personal con Cristo y gozo
-apertura a la acción del Espíritu Santo
-ejercicio de las virtudes
-entrega generosa al servicio
-deseo de oración y lectura de las S. Escrituras.
-amor a los sacramentos
-devoción a la Stma. Virgen
-amor a la Iglesia
-fuerza para dar testimonio, etc.
7- Fuente de carismas y frutos del Espíritu Santo.Beneficia al creyente en todo su ser, tocando el cuerpo, el espíritu y el alma. (1Tes 5). Es normal, que la persona, durante o después de la oración, tenga una experiencia de Dios y de Su acción con efectos sensibles: paz, gozo, curación de heridas o enfermedades, amor, reconciliación, etc.
En esta efusión se reciben los dones carismáticos, según el Espíritu Santo quiera distribuirlos: dones de alabanza, profecía, sabiduría, discernimiento de espíritus, lenguas, curación, visión, conocimiento, etc.
Estos dones deseados y discernidos llena de poder a los miembros del Cuerpo para que puedan con amor y entrega generosa ponerse al servicio de la Iglesia.
8- Inicio de un nuevo caminar con el EspírituEsta efusión no es sino la actualización de la vida bautismal, ya recibida anteriormente pero que se había adormecido; un nuevo caminar al impulso del Espíritu; un vivir realmente en plenitud la vida cristiana.
Todos los Papas han apoyado la Renovación en el Espíritu Santo desde que esta renovó la conciencia en la Iglesia de esta gracia. Pablo VI imploraba por este nuevo Pentecostés en la Iglesia y en cada individuo: "Una nueva efusión del don de Dios; que venga pues el Espíritu Creador a renovar la faz de la tierra". (Mayo 75). Juan Pablo II igualmente ha hablado abundantemente sobre la necesidad de recibir mas y mas las gracias del Espíritu.
9- Poder para vencer el pecado:A través de la efusión las personas han recibido una profunda experiencia personal con Jesús y les produce un gran poder para combatir las tendencias de la carne, el pecado y el mundo.
Como se da esta efusión?Es obra soberana de Dios. El actúa en cada persona de manera diferente, intima y personal.
Dios opera generalmente por medio de la comunidad. En ocasiones la experiencia, como la de Pablo, antecede la experiencia de la comunidad pero lleva a ella donde se profundiza y continúa.
Consiste sobre todo en tres cosas: amor fraterno, imposición de manos y oración. Son elementos no sacramentales, sino simplemente eclesiales (símbolos tradicionales en la iglesia).
La imposición de manos:puede tener dos significados: un significado de invocación y otro de consagración. En la efusión del Espíritu Santo la imposición de manos tiene solo un carácter invocatorio. Tiene también referencia a la imagen del Espíritu Santo que cubre con su sombra; recuerda también al Espíritu Santo que aleteaba sobre la superficie de las aguas .
Los otros dos elementos son, la oración y el amor fraterno:-El amor fraterno es signo y vehículo del Espíritu Santo; el Espíritu Santo que es el Amor, encuentra en el amor fraterno su ambiente natural, su signo por excelencia. Este clima de verdadero amor para con el hermano es crucial para recibir la efusión.
-La oración se coloca en estrecha relación, en el NT, con la efusión del Espíritu Santo. "Jesús mientras estaba en oración el cielo se abrió y descendió el Espíritu Santo". La oración hizo que esto sucediera. Igual en Pentecostés, Jesús dijo: "Yo rogare al Padre y les enviara el consolador" (Jn 14)
La imposición de manos, la oración y el amor fraterno son signos sencillos, simples, pero precisamente las acciones de Dios están marcadas por la simplicidad. Simples en sus expresiones externas, pero poderosas por lo que efectúan en las almas. Simplicidad y poder.
La simplicidad debe resplandecer en todo, en los gestos, en la oración, en los medios.
La efusión sin ser un sacramento es sin embargo, un acontecimiento espiritual. Un acontecimiento, porque es algo que sucede, que deja su signo, que crea una novedad en la vida; pero un acontecimiento espiritual, o sea que acontece al espíritu, al interior de la persona, por el poder del Espíritu Santo.
El don del Espíritu Santo, que es el infinito amor de Dios no lo podemos poseer totalmente, y por esta razón, se necesita pedirlo repetidamente a través de la oración y en diversas ocasiones. Es necesario reavivarlo y reinflamarlo.
