Félix, habiendo convocado un sínodo, envió legados al emperador y a Acacio, pidiéndoles que expulsaran a Pedro Mongo de Alejandría y que Acacio personalmente fuera a Roma a explicar su conducta. Los legados fueron detenidos y encarcelados; luego, empujados por amenazas y promesas, entraron en comunión con los herejes al claramente colocar el nombre de Pedro III en los sagrados dípticos. Cuando Simeón, uno de los monjes “acoemetae”, informó en Roma sobre la traición, Félix convocó un sínodo de setenta y siete obispos en la Basílica de Letrán, donde Acacio y los legados papales fueron excomulgados. Apoyado por el emperador, Acacio ignoró la excomunión, removió el nombre del Papa de los sagrados dípticos y permaneció en su sede hasta su muerte, la cual acaeció uno o dos años después. Su sucesor Fravitas envió mensajeros a Félix asegurándole que no estaría en comunión con Pedro Mongo, pero al Papa supo que esto era un engaño, el cisma continuó. Mientras tanto murió Pedro (490), y Eutimio, sucesor de Fravitas, también procuró la comunión con Roma, pero el Papa se negó, pues Eutimio no removería los nombres de sus dos predecesores de los sagrados dípticos. Este cisma, conocido como el cisma de Acacio, no fue sanado hasta el 518 durante el reino de Justiniano.
En África los vándalos arrianos, Genserico y su hijo Hunerico, habían perseguido la Iglesia por más de 50 años y habían enviado al exilio a muchos católicos. Cuando se restauró la paz, muchos de aquéllos que habían caído en la herejía por temor y habían sido rebautizados por los arrianos deseaban retornar a la Iglesia. Al ser rechazados por los que se mantuvieron firmes, apelaron a Félix, quien convocó un sínodo para el año 487, y envió una carta a los obispos de África estipulando bajo cuáles condiciones podían ser recibidos de nuevo. Félix murió en el 492, habiendo reinado ocho años, once meses y veintitrés días.
Fuente: Coleman, Ambrose. "Pope St. Felix III." The Catholic Encyclopedia. Vol. 6. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/06030b.htm>.
Traducido por Anónimo de Borinquen y Luz María Hernández Medina.
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