La figura de Felipe tiene relieve solamente en el evangelio de Juan. Llamada (1,43).
El apego de Felipe a las
instituciones del pasado le impide comprender el modo de vida de la
comunidad mesiánica, basado en el amor que comparte. Jesús lo pone a
prueba (6,5) y él no sale de las categorías del comprar/vender
(dependencia de los que poseen), justificadas por el comercio del
templo, denunciado por Jesús como sistema de explotación (2,14-16).
Aparece de nuevo Felipe en el
episodio de los griegos que quieren ver a Jesús (12,21s). Judío de
mentalidad, no se atreve a tomar la iniciativa apoyando la petición de
los griegos; va a consultar a Andrés, más cercano a Jesús (1,39), y
ambos van a consultarlo a Jesús.
Aparece Felipe por última vez en la
Cena (14,8-10). Muestra allí no haber comprendido la calidad del Mesías,
en quien reside el Espíritu (1,32s), la plenitud de la gloria del Padre
(1,14) y es su presencia entre los hombres.
Concebir al Mesías al modo de Felipe,
como un delegado o representante de Dios (cf. 12,13: "el que llega en
nombre del Señor") y no como su misma presencia es propio de los que
piensan en categorías del AT.
Juan 1,43-51.
Llama a Felipe y a Natanael.
43. AL día siguiente decidió Jesús salir para Galilea; fue a buscar a Felipe y le dijo:
- Sígueme.
44. Felipe era de Betsaida, del pueblo de Andrés y Pedro.
45. Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
- AL descrito por Moisés en la Ley, y por los Profetas, lo hemos encontrado: es Jesús, hijo de José, el de Nazaret.
46. Natanael le replicó:
- ¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:
-Ven a verlo.
47. Jesús vio a Natanael, que se le acercaba, y comentó:
- Mirad un israelita de veras, en quien no hay falsedad.
48. Natanael le preguntó:
-¿De qué me conoces?
Jesús le contestó:
-Antes que te llamara Felipe, estando tú bajo la higuera, me fijé en ti.
49. Natanael le respondió:
- Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres rey de Israel.
50. Jesús le contestó:
-¿Es porque te he dicho que me fijé en ti debajo de la higuera por lo que crees? Pues cosas más grandes verás.
51. Y le dijo:
- Sí, os lo aseguro: Veréis el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por el Hombre.
Explicación.
43-51. Cuarto día. Se completa la
manifestación a Israel, objetivo de la actividad de Juan Bautista
(1,31). Mientras los discípulos de éste siguieron a Jesús
espontáneamente (1,37), a Felipe, que no pertenece al círculo de Juan ni
conoce su testimonio sobre el Mesías, Jesús lo invita a seguirlo (43).
Reacción entusiasta de Felipe. Describe a Jesús ante Natanael como la
mera realización de lo predicho en el AT, sin darse cuenta de la novedad
(45). Escepticismo de Natanael; la historia reciente le hace desconfiar
de los mesianismos procedentes de Galilea. Felipe lo invita a tener
contacto personal con Jesús (1,35) (46).
Jesús describe a Natanael como a
modelo de israelita. La mención de la higuera alude a Os 9,10 (LXX):
“Como racimo en el desierto encontré a Israel, como en breva en la
higuera me fijé en sus padres”. El profeta describía la elección del
pueblo; Natanael representa precisamente al Israel elegido que ha
conservado la fidelidad a Dios; Jesús renueva la elección (47-48).
Reacción entusiasta de Natanael: Rabbí: maestro fiel a la tradición (cf.
V.45: Moisés en la Ley); Hijo de Dios: Mesías, el rey mesiánico (v.45:
los profetas), interpretando como rey de Israel, el prometido sucesor de
David (Sal 2,2.6s; 2 Sm 7.14; Sal 89,4s.27), que restauraría la
grandeza del pueblo, no como en boca de Juan Bautista (1,33-34; el Hijo
de Dios_ el portador del Espíritu).
La obra del Mesías no se limita a la
elección de Israel (higuera). Primera declaración de Jesús sobre sí
mismo. Alude a la visión de Jacob en Betel (Gn 28,11-27). Promesa (51:
Veréis): la comunicación permanente con Dios en Jesús (el cielo quedar
abierto). El Hombre (el portador del Espíritu): el proyecto salvador de
Dios no se basa en la realeza davídica (49, de Natanael), sino en la
plenitud humana (51). La promesa se realizará en la cruz, cuando vean al
que traspasaron (19,37), en quien brilla la gloria/amor (cf. 19,34:
sangre y agua).
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