La gracia del Bautismo en el Espíritu Santo
por el Obispo Joe Grech
Publicado en el boletín newsletter@iccrs.org, Volumen XXXV, Numéro 1, Enero 2009. info@iccrs.org
por el Obispo Joe Grech
Publicado en el boletín newsletter@iccrs.org, Volumen XXXV, Numéro 1, Enero 2009. info@iccrs.org
Ver también: Renovación carismática
Muchos
católicos han experimentado un cambio radical en su relación con
Jesucristo y han desarrollado un afán de profundizar su conocimiento de
las enseñanzas de la Iglesia, como resultado de recibir una oración para
una nueva unción del Espíritu Santo. Creemos que en el Bautismo
recibimos la presencia poderosa y vivificante del Espíritu de Jesús
Resucitado (CCC N.1265). Sin embargo, este don inicial del Espíritu no
es estático y está destinado a crecer mientras nos vamos haciendo más
conscientes y deseosos de esta realidad. Al irnos volviendo más abiertos
y dóciles a los dictados del Espíritu Santo dentro de nosotros, también
nos hacemos más conscientes de los frutos y dones del Espíritu Santo
(Gal 5, 22-23, 1Cor 12, 4-11). Estas son herramientas importantes que
nos dotan para seguir la obra y misión de Jesús. De esto resulta,
entonces, que la oración para el “Bautismo en el Espíritu” y para lo que
sería mejor llamar una nueva efusión o unción del Espíritu Santo, es
muy importante para la vida de un creyente en Jesucristo.
¿Cuál
es la naturaleza de esta oración? ¿Cuáles son los efectos prácticos y
auténticos en la persona que recibe tal oración? El Papa Benedicto XVI
es de gran ayuda sobre este asunto. El lema para la Jornada Mundial de
la Juventud de 2008 fue, “Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos” (Hch 1, 8). El Papa
Benedicto XVI dio una enseñanza muy clara e ilustrativa sobre este tema
durante la Misa que marcó la conclusión de la Jornada Mundial de la
Juventud 2008. Esto sucedió en Sydney, Australia, el día 20 de Julio. En
cierto momento preguntó, “Pero, ¿cuál es el poder del Espíritu Santo?
Es el poder de la vida de Dios”. De nuevo al hablar del sacramento de la
Confirmación durante la misma homilía, volvió a preguntar, “¿Qué
significa recibir el ‘sello’ del Espíritu Santo?” “Significa estar
indeleblemente marcado, inalterablemente cambiado, una nueva creación”.
Éstas son palabras poderosas que señalan a la realidad de que la
plenitud de la presencia del Espíritu Santo dentro de nosotros se
experimenta cuando nos volvemos más y más como Jesús.
Esta
es la esencia de la oración por una nueva unción del Espíritu Santo; es
decir, capacitarnos para experimentar la vida misma de Dios. El
propósito es hacernos pensar, sentir, amar, comprender y actuar como
Jesús. Esto es lo que San Pablo tenía en mente cuando dijo, “Tengan
entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo” (Fil 2, 5). Esta
oración por lo tanto nos ayuda a experimentar una relación personal e
íntima con Jesucristo. Existe una gran diferencia entre conocer a
alguien y conocer realmente a esa persona en particular. Esta oración
nos ayuda a conocer a Jesucristo como un amigo personal e íntimo. Nos
ayuda a experimentar en lo más profundo de nuestros corazones el poder
conmovedor del Dios vivo. Cuando esto sucede, algo cambia radicalmente
dentro de nosotros, y afecta al modo en que nos comportamos. Nos
encendemos, volviéndonos apasionados y entusiastas sabiendo que nuestro
Dios está tan cerca y enamorado de nosotros. Nos convencemos más
profundamente de que somos verdaderamente creados y queridos por nuestro
Dios. A su vez esto nos impulsa a desear profundizar en el conocimiento
de nuestra fe y aprovechar las oportunidades de proclamar las
maravillas de nuestro Dios.
Este
año está dedicado a San Pablo. Qué testigo asombroso de Jesucristo, qué
visionario apasionado. Nada iba a impedirle hablar sobre Jesucristo.
“Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que se muestre
que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.
Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados;
perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús,
a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo”
(2 Cor 4, 7-10).
¿De
dónde sacó San Pablo esta convicción? ¿De dónde sacó tal pasión por
Jesús? Como todos sabemos, no siempre fue un seguidor de Jesús (Fil 3,
6). Algo le sucedió cuando viajaba de Jerusalén a Damasco para arrestar a
aquellos que creían en Jesús (Hch 9, 1-19). ¿Qué sucedió? Escuchemos a
San Pablo mientras describe lo que le sucedió. “Mas, cuando Aquel que me
separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
revelar en mí a su Hijo (Gal 1, 15-16). Esto explica cómo San Pablo se
volvió una persona radicalmente cambiada. Dios Padre le reveló a Jesús.
