El 20 de agosto de 1949, The Washington Post publicó un artículo en el que se relataba el exorcismo practicado a un muchacho de 13 años de edad llamado Robbie.
Según se leía, el chico había comenzado a percibir fenómenos extraños a su alrededor tras la muerte de una tía suya a la que estaba muy unido: desde sonidos provenientes del piso superior de la casa en la que vivía junto a su familia hasta objetos que se movían sin que nadie los empujara.
Cuando el niño comenzó a presentar arañazos en el cuerpo, la familia decidió contactar con médicos y psiquiatras. Al no recibir ninguna explicación médica plausible a tales fenómenos, pidieron consejo a los reverendos Luther Miles y Raymond J Bishop.
Alarmados por las conductas que observaron, acudieron al padre William S. Bowder, quien solicitó permiso para practicar un exorcismo. Gracias al diario que fue escribiendo el padre Bowder, The Washington Post pudo narrar cómo participaron tres sacerdotes en el exorcismo, que éste duró un mes exacto y que en él se produjeron escenas que lograron atemorizar a los exorcistas.
"Robbie se erguía en la cama y peleaba con todos los que lo rodeaban. Gritaba, saltaba y daba puñetazos. Tenía el rostro endemoniado y le castañeaban los dientes de furia", se leía en el diario.
El niño se recuperó: el exorcismo fue un éxito. Al igual que el libro El Exorcista, de William Peter Blatty, que se inspiró en el caso publicado en su día en The Washington Post.
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