Un imperio de montañas
En
el área andina, con precedentes como la cultura Nazca y la Mochica,
nació el imperio incaico de mano de Manco Capac, el primer inca y
fundador del más extenso imperio de la América precolombina.
Hacia
el año 1200 dominó a las tribus de Cuzco en Perú y sus sucesores
extendieron el dominio incaico hacia el norte y el sur a lo largo de la
cordillera de los Andes.
En
su época de mayor extensión abarcó los actuales países de Perú, Bolivia,
parte de Eucador, el noroeste de Argentina y el norte de Chile.
El
territorio dominado por el imperio inca abarcaba un área de 3.500
kilómetros de norte a sur por 800 de este a oeste y dominaba una
población, que varía según las fuentes, de 3 a 16 millones de personas.
Cuando
los europeos llegaron a América los incas vivían una etapa de gran
esplendor, sin embargo, la conquista de Francisco Pizarro supuso el
final del imperio y su sometimiento a los españoles.
Organización del imperio
Los
incas crearon un imperio tan vasto gracias a una magnífica organización,
aunque no conocían la escritura. El imperio, llamado tahuantinsuyo,
estaba dividido en provincias gobernadas por grandes señores, uno de
los cuales residía en la corte del inca de Cuzco para garantizar la
lealtad de la provincia. Las ciudades de estas provincias se comunicaban
por una amplísima red de carreteras de más de cuarenta mil kilómetros
(de los cuales solo se han hallado hasta el momento veinticinco mil) y
por un servicio de correos. Los quipicamayos llevaban la contabilidad imperial mediante un sistema de cordeles de distintos colores, largos y nudos llamados quipus.
La
unidad del imperio se garantizaba por un sistema de caminos que era
recorrido por mensajeros, que circulaban en etapas por el imperio
llevando los mensajes imperiales y la información en quipus. Para defender las ciudades se construyeron grandes fortalezas de piedra desde las que se vigilaban los alrededores.
Los quipus
Eran
sistemas de cuerdas de distintos colores y nudos donde los funcionarios
del imperio inca recogían datos, como el número de nacimientos o
muertes, las armas, el número de cabezas de ganado, etc. Cada
funcionario estaba encargado del cuidado de muchos quipus que mantenía
guardados en vasijas.
Economía y sociedad
La
sociedad estaba organizada en clanes, formados por cientos de personas
unidas por lazos de parentesco. El jefe supremo era el inca, considerado
hijo del Sol. La sociedad se dividía entre los nobles, el pueblo, los
siervos y los esclavos.
Cultivaban
el maíz y la patata. Crearon sistemas de regadío y construyeron
terrazas para cultivar en las laderas de las montañas andinas. También
cuidaban rebaños de llamas y alpacas. De ellos obtenían alimento y
materias primas para elaborar tejidos, pero utilizaban este ganado
también como medio de transporte. La ropa del inca y los miembros de la
alta nobleza se hacían con lana de vicuña, que era la más fina.
La
metalurgia del cobre y el oro adquirió un gran desarrollo, así como la
cerámica, que se decoraba con figuras humanas, animales y motivos
florales o geométricos.
Sus dioses principales eran Viracocha, dios creador, la Luna, y sobre todo el Sol.
El Inca
La
palabra inca provenía del idioma quechua y significaba literalmente rey o
príncipe. El inca representaba el punto más alto de la sociedad. Era el
encargado de tomar las decisiones asesorado por sus consejeros. El
monarca era tratado como un semidios, vivía en un palacio de la capital,
Cuzco, que significa el ombligo del mundo, rodeado de gran lujo.
Usaba ropajes muy ricos y nunca repetía un vestido, utilizaba platos y
vasos de oro y plata, y se trasladaba en una litera que transportaban
nobles.
El
inca era considerado descendiente del dios Sol y solo podía casarse con
su hermana, para que sus hijos mantuvieran la esencia solar. Se le
enterraba con algunas de sus concubinas y sirvientes, con sus tesoros y
comida, para que disfrutase en la otra vida. El difunto emperador era
momificado para que su cuerpo permaneciese más allá de la muerte.
Arte inca: la piedra y los tejidos
El
arte inca destaca por el trabajo de la piedra. Moldearon y tallaron a
gran escala, produciendo edificios como el sagrado Templo del Sol en
Cuzco, pero también realizaron muchas obras más pequeñas. En la época de
la conquista, los archivistas describieron las extraordinarias estatuas
y esculturas hechas de oro y plata, sin embargo, muchas de ellas fueron
destruidas por los españoles para aprovechar los metales preciosos. Las
figuras que no se perdieron fueron generalmente las enterradas junto a
los muertos como ofrendas o usadas en ceremonias religiosas. Eran
figuras de oro y plata a las que se tejía un vestido para cubrirlas.
El
tejido era otro arte con mucho significado para los incas. Se
caracterizaba por sus diseños geométricos y los colores brillantes de la
decoración. Además, el comercio se basaba en el intercambio de tejidos.
En algunos tejidos aparecen símbolos, los cuales se podrían interpretar
como una forma de escritura.
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