La ESCUELA DE ALEJANDRÍA llamada así, o
también como la Escuela neoplatónica de Alejandría, se creó durante el
siglo III d.C. gracias a la figura de Ammonio Saccas. Fue un filósofo de
dicha ciudad, y a él se le atribuye la creación de esta escuela. Nació
en el año 175d.C y falleció en el 242 d.C. Se cree que creció bajo las
creencias y la educación del Cristianismo, pero, posteriormente se
decantó por el paganismo. Sus doctrinas se transmitieron oralmente, por
ello, que no ha llegado nada de éstas a través de su mano.
La escuela era una más de aquella época a
la que consideraban pagana, puesto que seguían los conocimientos y
estudios griegos en una época en la cual el cristianismo estaba en
expansión. Su existencia coincidió con la de otras escuelas famosas
como fueron la de Roma, Siria, Pérgamo y Atenas. A la escuela de
Alejandría, datada entre los siglos III al V, se le unieron estudiosos
de renombre como fue el caso de nuestra protagonista en esta revista
digital, Hipatia. Al igual que en otros centros educativos, su
existencia y duración se debía gracias a las ayudas del municipio y a
las aportaciones de los estudiantes. Sobre la docencia, los estudios que
allí se impartían eran organizados en tres escalones, que eran los
habituales que se estudiaban en aquella época: la gramática, la retórica
y la filosofía.
Durante el siglo IV, ésta incorpora a
sus enseñanzas la científica, puesto que en el año 391 d.C. se destruye
Serapeum (junto con otra edificación llamada Museion, templo dedicado a
las Musas y a su vez centro de estudio pagano el cual contaba con una
biblioteca y salas al servicio de los eruditos y sabios del lugar),
templo consagrado al dios Serapis y edificado en el año 300 a.C. por
Ptolomeo I Sóter y ubicado en dicha ciudad, albergando una biblioteca y
ampliándose a lo largo de los años hasta que en el año 391d.C. el
patriarca cristiano Teófilo lo destruyó junto a una muchedumbre
pretendiendo desterrar de Alejandría todo culto pagano; posteriormente,
sería transformado como templo cristiano.
He aquí un inciso, los incendios de las
grandes bibliotecas como el Viejo Palacio Real de los Ptolomeos, en el
año 44 a.C.; el Museion, en el 272 d.C. y el Serapeum en el 391 d.C.,
hicieron que se plantearan el crear una biblioteca que sustituyera a
todas estas.
Entre los siglos III y VI el profesorado
de la escuela constituye un baluarte del paganismo en el mundo antiguo,
aunque siempre admitió a alumnos cristianos en sus aulas. Este sería el
ejemplo de su creador que dio clases al pagano Plotino, filósofo griego
neoplatónico autor de las Enéadas y quien en el 232 entró en
el círculo de Ammonio Saccas (o Sakkas) en la escuela de Alejandría, de
quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano), Longino y
Erenio. De estas relaciones recíprocas, observamos la influencia que
tendrá cada una sobre la otra como ocurrirá posteriormente en el arte
cristiano, que en su iconografía adaptó el icono del Cristo helénico
que enseña su doctrina sentado en una cátedra.
Durante los siglos IV y V, la economía
de la escuela se debe, como ya hemos citado anteriormente, a las
aportaciones del municipio y de los estudiantes, siendo una herencia de
Platón a las que se le suma la aportación de las donaciones de los
legados y los simpatizantes. A diferencias de otras escuelas, como era
el caso de la de Atenas y la que creará Teodosio II en Constantinopla,
ambas se nutrían y dependían directamente del teroso imperial. En esa
misma época, la escuela neoplatónica continúa siendo un bastión del
paganismo pese a la presencia de alumnos o escolares cristianos en sus
aulas, y la cada vez más notable e influyente existencia cristiana en
la ciudad. Incluso cuando acaecen los sucesos de Serapeum, por culpa de
los cuales el matemático Theón, a su vez padre de Hipatia, tuvo que huir
y refugiarse en Constantinopla, mientras su hija sería asesinada en el
415 d.C., nuestra escuela seguirá siendo pagana.
De hecho, es en esta época tan agitada
cuando aparece la figura de Horapolon, que será el primer intelectual
que otorgue a los jeroglíficos egipcios un símbolo místico que asumirá
la filosofía neoplatónica. A su vez, se le puede considerar el padre de
la Egiptología.
