La famosa y carismática reina Cristina de Suecia (1626-1689) abdicó del trono de su país, y se esgrimió como razón su conversión al catolicismo.
La famosa y carismática reina Cristina de Suecia (1626-1689) abdicó del trono de su país, y se esgrimió como razón su conversión al catolicismo. Sin embargo, detrás de tal explicación oficial se escondían motivos más complejos.
Y es que el luteranismo sueco era muy intolerante en cuanto a costumbres, y Cristina, mujer intelectual e inteligente, de gran liberalidad y amiga del filósofo Descartes, sobrellevaba esto bastante mal.
Otra consecuencia de su personalidad ajena a convencionalismos era que, a pesar de los múltiples amoríos, aborrecía los lazos del matrimonio, lo que creó problemas sucesorios que también la inclinaron a dejar el trono.
Se marchó de Suecia, se hizo protectora de las artes y la cultura, se quedó a vivir en Roma hasta su muerte y abjuró del luteranismo ante el papa Alejandro VII. No cabe duda de que eligió su destino
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