miércoles, 30 de abril de 2014

Búfalo.

(heb. reêm; ac. rîmu).

Nombre de varias especies de bóvidos semejantes al toro común (Nm. 23:22; 24:8;
Sal. 29:6; Is. 34:7; etc.).

Algunas versiones antiguas de la Biblia (RV 1909, Scío, Torres Amat, etc.)
traducen el término como "rinoceronte" y/o "unicornio" ("orix" en la BJ
inglesa; los 2 últimos, animales mitológicos).  Posiblemente se debió a que,
siguiendo la LXX, tenían una o todas estas bestias en mente.  La leyenda del
unicornio y/o del orix se habría originado a partir de los relieves artísticos
de bueyes de perfil, donde sólo se podía dibujar/ver un cuerno.

Que el reêm tenía más de un cuerno queda bien claro en Dt. 33:17.  Allí se
habla de los "cuernos" del reêm, vocablo que está en singular y no en plural. 
A partir del ac. rîmu, un término afín, ahora se tiene la certeza de que la
palabra hebrea se refiere al toro salvaje, también conocido como "uro" o
"aurochs" y que vagaba en territorio asirio en tiempos antiguos. 
Tiglat-pileser I (1113-1074 a.C.) cazaba estas bestias en Siria, y Salmanasar
III (859-824 a.C.) pintó uno de estos animales sobre el famoso Obelisco Negro
entre los tributos recibidos de Musri.  En la actualidad está extinguido en el
Cercano Oriente.

La mayor cantidad de alusiones en el AT a este animal están relacionadas con su
fortaleza y sus cuernos (Nm. 24:8; Dt. 33:17; Sal. 22:21; 92:10).  El libro de
Job se refiere a la imposibilidad de domarlo o amansarlo para el trabajo (Job
39:9-11).

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