También conocido como Basilio Magno. Vida: Nacido en Cesárea de
Capadocia hacia el 330 en una familia cuya abuela paterna, Macrina, fue
santa y cuyo abuelo materno fue mártir, Basilio contó entre sus diez
hermanos con Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste. Cursó estudios de
retórica en Cesárea, Constantinopla y Atenas. En el 356 regresó a su
tierra y, tras un cierto período en que se dedicó a la retórica, se hizo
bautizar, partiendo a continuación en un viaje por Egipto, Palestina,
Siria y Mesopotamia a fin de conocer a los ascetas más famosos. Cuando
volvió, repartió sus riquezas entre los pobres y marchó a Neocesarea. En
el año 358 le visitó allí Gregorio de Nacianzo y entre los dos
compusieron la Filocalia y las dos Reglas que consagrarían a Basilio
como fundador del monacato griego. Eusebio de Cesárea lo persuadió en el
364 para ordenarse sacerdote y a la muerte de aquél, en el 370, le
sucedió a la cabeza de su diócesis. Desarrolló entonces una actividad
impresionante en la fundación de instituciones dedicadas al socorro de
los marginados y se opuso con valentía a las presiones imperiales
encaminadas a obligarle a adherirse a los arrianos. Preocupado
inmensamente por las divisiones internas intentó que Roma terciara en la
disputa entre Melecio y Paulino, pero la jerarquía romana no quiso
intervenir en el conflicto aunque sí insistió en la existencia de una
comunión en la fe. Murió el primer día del año 379.
Obras: Fruto de su afán de refutación del arrianismo son los escritos Contra Eunomio y Acerca del Espíritu Santo. En el terreno de la literatura ascética dejó su Etica así como las dos Reglas monásticas. Escribió asimismo una Admonición a un hijo espiritual, una Exhortación a los adolescentes, diversas homilías y sermones y una colección de 365 cartas, si bien algunas le fueron dirigidas en lugar de ser él quien las escribió. De no menor importancia que las obras señaladas es su reforma de la liturgia de Cesárea que todavía se usa en algunos días señalados en las iglesias de rito bizantino.
Teología: El pensamiento teológico de Basilio el Grande gira fundamentalmente en tomo a la defensa de las posturas nicenas. Fiel amigo de Atanasio, consiguió lo que éste no pudo, es decir, el retomo a la Iglesia de los semiarrianos y la fijación del significado de las palabras "usia" e "hipóstasis." Atanasio había utilizado ambos términos con el mismo sentido, pero, a partir de Basilio, se empieza a hablar de una usia (substancia) y tres hipóstasis. De particular importancia es también la introducción del uso de la confesión monástica que, con el paso del tiempo, desembocaría en la confesión auricular (K. Holl de hecho identifica ambas y atribuye su origen a Basilio). En su Epístola canónica nos ha dejado señalada también la existencia de cuatro clases de penitentes: los que lloran (situados fuera de la Iglesia), los que oyen (que podían estar presentes en la lectura de la Escritura y en la predicación), los que se postran (que asistían de rodillas a la oración) y los que estaban de pie (que asistían a la celebración pero sin poder recibir la Eucaristía).
Obras: Fruto de su afán de refutación del arrianismo son los escritos Contra Eunomio y Acerca del Espíritu Santo. En el terreno de la literatura ascética dejó su Etica así como las dos Reglas monásticas. Escribió asimismo una Admonición a un hijo espiritual, una Exhortación a los adolescentes, diversas homilías y sermones y una colección de 365 cartas, si bien algunas le fueron dirigidas en lugar de ser él quien las escribió. De no menor importancia que las obras señaladas es su reforma de la liturgia de Cesárea que todavía se usa en algunos días señalados en las iglesias de rito bizantino.
Teología: El pensamiento teológico de Basilio el Grande gira fundamentalmente en tomo a la defensa de las posturas nicenas. Fiel amigo de Atanasio, consiguió lo que éste no pudo, es decir, el retomo a la Iglesia de los semiarrianos y la fijación del significado de las palabras "usia" e "hipóstasis." Atanasio había utilizado ambos términos con el mismo sentido, pero, a partir de Basilio, se empieza a hablar de una usia (substancia) y tres hipóstasis. De particular importancia es también la introducción del uso de la confesión monástica que, con el paso del tiempo, desembocaría en la confesión auricular (K. Holl de hecho identifica ambas y atribuye su origen a Basilio). En su Epístola canónica nos ha dejado señalada también la existencia de cuatro clases de penitentes: los que lloran (situados fuera de la Iglesia), los que oyen (que podían estar presentes en la lectura de la Escritura y en la predicación), los que se postran (que asistían de rodillas a la oración) y los que estaban de pie (que asistían a la celebración pero sin poder recibir la Eucaristía).
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