Tuvo una experiencia íntima de Jesús Resucitado. Supo en lo profundo de
su corazón que Jesucristo estaba vivo. El Mesías le había visitado, le
había tocado, le había elegido y comisionado para ser un apóstol de los
gentiles (Gal 1, 16). Esto es precisamente el resultado y la gracia de
estar abierto a recibir lo que Dios desea darnos durante la oración por
una nueva efusión/unción del Espíritu Santo.
No
es de extrañar que recordemos muy claramente cuándo, dónde y qué
estábamos haciendo cuando recibimos esa oración. También resulta con
bastante naturalidad que cuando nos damos cuenta de quiénes somos en
Dios, tocados y facultados por el poder del Espíritu Santo, también
empezamos a experimentar el valor necesario para hacer lo que sea
necesario para transmitir a otros esta buena noticia. A menudo he
reflexionado sobre el valor y la dedicación total de tantas personas que
inicia de la Renovación Carismática. Se me ha infundido tanto ánimo en
mi ministerio sacerdotal con las actitudes desinteresadas de nuestros
padres y feligreses que parecen estar constantemente al servicio de
otros.
He sido tan
alentado al ver a personas implicadas en grupos de oración que están al
servicio de toda la comunidad parroquial. Es tan gozoso oír al párroco
local diciéndome que las personas que están implicadas en grupos de
oración carismáticos están siempre dispuestas a ayudar en la parroquia.
Me alegro también al ver la vida y el ministerio de las muchas
comunidades de alianza en todo el mundo cuyos miembros están animados
por una experiencia poderosa y real del Espíritu Santo. Es realmente
asombroso ver la cantidad de diferentes programas que se celebran
durante el año en distintas partes del mundo, organizadas por personas
que han experimentado la presencia poderosa de Jesús a través de la
oración por una nueva unción del Espíritu Santo. Grandes programas de
evangelización, implicación en actividades ecuménicas y en la ayuda
práctica a los pobres, los discapacitados y los abatidos. Hay personas
que abandonan su tierra natal para ser testigos de Jesús en las partes
más remotas del mundo mientras otros están encantados de pasar tanto
tiempo como sea necesario para enseñar sobre Jesús en nuestras
universidades, escuelas y otros lugares de estudio. Tantas personas
están tan animadas a visitar a los enfermos y a los solitarios mientras
otros buscan ayudar de cualquier manera posible a aquellos que no pueden
salir de sus casas.
Hay
tantos programas para los jóvenes. Hay tantas personas ayudando tanto
en un intento de llevar el mensaje de Jesús en un idioma que nuestra
gente puede entender. Se ofrece tanta fuerza de manera feliz y rápida
para intentar traer reconciliación y una manera pacífica de vivir a
personas que han sido heridas, abusadas o explotadas durante tantos
años. La lista no tiene fin porque los valores y principios de Jesús
todavía se necesitan hoy.
Cuando
habló a los jóvenes en Sydney, Australia, el Papa Benedicto XVI les
recordó como nos recuerda hoy, “El mundo necesita esta Renovación. En
tantas de nuestras sociedades junto a la prosperidad material se
extiende un desierto espiritual: una vacío interior, un miedo no
nombrado, un sentimiento callado de desesperación. La Iglesia necesita
también esta renovación. Necesita s fe, su idealismo y su generosidad
para que pueda ser siempre joven en el Espíritu (Lumen Gentium 4)”
(Homilía, Sidney, 20 de Julio de 2008).
La
misión y la labor de Jesús no puede conseguirse solo a través de
nuestros talentos, inteligencia y don natural. ¡Todas estas ayudan! Sin
embargo es la obra de Dios, y para continuar la obra y misión de Jesús
necesitamos la ayuda y el poder del Espíritu Santo de Dios. El 8 de
diciembre de 1975, el Papa Pablo VI promulgó la Exhortación Apostólica
“Evangelii Nuntiandi”, (sobre la evangelización en el mundo moderno).
Hacia el final de este inspirador documento escribió, “Y ojalá que el
mundo actual —que busca a veces con angustia, a veces con esperanza—
pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes
y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del
Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante
todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a
la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia en el
mundo” (Ev.Nun. N.80). Esta es la gracia particular de la oración por una nueva efusión/unción del Espíritu (Bautismo en el Espíritu).
Así
que reza conmigo ahora: “Señor Jesús, aquí estoy ante Ti. Derrama sobre
mí una unción nueva de tu Espíritu. Tócame con tu presencia y con tu
amor. Moldea mi corazón para que se vuelva como tu corazón. Lléname del
poder de los dones de tu Espiritu Santo y hazme un testigo poderoso de
tu Resurrección. Amén”.
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