La segunda mitad del siglo V e inicios
del siglo VI destaca por las estrechas relaciones existentes entre los
paganos de Alejandría con los de Atenas, como con los de Siria. La
movilidad de los maestros insignes, cuyos servicios se requieren en
todas las escuelas, se ve evidente y un claro ejemplo sería el caso del
maestro de Alejandría Heliodoro que lo es también en Damasco, en Siria,
se instalará en Atenas e incluso marchará a Persia en el 531.
En su intento de subsistir con el ya
instalado cristianismo, la escuela tuvo que renunciar a temas del
pensamiento antiguo estudiados durante muchos años, como era el de la
eternidad o la divinidad del mundo, puesto que eran inaceptables para
las directrices cristianas. Ésta acción será criticada desde Siria,
originando el primer desencuentro grave entre escuelas.
La existencia de la escuela persiste
durante el reinado de Justiniano, en el siglo VI, bajo los personajes de
Ammonio y Heliodoro y la coexistencia de Juan el Gramático,
representante del cristianismo, pero a su vez se cree que pertenecía a
una cofradía de laicos piadosos de Alejandría que reciben el nombre de
finópolos por su ardiente dedicación a obras buenas en beneficio del
arzobispo de la ciudad. Hay que destacar, que el adjetivo de finópolo se
empleaba describiendo a filósofos muy laboriosos y algunos
anticristianos. Juan fue estudiante de la escuela, pero era muy crítico
con algunas enseñanzas, es por ello que en el 529 d.C. escribió la obra
“De asternitate munid contra Proclum”, donde critica la doctrina de
Aristóteles de la eternidad del mundo en su materia y forma. Gracias a
esta doctrina tan crítica y al miedo que inspiraba los alejandrinos al
emperador Justiciano, puesto que pensaba en ellos como una horda de
bárbaros inspirados por Satán, el emperador no aplicará en Alejandría en
el año 529 d.C. la medida de retirar a los paganos el derecho a
enseñar. Otra obra de Juan fue “Contra Aristóteles”, donde critica toda
la filosofía peripatética y sus ideas sobre la eternidad del mundo y el
ímpetu porque ambas eran argumentos usados por los neoplatónicos paganos
en sus disputas contra los cristianos y resultaban incompatibles contra
la existencia de un Dios Creador.
Estas doctrinas fueron bien recibidas en
la ciudad de Alejandría en una etapa posterior a la crisis de enseñaza
en 529 d.C. Es por ello que a partir del 543 d.C. los maestros
cristianos no enseñan en Alejandría las doctrinas de Platón, sólo se
permitirán enseñar de éste gran filósofo la lógica y los primeros
argumentos analíticos.
Mientras, los filósofos paganos de
Alejandría siguen con sus antiguas enseñanzas, es por ello que Ammonio
seguirá comentando las obras de Aristóteles y Olimpiodoro y defenderá
tesis totalmente opuestas a la doctrina cristiana. Será quien asumirá
la herencia plotiniana de negar la eternidad de las penas del infierno,
creará dudas sobre las ideas cristianas de ultratumbas y justificará el
suicidio si proporciona un gran bien espiritual.
Tras la muerte de Justiniano, y la de
Olimpiodoro, se iniciará un nuevo período en la filosofía alejandrina,
destacando de ella en el predominio de cristianos en las aulas,
exponiendo temas paganos tradicionales aunque procesan la fe cristiana y
así evitarse enfrentamiento con las jerarquías civiles y religiosas del
imperio y de la ciudad; y el auge que adquiere la retórica, que se
relaciona con la creciente importancia que estaba tomando carreras
eclesiásticas y administrativas puesto que era necesaria para poder
escalar en ellas.
Otras novedades de la escuela de
Alejandría será la colaboración en sus tareas de personales cristianos
secundarios. Así se le sumarían las actividades de estudio, creando la
escuela de medicina y neoplatónica. También abarcará las enseñanzas de
astronomía y recogerá la herencia de los viejos intelectuales
alejandrinos en óptica, física y matemáticas. Y la traducción de estos
textos filosóficos y tratados médicos al siriaco prepararán el camino
para la posterior recepción árabe del legado helénico.
La llegada de los árabes y la conquista
por parte de éstos de Alejandría en el año 641 d.C, es un suceso
importante para la historia de nuestra escuela. El fin de Alejandría
como cuna de la cultura y del saber viene precedido por la aparición de
una nueva ciudad, de creación islámica, llamada Cairo. Tanto la ciudad
como su escuela sufrirán un gran declive, alejando a los sabios y
maestros de ella e instalándose en otras escuelas. Las bibliotecas y
otras escuelas existentes en la ciudad se trasladarán a otras zonas
buscando la proximidad de la nueva ciudad musulmana.
Por Herminia Medina, historiadora especializada en Historia Antigua.
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